VIII. Confortable

Yoongi mantiene los ojos cerrados, recostado en el suelo y la cabeza apoyada sobre el muslo de Hoseok; encima de su vientre nota el peso de Wendy al acomodar la posición, cabello castaño desparramado en su camisa blanca.

Los tres saben que no deberían estar saltándose educación física en la azotea —lo cual es sinónimo de dos sanciones en un solo acto—, pero ninguno tiene energías para hacer algo más, se acercan al último mes del semestre previo a las vacaciones y las clases están cada vez más densas, advirtiendo la avalancha de exámenes y trabajos que caerán sobre ellos.

Con el agotamiento mental es más que suficiente como para sumar cansancio físico a la ecuación.

A no tantos metros otro estudiante duerme, también hay una parejita enamorada, abrazados mirando el horizonte. De seguro si aparece un profesor todos van derecho a detención por la tarde. Bueno, en el caso de Yoongi, su entrenador volvería a cambiar un sábado en su nombre con tal de tenerlo participando en las prácticas, ya le advirtió al respecto: —así que deja de dormir en clases y basta de mal comportamiento. —Eso último en honor a que le respondió con sarcasmo a un maestro y aumentaron sus días.

No ha querido detenerse a pensar que hizo un pequeño autosabotaje no consciente para prolongar las tardes conversando a susurros y por notas de papel con Jimin, para luego salir si ninguno armó planes tras la detención.

Si hace una pausa para examinar la situación cree que se está comportando como un crío. Que debiera ser directo y simplemente proponerle a Jimin pasar más momentos juntos, porque le agrada aquel chico-caja-de-sorpresas.

No quiere complicarse la vida, menos ahora que el sueño y las caricias en el cuero cabelludo son algo exquisito. Un placer de la vida que merece por completo, un premio a esa paciencia casi ilimitada que le permite aguantar las ocurrencias de Wendy y Hoseok.

Quiere disfrutar del momento. Del día cálido, todavía piadoso, anunciando que el verano ha llegado y en poco tiempo más golpeará con fuerzas.

Wendy tararea una canción que suena armoniosa y dulce, lo cual incrementa el relajo que recorre su cuerpo. Hobi rasca su cabello y enreda los dedos con cuidado entre los mechones oscuros enviando uno que otro escalofrío bajando por su columna. Yoongi está camino a quedarse dormido.

—¿Creen que debería invitar a Taehyungie a alguna de mis prácticas de baile? —pregunta quedito Hoseok—. Digo, él mencionó que los videos que subí estaban buenos, puede que quiera acompañarme —intenta explicarse.

—Sí y de paso invítalo a un café o al cine —menciona la chica castaña con entusiasmo—. Apuesto que le encantaría.

—Podrías invitarlo a dónde sea, a un callejón sucio o a contar piedras y ese chiquillo iría feliz de todos modos —responde Yoongi aún sin abrir los ojos.

Desde que conoce a Hoseok siempre ha estado interesado en chicas alegres que brillaran junto a él, no había pensado en la posibilidad que le gustara un chico, más que nada porque el otro nunca manifestó algún grado de atracción, ni siquiera cuando Wendy jugaba a "elige con cual actor te casarías" y daba opciones o "por cuál famoso se cae tu heterosexualidad" y Hobi solo reía sin respuestas concretas.

Está bien si le gusta ese hoobae.

A partir de todos los comentarios que ha oído de Jimin, puede afirmar que Taehyung es bueno y cariñoso, encajaría muy bien con su amigo. Por ese lado se siente tranquilo.

Por otra parte, ya está imaginando las cosas que la gente chismosa dirá de él a sus espaldas, las burlas del mismo tipo de imbéciles que suelen meterse con Jimin y su grupo. Hobi es demasiado bueno para este mundo, le ha dicho más de alguna vez con la sobreprotección palpable.

Sabe también que el mismo tipo de comentarios lentamente están surgiendo por el sencillo hecho de acercarse a Jimin. Ha notado que hay murmullos aquellas tardes en las que después de la detención se marchan uno al lado del otro. Sinceramente, no le importa lo que puedan decir si ya han especulado con su imagen como han querido, no es un impedimento para seguir juntándose con su hoobae de ojos sonrientes.

Despacio Jimin ha dejado de estar al margen, no es que caminar juntos después de clases sea una especie de acción clandestina, un secreto —el secreto es lo que hacen más tarde, cuando toman un autobús rumbo a cualquier centro comercial—, por ello da respuestas que bordean entre lo honesto y la omisión de información, aclara que se lleva bien con su compañero de escuela a través de frases cortas y concisas cuando Hoseok o Wendy le preguntan. A Jennie también le ha comentado que a menudo conversa con Park en las detenciones o de vuelta a casa, pues su parada de autobús queda en el trayecto, y su novia concuerda que es un chico agradable, además de mencionar que les fue muy bien en un examen en pareja y agregar que debería hacer equipo más seguido con él.

Recientemente se acabó el periodo de detenciones y cada uno ha vuelto a su horario normal, lo que ha hecho que las conversaciones por chat sean más frecuentes que las presenciales.

