Parte Final

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—Entonces... ¿dices que el tipo de la leyenda se llevó a su marido? —preguntó Jeno, intrigado. —¿Cómo pudo estar tan seguro de ello?

—KyungSoo no estaba seguro de nada sólo quería encontrar a JongIn —explicaba RenJun.

—¿Por qué no llamar a la policía?

—¿Creen que no lo hizo? —las preguntas comenzaron a irritarlo. —KyungSoo hizo todo lo que un esposo podría hacer si su marido desaparece misteriosamente.

—¿Entonces? ¿Qué le dijeron? —cuestionó Mark.

RenJun le echó una mirada triste a su amigo. —Nada —indicó y a los demás se les dibujó una gran interrogante en el rostro. —Y eso simplemente lo volvió loco...

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KyungSoo colgó el teléfono luego de hablar con la policía y no recibir buenas noticias. Primero, el pueblo en sí no contaba con una estación de policías formada, se apoyaban con las unidades de los pueblos aledaños y muchas veces no prestaban la ayuda necesaria, puesto que no eran "su gente". Segundo, estaban cansados de escuchar sobre las diferentes desapariciones de los aldeanos y encontrarlos muertos al final. Incluso muchos agentes policiales, que se entercaron en descubrir el caso, habían desaparecido encontrándolos siete días después de la misma forma que los demás aldeanos muertos: sólo piel, como un cascarón vacío.

Pues bien, si no recibiría la ayuda de los demás entonces lo haría por él mismo. Encontraría a su esposo así tenga que mover montañas o desempolvar una siniestra verdad. Así que manos a la obra, KyungSoo tomó su silla, se colocó los lentes y tomó su celular para buscar sobre aquel ser del que tanto hablaban; sin embargo, no encontró nada, ningún rastro. Nada en absoluto. Entonces entendió que debía recurrir al más antiguo método de investigación: los libros.

—¿Yixing ya estás en camino? —le habló por teléfono a su asistente, a quien le había solicitado traer algunas cosas que se les había olvidado en la casa.

—Sí, señor Do —afirmó el chico. Le oyó colocar algunas cosas sobre la maletera y cerrándola luego. —¿Necesita algo?

—Así es —indicó— necesito que hagas una parada en la biblioteca antes de llegar. Por favor, encuentra algunos periódicos antiguos, tengo que averiguar algo...


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KyungSoo tenía una corazonada, una para nada buena y eso le aterraba. Ya iba siendo casi medianoche de un viernes 25 de octubre y JongIn seguía sin responder el teléfono, ni aparecer. Yixing estaría a punto de llegar con una pila de libros que él no quería leer, esperaba que todo aquello sobre ese tal Chen fuera una simple leyenda urbana para asustar a los visitantes. Sin embargo, la forma en la que hablaban sobre él y el ver cómo palidecían cuando lo mencionaban, sólo le hacía pensar lo peor. ¿Era acaso un delincuente que se encargaba de aterrorizar a las personas? Si era así, ¿un poco de dinero le sería suficiente para devolver a su marido?

La puerta sonó causándole un pequeño susto.

—Yixing —saludó, invitándolo a pasar—tuviste un viaje muy pesado debido a mí, ¿cierto?

—Nada de eso señor Do, trabajar para usted es un placer. Aprendo mucho de todo lo que hace.

KyungSoo sonrió, olvidando por unos segundos su preocupación. —¿Trajiste lo que te pedí?

—¡Sí! —afirmó el joven, muy entusiasmado por hacer bien su trabajo. —Aunque... Tengo curiosidad sobre algo.

—¿Qué es?

—Creí que estaría escribiendo una historia de terror, entonces... ¿se basará en hechos reales?

El escritor no quería entrar en detalles. —Quizás lo haga —decidió mentir. —Ahora ve a descansar, ya es tarde.

—Gracias señor —se retiró en silencio pero antes de desaparecer de su vista, giró una última vez hacia KyungSoo. —¡Ah! ¿El señor Kim ya está durmiendo?

«No, JongIn no está, no sé ni siquiera en dónde se encuentra», quería decirle.

—Sí —volvió a mentir— ahora ve a tu recámara y descansa.

El asistente asintió. —De acuerdo, buenas noches señor Do.

