|Sexta Parte| •Final•
Después de los sucesos acontecidos, al chino le picaba la curiosidad por ver el rostro del enmascarado. Y en la primer oportunidad que tuvo, aprovechó el momento...
Una mañana, Luhan despertó antes que Yifan. Lo observó dormir, y la idea de quitarle la máscara lo dominó.
Con sumo cuidado, acercó su manos a los bordes de la porcelana, la retiró con delicadeza...
-¡Oh, santos cielos! -Jadeó y cubrió su boca con las manos.
La piel de la mejilla derecha estaba muy arrugada, e incluso más oscura que la pálida en el resto de su cuerpo. La esquina de su labio superior estaba algo arrugada y era de un tono brillante. Había una cicatriz en la ceja izquierda que la dividía y bajaba hasta la sien.
Sus ojos se cristalizaron.
Tocó con levedad la marca en su labio. Se asustó cuando Yifan tomó su muñeca y la apartó mientras abría sus profundos ojos oscuros y lo observaba.
Tragó saliva y una lágrima de deslizó por su mejilla y cayó en la del alto.
-¿Te duele? -Murmuró el rubio.
-No. Ya no... -Susurró. Llevó la mano del chino a su pecho. Donde se podían sentir sus latidos.- Duele aquí cuando te veo llorar.
Luhan sonrió levemente y se limpió el rostro.
-No quiero que te duela por mi culpa. -Acercó su rostro al del contrario y besó sus labios, sintiendo la textura rugosa.
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Tres meses.
Tres benditos meses desde que había encontrado la carta de los Wu, donde se anunciaba su despedida antes de su muerte.
Su situación con Yifan iba mejorando. Ya controlaba su temperamento, y convivían juntos.
También debía admitir que él y el alto eran un par de sátiros, pues la mayor parte de su tiempo se la pasaban en la cama.
Había ocasiones en que Luhan no podía tener relaciones, pues estaba adolorido del día anterior. Pero eso no era obstáculo para que Yifan le negara un orgasmo.
Para esas ocasiones, el sexo oral era algo magnífico y sublime.
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Luhan se encontraba preparando masa para hacer pasta de lasaña. No era la primera vez que la hacía, pero sí la primera en que estaba siendo distraído.
-¡Ah! ¡Ah! ¡Uh! -Sus gemidos eran muy altos, mientras intentaba contener la fuerza de sus brazos en el rodillo, pero éstos flaqueaban al sostenerse de la mesa en la cocina cuando sus piernas comenzaron a temblar.- ¡Yifan! -Aumentó el volumen.
El alto estaba de rodillas trás el rubio, que sólo llevaba puesto un mandil... Sin ninguna otra cosa.
El pelinegro separaba con sus manos los glúteos del chino para dejar expuesto su ano color rosa. Lamía con esmero su capullo y lo chupaba de vez en cuando.
Pasaba su lengua alrededor del agujero, lubricándolo con su saliva y tratando de meter la punta en su entrada.
-Sí, sí, sí. Oh, sí. ¡Yifan!
Dejó de sostener el rodillo y no evitó que sus brazos se debilitaran y la parte delantera de su cuerpo cayera hacia el frente, provocando que su culo tuviera más acceso. Separó más sus piernas.
El alto se apartó un momento y metió dos dedos en el ano del chino. Éste jadeó.
-Espera. Me duele todavía. -El rubio tomó la mano que Yifan usaba y la sacó de sí. El pelinegro lo miró, con una expresión pacífica en su deformado rostro.
-Lo siento. -Se disculpó. Se puso de pie y se colocó trás el expuesto cuerpo del contrario y le quitó el mandil.
Con un brazo le rodeó la cintura, y con el otro le acarició tiernamente el plano abdomen. Esa misma bajó lentamente, a penas rozando la piel del rubio, dándole escalofríos.
-¡Oh! -El chino se sorprendió al sentir directamente los dedos del contrario subiendo y bajando por su longitud. Apretó los dientes cuando se concentraron en el glande, regando el presemen por toda su extensión.
-¿Se siente bien? -La voz grave de Yifan vibró en su oído. Luhan asintió.
-Sí, maldición. ¡Sí! -El rubio cerró sus ojos y suspiró.- Oh, cielos. Oh, cielos. ¡Ah, Yifan! -Dio un grito, alargando el nombre del alto cuando llegó al clímax y llenó la mano del contrario con su esencia.