Y por las noches, en tanto intercambian mensajes, planifican a cuál centro comercial irán. Algunos sábados han aprovechado de desplazarse a puntos más lejanos de la ciudad y finalizan en alguna cafetería calmando corazones agitados con café y comida, bueno, él suele elegir café, Jimin es más variado entre las opciones.

Llevan más de un mes en ese juego. Yoongi ansioso se pregunta cuándo será la siguiente salida y qué quiere conseguir esta vez.

El intercambio de cosas también continúa. La última vez Jimin sacó una camiseta diciéndole: —Créeme, se te verá bien. —Sumado a una sonrisa de ojitos cerrados. De aquellas que al mirarlas activaba el circuito de imitación y antes de procesarlo, estaba sonriendo de vuelta.

—¿Iremos a la cafetería después de clases? —pregunta la chica recostada sobre su abdomen.

"Oh, verdad". Lo había borrado de su memoria si no es porque Wendy acaba de recordárselo.

Incluso le había escrito a Jimin, quien respondió que su agenda estaba ocupada, pero el resto de la semana podía robar su tiempo.

—Una de las amigas de Jennie también quiere sumarse —Yoongi menciona sin mayor ánimo.

—Claro, entre más mejor. —Hoseok sonríe.

Yoongi difiere respecto a tal apreciación, aunque prefiere omitir. Ya se ha ido acostumbrando que Jennie incorpore a Nayeon —a veces viene Momo y Jisoo también—, debido a que quiere mantener distraída a su amiga ahora que su ex novio está en una nueva relación.

Por su lado, se siente como pareja negligente, nota esa distancia que enfría las cosas y no hace tanto más para revertir. Sale con Jimin a un centro comercial y se acuerda de buscar alguna prenda o bisutería que probablemente le guste a Jennie. Una compensación, quizá. Sabe que no es suficiente.

Jennie tampoco hace algo al respecto, además del poco tiempo que están teniendo para verse en las tardes, principalmente por las clases de preparación universitaria, y cuando pueden estar juntos, suele haber amigos de sus círculos cercanos.

¿Lo han hablado? No.

¿Yoongi tomará la iniciativa de hacerlo? No sabe. No tiene idea por dónde partir y cómo plantearlo, ni qué respuesta espera oír.

Incluso tiene algunas preguntas que le ha hecho el quite: ¿qué quiere? ¿Está bien continuar así? ¿Qué tan satisfecho está cada uno con la relación?

Además de una certeza que admite para sí mismo: siente mucha más adrenalina y ansiedad frente a una salida a robar con Jimin en contraste a una salida a solas con su novia.

Su corazón se agita con más fuerza cuando Jimin susurra "cuidado" cerca de su oído para advertir que hay alguien cerca que algún beso con Jennie cuando la acompaña a casa.

Por primera vez se siente como un pésimo novio.
 
  
  
  
  
  
  
 
 
  
Afortunadamente nada se escapó de control y no fueron descubiertos en la azotea. El resto del día consistió en comportarse como alumno responsable, porque Hobi fue voz de la razón entre sus amigos cuando Yoongi y Wendy intentaron persuadirle de saltarse la clase de inglés. La chica castaña insistía que ella podía enseñarles lo que sea que el profesor hubiera visto, jactándose de ser bilingüe gracias a que la mitad de su vida la pasó en Canadá. No hubo caso, Hoseok se negó.

Incluso impidió que Yoongi se quedara dormido en algunas clases durante la tarde.

—Deberías agradecerme —menciona Hoseok—. Si no fuera por mí te habrías ganado un par de días de detención —insiste, chocando el hombro contrario con el propio.

Ambos están sentado en las gradas mientras observan a las animadoras finalizar la práctica. Yoongi se limita a asentir con la atención repartida entre Jennie y el monólogo de Hobi sobre tratar de no saltarse más clases, tomando en cuenta que se acerca más pronto que tarde el final de un semestre.

—Lo mismo dijiste la semana pasada cuando nos saltamos una clase de literatura.

—Por eso insisto, la profesora me preguntó qué pasó y tuve que mentir, diciendo que me acompañaste a la enfermería.

Yoongi musita algo como "uh-huh" con la mirada sobre su novia. Recuerda que las primeras veces que asistió a verla en sus entrenamientos sentía los nervios de punta cuando hacía piruetas aéreas, más todavía si las chicas encargadas de sostenerla parecían flaquear, ahora se ha vuelto costumbre, además de reconocer dos cosas: la primera es que Jennie ha mejorado sus habilidades —no por nada es de los elementos principales de la escuadra— y segundo, dar batalla cuando subestiman a las animadoras y sus rutinas complejas; también solía pensar erróneamente que su función era agitar pompones y gritar.

Antes Jennie solía mirar seguido en dirección a las gradas y sonreírle, hasta arrojaba un beso volador que le hacía sonrojar, ahora apenas lo hace, otras veces no repara de la presencia de Yoongi hasta el final.

Hoseok le escribe a Wendy que están esperando que las animadoras salgan de los camarines apenas ella le avisó que terminó su taller de coro.

