Adoración: Maldita (2/2)
ATENCIÓN:
En este capítulo van a haber escenas violentas y no propias para gente sensible, continuar bajo su propio juicio y discreción.
********************
Después de aquel día, la rutina de la familia volvió a la normalidad, y tal y como la eriza les había dicho, la más pequeña de la casa no recordaba absolutamente nada de la alada, solo que, de un día para otro, se había curado su enfermedad respiratoria y ya podía jugar con todos los demás niños sin cansarse ni fatigarse.
Pasaron un par de años de tranquilidad, hasta que a partir de su noveno cumpleaños, la pequeña parecía verse confundida a todas horas, sobre todo cuando pasaba tiempo con sus amigas y regresaba a casa.
Esa era la situación aquel día, ella venía sollozando después de, supuestamente, haber estado jugando en el parque feliz con ellas, por lo que su madre va con ella para consolarla -¿Qué pasó mi amor? ¿Te lastimaste en el parque? -le pregunta sentada con ella en el sofá, viendo como esta negaba con su cabeza.
-N-no... P-pero llevo un tiempo v-viendo que hay m-mucha gente que m-miente... Y c-cuando miré hoy a mis am-migas... N-no abrieron la boca, p-pero las esc-cuché decir q-que soy r-rara... y-y que n-no me quieren c-cerca... -le explica bajando sus orejitas para acurrucarse contra ella mirándola -M-mami... T-tú no crees eso... ¿v-verdad? -le pregunta con las lágrimas rodando por sus mejillas.
Al escucharla y verla así, la mayor abraza a su pequeña y la acurruca contra ella -No cariño... Por supuesto que no... Tú eres una niña muy especial... -le dice ahora sonriéndole levemente y secando sus lágrimas con sus dedos, dándole luego un besito en la cabeza al haber logrado animarla por el movimiento de su colita, pues la niña no había notado una segunda voz que la contradijera.
Sin embargo, la madre ya sospechaba que aquella visita de la eriza finalmente sí había tenido un cambio mayor en su niña, ya que no era la primera vez que esta le mencionaba haber escuchado "el interior" de aquellos a los que miraba, tratando de pensar como explicarle sin exponerla ni a ella ni a la eriza que debía tener cuidado con esa habilidad.
******************************
El tiempo fue pasando, y con esfuerzo, ambos padres lograron que su hija "se acostumbrara" a su habilidad nueva, tratando de ayudarla en lo que podían a disimularla.
Sin embargo, un día de verano estaban paseando tranquilamente, al menos hasta que la pequeña ve algo más adelante a tres chicos hablando entre ellos, pudiendo escuchar en ellos claramente un mensaje: "Tenemos que encontrar a la niña".
Confundida, la pequeña se detiene temblando ligeramente de miedo debido a un mal presentimiento sobre eso que escuchó, cosa que rápidamente notan sus padres -Ey princesita, ¿qué pasó? -le pregunta su padre, mirando después hacia donde miraba ella, notando así ese grupo, y como aquel era un pueblo pequeño, sabía que ellos no eran de ahí -Vámonos a por un helado, ¿si? -le propone a la pequeña para tener una excusa con la que alejarse sin asustarla mas.
Aunque la madre se confunde por un momento por la propuesta, una mirada disimulada al grupo la hizo bajar un poco sus orejas para seguir su camino hacia un heladería, tratando también de tranquilizar a su hija y rezando que no los hubieran notado.
Sin embargo, uno de ellos notó el comportamiento extraño de la niña, llamando la atención de sus compañeros para observarlos.
******************************
Durante un par de días, la pequeña tenía miedo de salir de la casa, al menos hasta que sus padres le propusieron ir a un parque de atracciones cercano para animarla, yéndose esa noche feliz a dormir a su cama.
Sin embargo, en mitad de la noche mueve una de sus orejitas, abriendo los ojos al haberse despertado por el ruido de cosas caer en el resto de la casa -Ma...¡mmm! -no pudo terminar su frase, pues alguien le había puesto la mano en la boca y trataba de agarrarla para sacarla de la cama, empezando a patalear al no entender que pasaba, solo sabía que tenía miedo, empezando a sollozar y temblar.
