38: Karen, tú...
38| Karen, tú...
Me desperté de buen humor. Hoy tenía cita con la doctora para ver cómo iba. Las visitas con la doctora siempre me ponían de buen humor, ya que podía oír los latidos y ver a mi bebé. Solo me faltaban cuatro meses más y tendría a mi pequeño ser en mis brazos. En cuatro meses me convertiría en madre.
–¡Buenos días!– saludé entrando a la cocina. Hoy traía un vestido que traía los botones en la parte de enfrente, facilitando demasiado el ponermelo.
–Alguien amaneció de buen humor.– dijo mi madre, comiendo de su tostada.
–Hoy tengo cita con la doctora. Veré a mi criatura.– respondí feliz. Me serví un poco de fruta y me senté a comerla.
Noah pasaría por mi dentro de media hora, así habíamos quedado. En cuatro días sería la graduación. Me encontraba nerviosa y feliz a la vez, adiós a todo el estrés. Noah tenía el examen en seis días y Katlyn en siete. Las fechas de los exámenes eran distintos, según la carrera que llevarás. Últimamente Noah y yo nos habíamos visto poco, ya que él tenía su mente en los libros para poder poder pasar el examen de ingreso a la universidad.
El jueves sería el último ensayo para la graduación, Alix estaba demasiado ocupada con todo eso junto a los del comité, los cuales este último mes se la pasaron haciendo venta de postres, lavado de carros y mil cosas más para tener fondos suficientes para todos los gastos y eso que a cada alumno le pidieron una cantidad de dinero.
–Pues yo iré a trabajar– respondió mi madre.
–Y yo– le secundó Kendall.
–Pues yo iré a la playa con unos amigos– dijo Matth sentado, mi madre y Kendall lo voltearon a ver– ¿Qué? Yo no tengo clases.
–No dijimos nada– respondió Kendall.
Me reí y seguí comiendo.
Al terminar de comer me levanté y lavé mi plato para después lavarme los dientes, no faltaba mucho para que Noah viniera por mi. Me senté a esperarlo unos minutos en la sala hasta que oí el timbre sonar, me levanté del mueble y me despedí de todos para después abrir la puerta.
–Hola, bella dama– le dí una sonrisa–¿Cómo amaneció usted y mi bello hijo?
–Bien, ¿Y usted?
–Mejor que nunca, ¿Nos vamos?– asentí.
Salimos de la casa y Noah abrió la puerta del carro para que me pudiera subir y después él se subió para arrancar.
–¿No te da curiosidad de saber si es niño o niña?– le pregunté, mientras miraba por la ventana.
–Demasiada curiosidad me da, pero usted bella dama decidió saber el sexo hasta el nacimiento y yo te apoyo– le di una sonrisa.
A veces me dan ganas de saberlo, tengo curiosidad de saber bien que sexo es el bebé, pero igual a veces simplemente no quiero saber porque igual quiero que sea sorpresa hasta el día en que nazca. Me confundo sola.
Llegamos al hospital a los pocos minutos, hoy no había tanto tráfico. Noah y yo bajamos del carro y caminamos juntos hasta entrar al hospital y caminar hasta el elevador y marcar el botón para ir al piso de maternidad.
–¿Tienen cita o van a agendar?– preguntó una enfermera distinta a las demás.
–Tenemos cita– respondí– Karen Chars.
–Pasa, la doctora los espera.
Caminamos hacia el consultorio y entramos una vez tocamos la puerta y la doctora nos dejó pasar.
–Buenos días, chicos, pasen– la doctora nos señaló los asientos frente a su escritorio–¿Cómo han estado?
–Muy bien, gracias– respondí con una sonrisa.
–Que bueno, ¿Entonces ya están listos para ver a su bebé?– asentimos– Pues ya son cinco meses, ya vas a la mitad del camino Karen, o ya van porque esto es una nueva experiencia para ambos. Este quinto mes tu bebé se irá desarrollando más, creciendo cada vez más y se irá despertando en intervalos regulares, el bebé empezará a estar más activo y en movimiento, así que no te sorprendas cuando sientas una patada o que se me mueve, ¿Hasta ahorita se ha movido?