Si bien la cafetería está llena, llegan justo a tiempo cuando se desocupan un par de mesas y les da lugar a ellos.

Lo primero que Yoongi se percata es que está Jimin y su grupo cercano, lo observa reír alegre entre sus amigos, todos arrimados en una mesa cerca de la ventana. Se sorprende darse cuenta que por un fragmento de segundo cruzó velozmente el deseo que su hoobae levantara la vista hacia él, así como las muchas veces que compartían miradas disimuladas —o no tanto, Wendy ya lo había notado—. No ocurre, el menor está concentrado en divertirse y batallar por alguna galleta del surtido que pidieron para compartir.

Avanza detrás de sus amigos, haciendo el esfuerzo consciente de no caer ante la curiosidad y desviar la vista. Hoseok no tarda en encontrar un tema de conversación en común que termina por unir a su grupo.

Si bien Jennie está a su lado, la mayor parte de su atención está en Nayeon, incitando a que salude al nuevo barista con apoyo de los demás al ver que surgían sutiles interacciones.

Está pasando un momento tranquilo y agradable dentro de lo que cabe reconocer, pero le falta sazón. Quizás es un problema que la adicción a lo novedoso y a la adrenalina comience a tomar un lugar predominante en su vida. Aquello que llena el vacío cuando despierta en días insulsos. Hay días buenos, días malos y días que no son ni lo uno, ni lo otro, solo...aburridos, desabridos. A veces oscilan.

No puede hacerse dependiente de eso, de buscar adrenalina para hacer de sus días algo interesante, pero es un pensamiento que olvida cada vez que Jimin le envía mensajes que lo invitan a pasear por las tiendas.

Una vez conversaron del potencial peligro que implicaban sus salidas. De llenarse a través de lo material, de la agitación en el pecho, la euforia y como introducía placer en la monotonía. Hablaron horas mientras devoraban piezas de kimbap que compraron en un puesto callejero.

Le gusta como el tiempo se diluye cuando conversan y lo fácil que es hablar horas.

Una de las primeras conversaciones largas cara a cara, en un parque, sentados en el pasto con las mochilas llenas en el suelo, fue acerca de las reglas básicas y ambos concordaron en todas ellas, la principal:

—Mi objetivo nunca serán pequeños emprendedores, negocios familiares o hacer algo que le arruine el trabajo y el esfuerzo de alguien —expuso Yoongi de forma firme y ojos que expresaban férrea determinación—. Solo conglomerados, quiero dejar eso claro.

—Lo mismo digo, ¿acaso me veo como alguien desalmado capaz de sacar algo del quiosco de panecillos caseros de la señora Kim?

—Uno ve caras y no corazones. —Yoongi sonrió un poco—. De no haberte visto en acción, jamás se me habría ocurrido pensar que te dedicas a robar en tu tiempo libre.

—Yah, si lo dices así suena tan mal. —Tras lo dicho Jimin dejó que un par de carcajadas llenaran el ambiente.

—¿Acaso te parece bien? —A tales alturas Yoongi estaba sonriendo, mirando atento como Jimin pasaba las manos por su cabello y mordía su labios conteniendo la risa.

—Claro que no, pero tampoco me parece particularmente dañino, ya sabes, tienen seguros millonarios, nunca pierden y hacen lo que quieren, tienen más recursos y poder que cualquiera. Así que no siento ni un gramo de culpa.

—No vas a convencer a cualquier con ese argumento.

—No busco hacerlo tampoco, ese argumento es suficiente para mí y con eso me basta.

—Eres todo un caso, Park. —Yoongi apretó sus labios, mantener la sonrisa fatigaba los músculos de sus mejillas.

—¿Y cuál es tu argumento?

Yoongi se encogió de hombros.

—Similar al tuyo.

—Tampoco siento culpa de hacer esto. —Seguido al enunciado Jimin estiró la mano para sacar una papita de su bolsa.

—¡Yah! —Apartó el paquete—. Tienes las tuyas.

—Ajenas siempre saben mejor. —Le guiñó un ojo y algo se removió dentro de Yoongi.
  
  
  
   
    
Es inevitable volver a mirar una vez más hacia la mesa de Jimin, con la novedosa sorpresa que el chico alzaba la vista hacia su dirección, sonriendo.

Es curioso para Yoongi como acciones tan pequeñas se sienten tan... novedosas y con algo de inusual agitación interna. Algo a lo que prefiere no darle vueltas.

Hoseok se levanta y habla en voz baja con la mesera, Wendy lo mira como preguntando, Yoongi no responde porque tampoco entiende. Lo hace cuando el amigo de Jimin voltea hacia ellos sin un pelo de disimulo, al parecer Hobi le envió un pastel, aunque al volver señaló que estaba pidiendo la cuenta.

Antes de regresar a casa, Jennie le pide con ojitos de borrego que acompañen a Nayeon, quien vive de paso. Después, cuesta arriba camina junto a su novia en silencio hasta la entrada de una casa grande, rodeada de verde y un jardín amplio en el que varias veces estuvo sentado bebiendo limonada, observando a la chica practicar yoga cuando el sol ofrecía calor ameno. Una que otra vez intentaron mirar estrellas en el cielo contaminado.