-Shh~ tranquila niña, si eres una buena chica todo saldrá bien~ -le dice una voz en un inicio desconocida, hasta que se acuerda de las voces de aquellos extraños que vio dias antes, siendo igual que la que habia escuchado de uno de ellos.
En medio del pánico, termina logrando liberar su boca para morderle la mano, haciendo que soltara un quejido y la suelte, aprovechando así para correr y buscar a sus padres llamándolos.
Sin embargo, cuando llega al salón se encuentra sus padres rodeados por otros 4 desconocidos, todos ellos con una sudera negra y escondiendo bajo una capucha sus rostros, formando una expresión de pánico cuando toda la atención va a ella, escuchando el eco de aquellas voces decir que la encontraron, mientras que las de sus padres decían que debían protegerla a ella y su secreto.
En medio de la confusión, el padre aprovecha para darle un puñetazo a uno de ellos en su rostro para desestavilizarlo, y la madre corre hacia su hija para agarrar una de sus manos y tratar de huir con ella, "ignorando" así el quejido de dolor de su marido entre lágrimas, abrazando a su hija en cuanto son acorraladas.
-Bueno bueno... Nuestra diosa no creo que esté muy contenta con esto... Pero que conste que nos han obligado... -empieza a decir uno de aquellos desconocidos, concretamente el que había ido a buscar a la pequeña a su cuarto -En fin, tienes dos opciones... -le dice a la madre ignorando el que ambas lloraran, sobre todo al notar que ahora el padre se desangraba en el suelo por una puñalada fatal -O nos dice donde encontrar a nuestra diosa... O nos entrega a la niña... -le dice acariciando con sus dedos una navaja mientras se acercaba peligrosamente.
-N-no s-se d-de que hablan... -le responde la señora tratando de proteger entre sus brazos a su hija mientras esta lloraba y ella trataba de mantenerse fuerte, pero estaba aterrada.
Aquello hizo soltar un carcajada al encapuchado -Eres pésima mintiendo... Sabemos que estuvo aquí, hace que, ¿tres o cuatro años? Y tambien sabemos que esa niña tiene una de sus bendiciones... Así que le doy una oportunidad más... -le dice agravando su tono.
Ella se lo termina pensando un poco, y por un momento estuvo a punto de decir algo, pero luego recuerda algunas de las palabras de la eriza, que ella cuidaría de su hija, por lo que termina agarrando un florero rápidamente y lanzándoselo, olvidándose por completo de que otros dos le bloqueaban su única salida, separando entre ambos a madre e hija, sufriendo la primera el mismo destino que su marido, una puñalada en la boca del estómago, siendo lo último que escucha el grito de su hija llamándola entre lágrimas, no pudiendo hacer nada mientras se la llevaban y dejaban allí los ya cadáveres de sus padres.
******************************
Dos años habían pasado ya desde aquel día, dos años en los que la loba de ya 12 años apenas era capaz de dormir, despertándose agitada al recordar la muerte de sus padres, sobre todo porque sus asesinos la mantenían aún cautiva en otra ciudad, en lo que antiguamente fue un orfanato y que, ahora medio derruido, era el centro de operaciones de aquel grupo que la secuestró, y al mismo tiempo, era la prisión de otros niños similares a ella.
Por lo que le explicaron, aquel grupo buscaba a un ser del que hablaban todo tipo de mravillas y que, en algún momento, ellos supuestamente habían visto y que ese ser compartió algo con ellos, pero ninguno recordaba su aspecto ni nada parecido.
Sin embargo, ella era especial, pues según sus captores, era la única que había sufrido algún cambio por aquella interacción con esa "deidad", asociando así que se referían a su capacidad de escuchar las voces internas de aquellos con los que establecia contacto visual directo, algo que entre ella y los demás niños llamaron "hiperempatía".
Pero por desgracia, esa habilidad solo le traía cosas malas desde que llegó allí, pues al ser la mayor de entre todos los demás niños, estos todos gritaban internamente que los ayudara con los "interrogatorios", pues básicamente sus captores los sometían a golpizas si no les decían lo que querían saber sobre aquella "diosa", siendo lo mejor que podía pasarte el que te dejaran sin comer.
