26: Familias unidas
26| Familias unidas.
–¡Despierta!– el grito de mi madre hizo que me levantara de un salto.
–¿¡Qué no sabes que despertar a una embarazada es de mala suerte!?– pregunté enojada.
–No lo creo, cielo.– respondió mi madre, abriendo las cortinas de mi habitación.
–Debe ser un delito despertar a una embarazada tan temprano y ¡Un sábado!– me quejé otra vez.
–¿Por qué eres tan llorona?– preguntó mi madre, viéndose desde mi espejo.
Su cabello está amarrado en una coleta, trae unos pantalones de ejercicio junto a una blusa de ejercicio, su cuerpo se veía más voluptuoso de lo que ya era.
–Porque soy tu hija.
Mi madre soltó un risita.
–Alistate, saldremos a hacer ejercicio.– negué rápidamente.– No seas llorona, estuve investigando y una mujer embarazada puede hacer ejercicio pero no tan pesado, iremos a caminar.
–Mamá, no...
–Te espero abajo en diez minutos.– con la misma mi madre salió de mi habitación.
Salí con pereza de mi cama y me metí a mi baño para enjuagarme mi cabello, salí minutos después y me puse un conjunto deportivo. Me vi por última vez en mi espejo y pude ver como me veía un poco más gordita, indicios de que mi embarazo va evolucionando.
Bajé rápidamente y ahí estaba mi madre y Kendall esperándome, fui a la cocina y serví agua en un termo, caminé hasta la sala y me senté en el sillón individual.
–¿A quien esperamos?– pregunté después de ver que no salíamos de la casa.
El timbre sonó.– Justamente acaba de llegar.
Mi madre abrió la puerta y vi como Noah estaba parado en la puerta, traía igual un conjunto deportivo, se veía tan bien.
–¡Ahora sí!– mi madre tomó su termo de agua y salió junto a Kendall.
Saludé a Noah con un beso en la mejilla y empezamos a caminar atrás de mi madre y Kendall. Todo el camino me la pasé charlando sobre cualquier cosa, aveces mi madre y Kendall se unían. Llegamos a un pequeño parque, después de haber caminando unos veinte minutos, ahí había una zona para hacer ejercicio.
Me senté en una banca y me quedé viendo como mi madre y Kendall empezaban a estirar.
–¿No vas tú?– preguntó Noah, negué.
–Estoy embarazada, no puedo hacer ejercicio.– dije en broma.
–¡Estar embarazada no te impide hacerlo!– gritó mi madre desde un aparato.
Noah rió y yo le seguí, me gustaba tener esos pequeños momentos con él.
–Me voy adelantar, hace tiempo que no hago ejercicio.– asentí y vi como Noah empezaba a caminar hacia una zona donde habían como pesas.
Pude verlo mejor de espalda, esos shorts de ejercicio no le quedaban nada mal, se marcaban más su buen trasero y su espalda se veía más ancha, cómo para rasgualarla toda la noche.
¡Karen!, me reprendí yo misma.
Me pare después de unos minutos y caminé hasta la escaladora, inicié poco a poco, ya que soy demasiada floja y me preocupa el bienestar de mi hijo. Empecé a ver a mis alrededores y mi vista se quedó en Noah el cual estaba parado haciendo ejercicios en unas barras, enserio que su trasero se veía tan bien. Unas chicas se le acercaron y empezaron a platicar con él, una de las chicas puso su mano sobre su brazo y lo apretó, sentí una pequeña incomodidad.
Caminé hasta donde estaba Noah y lo abracé por un brazo.
–Cariño, tengo antojos de algo.– dije de forma melosa. Un segundo, ¿Le había dicho cariño?
Noah me vio con una sonrisa confundida, la devolví la sonrisa y miré a las chicas.
–Hola.– las saludé, ellas me sonrieron falsamente.
–Cariño– volví a llamar la atención de Noah.– Tu hijo tiene antojo de algo, ¿Me lo traes?– masajeé mi vientre para que vieran mi vientre que está un poco abultado, las chicas le dieron una sonrisa a Noah y se fueron.
Solté a Noah y empecé a caminar hacia la escaladora, un jalón en mi brazo me hizo regresarme. Noah me pegó a él y puso sus manos en mi cintura, sentí mis mejillas calentarse.
–¿Cariño?– preguntó burlón.
–Ya...– intenté soltarme pero el ajusto su agarre.–Noah sueltame por favor.
–No– con su mano libre acarició mi mejilla, sentí mis mejillas calentarse.– ¿Por qué te ves tan preciosa sonrojada?