Yoongi calcula que esa casa debe ser dos veces la suya o incluso más. La primera vez que fue estaba perdido tratando de encontrar el baño, debiendo devolverse a preguntar para que Jennie riendo respondiera que debía seguir hasta el final del pasillo, puerta derecha.

—Vamos a cenar apenas lleguen mis padres, ¿te quedas? —pregunta con su voz suave—. Aunque tengo que avanzar en un ensayo.

Hay algo en la entonación que le da a interpretar que puede ser una forma sutil de decirle que vuelva a casa, porque tiene cosas que hacer. De seguro hizo la pregunta por acto de costumbre y necesitaba retractarse. Está bien, no quiere interferir en sus tiempos.

—No, también tengo que estudiar, nos vemos mañana.

En otras ocasiones ella parecía más interesada en su compañía, incluso cuando debía estudiar, le decía que se quedara de todas formas, que buscara alguna serie o usara la computadora para lo que quisiera, Yoongi prefería abrazarla por la espalda y dormirse apoyando el mentón en su hombro mientras Jennie leía sus apuntes.

Eso era antes, cuando todo parecía espontáneo y no existía esa sensación extraña de no entender el rumbo que están tomando, siquiera si van por el mismo o cada un en silencio tira del brazo del otro hacia el camino que les parece adecuado.

Aprieta los labios. Quiere entender. Siempre suele ser su novia la que da los primeros pasos y quien moviliza la relación.

Si no lo pregunta es igual a estar donde mismo y en incertidumbre. Ha tocado el límite de la comodidad y está cansado de ello.

—¿Estamos bien? —Empuja las palabras a salir en un murmullo ronco.

Ella busca su mirada con cara de "a qué te refieres", muchas dudas y con el desconcierto que fácilmente puede leer en sus ojos.

Justo como si diera en el blanco, cree que Jennie también ha pensado lo mismo que él, pero no se lo ha dicho.

—Supongo. —Sonríe apenas y baja la vista a sus pies.

Mantienen silenciosos segundos uno frente al otro, se prolongan y perciben eternos. Un espacio en el que pareciera que ambos intentan procesar aquello que hizo una pequeña grieta en la comodidad y estancamiento.

Jennie rompe la atmósfera confusa acercándose de forma torpe y dejando un suave beso en su mejilla.

—Nos vemos mañana, Yoongi oppa.

Y pese a que su entonación es cariñosa, todo se siente extraño.

"Supongo", repite mentalmente mientras se dirige a la parada de autobús más cercana.

Su celular vibra y lo saca del bolsillo para chequear los mensajes pendientes. Jimin acaba de escribir uno.
 
  
[También estaba esperando que mi buen sunbae favorito me enviara un pastel]
 
  
  
  
  
  


 
   
   
    
     
  
Jimin ha estado escuchando buena parte de la tarde hasta entrado el anocher a Taehyung desparramando alegría. Su amigo se está quedando en su casa debido a que en teoría deberían estar preparando una exposición oral para biología, aunque se han dedicado más a reír y a tontear que a cualquier otra cosa productiva.

Deja a Tae sumergirse en una batalla consigo mismo y la ventana del chat con Hoseok abierta, preguntando si debiera agradecerle por escrito el pastel o hacerlo mañana, cara a cara.

—Lo que te diga tu corazón —responde vagamente sacando su propio celular del bolsillo cuando emite el ruido de una notificación.

 
[Pides mucho]

[En pedir no hay engaño]
 

Escribe rápido y con una sonrisa divertida estirando sus labios. Le agrada saber que está ese nivel de confianza como para bromear, algo que tiempo atrás no imaginó llegar a compartir justamente con Min Yoongi, pero ahí lo tiene palpable en mensajes juguetones, con Jimin escribiendo descarado sus deseos de ser consentido.

La verdad es que le gusta ser consentido por quienes le rodean. Ahora Yoongi se suma a la lista.
 
 
 
[¿Y qué gano con enviarte un pastel?]
  

[Hacerme un poco más feliz] 
 

[Sigue esperando]
   
  
   
Aprieta los labios reteniendo la carcajada que seguramente alertaría a Taehyung que algo gracioso ocurre y curioso querría mirar. Ninguno de sus amigos sabe más allá que se sentaban en puestos contiguos durante las detenciones. "Es normal hablar con el compañero de puesto", se había excusado Jimin, algo que no pareció convencer a Seulgi y sus pequeños ojos oscuros e inquisitivos.

Posteriormente abre la ventana de su conversación con Jin, debe reconocer que antes los mensajes de su hyung eran prioridad y tendía a responderlos primero que todos y con la mayor rapidez posible. Lentamente fue dejando atrás esa presión autoimpuesta. Quiere creer que está recogiendo los trocitos de dignidad que ha dejado repartidos por el camino a lo largo de su enamoramiento por Kim Seokjin.

Para qué mentirse, Yoongi ha ayudado en buena parte de forma indirecta al inmiscuirse en su rutina.