Negué
–Pues no te preocupes, hay bebés que son demasiado tranquilos. Siguiendo con el bebé, en esta etapa el ya es capaz de distinguir la voz de su mami, en este caso tú, así que puedes hablarle, contarle cosas para que vaya reconociendo tu voz o puedes ponerle música, eso puede ser muy estimulante para él; respecto a ti, como dije podrás empezar a sentir que el bebé se empieza a mover y a veces puede ser muy incomodo para ti ya que habrán veces que el bebé se volteé totalmente, tu útero irá creciendo hasta la altura de tu ombligo, vas a necesitar tus ocho diarias de sueño, así que por favor duerme bien, y no hagas esfuerzos excesivos, ¿Okey?
Asentí, aún acumulando toda la información. Cada mes será un poco más incómodo, pero aguantaré todo lo necesario para poder ver a mi bebé en brazos.
–Una cosa más, puede que en el transcurso empieces a sentir las famosas contracciones de Braxton Hicks o entrenamiento, no te alarmes si pasa. Estás contracciones solo significa que tu cuerpo se va ejercitando para el parto. De igual manera, puedes empezar a surtir de venas varicosas, puedes empezar a sudar fácilmente, y no estés de pie o sentada mucho tiempo, igual te recetare unas vitaminas y algunas comidas para que tengas una dieta saludable para el cuidado de tus venas. Yo sé que estarás pensando "Dios mío, tantas cosas le pasará a mi cuerpo" pero tranquila, por esto vamos a tener cuidado con todo eso y sabes que cualquier cosa no debes dudar en venir a mi y decirme.
Asentí un poco lento.
–Ahora, iremos a ver a su pequeño bebé– la doctora se levantó y nos invitó a qué pasáramos a la camilla para poder hacerme el ultrasonido.
Me desabotone el vestido, dejando mi vientre al aire, al cuál se le empezaba a marcar una pequeña línea vertical que recorre todo mi vientre. La doctora colocó el gel –el cuál siempre estaba frío y me provocaba un pequeño escalofrío– y lo empezó a mover por todo mi vientre, en busca de mi pequeño bebé.
–Aqui está– señaló al bebé, el cual estaba más crecido de la última vez, ya se notaba más la forma de un bebé.
–Mira Noah, es nuestro bebé– le di un golpe en el brazo y éste asintió tallandose.
–Ya lo vi, pero no me golpees, tú pegas duro– la doctora rió.
–¿Todavía no quieren saber el sexo del bebé?– preguntó la doctora, negamos– Okey, solo te haré unos ultrasonidos más porque necesito ver cómo está tu bebé y su placenta más a fondo.
La doctora cambio el ultrasonido y ahora sé venía más oscuro todo y solo resaltaban colores como azul y rojo. La doctora empezó a mover el transductor por mi vientre y vió bien la pantalla por un buen rato, yo no entendía nada.
–Lo que te hice fue un ultrasonido más a fondo, el cual demuestra si su bebé está bien, así como la placenta que igual este bien y no haya ninguna dificultad– explicó– y su bebé está bastante sano, eso es una buena noticia.
Por un momento me había preocupado, tenía miedo que algo saliera mal en embarazo. Ya había tenido una amenaza de aborto, no sabía que más me podría pasar pero estaba segura que no aguantaría tanto.
–Tu cuerpo está mucho mejor desdes de la amenaza, pero eso no significa que hagas actividades que puedan poner en riesgo tu condición– explicó–. Nadar puede ayudarte mucho, pero hay que tener cuidado; igual, pueden tener coito, solo recuerden tener cuidado y no ser tan bruscos respecto a movimientos e intensidad.
Mis mejillas se sonrojaron de la pena, volteé a ver de reojo a Noah y estaba igual que yo. ¿Tener sexo? Claro que quería o no, o si, bueno quien sabe, tal vez un poco si pero a la vez no. Noah era un papasito pero sabía que al verme así le daría repulsión y me rechazaría amablemente, tengo un vientre demasiado albutado, partes de mi cuerpo están tornandose un poco más oscuras como mis pezones, a nadie le gustaría tener relaciones asi. La doctora me pasó una servilleta para limpiarme el gel y nos entregó una ecografía para poder llevarla a casa. Me levanté de la camilla con ayuda y Noah y bajé con cuidado.
–Como te dije, te recetare algunas comidas que te ayudarán muchísimo en el tema de tus venas, así que no dudes en incluirla en tu dieta– me entrego un papel–. Saben que no deben dudar en venir a consultar cualquier duda o problema que presente Karen.
–Muchas gracias, doctora.– la doctora le dió una sonrisa a Noah.
–No es nada, nos vemos el próximo mes.– nos despedimos de la doctora y salimos del consultorio para caminar hacia el elevador.