Luhan se giró entre los brazos de Yifan y lo miró. El pelinegro acercó su mano a los labios del más bajo y los acarició, manchándolos con el líquido blanquecino. El chino sacó su lengua y lamió los dedos con lentitud, limpiando el semen de ellos. Besó a Yifan y luego cayó de rodillas, bajando los pantalones del alto y engullendo el pene de éste en su boca. Comenzando a chupar como si fuese su única fuente de alimento, cuidando que los dientes no hicieran daño a la virilidad del contrario.
El pelinegro lo tomó del cabello para guiarlo y gruñó.
Lo apartó cuando un cosquilleo le recorrió el vientre bajo y se masturbó hasta que tuvo su orgasmo, terminando en las mejillas del rubio. Lo tomó de los brazos e hizo que se levantara para lamer el rostro del chino y limpiar su corrida.
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Después de cenar, correctamente, Luhan se preparaba para dormir, colocándose un camisón del pelinegro, que le quedaba enorme y le llegaba a la mitad de los muslos, a penas tapando su intimidad.
Vio al alto llegar a la habitación y recostarse en la cama. El chino no perdió tiempo y se subió sobre su abdomen, sonriendo traviesamente cuando el contrario lo sostuvo de sus caderas para evitar que se cayera.
-Yifan... He estado pensando. -Un sonrojo cubrió sus mejillas. El susodicho frunció el ceño y lo dejó continuar.- ¿No crees que sería lindo tener un hijo?
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Había pasado un año desde que Luhan y él estaban juntos. Nadie había visto al pelinegro, a parte del chino, y lo prefería así. No quería que alguien más viera su... Deformidad.
Era de noche. Altas horas, y Yifan aún no conciliaba el sueño, sólo se dedicaba a mirar a su pareja dormir.
Se levantó de la cama y se dirigió a la habitación al lado de la suya. Suspiró y se sentó en la mecedora que Luhan usaba para leer en las tardes.
Tantos años oculto, siendo invisible para el mundo a su alrededor. Nunca se quitó su máscara, mas que para comer, y cuando eso sucedía, nadie estaba presente, ni sus padres. No quería que alguien lo viera.
Pero Luhan... Su Luhan... Lo había aceptado. Sin restricciones. Y le dio algo preciado... Su amor.
Frotó ambas manos en su cara, sintiendo la rugosidad de su piel. A veces quisiera usar su máscara, pero a Luhan no le gustaba que escondiera su rostro, pues decía que así no podría besarlo.
Se puso de pie cuando vio al rubio entrar por la puerta, rascando sus ojos, en señar de que todavía estaba cansado.
-¿Qué haces, cariño? -Le dijo el más bajo. El pelinegro no respondió.
Se acercó a la cuna de caoba en el centro de la habitación y se inclinó lo suficiente para ver al bebé de cabellos oscuros con las mejillas rosadas dormir tranquilamente con un pequeño puchero en sus labios. El chino se colocó a su lado y se acurrucó al costado del alto.
-¿Es muy lindo, no es cierto? -Sonrió el rubio. Con delicadeza tomó una de las pequeñas manos del bebé, para acariciarla, transmitiéndole paz.
-Yixing... No será como yo. -Luhan lo miró.- No tendrá que ocultarse del mundo por su aspecto... Él es... Perfecto. -El chino besó su mejilla.
-Lo es... Y tú tampoco tendrás que ocultarte de nadie. No temas mostrarte a los demás. Tu físico no es algo de lo que debas avergonzarte. -Lo abrazó, rodeando su espalda.- Te amo. -El cuerpo de Yifan se tensó.
-También te amo. -Le correspondió de vuelta, con su vista puesta en el pequeño que yacía en la cuna. Su hijo Yixing.
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Chan, chan, chan. Si se lo preguntan... Hubo M-Preg oculto. Por eso llegó el pequeño Yixing... Bueno... Ya. Tírenme tomates. Hay que admitir que este final fue ridículo.
El One Shot de SeXing... ¿De qué lo quieren? ¿De temática de película o de un Bibliotecario? (Spoiler, ¿dónde?)
Bueno... Ahora trataré de actualizar "La Mascota"... Pero antes veré "Sombras Tenebrosas". Es que se acaba de empezar en la tele. XD
¿Ya vieron el vídeo de Lu?
¿Y los de Lay?
Agradecimiento especial a los siguientes usuarios:
#XimenaEsmeDeSchmidt
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