Justo cuando se sumergía en cavilaciones de manera rumiante sobre cómo encajar lo que estaba pasando entre Jungkook y Seokjin, evaluando la posibilidad de ser directo y así como quien no quiere la cosa preguntarles, pero no sabía de qué forma hacerlo sin que se prestara para mayores confusiones de las que ya había en su cabeza.

Sin exponerse, porque ambos son lo suficientemente suspicaces para leer entre líneas y saber que detrás de las interrogantes curiosas hay intenciones y emociones ocultas que acabarían por delatarlo.

Entonces aparece algún mensaje de Yoongi con algo divertido o con aquellas propuestas que tanto desea leer: invitaciones al centro comercial.

Llevan una cuenta y planifican estratégicamente a cuáles asistir. Evalúan cuáles son los más lejanos de la ciudad del sector que residen, a esos van los fines de semana. Calculan los horarios de mayor concurrencia y comparten las observaciones que ambos han recabado con el paso del tiempo y la práctica respecto a la seguridad, los puntos ciegos de cada tienda y la rotativa de los guardias. Estas últimas conversaciones tan específicas y tácticas las reservan más para las tardes es que hablan en voz baja compartiendo comida después de conseguir sus tesoros.

Hay varias cosas que le gustan de sus incursiones con Yoongi, su compañero de travesías. Cosas como las conversaciones fluidas, los juegos, los intercambios. Le gusta eso de especular qué prenda de ropa le quedaría bien al otro, es parte del ritual terminar dando y recibiendo algo.
  

 
—Lo tomé para ti.

—Y yo obtuve esto para ti.
 
 
 
Es tan divertido contar con alguien que le cubriera la espalda. El corazón latiendo rápido cuando otra persona pareciera verlos y Yoongi avisándole con susurros cálidos que había que tener cuidado. Jimin no entendía porque, además de la adrenalina, sentía como si se fuera a derretir con las piernas débiles.

—Jimin hyung —pronuncia Tae alargando las vocales, estirando los brazos para envolverlos y dejarse caer con todo su peso sobre el más bajito—, creo que deberíamos avanzar en nuestra exposición, escribieron en el grupo que la profesora pedirá un adelanto por escrito del proyecto.

Jimin asiente dejando su celular a un lado.

—Bien —dice sin ganas y sin energías para quitarse a su amigo de encima. En realidad no quiere, el chico es cálido y los abrazos a veces vienen bien.

—¿Interrumpí una conversación con Seokjin sunbae? —pregunta animoso y sonriendo. Jimin lo mira sin entender—. Es que te veía sonreír mucho mientras escribías.

—Ah, sí, pero nada tan importante, ya sabes —miente, no sabe cómo explicar a Taehyung la naturaleza de sus salidas con Yoongi sin revelar, bueno, el secreto de ambos en el proceso—. Creo que de a poco asumo que no voy a ninguna parte con lo que siento.

—Tal vez deberías simplemente decirle y así sabrás si tiene o no sentido seguir —dice suavecito, aflojando la presión del abrazo, pero manteniéndose arrimado a su lado en la cama.

Jimin asiente inseguro, reconociendo que sus salidas y conversaciones con Yoongi son una especie de anestesia que le ha distraído de tantas otras preocupaciones habituales.
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
A veces quiere hablarle en la escuela así como lo hace con su grupo de amigos. En lugar de cruzar miradas en los pasillo, desea caminar a sus anchas y saludarlo con una sonrisa y continuar alguna de las conversaciones que dejan pendientes por chat. Comentarle de su mañana y cómo la profesora de biología humilló cada exposición oral, dando la oportunidad de rehacerla y salvar la calificación. Escuchar las quejas de Yoongi y reír juntos.

A veces quiere que el chico pálido tome la iniciativa y lo haga, que se acerque como si nada importara.

Por su parte mantiene la distancia con el fin de no atraer mayores rumores de los que ya hay e incomodar a su compañero. Aunque comentarios no fundamentados sobre Yoongi y su novia abundan por los pasillos, no quiere llegar a ser otro elemento al sazón del chisme escolar.

No por nada un par de días atrás encontró una notita en su casillero preguntando si ahora le prestaba el culo al Min.

Compañía masculina con quien interactuaba se prestaba para el mismo chistecito repetitivo. Una vez respondió envuelto de sobrecompensada seguridad un suave e incluso coqueto: —a veces me lo prestan, ya sabes, es bueno variar —con eso fue suficiente para silenciar al compañero que lo hostigaba en los probadores, pero decidió ir más lejos—, aunque si sigues metiéndote conmigo podría comenzar a creer que tus intenciones van por ahí.

Acabó con el labio roto y de paso descargó rabia devolviendo golpes que dolieron en sus nudillos. El resto es historia sabida: primera parada la enfermería, luego la oficina del director y finalmente una visita infructífera al despacho del orientador.

Aún así no se resiste, quiere acercarse.

Ve a Yoongi batallar con alcanzar un libro del estante parado en la puntita de los pies. Quisiera poder ayudarlo, pero sus estaturas son similares, se arriesgaría a afirmar que Yoongi es apenas uno o dos centímetros más alto.

—Sabes, puedo cargarte en mis hombros, Yoongi sunbae.

