56: La más feliz.

Hay un capítulo antes de éste, por si Wattpad no te quiere avisar.

56| La más feliz.

La última semana y media había sido un tanto incómodos para mí, no porque haya pasado algo entre mi familia o Noah que lo haya ocasionado sino porque el embarazo se sentía cada vez más cansado y sólo habían días en lo que quería dormir, o días en los que solo me la pasaba de mal humor, o días en los que no paraba de llorar. Era demasiado incómodo para mí y me compadecía del pobre de Noah, ya que era la persona que tenía que soportarme todos los días.

Cómo la doctora nos había recomendado, habíamos empezado a empacar todo para el gran día. En el cuarto del retoño –asi le habíamos puesto, ya que no sabíamos que sexo sería y sonaba bonito–, teníamos una pequeña maleta con todo lo necesario para el gran día. Tan solo era de correr, agarrar, y salir al hospital. También, habíamos terminado de decorar la habitación, está vez sin alguna guerra de pintura; habíamos colocado una hermosa cuna de madera, cerca del baño habíamos puesto una mesita para poder cambiar al retoño y habíamos amueblado bien el cuarto para poder tener cerca al momento de que el retoño necesite algo.

Nos había costado casi tres días amueblar todo, pero había quedado perfecto.

–¡Pero mira que grande está tu pancita! –mi madre y Kendall habían venido de visita al departamento.

Literalmente ya estaba mudada ahí, solo me quedaban como un par de ropa en casa de mi padre y mi madre.

–De la última vez que te ví no estaba como ahora. –mi madre acaricio mi vientre, por encima de la camisa de Noah.

–Madre eso fue hace menos de una semana.

Había ido a visitarla y de paso a buscar unas cosas que necesitaba. Me quedé toda la tarde con ella horneando y ayudándola en la jardinería.

–Déjame. Es que te extraño tanto, mi pequeña –mi madre me abrazo fuertemente–. No puedo creer que mi bebé pronto tendrá su bebé, seré una abuela demasiado joven y me asusta.

Me empecé a reír. Me alejé de ella y seguí doblando ropa, ya que esa mañana Noah y yo habíamos madrugado a la lavandería porque ya casi no teníamos ropa limpia.

–No puedo creer que estés doblando ropa –mi madre lucía sorprendida–. Jamás te gustó ni lavar ni doblar ropa.

Tomo un mameluco de la bebé y se lo acercó a la nariz para olerlo. Habíamos aprovechado a lavar a mano la ropa que teníamos del retoño, asi que el cuarto tenía un ligero olor a bebé por el suavizante que habíamos utilizado.

–¿Y Noah? –mi madre volteo a todos lados buscándolo.

–Salió a comprar unas cosas que necesitábamos.

–Oh.

Mi madre siguió ayudándome a doblar ropa, minutos después llegó Kendall la cuál estaba en el baño.

–Pero mira que sorpresa, Karen Chars doblando ropa. Quién te viera. –se burló, mientras tomaba un vestido y lo doblaba.

–Que graciosa, eh. –mi madre y Kendall rieron y yo solo les mostré la lengua.

La cerradura de la puerta de oyó, minutos después Noah apareció con un bote de helado en la mano.

–Aquí está tu helado, peque... –las palabras se quedaron en su boca cuando vio a mi madre y a Kendall.

–Con que cosa que necesitábamos, eh. –le doy un beso en la mejilla a mi madre y camino hasta Noah para tomar el helado y empezar a comerlo.

–El bebé me da antojos, ¿Ok? –digo con helado entre la boca, haciendo que Noah se ría y mi madre me da una mueca de asco por hablar con la boca llena.

Noah saludó a mi madre y a Kendall con un beso en la mejilla, los tres se llevaban demasiado bien. Los tres se pusieron a charlas, mientras que yo los veía comiendo de mi helado.

*


Mi madre y Kendall se fueron casi al anochecer, extrañaba demasiado tenerlas todos los días en casa, asi que esas horas fueron de gran ánimo para mí.

Termino de desenredar mi cabello y me colocó una de las mascarillas que me ha regalado Katlyn para tener la piel como pompi de bebé. Noah entra a la habitación y se me queda viendo raro.

–Hola, Shrek. –se burla, por mi cara color verde gracias a la mascarilla.

–Que gracioso, eh –Noah camina hasta mí y me da un beso en los labios–. ¿Y si mejor te pongo a ti?

Noah lo piensa unos segundos, hasta que niega.

–No seas amargado y déjame ponerte mascarillas. –le hago ojitos.

–Ahg, está bien. No me puedo resistir. –aplaudo emocionada y camino hasta él para empezar a ponerle de la crema.

Noah coloca sus manos al rededor de mi vientre y empieza a repartir caricias, el retoño no tarda en empezar a moverse. Cada vez era más notable como sobresalía sus piecitos cuando daba patadas. Unas enormes ganas de llorar se apoderaron de mí, no podía creer que tenía a un ser dentro de mí y que apesar de las circunstancias en que lo concebimos sería un bebé demasiado amado por nosotros.

–Te amo. –Noah me voltea a ver y me da un beso en los labios.

–Yo te amo más, pequeña embarazada.

No pude evitar sonreír.

Sin duda soy la feliz con él.

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¡Holaaaa:') ×2!

Es que ando de buena y pues actualización dobleeeeeee •3•

No me puedo despedir de la historia, si fuera por mi escribiera mil capítulos más para que jamás nazca el bebé y se acabe la historia. Pero no sé puede:(, lastimosamente la historia está a pocos capítulos de acabar ¡y todavía no me siento preparada para darle el adiós!

Ay dios, ¿Les gustó el capítulo? Yo sé que fue corto pero es que solo hago tiempo para prepararme psicológicamente para publicar el capítulo final jaja:(.

Cómo siempre, gracias por todo el amor que le han dado a la historia. Jamás tendré palabras para poder agradecerles todo.

No haré tan larga la nota, porque sino seguiré hablando de como no estoy lista para dejar la historia jajaja:((.

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Sin más que decir.
Nos leemos pronto.
–E <3.

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