Y se fue, dejándolo sólo en medio de una pila de libros y una larga noche por delante.


🕯️




La mañana de un día poco esperanzador llegó. KyungSoo despertó entre viejos y gruesos libros de historia, en los cuales estaba babeando por el sueño largo u profundo que había tenido ¿Cómo pudo quedarse dormido?

Esperen... ¿JongIn habría regresado?

—¡JongIn! —le llamó desesperadamente pero no hubo respuesta. Era tan decepcionante  darse cuenta que no era un sueño, su marido de verdad no estaba.

El escritor se encontraba frustrado, preocupado y estresado. Lo que había leído durante la noche sólo lo había perturbado mucho más, puesto que en algunos periódicos se hablaba sobre las misteriosas desapariciones de unos aldeanos y lo único que encontraron de ellos fue sus pieles. Como si alguien se hubiera tomado el trabajo de succionarlos tal y como estaban, dejando la cáscara como basura. Su cabeza era un gran lío, estaba dentro de una pesadilla de la cual quería despertar. Jamás se imaginó lejos de amor de su vida y mucho menos perderle en manos de un sujeto extraño.

—¡Mierda! —chilló tomándose los cabellos con rabia. Su rostro se tornó rojo de la ira por la impotencia de no poder encontrar una respuesta clara. Comenzó a patear todo a su alrededor y echó al suelo todas lo que tenía sobre el escritorio.

Su asistente salió de la habitación con una expresión de preocupación en el rostro. —¿Sucede algo, señor Do? —preguntó confundido.

Pero KyungSoo estaba muy concentrado en destruir lo que sea que encontrara a su paso. Esto no podía estar pasando, debía encontrarlo o se volvería loco.

—¿Qué sucede, señor Do? ¿Se encuentra bien? —insistió el muchacho.

—¡No! ¡No lo estoy! —chilló con los ojos amenazando con dejar correr las lágrimas. —No puedo encontrarlo, no sé por qué se lo llevó ni sé quién rayos es ese sujeto.

Yixing no comprendía. —¿De qué está hablando, señor?

—JongIn no está, desapareció ayer y nadie me quiere ayudar a buscarlo —confesó sentándose sobre el mueble. —Todos hablan sobre un tal Chen y lo acusan a él de su desaparición, incluso la policía no quiere meterse porque parece que le tienen miedo. ¿Quién carajos es?

El asistente palideció, le pareció haber escuchado un nombre conocido. —¿Chen?

—Sí, eso fue lo que dije.

—¿Usted está seguro de lo que está diciendo? —exigió una confirmación, lo cual incomodó al escritor.

—Eso fue lo que me dijeron, ¿por qué estás actuando de esta manera? ¿Acaso tú también lo conoces?

Yixing tomó asiento a lado de su jefe, que lo miró extrañado por la seriedad que había tomado su sonriente y brillante asistente.

—Señor... en China ocurrieron desapariciones misteriosas de unos aldeanos de un pueblo muy pequeño —le contó— escuché que aquí en Corea sucedió lo mismo hace algunos años. 

KyunngSoo frunció el ceño. —¿De qué estás hablando? ¿Todo eso es cierto?

El asistente asintió con pesadumbre. —Me temo que sí —afirmó. —Se le atribuyeron todas estas desapariciones a un sujeto llamado Chen, a quien todos conocían por ser una personas muy extraña. No quiero sonar pesimista pero si Chen está involucrado en la desaparición del señor Kim, entonces lo mejor será que volvamos a casa.

—¿Cómo puedes decir eso? —le regañó— ¡es mi esposo de quien estamos hablando! ¿Por qué lo abandonaría?

Yixing lo observó con lástima, apreciaba mucho al escritor y a su marido pero esta situación lo superaba. —Señor Do, usted sabe cuán leal he sido a ustedes pero es porque le tengo mucho cariño que le estoy advirtiendo sobre ese sujeto. Aquellas personas nunca fueron rescatadas, nadie en la historia ha llegado a tiempo para salvarlos de las garras de ese individuo. Me apena mucho decirle que no creo que usted sea la excepción.

¿De qué estaba hablando? ¿De qué hablaban todos? ¿Se habían vuelto locos? ¿Quién era ese tal Chen en realidad y por qué no debía buscarlo? Si había algo que KyungSoo odiaba era que le prohibieran hacer algo sin alguna razón aparente. Por lo que siguiendo su instinto, hizo todo lo que jamás debió hacer.