El aludido emite una risa ronca, pero con un pequeño brinco consigue lo que quiere.

—Quizá en otra ocasión, te llamaré y diré "ven a la biblioteca, necesito subirme a tus hombros".

No quiere que se forme un silencio, no cuando ha tenido el valor de acercarse y hablarle en otros espacios de la escuela. No en detención, no por chat, no cuando se encuentran en un paradero a escondidas, interactuando lejos de cualquiera que los conociera.

—Por cierto, Tae ha sonreído toda la semana desde que Hoseok sunbae le regaló un pastel.

—Imagino que sí, Hoseok también se ve más alegre de lo que ya es.

El silencio surge igual, los dos sostienen la mirada en el otro y pareciera que la espontaneidad que en otros momentos estaba presente ahora quiso esconderse.

—¿Iremos el sábado? —pregunta Jimin de forma torpe.

—Sí o ¿hay cambio de planes?

—No, no, vi una camiseta en un comercial y la necesito.

—La tendrás —afirma con una semi sonrisa.

—Bien, dado que no necesitas mis servicios, me retiro —dice con falsa seriedad y una venia—. Hablamos luego.

—Hablamos más tarde.

La sonrisa termina por extenderse en los labios cerrados de Yoongi y Jimin se siente satisfecho, ansiando por el sábado.
  
A momentos cree que su vida se traduce en pequeños montos de ansiedades frente a diversos estímulos: antes de las presentaciones de danza, previo a las salidas con Seokjin, antesala a las visitas a tiendas con Yoongi.

Rechaza la invitación al cine que le propone Roseanne y Taehyung, causando que el par de intrusos quisieran saber qué escondía, porque de salir con Seokjin habría hablado de ello la semana entera. Jimin se deshizo en excusas, sacando a su hermano de por medio para darle mayor credibilidad al asunto.

Seulgi lo mira como sin convencerse por completo y Jimin sabe que se está delatando al pasar una de sus manos por su cabello.
  
Como si otra vez fuera a enfatizar en sus sospechas, las cuales aumentaban con cada respuesta vaga.   
  
—Es que Min Yoongi te mira demasiado seguido...—dijo mirando de reojo a su compañero de grado a un par de mesas de distancia de la suya hace más de una semana.

—Son ideas tuyas.
  
—Si él te mete en algún problema sabes que puedes contar conmigo.

Se mezclaron dos cosas en ese momento, la ternura que le provoca esa actitud de madre osa protectora y el deseo de defender a Yoongi, mordiéndose la lengua para no empezar a enumerar las cosas positivas de su sunbae, partiendo por remarcar que es un chico tranquilo y comprensivo, perezoso como un gatito, distante a como lo pintan los rumores.

—No te preocupes.
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
Claro, debió suponer que no lograría sostener demasiado tiempo las cosas como las estaba llevando.

Debió prever que vivir en la misma ciudad con sus amigos es sinónimo de encontrarse en cualquier lugar quién sabe cuando. Coincidencias que son probables si reduces los factores.

No debió ser sorpresa encontrarse de frente con Seulgi y Joohyun de la mano paseando en uno de los centros comerciales alejados.

Su amiga lo mira como diciendo "joder, sabía que algo ocultabas", mezclado con un reproche silencioso tras el saludo casual. Se lo preguntó en más de una ocasión y Jimin negaba que compartiera con Yoongi fuera de las detenciones o una que otra vez caminando juntos.

Supone que si algo ha de molestarle a su amiga es esto de "verle la cara de tonta", de haberle dicho varias veces "no, no es así" cada vez que insinuaba que había algo sospechoso.

Yoongi mantiene su expresión de que la vida es algo insípido, no se inmuta, pero Jimin cree que los ojos son ventanas al alma y su sunbae está igual de confundido e incómodo que él.

Seulgi mantiene ese semblante serio por el que atraviesan distintas emociones y una de ellas es la decepción. Si pudiera leer su mente piensa que le diría frustrada "soy tu amiga, pudiste decirme". No quiere que esté molesta.

—Nos vemos en la escuela, disfruten su tarde —dice comedida y tranquila, suavizando su expresión, pero Jimin sabe que no es sinónimo de "ya pasó".

Jimin maldice en voz baja y si bien Yoongi alcanza a escuchar, de paso a entender por dónde va la situación, prefiere mantenerse en silencio, apenas mencionando algo sobre qué prefiere comer.

El menor suspira resignado señalando un pequeño parque cercano, quiere disfrutar de la puesta de sol y la agradable brisa que complementa aquella tarde veraniega, aunque su antojo por algo calórico los llevó a pedir churros.

Yoongi hace una pequeña mueca cuando el chico de mejillas llenitas unta la masa en el frappuccino tras destapar el vaso desechable.

—¿Qué? —pregunta después de tragar—. Es bueno.

El mayor niega, prefiere mantener los sabores y texturas separadas.

Nota que Jimin sigue turbado, meditando con la mirada puesta en medio churro entre sus dedos como si ahí pudiera estar la respuesta.

—¿Problemas con tu amiga?

