Capítulo 2

Un fresco viento rozó en mis mejillas y jugó con mis largos rizos castaños, recogidos en un diminuto peinado.

Di un suspiro, comencé a acercarme a aquella vereda y me detuve en seco; me sorprendí, al ver que en esa vereda habían colocado un puesto con diversos osos de peluches.

Miré aquel puesto con atención y me arrimé a él. Miré entusiasta cada peluche y de pronto, una mano masculina tomó un oso de peluche, de color café y con un gorro de dormir. La impresión me abordó por completo. Él me sonrió perdidamente y yo quedé anonadada.

_ Hola ¿Cómo estás?

_... Hola – le sonreí con pudor – Eres, eres Joey – le sonreí aún impresionada y con emoción y él más me sonrió.

_ Qué lindo volver a verte – lo miré desconcertada.

_ ¿Volver a verme? ¿Cómo? No entiendo – le sonreí nerviosa y él me sonrió enternecido.

_ Ayer, por casualidad, te vi desde mi auto en este lugar – el corazón se me alborotó fuera de control y él seguía mirándome con ternura y destellos. No supe que decirle

_...

Recordé que llevaba puesto mi pijama y más nerviosa me puse. Joey me miró con más atención y sonrió fascinado.

_ Lindo pijama

_... Gracias...

Miró el oso que había tomado y me lo extendió.

_ Toma, es para ti

_ ¿Para mí?

_ Sí, quiero que solo tú lo conserves...

Se lo recibí; él me miró intenso y luego los dos nos sonreímos.

Atesoré de inmediato que tuviera ese tierno y lindo gesto conmigo, el de regalarme aquel bonito osito de peluche.

_ Gracias, de verdad muchas gracias

_ Quería volver a verte

_...

Lo miré abrupta, e inevitable, apegué el oso a mi pecho.

_...

_ ¿Cómo te llamas? – me perdí en sus ojos.

_ Soy Andrea

_ Tal vez te parezca muy inoportuno, pero ¿Te gustaría ir a tomar desayuno conmigo? – mi corazón más vibró y volví a sonreírle, con mis mejillas enrojecidas.

_... Sí, me encantaría – me sonrió con destellos.

_ Genial...

Le pagó a la vendedora el oso de peluche y yo perdida en él, Joey volvió a sonreírme y comenzamos a caminar juntos por aquella vereda.

Recordé otra vez que llevaba pijama y entré en pánico.

<< ¡No puedo ir con él, vestida así! >>

Nerviosa, sostuve con más fuerza el oso en mis brazos, y pensé en algo rápido y definitivo.

_ Joey, espera... - me miró extrañado.

_ ¿Qué ocurre?

_... Es que me gustaría cambiarme de ropa... Ya sabes jejeje, llevo pijama – sonrió.

_ Y uno muy bonito y poco usual – también le sonreí.

_ ¿Me acompañarías a mi casa? Para cambiarme

_...

Me miró sorprendido al yo pedirle aquello y se rio nervioso. Le agradó aquella tierna e ingenua propuesta y sus ojos brillaron.

_ Sí, claro. Me encantará conocer tu casa

_ Súper, vamos...

Me levanté un poco el camisón y caminé junto a él. Joey feliz, me miró caminar a su lado y sonrió embelesado.

Abrí la puerta de mi casa e hice pasar a Joey. Él entró tras de mi...

Nerviosa y acelerada, lo miré y él me sonrió.

_ Esta es mi casa. Ponte cómodo mientras termino de vestirme – sus ojos me asecharon de encanto.

_ Tienes una casa muy bonita

_ Gracias. Me alegra que te guste – ambos nos quedamos mirando en silencio por unos instantes y luego yo reaccioné.

_ ¡Cielos! ¡Debo cambiarme!

Los dos nerviosos, yo subí más que rápido las escaleras y Joey sonrió con ternura.

Se sentó en el sillón a esperarme y se sintió increíble. Muy, muy feliz.

<< Soy muy feliz >>

Bajé las escaleras y él me miró asombrado y embobado frente a mi vestido. Yo le sonreí.

_ Qué bonita

_ Gracias jejeje

_... Entonces ¿Estás lista?

_ Si. Ya podemos irnos

_ Súper

Nos sonreímos con complicidad y salimos de mi casa...

Aquel día estaba muy bonito para pasear y olvidar la rutina; cerré la puerta de la casa, los dos nos sonreímos y por impulso y cariño, nos tomamos de la mano y comenzamos a caminar por las calles.

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