– No-noah.– tartamudeé nerviosa.
Noah se acercó lentamente hacia mí y posó su mirada en mis labios, trague saliva, ¿Por qué siempre me ponía nerviosa con su cercanía? Un pequeño espacio nos separaba, internamente solo quería que ese espacio se desapareciera, por primera vez fui yo quien lo besó, acorté ese pequeño espacio y le di un pequeño beso en los labios, Noah tardó en responderme el beso, me sentía en los cielos.
Me separé de él por falta de aire, ambos estábamos jadeando, su ojos viajaron a los míos, sentí una fuerte corriente recorrer mi cuerpo, Noah me besó fundiendonos en un beso con algo más de deseo y sentimientos. Nos volvimos a separar, caí en cuenta en dónde estábamos y volteé a ver a todos los lados y todo estaba normal, le di una última mirada a Noah y caminé a dónde estaba mi madre y Kendall.
–¿Ya vas a hacer ejercicio?– preguntó mi madre, secando su sudor. Asentí y me subí a la escaladora y empecé a moverme lentamente.
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Después de dos horas más haciendo ejercicio, mi madre y Kendall decidieron que era hora de irnos, ellas iban adelante charlando y Noah y yo íbamos unos pasos atrás, estábamos callados y no sabía que decir, lo que había pasado se repetía una y otra vez en mi cabeza.
¿Por qué sentía esa corriente cada que me besaba o estaba cerca de él?
¿Por qué no me puedo apartar de él?
¿Por qué tiene que ser tan malditamente guapo?
¿Mi bebé saldrá igual que guapo que él? Oh dios, si sale igual de guapo no quiero que sea como Noah, igual de zorro.
Dios, si me oyes, te pido que si mi bebé sale niño no sea tan zorro como lo es su padre.
–Deja de darle tanta vuelta.– Noah me sacó de mis pensamientos.– No es la primera vez que nos besamos.
Cierto.
–Lo sé, ni siquiera estaba pensando en eso.– mentí.
–Repitelo hasta que tú te lo creas.– me dio una sonrisa burlona y siguió caminando.
Llegamos a mi casa después de unos minutos caminando, mi madre lo había invitado a desayunar así que que él se quedó en la casa.
–Noah, cariño, si quieres cambiarte la ropa para estar limpio Karen te puede dar algo de Matth.– dijo Kendall con una sonrisa.
Noah iba a responder cuando mi madre habló.
–Karen, ve a buscarle algo a Noah, para que este cómodo, me traes tu ropa para que la lavemos.– le dijo mi madre a Noah y después regresó a la cocina.
Yo tenía la boca abierta, mi madre y Kendall amaban a Noah, ¡Le van a lavar la ropa!, Miré a Noah y él se estaba aguantando la risa.
–Sigueme.– le dije para empezar a subir las escaleras, el me siguió callado.
Entre al cuarto de Matth y caminé hasta la cómoda, saqué una camisa y una short de deporte, me volteé y Noah estaba recargado sobre el marco de la puerta.
–Te quedan bien esos pantalones de deporte.– dijo y sentí mis mejillas sonrojarme. Le entregué la ropa y jalo de mi brazo para pegarme a él.– Hueles tan bien.
–Estoy sudada.
–¿Y qué? Aún así hueles tan bien.–joder, me sentía tomate.– Me encanta verte sonrojada.
Lo miré tan bien, su cabello estaba desordenado, sus pobladas cejas y sus largas pestañas lo hacían ver tan guapo, tenía los labios entreabiertos, estaban rosados, dios, lo quería besar.
Joder, ¿Dios por qué lo tienes que hacer tan guapo?
–No lo sé, tal vez sea por mi genética.– lo miré extrañada.– Pensaste en voz baja.
Volví a sentir mis mejillas calientes, escondí mi cabeza en el espacio de su cuello, Noah rió y su cuerpo vibró, pasó sus manos por mi cintura y me pegó más había él.
¿Aló, Dios? Solo para preguntarte que si que le pusiste cuando lo hiciste, este hombre es adictivo.
– Gracias.– respondió y sentía que me desmayaba, Noah volvió a reír.
Me separé de él y me dio un pequeño beso en los labios, Volví a sentir esa corriente. Le di una última mirada y salí del cuarto para entrar al mío y darme una pequeña ducha.
Salí después de unos minutos envuelta en mi toalla y me puse un vestido suelto y mis pantuflas, bajé las escaleras y Noah estaba en la cocina charlando con mi madre y Kendall.
Me acerqué y ellos siguieron charlando.