Ir tras él.



🕯️




El escritor recorrió el pueblo buscando testimonios y pistas que le fueran útiles para encontrar el paradero de aquel sujeto. Se quedó despierto durante las cuatro noches siguientes, leyendo y poniendo sus ideas en orden para hallar la conclusión más adecuada. Si lo que todos decían era cierto, tan sólo le quedaban otros dos días para encontrar a JongIn vivo y no sólo su piel en la ladera del río, como el resto de las víctimas. Lamentablemente, su cuerpo no resistió una trasnochada más y sucumbió al cansancio, adentrándose en un profundo sueño.

Aún siendo de noche, KyungSoo abrió los ojos, encontrándose de pie en medio del bosque con la oscuridad abrazándolo y el ruido de los árboles siendo golpeados por el furioso viento. Con pasos pequeños y lentos avanzó a través de la niebla, la cual le nublaba gran parte del camino. El crujir de una rama lo hizo detenerse, puesto que el sonido venía de una distancia algo lejos de donde estaba. ¿Sería un animal? Decidió avanzar de nuevo de la misma forma en la que estaba haciéndolo, ¿hacia dónde se dirigía? No lo sabía pero al parecer su cuerpo sí porque seguía manejándose como si fuera en automático.

Una silueta apareció delante de él.

—¿Yixing? —le pareció verlo a unos cuantos pasos más adelante. 

En su sueño, su asistente no se movió, permaneció de pie sin inmutarse.

—¿Yixing eres tú? —volvió a preguntar.

Ninguna respuesta, eso fue lo que obtuvo. Continuó su camino hacia él pero se detuvo en cuanto unos brazos envolvieron al chino. Un sujeto, de no más de metro ochenta, apareció detrás de él regalándole la sonrisa más siniestra que jamás había visto en su vida. KyungSoo no dio otro paso más, en su lugar, un escalofrío recorrió su cuerpo y sintió su piel escarapelarse. Lo siguiente que vio lo dejó congelado y con ganas de correr hacia donde sea con tal de alejarse de aquella vista espantosa. El sujeto tomó la cabeza de su asistente y, como si de una mandarina se tratara, retiró la piel que protegía aquella zona y comenzó a arrancar algunos pedazos de su cerebro. KyungSoo quería echarse a correr pero sus pies no le respondían, parecía haber sido hipnotizado por aquella cosa demoníaca. Sus ojos tampoco se cerraban, por lo que alcanzó a ver cómo devoraba el resto del interior del muchacho, dejando solamente su piel. Le oyó mascar y triturar huesos como si de un caramelo se tratara. Cuando acabó con el chino, tiró la piel que quedaba al suelo y, con las manos y boca ensangrentada, avanzó hacia él. Quiso gritar, quiso huir pero no pudo, simplemente no pudo hacerlo y sólo cuando el sujeto estuvo justo delante de él... 

Abrió realmente los ojos.

KyungSoo tenía la respiración agitada y estaba empapado de sudor. ¿Qué había sido ese sueño? ¿Fue sólo una pesadilla? ¿Por qué se sentía tan real? Logró ver el rostro de aquel hombre en su sueño pero ahora no lo recordaba. ¿Qué era esto? Se estaba volviendo loco, tenía que ser eso.

—¿Yixing? —le llamó pero la casa se sentía tan solitaria que no escuchó nada más que el eco de su voz. —¿A dónde habrá ido?



🕯️




Durante la mañana salió a hacer su recorrido por el pueblo, buscando más pistas que pudieran llevarlo hasta el moreno. Una extraña mujer le indicó la dirección de una vieja casa en donde no habitaba nadie pero algunas veces había visto entrar y salir a un hombre encapuchado. Con toda la valentía por delante, KyungSoo decidió visitar la casa, cuya puerta se encontraba un poco abierta, así que después de tocar muchas veces decidió entrar sin permiso. La casa estaba bastante vieja y descuidada, no habían muebles en lo que se suponía que era la sala, ni electrodomésticos a la vista. Además de eso, la casa olía a humedad, como a tierra mojada. Eso sólo le confirmaba que en realidad estaba abandonada porque nadie podría vivir de esa manera. Escuchó un pequeño ruido debajo de donde estaba, ¿había un sótano? Buscando un poco, encontró una puerta que lo dirigiría hacia abajo pero cuando estuvo por girar la manija, sintió que alguien le tomaba el hombro, haciéndole saltar del susto.