Llegamos al estacionamiento en silencio, ninguno de los dos había dicho nada desde que salimos. Noah abrió la puerta para mí y me metí en silencio.
–¿Quieres ir por un helado?– preguntó, una vez arrancó.
–Claro.
Noah se desvío y tomó otro camino, para ir rumbo a la heladería. Era un día un poco caluroso, la brisa era un poco caliente, un helado no nos vendría más, a parte el bebé quería un helado sabor limón. Jamás me gustó mucho el limón, pero hoy tenía unas ganas inmensas de comer un helado de ese sabor.
Vi que pasamos una heladería y lo miré extrañado.
–Traquila, no te estoy secuestrando.
–Nunca pensé eso.
–Lo sé, solo era por las dudas.– le di un golpe en el hombro y éste solo rió.
–¿A dónde iremos? Ya hemos pasado dos heladerías.
–Es una heladería sorpresa.– lo miré extrañada– Descansa, habrá un largo camino a dónde vamos.
No dije más y me recosté en el asiento, pose mis manos en mi vientre y empecé a acariciarlo lentamente, era algo que había adquirido hace meses. Poco a poco me fue dando sueño, al parecer faltaba muchísimo para llegar a la "heladería sorpresa", así que cerré mis ojos y caí rendida en el asiento.
Noah Thompson:
Llevamos al rededor de cuarenta minutos de viaje, Karen estaba dormida en el asiento. Me gustaba verla dormida, de veía tranquila y en paz, inflaba sus cachetes y de vez en cuando movía sus labios de arriba hacia abajo, me daba risa ver cómo hacia muecas dormida. Es tan adorable.
Llegamos al cabo de unos cinco minutos a la heladería sorpresa. La había traído hasta la playa, y si, solo por un helado. Estacioné cerca de la playa, en un buen lugar donde no le daría el sol a mi bebé y dónde Karen podría bajar sin quemarse como la última vez que venimos.
–Amor, ya llegamos– le susurré despacio, no quería despertarla.
Karen se removió en el asiento más no despertó.
–Amor, hay que despertar.– le volví a susurrar, pero está vez le acaricié lentamente la mejilla.
Karen se volvió a remover poco a poco y solita se fue despertando. Se reincorporó en el asiento y se tallo los ojos, aún asueñada. Me dió una sonrisa y miro al rededor.
–¿Dónde estamos?– preguntó aún asueñada– ¿La playa?
Volvió a ver a su alrededor y vió las palmeras que estaban alrededor de la playa.
–No, estamos en el espacio– respondí burlón.
Karen me dió un golpe en el brazo. Está mujer ni asueñada dejaba de pegar como luchador. Una vez más despierta bajó del carro y se estiró un poco, yo me bajé después de ella y caminé hasta donde estaba.
–¿Por qué venimos a la playa por un helado?– preguntó confundida.
–¿Y por qué no?– Karen no dijo nada y siguió caminando hasta llegar a dónde iniciaba la arena.
La playa estaba casi desíerta en esta zona, la gente se encontraba a algunos kilómetros ya que ahí estaba el malecón y la zona de compras. La tomé de las manos después de habernos quitado los zapatos y caminamos por un caminito de madera que había para atravesar la arena y no quemarnos los pies.
–Sigo sin entender porque venimos por un helado hasta la playa– dijo mientras caminábamos.
–Y yo te repito que si por qué no, hay que ser originales ¿y por qué no manejar casi cuarenta minutos hasta la playa para tomar un helado? A parte, así nos despejamos un poco. Necesito despejarme, mi mente solo está centrada en todo lo que hemos visto para mi examen.
Llegamos a la orilla del mar y las pequeñas olas mojaron nuestros pies. Karen cerro los ojos y dejó que la pequeña brisa la refrescara un poco.
–Tu podrás pasar, eres genial en todo lo que haces.– me animó, mientras empezábamos a caminar por toda la orilla.
–Espero, mi sueño siempre ha sido estudiar medicina.
Karen se paró y me dió un abrazo, la envolví en mis brazos delicadamente ya que sentía que si la apretaba mucho la lastimaría por su vientre.
–Vas a lograr tu sueño. Serás el mejor doctor que conozca y nuestro hijo o hija y yo estaremos a tu lado viéndote cumplir tu sueño.– sentí un montón de mariposas en el estómago u sonreí inconscientemente.