A su vez, dejando de lado el que solía tratar de proteger a los demás niños por lo que sus voces la carcomían, la avaricia en las voces de sus captores la angustiaban demasiado, que junto a sus golpes, hacían mucha más mella en ella que en los demás, aparte que con ella eran más brutos al creer que ella los engañaba, ya que les era imposible creer que alguien con una habilidad producto de la "bendición" de su diosa no supiera de ella.
Una noche, todos los niños se preparaban para dormir, al menos hasta que uno de los encapuchados entra al cuarto de estos, ganándose un coro de chillidos mientras todos trataban de alejarse de él, siendo la loba la que estaba al frente tratando de evitar que se llevara a nadie, aunque más bien la querían a ella, llevándosela a rastras en cuanto agarra su brazo con bastante fuerza y casi retorciéndoselo.
Así se la lleva a un nuevo interrogatorio, aunque esta vez, antes de empezar el mismo la ataron a una silla.
-En fin... Creo que no hace falta ya que te digamos que es lo que queremos saber, ¿no? -pregunta uno de ellos obligándola a mirarlo para que "escuchara" su voz interna.
-N-no sé n-nada... L-lo juro... -dice con la voz ya apagada por saber lo que se venía.
Este suspira pesado antes de darle una cachetada bastante fuerte a la que no reacciona casi -Pequeña mentirosa... Esa "hiperempatía" tuya no vino de la nada, es una de sus bendiciones... Así que has tenido que verla -dice agarrando su navaja y un mechero, encendiendo la llama del último para acariciar la hoja de su navaja con la llama -Pero ya que insistes, tendremos que ser un poco más duros contigo... -le dice mientras seguía calentando la hoja de su arma.
Al ver eso, la loba abre los ojos aterrorizada forcejeando contra sus amarres, sacándole una pequeña risa al contrario, que se acerca a ella y termina clavándole el arma en uno de sus brazos, sacandole un grito de dolor mientras las lágrimas salían de sus ojos, empezando a temblar por el ardor y el dolor de la cuchilla caliente enterrándose en su cuerpo.
-Y bien... ¿Sigues sin saber nada? -le pregunta acariciando su cabeza tras retirar la navaja de su brazo, volviendo a clavarla en su otro brazo al no recibir respuesta, pero esta vez además baja algo más la navaja para dejarle un corte, ignorando de nuevo sus gritos de dolor.
Así siguieron durante un par de cortes más, hasta que a la mente de la pequeña llegan unas palabras de una voz dulce que ahora no reconocía, pero que a esas alturas poco importaba, repitiendo aquel "conjuro" que años atrás le habían enseñado, aunque cambiándolo un poco inconscientemente -¡Atiende a mi llamado, ser de muerte! ¡Atiende a mi llamado, ser de sombra! -grita lo más fuerte que puede en medio del dolor, quedándose llorando al detenerse por un momento los cortes a su cuerpo.
-¿Qué fue eso? ¿Acaso es una invocación o algo así? -pregunta con genuina curiosidad el encapuchado.
******************************
Mientras el "interrogatorio" seguía su curso, una eriza de pelaje oscuro y brillantes ojos rojos aparece entre las sombras cerca de aquel orfanato, acercándose a la puerta y llamando a la misma con tres golpes fuertes y secos, llamando la atención de los demás encapuchados.
Al abrir la puerta, se encuentra a aquella eriza mirándolo fijamente, casi como si tratara de investigar su alma en el proceso -¿Puedo ayudarla con algo señorita? -le pregunta.
Sin embargo, la eriza no responde y solo lo aparta de la puerta para poder pasar al edificio -¡Oiga! ¿Quién te dijo que podías entrar? -le pregunta ahora enojado quien la recibió interponiéndose de nuevo en su avance.
-Quítate -le dice la eriza con un tono algo grave y serio en su voz, uno que en un inicio hizo que tanto él como sus compañeros al ir ante sus quejas se estremecieran un poco, sobre todo con la mirada penetrante de esta.