—¿Puedo ayudarle en algo? —preguntó un joven casi de su mismo tamaño. Aquel chico tenía una sonrisa radiante y vestía un pantalón de buzo junto con una polera holgada.

KyungSo lo miró de pies a cabeza. No parecía un pordiosero pero... ¿vivía en ese lugar?

—Oh... ¿es esta su casa?

El joven asintió con una expresión inocente. —¿Puedo ayudarle?

—Ah... me dijeron que estaba deshabitada por eso entré —se excusó— disculpe el atrevimiento.

—No se preocupe, suele pasar —le aseguró dibujando una cálida sonrisa. —No paso mucho tiempo en mi casa debido a los viajes que hago por eso la tengo tan descuidada.

KyungSoo no quería inmiscuirse en sus problemas, así que sonrió un tanto incómodo. —No pasa nada, me voy a retirar ahora mismo para no incomodarle —avanzó hacia la puerta decidido a dejar el lugar.

—¿Usted está buscando a ese sujeto al que le llaman "Chen"? —preguntó de pronto, sorprendiéndole.

El escrito volteó de prisa a verlo. —¿Cómo lo sabe?

—Algunos piensan que vive en esta casa, varios ya han llegado hasta aquí preguntando sobre Chen

—Oh lo siento, debe ser molesto ¿No?

—No si me ayuda a advertirles —dijo el hombre con una octava más abajo en el tono.

—¿Advertirles qué? —preguntó KyungSoo, ya un poco harto de toda esta situación.

—Que se alejen, que dejen de intentar averiguar quién es, no va a salir nada bueno de eso.

—Otra vez con eso —balbuceó— mira yo no tengo miedo de lo que Chen, sea lo que sea, pueda hacerme, yo necesito encontrar a mi esposo y estoy cansado de toda esta mierda de "deberías alejarte" No quiero alejarme, no quiero rendirme, no quiero perder a JongIn, no quiero irme de aquí sin él. Si es que Chen lo tiene, voy a destruir cada pedazo de él, no tengo miedo.

El rostro del hombre cambió de un segundo a otro, su rostro pasivo ahora denotaba furia, sus brazos se ensancharon y sus uñas clavaban en su piel haciéndole sangrar, detalles que KyungSoo no notó.

Luego de unos segundos el hombre volvió a hablar. —De acuerdo, escucha no suelo decir esto por protección a las personas, pero se ve que tú ya estás bastante decidido... Han encontrado una gran cantidad de restos humanos a cien metros a la derecha de la laguna gris, muy probablemente ese lugar pueda darte algunas pistas.



🕯️




KyungSoo volvió a su casa pensando en que tan sólo le quedaba este día para encontrar a su esposo, puesto que mañana sólo encontraría sus restos si llegaba demasiado tarde. Tenía las coordenadas de la guarida de aquel sujeto, así que antes de salir haría un par de cosas en su casa. Escuchó un ruido fuerte en la puerta principal por lo que fue a ver de qué se trataba pero cuando abrió la puerta no halló nada. Regresó a su cuarto para cambiarse porque estaba sudando; sin embargo, tal fue su sorpresa de encontrar algo terrible en su cama que cayó de trasero en la puerta de la habitación. Se trataba de su asistente o bueno... lo que quedaba de él... su piel.

—¡¿Qué demonios?! —gritó horrorizado. 

¿Cómo había sucedido? ¿Esto estaba aquí desde que llegó? Dios santo, Yixing... Oh Dios mío pobre de él, fue su culpa. Había arrastrado a dos personas importantes con él hasta ese horrible lugar y esto había ocurrido.

—Maldita sea, por favor no... —se lamentó.

Eso no podía quedarse así, iría por aquel monstruo de una vez por todas y acabaría con él. Estaba decidido a hacerlo.