Karen me miró con una sonrisa, sus hermosos ojos color café me transmitieron algo que no sé describir bien pero que me hizo sentirme seguro de que podría y no pude no besarla. Está mujer es maravillosa, sin duda no la merezco, nadie la merece. Está mujer es un diamante.
–Karen, tú...– le dije una vez nos separamos. Todavía seguía un poco atontado por el beso.
–Yo...
–¿Tú quisieras ir al baile de graduación conmigo?– pregunté un poco nervioso.
–Claro que si– respondió con una sonrisa. La abracé lo más fuerte sin lastimarla y le di un beso en la frente.
El resto de la tarde nos quedamos en la playa, caminamos un poco más y compramos nuestros helados en una heladería que encontramos cerca de donde estábamos, jugamos un poco en la playa y sin duda reafirme más que ella es una gran mujer. Al llegar casi las seis de la tarde estábamos listos para irnos.
–Espera– la detuve.
–¿Qué sucede?
El sol estaba ocultándose, un lindo atardecer se estaba asomando y éste hacia un lindo contraste con el mar. Saqué mi celular.
–Sonrie– Karen me miró un poco confundida–. Te voy a tomar una foto, vamos sonríe.
–No es necesario.
–Pero te la quiero tomar, se está formando un lindo atardecer y estoy seguro de que te verás hermosa en una foto con él de fondo.– Karen sonrió un poco y bajó la cabeza. Me dió ternura su gesto y caminé hacia ella para levantarle la cabeza– Bonita, en serio te verás hermosa.
Karen intentó volver a bajar la cabeza pero no se lo permití y en lugar de eso le di un pequeño beso en los labios.
–¿Me regalas una foto?– Karen asintió un poco tímida.
Le tomé varias fotos, la verdad es que se veía tan linda sonriendo un poco sonrojada. Todas las fotos me gustaron, Karen es bastante fotogénica y no me equivocaba al pensar de que se vería hermosa en las fotos. Me tomé varias con ellas en selfie, en una estábamos sonriendo, en otra estábamos sacando la lengua o haciendo muecas y al final nos tomamos una dándonos un pequeño pico en los labios.
–Eres tan linda– solté mientras veía las fotos en mi celular. No pude evitar no poner de fondo una foto donde Karen estaba acariciando su vientre con la vista en él y el atardecer en su punto de fondo.
Volteé a ver a Karen y estaba estaba un poco sonrojada, amó que se sonroje. Es un gesto muy tierno.
–¿Nos vamos?– pregunté y Karen asintió.
Caminamos agarrados de las manos hasta el estacionamiento y una vez cerca de mi carro –o mi bebé– le abrí la puerta para que se subiera. El camino fue un poco silencioso ya que Karen se estaba cabeceando y decidí dejarla dormir en el camino.
Me estacioné frente a su casa y la desperté despacio. Karen me dió una sonrisa aún asueñada y se quitó el cinturón de seguridad.
–Muchas gracias por todo– Karen me dió un pico en los labios y salió del carro.
–Gracias a ti– Karen sonrió y se despidió de mi con la mano para ir a su casa.
No sabía que habia hecho para poder conquistar a Karen, solo sabía que no haría nada para perderla porque ella no merece que la lastimen.
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¡Holaaaaaaaaaa!
Antes que nada y primero que todo les quiero agradecer porque Dios mío ya son 107k de lectura y en serio jamás ni en mi más loco sueño pensé que llegaría a esa cifra, porque sentí que Puntería Perfecta moriría ignorada pero estoy tan feliz y agradecida que no haya sido así.
¿Qué dijeron? Elisa nos mintió y nos dejará sin capítulos (para los que me siguen en instagram sabrá a lo que me refiero). Pero si tú no sabes te digo, yo les dije que cuando llegaramos a 100k les daría los dos capítulos de está semana y la pasada más uno de regalo y así será. Por eso subí los tres capítulos y pueden verlo en su panel de notificaciones.
Les recuerdo que pueden seguirme en mi instagram:
xxpunteriaperfectaxx
O pueden encontrar el link en mi perfil, ahí subo cosas a veces y pues si igual quieres mandarme un mensaje o decirme algo ahí lo leo y te respondo.
En los próximos dos capítulos no voy a poner notas porque esta es por todos, así que te invito a leer y que disfrutes de este pequeño regalo por los 100k de lecturas.
Y perdón si este es algo corto, pero juro que se los voy a compensar en los siguientes dossss.
Sin más que decir y aún con ganas de seguir agradeciéndoles por tanto.
Nos leemos pronto.
–E
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