–Karen de bebé era muy traviesa, una vez se me perdió en el centro comercial y la encontramos intentando despegar un chicle del suelo.– contó mi madre y Noah se empezó a reír.
–Te acuerdas cuando esperó por dos horas en la fila para conocer a los Reyes magos y cuando tocó su turno se orinó encima de Gaspar.– dijo esta vez Kendall.
–¡Ya! – dije para que dejarán de reírse.– Estaba muy nerviosa y no había ido al baño.
–Oh cuando...
–¡Ya!– volví a decir, interrumpiendo a mi madre.– Eso fue hace mucho.
–Ya, cariño, solo estamos jugando.– mi madre me dió un beso en la mejilla – mejor ayidame a poner la mesa, en lo que Kendall termina de cocinar.
Asentí y caminé a la gaveta para tomar cuatro vasos y llevarlo a la mesa, regresé y tome los platos con mucho esfuerzo, sentí un cuerpo atrás mío y vi como dos brazos tomaban de la gaveta de arriba los platos que no alcanzaba.
–Gracias – agradecí, tomando los platos.
Los dejé en la mesa y me senté en el sillón de nuevo, últimamente me cansaba más de lo normal, yo era floja de nacimiento pero el embarazo me hace serlo un poco más.
Mi madre me volvió a llamar pero esta vez a desayunar, me senté en mi lugar de siempre y empecé a comer, tenía hambre. Mi madre empezó a charlar con Noah, yo solo estaba absorta en mi comida.
–¿Qué dices, cariño?– alcé la mirada, y solo asentí.
Ni idea de que había dicho.
–Oh, perfecto.– dijo mi madre con un sorpresa.– Pues dile a tus padres que encantadas estaremos ahí.
Noah asintió con una sonrisa.
¿Espera qué?
–¿Qué?– pregunté confundida.
–Los padres de Noah nos han invitado a una parrillada más tarde.– explicó Kendall.– Pues ya está, en la tarde iremos a tu casa, cariño. Gracias por la invitación.
–No es nada, vendré personalmente por ustedes.– dijo Noah, llevándose su bebida a la boca.
–Perfecto.– mi madre sonrió más.
Aún en shock terminé mi desayuno y ayude a recoger los platos, mi madre se negó a que la ayudara a lavarlos, por lo que me fui a sentar con Noah al sillón.
–¿No habías prestado atención, verdad?– me preguntó Noah y negué recostando mi cabeza en el respaldo del sillón.– Pues no te preocupes, estoy segura que a mis padres les caerán muy bien tu madre y Kendall.
–Pues ya veremos que pasa.
Después de eso no volvimos a hablar, yo cerré mis ojos y caí en brazos de Morfeo.
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Me desperté sintiendo varias caricias en mi cabello, estaba acostada sobre algo grande y cómodo. Me fui reincorporandome poco a poco, me encontré con aquellos ojos color café que tanto me hacían sentir cosas.
–Hola – dije en un susurro.
Noah ya traía su ropa de ejercicio y me miraba con una sonrisa.
–Hola, dormilona.– me senté en el sillón y me estiré.– Alex me dijo que te dijera que cuando te despertaras te fueras a alistar.
Joder, la parrillada.
–¿Qué hora es?
–Son cuarto para las cuatro.– respondió y me levanté de un salto.
–¿Por qué no me habías despertado antes?– pregunté furiosa.
–Alex me dijo que no te despertara, porque después estas de mal humor.– le di una última mirada y empecé a correr escaletas arriba para empezar a alistarme.
Tomé mi ropa interior y mi toalla y me metí al baño. Quince minutos después salí envuelta en mi toalla, fresca como una lechuga. Caminé hacia mi clóset y saqué una blusa de rayas y un overol que abajo era falda color rosa pastel, me lo puse y caminé hacia mi tocador para empezar a ponerme un poco de maquillaje.
–¿Estás lista?– pregunta mi madre, desde el otro lado de la puerta.
–Ya casi.– digo, mientras termino de ponerme un poco de mascarilla de pestañas.– ¡Lista!
Salto de la silla y camino a mi armario para sacar unos zapatos que hagan juego con mi ropa, me miro por última vez, me peino con mis manos mi cabello y salgo de mi cuarto. Mi madre está afuera de su cuarto con un pantalón y una blusa que hacen ver su cuerpo más curvado de lo que es. Kendall por otra parte, trae un jumper que combina demasiado bien con su tono de piel, por último sale Matth que trae un pantalón de mezclilla y una camisa de rayas, cómo la mía.
Nos miramos y empezamos a reírnos, porque desde chicos siempre coincidimos en la ropa.