🕯️




KyungSoo se las arregló para encontrar aquel lugar que parecía estar tan apartado que podía apostar a que ni siquiera aparecía en el mapa. Encontró una pequeña y oscura caverna, en la cual el piso estaba cubierto de agua y todo olía a humedad. Aquel olor le trajo un extraño recuerdo que prefirió ignorar. Se adentró en aquel tenebroso lugar, tan silencioso que las gotas de agua cayendo resonaban en sus oídos porque era lo único que podía oírse. Una ráfaga de viento le congeló la espalda, provocando que hasta los vellos de su nuca se erizaran. Podía jurar que no estaba solo, quizás aquel monstruo sabía que vendría.

—¡Muéstrate bicho asqueroso! —gritó y su voz resonó en todo el lugar. —Sé que estás aquí, ¿vas a matarme? Adelante hazlo pero muéstrate primero.

No sabía de dónde había salido todo ese coraje pero ahí estaba él, haciéndole frente a una cosa desconocida y francamente aterradora.

—Do KyungSoo —siseó una voz grave como de ultratumba.

El escritor se estremeció.

—Do KyungSoo —volvió a llamarlo, el sonido se oía cada vez más cerca. —¿A qué has venido?

—Vengo por mi esposo, JongIn, a quien tú me arrebataste.

Una macabra risa le siguió a su afirmación. —No, KyungSoo... ¿Por qué viniste a este lugar? ¿Por qué no quedarte en tu cómoda casa de Seúl? ¿Tanta era tu ambición por ser el mejor escritor del país que arriesgaste la vida de tus seres queridos?

KyungSoo sentía que estaba hablando con el mismo demonio. Aquella voz no era de este mundo, no podía serlo, aquella cosa era un monstruo.

—Devuélvemelo —exigió, armando puños a los costados.

El ser volvió a reír. —¿Qué te hace pensar que está vivo? ¿Por qué crees que volvería a ti? La fe de los humanos es increíblemente patética.

—¿Qué mierda eres?

El sonido escamoso alrededor de él dejó de emitirse. En algún momento, KyungSoo creyó que lo había dejado sólo pero descubrió que no fue así en cuanto una silueta humana apareció delante de él. Aquella silueta... La conocía a la perfección... Tenía que ser él.

—¡JongIn! —exclamó y corrió hacia él pero antes de alcanzarlo, el monstruo en forma de humani se interpuso en su camino. —Tú.

Con que no era sólo un amable vecino que intentaba ayudarle, aquel sujeto lo había traído hasta aquí para enfrentarlo.

—No soy de lidiar con personas pero tú —levantó su dedo para señalarlo— tú eres una molestia en el trasero.

—Déjanos ir —le pidió— prometo que no le hablaremos de ti a ninguna persona. Nos olvidaremos de todo esto, sólo... Sólo déjanos ir.

Chen sonrió decepcionado. —Creí que me matarías, ¿a dónde se fue esa osadía?

KyungSoo apretó los labios, la rabia se estaba acumulando en su interior.

—¿Qué pasa si... No quiero?

—Déjanos ir y olvidaremos todo.

—Tengo una idea mejor...

En un movimiento casi imperceptible al ojo humano, el monstruo se giró hacia JongIn, extendiendo su brazo con violencia y traspasando el pecho del moreno sin dificultad, arrancando su corazón en el proceso.

—¡JongIn! —gritó el escritor, corriendo hacia su esposo para levantar el cuerpo y acunarlo en su pecho. —¿Por qué? ¡¿Por qué?!

El monstruo rió a carcajadas con esa asquerosa voz grave.

—Tu marido ya no era consciente de nada, fue su cerebro lo primero que digerí, ¿acaso querías su cuerpo?

KyungSoo sostenía el cuerpo ensangrentado de su esposo. Por su mente, miles de recuerdos pasaron, bellos momentos que jamás volverían porque había llegado demasiado tarde. Siempre lo hacía, incluso el día de su boda. Ahora se sentía vacío, ¿qué de diferente tenía con todos esas cáscaras de piel encontradas cerca al río? Jamás nada podría llenarlo de nuevo, no quería una vida sin JongIn, se negaba a tenerla.

—Tenías razón —dijo el escritor captando la atención del monstruo. —Arrastré a las personas que más quería hasta aquí, todo debido a mi ambición. No soy más que un codicioso que quiere ser siempre el mejor. Pero, ¿sabes algo?