Por su parte, al escuchar los niños que había alguien más allí, muchos tenían miedo de que fuera alguien que se les quisiera unir, pero un niño de 6 años termina saliendo corriendo de la habitación para ir hacia donde estaban la eriza y los encapuchados.
-Oye niño, ¿qué te crees que haces? -lo interrumpe un encapuchado al notar que iba corriendo directo a la eriza, siendo el que estaba frente a esta que lo deteniene al agarrar fuerte su brazo e ignorando su queja -Si nos disculpas, tenemos unos mocosos que cuidar y no podemos atender visitas, así que vete ya -le dice este a la eriza con un tono hasta cierto punto despectivo.
Sin embargo, esta lo ignoraba y tenía su vista en el niño, en esa carita aterrada que le pedía ayuda con su mirada, y cuando el contrario estaba por llevárselo, ella lo detiene agarrando la muñeca con la que lo agarraba, empezando a apretar poco a poco mientras tenía su vista fija en él.
En un inicio, este la mira molesto, pero pronto se queja adolorido terminando por soltar al pequeño, que termina por quedarse detrás de la eriza abrazando una de sus piernas.
-¡¿Pero quién te crees estúpida?! -le grita otro de los encapuchados molesto, amenazándola con su navaja -Será mejor que te largues y no regreses.
Al ver el arma, el pequeño solloza abrazando mas fuerte la pierna de la eriza, mientras esta solo coloca una mano encima de su cabecita manteniendo su mirada fija en el encapuchado, terminando por soltar una carcajada por la amenaza -¿Oh qué? -le pregunta ahora sonriendo de lado dejando ver sus colmillos mientras su mirada brillaba ligeramente, moviendose sin que ellos supieran sus propias sombras detrás de ellos.
Mientras estos seguían tratando de amenazarla, ella los ignora y solo carga al pequeño acurrucándolo contra ella -Ve afuera, y ni escuches ni veas~ -le pide en un susurro sonriéndole levemente para luego bajarlo, a lo que este le hace caso temeroso y sale afuera tapándose sus orejitas y mirando hacia afuera -En cuanto a vosotros... -dice la eriza mirándolos fijamente mientras un par de alas empezaban a asomar de su espalda -Es hora de enfrentar vuestro castigo... -dice sonando su voz doble antes de atravesarlos a ellos en su estómago con sus propias sombras formando una especie de ganchos, tomándolos completamente por sorpresa.
Los quejidos que soltaron alertaron a los demás, yendo de uno en uno o por parejas a ver que pasaba, solo para encontrarse con aquella eriza, que ya sin mediar palabra, cortaba sus gargantas con sus garras o los atravesaba con sus propias sombras formando esos ganchos, yendo en la dirección en la que vio salir al niño, encontrándose la habitación donde estaban los demás aterrorizados por los gritos.
Sin embargo, cuando ella se empieza a acercar y notan sus alas, casi todos se calman al menos un poco, aunque la sangre de su pelaje y ropa los seguía poniendo nerviosos -Tranquilos, ya todo está bien... -les dice con el tono más suave que tiene, aunque sus pupilas se afilan como las de un felino al escuchar a un encapuchado más tratando de atacarla por la espalda, moviendo sus orejas para rápidamente darse la vuelta y tomarlo del cuello apretando y alzándolo ligeramente -Salid de aquí -le pide a los niños, a lo que todos lo hacen caso sin rechistar.
-A-aún h-hay un-na m-más... -le dice una de las niñas más mayores antes de irse con los demás, corriendo tanto que ni cuenta se dieron de los cuerpos de sus captores ya sin vida.
La eriza asiente levemente a la niña antes de centrar su vista de vuelta en aquel al que le había tomado del cuello -¿Y bien? ¿Dónde está la que falta? -le pregunta aflojando un poco su agarre para que le pudiera hablar.
-A-al fin-nal del... P-pasill-llo... -le responde tratando de soltarse de su agarre, tratando de respirar cuando ella apreta de nuevo por unos segundos, y pasando a jadear fuerte en el suelo en cuanto lo suelta.
