|Segunda Parte|
El día siguiente transcurrió normal por la mañana.
Había olvidado las indicaciones que le dio la señora Wu, y no podría importarle menos.
Se encontraba picando algunas peras para desayunar. Se le ocurrió ponerles miel, así que se giró para buscarla en la alacena cuando vio a Yifan sentado en el comedor con la cabeza en su dirección.
Soltó un grito y se le cayó el cuchillo que llevaba en la mano. Se llevó una mano al pecho, sintiendo su desbocado corazón.
-¡Maldita sea! El susto fue grande. -Mientras flotaba sus clavículas para estabilizarse, se percató del papel frente al muñeco. Eran las instrucciones de los Wu. Miró con ojos entrecerrados al niño.- No estás vivo. Ni poseído. Tan poco hay fantasmas. -Se autoconvenció. Tomó el papel y lo arrojó al cesto de basura.
Fue a su alcoba y buscó el teléfono de disco. Sin línea. Bufó y lo dejó brucamente en la cama.
Se sobresaltó al escucharlo sonar. Lo observó extrañado.
¿No se supone que no había línea?, se preguntó y contestó:
-¿Si? -Por unos segundos no se escuchó nada al otro lado hasta que una voz infantil se hizo presente.
-Luhan... Luhan, juega conmigo. -El rubio se congeló en su cama. Sudor frío comenzó a emanar de sus sienes.- Luhan... -El infante alargó su nombre.
-¿Qué? -Su voz a penas era un susurro. Miraba hacia todos lados con desesperación. Su corazón estaba acelerado y su respiración dificultosa.
-Juguemos, Luhan. -Lo dijo tan lentamente que el chino pudo notar el cambio de su voz dulce a una ronca.
Cuando el rubio no contestó, Yifan comenzó a reír usando su voz de infante, atormentando a Luhan.
-Cállate. -Pidió. Yifan no se detuvo.- ¡Cállate, cállate, cállate! ¡Déjame en paz! -Arrojó el teléfono lo más rápido que pudo y se hizo un ovillo en la cabecera de la cama.
No se había dado cuenta que había comenzado a llorar hasta que sintió el sabor salado de sus lágrimas al sollozar.
Vio hacia la puerta en el momento que escuchó pasos acercándose.
Pudo notar una sombra bajo la puerta de su habitación.
¡Demonios! ¿Si quiera cerré con pestillo?, intentó recordar.
Observó que la sombra no se movió por unos segundos. Luhan estaba tan asustado que ni respiro hasta ver que Yifan volvía por donde venía.
Aguardó unos minutos, que parecieron una eternidad. Bajó muy lentamente de su cama, sin hacer ruido alguno. Se acercó cuidadosamente y abrió la puerta, percatándose de que no la había asegurado. No encontró a nadie afuera, pero sí a sus zapatos perdidos y una charola con las peras que había picado anteriormente, pero esta vez, tenían miel encima, justo como las planeaba hacer. Al lado estaba un vaso de leche. Frunció el entrecejo y se limpió las mejillas.
Se dirigió a la habitación del muñeco luego de haber guardado su calzado y puesto los alimentos sobre su buró.
Vio al niño sentado en su cama, inmóvil y con las instrucciones de su madre al lado.
El chino tragó saliva y las tomó.
-¿Así que esto es lo que quieres, he? ¿Me dejarás en paz una vez que haga todas estas cosas? -Sorbió por la nariz al no obtener respuesta. Le dio una mirada a Yifan y suspiró.- De acuerdo. Lo haré.
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Ya había pasado una semana desde su "Acuerdo de paz", y Luhan se atrevería a decir que todo iba viento en popa. Acataba todo a la perfección.
Las reglas eran sencillas. Cosas como levantar a Yifan temprano. Vestirlo. Darle su desayuno, a pesar de que el pequeño no hacía movimiento alguno para alimentarse. Dedicarle unos momentos de lectura. Escuchar música clásica, esto incluía enseñarle a tocar un instrumento, aunque el rubio omitía eso. Había más cosas que eran sencillas y las hacía al pie de la letra.
Pero había algo que no hacía hasta el momento: Darle un beso de buenas noches. Eso le parecía tan inusual. Es decir, estaría besando a una pieza de porcelana fría, sin sentimientos ni vida, o eso creía él.