—Creo que voy a tener que comentarle —dice bajito, inseguro—, pero es complicado, no quiero tener que exponerte, ella sabe que yo lo hago, no le he dicho que ahora lo hacemos juntos.

Yoongi quiere reír, porque sacando de contexto la conversación, podría interpretarse de tantas formas. Ya imagina la cara de sus amigos si escucharan solo ese pequeño fragmento.

—Está bien, que ella sepa no significa que lo sepa media escuela y aunque lo supiera media escuela, sería uno de los tantos rumores más que especulan sobre mí —comenta tranquilo, bebiendo un sorbo del café frío—. Además es tu amiga y confías en ella.

Jimin tiene que admitir que esa calma y comprensión que desprende Yoongi es justo lo que hace que sea fácil hablar con él. 

Más que solo hablar, confiar en él resulta sencillo.

Cuando Yoongi se desprende de los escudos que pone ante los demás es como encontrar una especie de oasis.

Aquel sunbae podría tener la escuela a sus pies si así lo quisiera. ¿Por qué esconde todo eso de los demás?

Al mismo tiempo se siente privilegiado, porque debe ser de las pocas personas en tener este tipo de momentos juntos. Un acceso a conocerlo más y sacarse un montón de ideas falsas de la cabeza.

—A Hobi le gustan —acota agitando ligero uno de los churros.

—Información útil, le diré a Tae.

—A Hobi le agrada tu amigo.

—En escala del uno al diez, ¿cuánto?

—No lo sé, podría preguntarle —contesta dedicándole una sonrisa de labios cerrados.

A Jimin le gusta esa sonrisa.

La conversación se interrumpe por una llamada, Yoongi coge su celular del bolsillo tras dejar con cuidado el vaso de café sobre el pasto. El chico pálido le confirma a su novia que olvidó su cuaderno de apuntes de química en su casa y que podría pasar más tarde para devolvérselo.

—No te preocupes, nos vemos.

Al menor le llama la atención que no sean exactamente cariñosos, aunque tampoco es que los imagine como ejemplo de pareja empalagosa, pero si imaginaba un poco más de ¿dulzura, tal vez? Gestos que le permitieran entender que dos personas son parejas y no meros amigos o compañeros.

Que Yoongi sea comprensivo no es sinónimo que sea alguien afectuoso.

Quizá no es afectuoso en lo que refiere a mostrarlo de forma pública, ya que ni siquiera cuando ha visto las fotos que comparten en las redes Yoongi y Jennie desbordan cariño. Está bien, tampoco se imagina a sí mismo escribiendo en el pie de una foto "aquí con el amor de mi vida, worldwide handsome, Jinnie" y cosas similares, tampoco se imaginó nunca decirle "bebé". ¿Seokjin será de los que dedican palabras lindas y apodos melosos? Seguramente haría algo balanceando la dulzura y la acidez, frases tiernas con un poco de sarcasmo, tendría su toque personal. 

Duele y la vez ríe de los pensamientos ridículos que cruzan por su cabeza.

—Siempre me pareció curioso como ustedes terminaron saliendo.

—¿Por qué? —pregunta sosteniendo la mirada. 

En varias ocasiones Yoongi ha escuchado ese tipo de acotación, su primer pensamiento defensivo es: "¿me estás subestimando?". Se ha tenido que enfrentar a ello cuando asumió salir con una chica que incluía "bonita y popular en el pack", algunos diciendo que era demasiado buena para él, otros aludiendo de forma ofensiva que a los "chicos malos" les suelen gustar las "perras bonitas". Algunas personas son un asco. No Jimin, él no lo dice malintencionado, puede leerlo en sus pequeños ojos transmitiendo intriga genuina e ingenua.

—Ella es amiga de una chica que tiempo atrás le gustó a Hoseok.

—Ya veo —dice como instando a que continúe la historia, manteniendo su atención y los ojos en los suyos.

—Cuando eres amigo de alguien tan sociable inevitablemente terminas conociendo más personas de las que esperas y/o desearías conocer.—Yoongi come otro churro meditando acerca de sus siguientes oraciones.

Decide tomar el riesgo. Para Yoongi hablar de sí mismo con alguien es sinónimo de confianza y quiere forjar algo así con Jimin.

Bebe un largo sorbo de café que congela su garganta y va directo a punzar en su cabeza también.

Habla, sencillamente deja que las frases configuren su pequeña historia. Le comenta acerca de su relación con Jennie, cómo empezaron a salir y lo fácil que resultaban las cosas entre ambos, además de ser su primera relación seria, para luego exponer que en el tiempo reciente había una atmósfera extraña y las interacciones se sentían frías.

—¿Probaste siendo directo y preguntarle si pasaba algo? —indaga Jimin, empatizando con el sentimiento de frustración e incertidumbre que probablemente cargaba Yoongi.

—Me dijo que todo iba a bien.

Jimin quiere suspirar y quejarse que las relaciones son complicadas, aún cuando no tiene una y que muchas veces se tornan difíciles porque a las personas les gusta meter drama en sus vidas. A él mismo le gusta complicarse más de la cuenta, tiene su ejemplo sobre la cantidad de películas mentales que se ha hecho de Seokjin y Jungkook sin prueba alguna. Por lo que decide decirle aquello que se repite a sí mismo para regular su ansiedad.

