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Los besos habían comenzado tan pronto como la puerta se había cerrado.

Las manos de Yoongi pasaban por cada centímetro de los brazos y pecho de Jungkook, hasta que este lo arrojó a la cama.

Se sentía tan sucio, rápido y perverso que no podían estar más ansiosos.
Min solo quería tener a ese hombre follandolo hasta el orgasmo y no tenía ni idea de que Jungkook quería arrancarle la ropa con los dientes de lo apresurado que estaba.

La pequeña pausa en la que Jeon se escabulló al cuarto de Jimin en busca de condones y lubricante, fue tiempo suficiente para que Yoongi se deshaga de gran parte de la ropa, quedando tan solo en boxers.

Dejó su ropa a un lado y se vio en el reflejo de un espejo con el gorro de bruja en las manos, así que se lo puso para ver la curiosa imagen de un hombre de veinticuatro años en boxers con un gorro de bruja, sin notar que Jungkook entró poco después.

—Que bien te ves, brujito— Soltó con la voz extrañamente ronca a causa de la excitación.

Yoongi rió entre dientes y se acercó a él, ganando que Jungkook arroje el gorro a un lado cuando se pegó a él para besarlo.

Se puso de puntas de pie y dejó que este vuelva a guiarlo a la cama, cayendo en esta con las piernas abiertas y la mirada fija en el azabache.

Jungkook arrojó la tira de condones y el lubricante a la cama junto con sus gafas de calabaza que habían estado reposando en la abertura de su camisa; camisa que comenzó a desabotonar con la mirada fija en el pálido en la cama.

—¿Tienes alguna infección?— Preguntó Jungkook arrojando la camisa al suelo.

—No follo hace casi un año— Susurró agitado pese a la expresión de sorpresa ajena. —Salí de una relación larga—

—¿Debo tratarte con cuidado?— Preguntó mientras se deshacía de sus pantalones para quedar en iguales condiciones.

Yoongi negó en silencio pero sin dudarlo, abriendo más las piernas y dejándolo ponerse de rodillas entre estas.

—Hazmelo duro— Susurró cuando los labios ajenos fueron a parar a su pecho.

—Con gusto— Murmuró Jungkook antes de llevar sus besos hasta su erección.

Yoongi separó los labios y cerró los ojos cuando su polla fue descubierta para ser rodeada de esa caliente y húmeda cavidad, a la vez que los boxers se deslizaban ansiosos por sus piernas.





Yoongi no lo podía creer.
Estaba totalmente entregado a un del que ni siquiera conocía su nombre.

Con el rostro enterrado en una almohada con olor a algodón y el trasero alzado mientras chocaba con el cuerpo duro del azabache.

Las sábanas estaban apretadas en puños, su interior era abruptamente embestido por la enorme erección del contrario y sus caderas quedaron rojas y con dibujos de grandes manos marcados.

Se sentía una perra. Podía oír el sucio sonido del lubricante, el rechinido de la cama, el vaivén de los resortes, el cabezal chocar contra la pared y los gruñidos del azabache, pero lo único que sonaba tan desquiciadamente alto eran sus gritos de placer.

—¡Demonios, así!— Gritó cuando separó su boca de la almohada para respirar.      —¡Me follas tan bien, joder!—

Yoongi no era de hablar sucio en la cama. Solía ser más de los gemidos sexis y los suspiros con el nombre de su pareja, pero se sentía tan fuera de sí en ese momento, que solo podía soltar guarradas a los gritos mientra empujaba su trasero contra la polla ajena.

—Que buen trasero tienes— Gruñó Jungkook separando sus nalgas con su mano, permitiéndose ver a la perfección como su polla abría la entrada ajena hasta perderse por completo dentro del pálido. —Eres lo más jodidamente caliente que he visto en mi vida—

Yoongi no podía aguantarlo más.
Tampoco sabía a qué culpar. Si a la falta de sexo, si a lo caliente de ese hombre, si a su verga gruesa y larga, o al hecho de que el hablar sucio lo hacía sentir jodidamente sensual.

—Dios— Susurró ahogando gritos de placer.

Se volteó sobre su hombro para poder verlo y estiró el brazo, logrando que Jungkook se incline sobre él para juntar sus labios en un beso húmedo y necesitado, donde sus lenguas tenían una guerra por el control.

Min no pudo notar cuando la mano tatuada de Jungkook rodeó su erección para comenzar a masturbarlo con rapidez,  pero si pudo ver una galaxia completa al momento en el que se vino entre los dedos del azabache y mojaba de su semen caliente el edredón de la cama.

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Les dejo esto hasta acá y la segunda tanda la publico en unas horas

Les va gustando?

Recuerden que es MINI au

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