Había avanzado tanto en su convivencia con Yifan, que llegaba a charlar con él como si fueran amigos. Claro, siempre era conciente de que el pequeño no le contestaría a lo que dijera, pero eso no le importaba.
Poco después de eso le llegó su pago por cuidar del niño. El dinero era tanto, que superaba el sueldo de un mes de su trabajo anterior. Aprovecharía eso para pagar al hombre que le llevaba la despensa cada tres días. Acompletaría para al menos tres meses, si no es que más.
^*^*^*^*^*
En una madrugada, Luhan tuvo un sueño húmedo con su ex-novio.
Luhan estaba en el sofá de su antigua casa, siendo preparado por los hábiles dedos de Sehun, como se llamaba.
Podía sentir el sudor emanar de su cuerpo debido a la caliente situación, su pene erecto ya soltaba precum.
El chino empujó a Sehun para que se recostara en el sofá y se colocó a horcajadas sobre su pelvis, tomó el pene del contrario y lo dirigió a su ano. Jugó un poco, frotando el glande contra su capullo dilatado.
Lo detuvo una risa aguda.
Volteó a su derecha y ahí estaba Yifan. Estirando su rostro de porcelana para reír más fuerte mientras aplaudía.
-Luhan, juguemos. -Le habló con una macabra sonrisa y sus ojos destellando un brillo profundo.
Lo más raro de la situación, fue que el rubio asintió, accediendo.
El muñeco se acercó y se colocó de rodillas sobre el sofá. Sehun había desaparecido con anterioridad y no supo en qué momento.
El pequeño rió y sostuvo con una de sus frías manos el pene de Luhan. Éste se relamió los labios.
El rubió estaba comenzando a preocuparse cuando le dio la orden a su cuerpo de alejarse por que sus reacciones eran anormales y no las comprendía, pero no se podía controlar.
Jadeó cuando Yifan puso su mano en el pecho del chino para que se recostara y la otra brindaba caricias placenteras su virilidad.
Gimió fuerte cuando la fría extensión que descansaba en su pecho ahora tocaba traviesamente su entrada. Gritó cuando la metió por completo en su cuerpo, y no por que se sintiera, sino por el hecho de que fue algo demasiado placentero.
Cuando movió sus manos al mismo ritmo, percibió el clímax acercarse, acumulándose en la parte baja de su vientre y en su pelvis. Se arqueó al sentir el orgasmo desgarrar su mente y sentido común.
Fue en ese momento que despertó completamente sudoroso y jadeante. Miró sus pantalones y se reprendió mentalmente por correrse entre sueños.
Decidió tomar una ducha y lavar su ropa antes de despertar a Yifan.
Mientras tallaba con furia sus bóxers soltaba lágrimas al sentirse asqueado por disfrutar algo tan morboso que debió haber sido una pesadilla pero en realidad fue una fantasía.
-¿Qué me está pasando? -Se regañó y continuo con su tarea, empezando a tener una sensación de incomodidad por ser observado. Miró a su alrededor y no vio a nadie, ni siquiera a Yifan. Continuó con lo que hacía ignorando lo que percibía.
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Ay, no sé qué me dio por seguir escribiendo esta cochinada. No me maten, que aún habrá más.
Bueno, la verdad decidí compensar a mis bollos de pan por que ya llegué a tener más de mil seguidores. ¿Saben cómo me siento? Jodidamente agradecida por que les guste mi trabajo.
Un especial agradecimiento a estos usuarios por comentar mi estado de salud:
Yo sé que todos se preocupan por mi salud *se intenta hacer alguien importante*, pero estas personitas manifestaron eso.
PD: Quiero especificar que yo no dedico mis historias a menos que deba favores, pero sí doy agradecimientos de ahora en adelante. Así que los comentarios que más me conmuevan se mostrarán en la siguiente actualización con una atención especial.
PD2: Por ahí alguien me dijo que era su ídola, pero me llamó "wey". Entonces mi cara fue de "¿Pero khá raious?" y luego me reí. Los comentarios que más me diviertan serán mencionados.
#XimenaEsmeDeSchmidt
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