—Bueno, de momento no queda otra que confiar y creer, mientras no haya algo contundente con lo que contraargumentar, ¿qué más puedes hacer?

Yoongi asiente, si bien su semblante tranquilo luce serio, el ademán de una sonrisa curva un poquito, apenas estirando las comisuras.

"Sonríe un poco más, sonríes bonito", querría decirle. "Claro, solo si quieres". No es como que pudiera forzarlo, pero sí puede intentar, honestamente, ganarse una de esas sonrisas bonitas.

—¿Qué hay de ti? —Yoongi pregunta para desviar el tema. Ya se siente demasiado expuesto como para continuar sacando más.

—No hay mucho que contar de mí. —Es consciente que no ha dicho una mentira. ¿Qué tanto puede contar de sus enamoramientos sin asidero?

—¿No? Imaginaba que sí.

Jimin parpadea. ¿En qué sentido? ¿Qué le da a pensar a Yoongi que podría ser así?

—¿Piensas que le he prestado el culo a varios chicos de nuestro y otros institutos? —cuestiona sin importarle sonar vulgar, con una entonación casi neutra, entintada de matices divertidos, más cuando las mejillas de su sunbae se tiñen de un sutil tono rosado.

Tal vez Yoongi ni siquiera lo piensa, pero lo menciona solo por curiosidad, ya que sabe que es la imagen que varios tienen de él y el mayor prácticamente no conoce tantos detalles de su vida, tampoco es que vaya a molestarse si también lo cree. Es más, si hace el ejercicio a la inversa, antes pensaba que cualquier cosa era posible viniendo de Yoongi al no conocerlo.

—Nunca me he preguntado con cuántas personas ha follado Park Jimin

"Ninguna", con suerte recuerda que el verano pasado besó a un chico de otra escuela y se metieron mano a escondidas en una pequeña habitación durante una fiesta. No lo menciona, solo suspira echando la cabeza hacia atrás mirando el cielo que oscurece.

—Lo decía porque desde que te vi en esa tienda y después en la escuela he pensado que eres como una caja de sorpresas —aclara Yoongi levantando la vista hacia el cielo.

¿Caja de sorpresas?

Jimin piensa que Yoongi es como una caja de sorpresas.

—Me gusta alguien y sé que no —las palabras se atascan y ahí está otra vez Yoongi con esa mirada que destila comprensión. Jimin se siente endeble—. Me gusta Seokjin, pero creo que no le gusto de la misma forma. —Por no decir que está un noventa por ciento convencido de ello. Guarda un alto porcentaje de diez en honor a la esperanza.

—Te diría que le digas y salgas de las dudas, pero en tu lugar estaría en la misma posición —expresa suavizando la entonación, ronca y bajita—. No es fácil declararse.

—¿Lo has hecho?

—Nunca, Jennie fue quien me propuso salir y como me gustaba acepté.

Yoongi acaba de darse cuenta que habló de "gustar" en pasado. Una especie de acto fallido y cree que retractarse y corregir con un "me gusta" sería ponerlo en evidencia.

Su hoobae no dice nada, solo asiente, parte el último churro en dos y le entrega la mitad.

El silencio se prolonga, el chico pálido todavía le da vueltas a lo que acaba de decir, su compañero parece entender y darle un agradable momento para sus reflexiones y confusiones.

Jimin se limita a observar como Yoongi relame sus dedos con azúcar acto seguido los limpia con una servilleta. Ha preferido mantenerse callado y esperar que su sunbae vuelva a retomar la conversación.

—Honestamente, no sé qué decir que pudiera hacerte sentir mejor y que vas por un buen camino —expresa Yoongi volviendo a reconectar con la tierra.

—No tiene que hacerlo.

El menor piensa que su compañía y las salidas ya hacen un buen trabajo en sí mismas. No necesita forzar nada con frases de manual de autoayuda.

—Pero...ya sabes, o sea sé que tiene a tus amigos cercanos y todo, pero aún así estoy dispuesto a escucharte o leerte —dice nervioso, rascando su nuca con la otra mano libre de aceite y azúcar. Jimin ríe suavecito al notar ese detalle—. Hey, mi compañía es valiosa, deberías apreciarla.

La risa de Jimin es un poco más fuerte. Yoongi nervioso le parece tan increíble como adorable.

Créeme, lo hago.

Yoongi percibe que su estómago se comprime, lo atribuye a la mezcla de churros y frappuccino, no al hecho que esa sonrisa de ojitos cerrados acompañan una frase que le permite sentirse apreciado.

"Jodido Park Jimin".

Alguien que con poco le hace sentir bastante.

¿Cómo no va a ser una caja de sorpresa para Yoongi?
  
  
  
  
  
  
 
 
 
 
 
 
  
***
La otra vez me topé con la publicación de un grupo de unos chocolates vegan y el comentario me hizo pensar en este par:


Muchas gracias por el apoyo y feliz jueveees >u< 💖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top