El monstruo esperó una respuesta.

—Esa es mi principal característica —admitió— arrastro todo conmigo y tú... Tú no eres la excepción.

Sin esperar alguna reacción de Chen, KyungSoo se abalanzó hacia él con la daga que había escondido detrás y que había llevado con la intención de acabar con él. El monstruo no pudo esquivar el primer golpe, dejándolo algo inestable y provocando la ira en su interior. KyungSoo sabía que no tenía oportunidad de victoria con aquel ser pero si iba a morir, al menos intentaría llevarlo con él. Forcejó varias, intentando zafarse del agarre del otro, lo volvió a apuñalar en diferentes ocasiones hasta que el monstruo perdiera gran cantidad de sus fuerzas. Chen golpeó en el rostro al escritor, casi noqueándolo, y lo tomó entre sus brazos, aplastándolo. KyungSoo aprovechó la cercanía y clavó la daga una vez más en uno de sus costados. El monstruo se quejó del dolor y con los ojos tan rojos como la sangre, le mordió en el hombro haciéndole gritar. En cuanto se separó, KyungSoo incrustó la daga justo en el corazón de aquel ser y vió como poco a poco la vida se le drenaba por aquel agujero. Pronto, el monstruo cayó rendido al suelo, inerte. Se recostó en el piso junto con su amado, tomándolo de la mano y cerrando los ojos lentamente hasta que su respiración volviera a la normalidad.

Ojalá pudiera decirles que ambos murieron juntos tomados de la mano como una tragedia romántica contada por Shakespeare pero no fue así. Cuando KyungSoo abrió los ojos, ya no era el mismo. Ojos rojos, garras de animal y colmillos de lobo fueron todo lo que necesitó para tomar el cuerpo de su marido y succionar su interior hasta sólo dejar la piel.

Porque un 31 de octubre él no sólo había perdido a su querido asistente y a su hermoso esposo sino que también su humanidad.

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—Dios... —habló JaeMin— eso fue...

—... asqueroso —interrumpió HaeChan— ¿Cómo va a existir tal criatura come gente? ¿Esperas que creamos eso? Además... ¿El escritor se volvió un monstruo también? ¡Qué tontería más grande!

—No es una tontería —afirmó RenJun—se dice que KyungSoo es ahora el "Chen" de Corea del Sur.

—Acabo de googlearlo y hay teorías que afirman esto —le apoya Jeno, enseñándoles un blog desde su celular.

—Eso es lo más horrible, el solo hecho de que exista la posibilidad de que sea real me pone los pelos de punta —Mark se acurrucó más en su manta.

—A ti todo te pone los pelos de punta —HaeChan se burló mientras le quitaba un poco de la tela para ponérsela encima.

—Ya he oído y contando está historia otras veces, pero nunca me había dejado con tal sensación horrible en mi cuerpo, tengo un mal presentimiento —el tono de voz de RenJun era diferente a aquel con el que estaba contando la historia hace unos momentos.

—Chicos... —ChenLe se puso de pie— JiSung no ha regresado.

Todos tomaron sus linternas y comenzaron a buscar a su amigo por donde se había ido, mientras gritaban su nombre.

—¡Park JiSung!

—¡JiSung!

—¡Pollito ya no te escondas! —gritó JaeMin.

—¡Ven pequeño idiota, no estamos jugando! —HaeChan recibió un golpe por eso.

—Encontré algo —dijo RenJun mientras los demás sí acercaban a él —Es su morral...

El morral azul de JiSung estaba rota, como si la hubieran arrancado con mucha fuerza.

—¿Esto es una broma tuya RenJun? ¿Algo para que nos dé más miedo tu estúpida historia? —HaeChan se estaba desesperando.

—¡Yah! ¡Nunca haría algo así y lo sabes!

Todos quedaron en silencio hasta que una voz grave y suave habló detrás de ellos.

—¿Puedo ayudarles en algo?



F I N














🦄
+++
Muchísimas gracias por leer este especial de Halloween.
Nos tardamos una eternidad para ponernos de acuerdo y terminarlo 🤧
Espero que realmente haya valido la pena.

Si te gustó, no olvides dejarnos una estrellita y comentar mucho 🙆🏻‍♀️

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