-Por tu propio bien... Más vale que no sea mentira -le dice antes de caminar tranquilamente hacia el final del pasillo, moviendo sus orejas al escuchar aquellas palabras de nuevo, "atiende a mi llamado, ser de muerte. Atiende a mi llamado, ser de sombra", pero esta vez el tono era más bajo, casi como un susurro.
Al abrir la puerta, se encuentra un panorama que la hizo enfurecer exponencialmente, pues la loba albina ahora de encontraba siendo sujetada de su ropa por aquel encapuchado en alto mientras este tenía clavada su navaja en uno de sus costados, teniendo varios cortes por sus extremidades y sangre deslizándose desde sus heridas.
Al irrumpir de esa forma, el encapuchado la mira y rapidamente ignora a la loba, dejándola caer al suelo sin importarle su quejido ante el golpe -Pensé que este momento nunca llegaría -empieza a decirle con aparente emoción -Ya sabía que esa niña debía saber algo de usted, no sabe cuant... -seguía hablando mientras se acercaba a ella, pero detiene sus palabras en el momento en el que esta termina dándole un puñetazo en su rostro al acercarse.
Una vez lo tira, ella camina hacia él con su mirada brillando intensamente y su pelaje cambiando de gris oscuro a negro -¿Así que todo esto es por ella? ¿En serio crees que alguien así iba a aprobar algo de esto? -le pregunta con un tono que reflejaba su enojo, así como en este sonaban dos voces, pisando su cabeza en cuanto lo alcanza -Ella no los mataría porque no tiene el corazón para cargar con más muertes... Pero para eso... Ya estoy yo~ -le dice con una amplia sonrisa macabra levantando su pierna para bajarla rápidamente con todas sus fuerzas, aplastándole así el cráneo y hasta hundiéndolo un poco contra el suelo.
Repite ese pisotón un par de veces más para cercionarse de que estaba muerto, y para terminar la faena, desde allí controla la sombra del que había dejado atras para tambien atravesarlo con su propia sombra, visto lo visto, no iba a dejar a ninguno con vida.
Al terminar, va junto a la pequeña loba y la sostiene en sus brazos levemente -Ey pequeña, ya esta bien... No los van a lastimar más... -le dice bajando un poco sus orejas al notar que su pequeño cuerpo era demasiado ligero, y no por la ligera desnutrición de la misma, así como que su rostro estaba muy pálido.
La pequeña loba abre levemente sus ojos, viendo por unos segundos a aquella eriza que había olvidado por completo -E-eres u-un... ¿Á-angel? -le pregunta con una voz muy débil.
La mayor se queda unos segundos pensando para luego soltar un ligero suspiro -Podría decirse... -le responde tratando de pensar que hacer para ayudarla, notando así que esta tenía energía de su contraparte en su cuerpo, ocurriéndosele una idea -Mira... Puedo intentar salvarte, dolerá un poquito al principio y es posible que no la cuentes... Pero podrás seguir protegiendo a los niños si funciona... -le explica brevemente mientras acariciaba su cabeza.
Al escucharla, la pequeña asiente levemente con su cabeza, pues no quería dejar a todos aquellos niños atrás, menos a otros que podrían estar en una situación similar.
Ante su aceptación, la eriza le clava con mucho cuidado una de sus garras en su cuello para inyectarle una pequeña dosis de su veneno, el cual reacciona con la energía que ya tenía en su cuerpo, transformando esta para comvertirla en una pequeña copia de ella misma.
Durante la transformación, la pequeña se queja levemente y aferra un poco a ella, que no se aleja en ningun momento y hasta la consuela acariciando su cabeza, hasta que, tras unos minutos, ya no sentía dolor en su cuerpo y sus heridas habían sanado por completo, escuchando así sus palabras -Bienvenida de vuelta, Angelika.
********************
Wenas :^
Pos aquí tenemos a la nueva niña de mi "elenco" por así decirle, la pequeña Angelika, y de paso, un par de caps introductorios de su origen.
Otra cosa a añadir, este es tranquilamente mi cap mas largo, casi 3500 palabras xD.
En fin, con esto dicho, me regreso a las obligaciones de la vida adulta :').
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top