–Dame esos cinco– Matth extiende la palma de su mano y la choco entusiasmada.
Bajamos todos juntos bromeando y riendo, mi madre busca su bolso y mete unas cuantas cosas, yo solo llevo mi celular y lo meto en mi bolsillo del overol. Alguien suena un claxon y todos salimos, Noah estaba afuera de una camioneta que jamás se la había visto.
Mi madre y Kendall saludaron a Noah con un beso en la mejilla y Matth con el típico saludo de hombres, yo fuí la última en saludarlo y Noah me dió un beso en la comisura de mis labios, mi corazón se aceleró rápidamente.
Subimos y por petición de mi madre, me tocó ir de copiloto, Noah puso música en la radio y mi madre parecía una chica de nuestra edad, sin duda mi madre era la mejor de todas. Después de un largo viaje llegamos a la casa de Noah.
Noah nos guío por el patio hasta entrar a la casa y ahí nos recibió Anny, nos guío hacía el patio trasero, dónde quedé asombrada, había un gran alberca en el centro y al lado derecho del patio estaba la parrilla, ahí estaba Sebastián cocinado, Julissa estaba sentada en una mesa qpue había ahí riendo con Thomas, Kyle y Daiana estaban sentados en unos muebles charlando.
Julissa fue la primera en vernos, se paró alegremente y saludo a mi madre y a Kendall amistosamente, saludo a Matth con un beso en la mejilla y a mi me dio un fuerte abrazo. Después Sebastián se presentó con mi madre y Kendall y las invito a que se sentaran en la mesa, yo me quedé atrás con Noah.
–Un gusto, soy Daiana.– se presentó Daiana y Matth le dio una sonrisa coqueta. Ay no.
Después se presentó Kyle y Thomas y estos se quedaron charlando con Matth sobre cosas de deporte. Noah me tomo de las manos y me llevo hacia la mesa, donde todos charlaban animadamente.
–Es un gusto conocer por fin a los padres de Karen, han criado a una gran chica.– dijo Julissa con una sonrisa.
–Muchas gracias, Juli.– agradeció mi madre.– ustedes igual han echo un gran trabajo con Noah, es demasiado educado.
–Y guapo.– dijo Kendall y todos rieron.
El resto de la tarde nuestros padres se la pasaron charlando de todo, resulta que mi madre y Julissa se conocían del instituto y se pusieron al corriente. Matthew, Kyle, Thomas y Daiana se la pasaron charlando a la orilla de la alberca, aunque yo sabía que Matth quería estar a solas con Daiana, pero como hermanos celosos no lo dejaban. Yo me quedé en los sillones donde antes estaban Kyle y Daiana hablando con Noah.
–No puedo creer que nuestras familias se lleven tan bien.– dije asombrada.
–Yo tampoco, me alegra mucho ver cómo se llevan bien.– dijo Noah.–Me alegra ver que todo está tan bien.
Sonreí y me quedé viendo detalladamente a Noah, su cabello estaba despeinado y tenía su vista en nuestros padres, ¿Por qué era tan guapo? Volteó y me sonrió, mi corazón se aceleró, ¿Por qué me hacía sentir tantas cosas con una pequeña sonrisa? Noah me tomo de la mano y me atrajo hacia él, sentándome arriba de sus piernas.
–¿En qué tanto piensas?– preguntó posando sus manos en mi cintura.
–En ti.– respondí sin pensarlo.– Digo, ehhh... En ti, en mi, en el bebé, en el perro, en el cielo y la tierra, en todo.– me corregí rápidamente. Noah rió fuertemente.
Le di una sonrisa y me dio un pequeño beso en la frente y me pegó a él, en un fuerte abrazo. Mi corazón se aceleró fuertemente.
¿Por qué siento estas cosas?
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N/A: ¡Porque te gusta Noah, Karen!
¡Hola, mi gente chula!
Este capítulo si está largo, espero que les haya gustado mucho.
Dime, ¿Cómo estuvo tu semana?
¿Cómo va tu día?
¿Cómo te sientes hoy?
¿Te gustó el capítulo?
¿Te gusta hacer ejercicio?
¿Eres celosa con tu pareja/ novio (a)?
¡Diga yo quien quiera que Noah y Karen ya estén juntos!
Te agradezco mucho el que leas la historia, te invito a seguir leyendola y que no olvides votar.
Aquí te dejo la única red social donde puedes estar al pendiente de la historia aunque no he estado muy activa puedes seguirme.
Ig: xxpunteriaperfectaxx
Nos leemos pronto
–E
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