Extra: Drakey
Mikey siempre tuvo claros sus deseos.
El día que fue clasificado como omega fue un tormento para sus familiares, pues al verse envuelto en un mundo lleno de delincuencia donde los omegas eran presas fáciles de alfas irracionales, la confianza que habían depositado sobre él se había disipado.
Fue doloroso al principio, e incluso le hizo replantearse las desventajas de su casta y todo por lo que tendría que pasar, todo lo que tendría que abandonar.
Bah, que él era El invencible Mikey.
Su penumbra no duró más que un día posterior a su primer celo y con sus ánimos revitalizados, continuó su rutina sin ninguna alteración. Ser omega no tendría porqué perjudicar en su vida diaria, porque no tenía más peso que la diferencia de anatomías.
Ser omega no fue un obstáculo para él.
Y cuando su omega interno empezó a desear a cierto alfa, lo consideró una real bendición.
—Kenchin, ¿le vas más a los omegas o a los betas? ¿O prefieres deltas?
Draken arrugó sus cejas con confusión antes de figurar un gesto dubitativo.
—A los omegas, supongo.
Vaya que era un tipo con suerte.
Y luego de su pequeña celebración por confirmar que al menos iba por la misma corriente que Draken, ni corto ni perezoso empezó a recitarle sus insinuaciones en cada momento que se le ocurriera.
Mikey sabía que con su aroma lo tenía babeando por él y, sin dudarlo, lo usó a su favor.
Una noche, una torrencial lluvia obligó a Mikey a quedarse a pasar la noche con Draken. No era un acto muy inusual. Ambos ya habían compartido cama múltiples veces, las necesarias como para que cada uno se supiera de memoria las mañas del contrario durante el sueño.
Como que Mikey pateaba mucho. Que Draken se despertaba muy temprano para ejercitarse. Mikey hacia pucheros dormido. Draken soltaba suspiros cuando estaba bastante somnoliento.
Sin embargo, había acciones que aun eran secretas para el otro y que sería vergonzoso que salieran a la luz; como que Mikey solía delinear con los dedos el tatuaje de Ken. Draken en las madrugadas alargaba su mano para sentir entre sus dedos el cabello del omega. Mikey admiraba secretamente a Draken cuando se ejercitaba, fingiendo que aun dormía. Draken también miraba a Mikey mientras éste estaba inconsciente.
Y esa noche, ataviado con nada más que su ropa interior y una camisa del alfa (deliciosamente perfumada con su aroma) que le caía hasta la mitad del muslo, Mikey se aventuró a dar un paso más allá.
—Kenchin, quiero ser tu omega.
Ken resopló.
—Ya duérmete, enano. La influencia de Baji te está afectando.
Mikey rodó sobre el colchón para encarar a Draken, separado por unos centímetros a su lado y dándole la espalda.
—Acepto que la idea la tomé de Baji, pero estoy hablando en serio.
—Sí, Mikey. Lo que tú digas —murmuró con más somnolencia que lucidez
El omega se sintió ofendido por la falta de atención y seriedad. Si Draken no lo entendía con palabras, entonces se lo haría entender con acciones.
El alfa le había insistido que mantuviera puesto su parche neutralizador, debido a que estando en un burdel donde alfas en celo acudían a satisfacerse, no era muy favorable que el aroma de Mikey estuviera rondando despreocupado y más cuando este era demasiado potente incluso para su propia voluntad.
Pero, a Mikey no le pesaron las manos al arrancárselo abruptamente para obtener su atención.
Draken se sitió repentinamente asfixiado por el dulzor que embargó el pequeño cuarto.
—¡¿QUÉ MIERDA HACES, MIKEY?!
—¡Es que no me estás escuchando!
Draken tropezó con las sabanas y sus propios pies a levantarse de golpe para avanzar con zancadas hacia la puerta para asegurarla.
Mikey pudo haber hecho algún comentario sugerente al respecto, una burla, una insinuación vulgar; pero lo detenía el saber que Draken lo hacía porque cualquier alfa podría intentar entrar para reclamar al omega portador de tan placentero olor.
Y en realidad no sintió miedo, porque con Kenchin jamás sentía miedo.
—¡Vuelve a ponértelo ahora! —exigió, pegando la espalda a la puerta y cubriendo su nariz con su mano, ahuyentando sus feromonas.
—No —decretó, levantándose de su lugar para caminar lentamente hacia el alfa—. Dime, ¿lo dices por los alfas allá afuera o por ti.
Notó que la expresión de molestia de Draken se tensó y amenazó con decaer a uno nervioso, pero rápidamente se recompuso.
—Eso no importa ahora. ¡Vuelve a ponerte el maldito parche!
Mikey redujo cada vez más la distancia hasta que solo fueron simples centímetros.
—Kenchin, quiero ser tu omega —susurró lo suficientemente bajo para que solo fuera audible para él.
La respiración del alfa se cortó instantáneamente cuando las dulces feromonas de Mikey chocaron contra su nariz. Sus extremidades se paralizaron y sus ojos no podían evitar orbitar alrededor del cuerpo del omega.
Lucía tan exquisito.
—Maldición, Mikey.
Y Draken se lanzó a atacar sus labios con una ferocidad nunca antes usada, embriagado por el dulzor que se colaba en su nariz y la grácil figura del omega bajo esa holgada camisa.
Manjiro sonrió contra la boca del alfa cuando estos impactaron en el ruidoso beso. Draken succionó sus labios y los mordió durante el proceso, llegando a impresionarle la habilidad y confianza con la que trabajaba. Agarrándose de los anchos hombros, tomó impulso para trepar sobre él y abrazar su torso con sus piernas desnudas, pegando su virilidad al abdomen del alfa.
Draken llevó sus manos hasta sus muslos, enmascarando el juguetón apretón que les dio con querer ajustar el agarre.
En su contra estaba la hostigosa inhabilidad y se obligaron a separarse por la falta de aire. Mikey, apoyando sus brazos contra los hombros de Draken, jadeaba sin control exhibiendo un potente rubor empañando sus mejillas, sumado a la hinchazón de sus húmedos labios cubiertos de saliva. Antes de que pudiera hacer algún movimiento, Draken enterró su nariz en su cuello, justo en el punto donde se ubicaba su glándula de olor.
—Mierda, en serio hueles tan bien.
Mikey sonrió complacido.
Por renuencia de Draken, no llegaron más allá esa noche. Todo se mantuvo en toqueteos lascivos y feroces besos, sin embargo, Mikey estaba satisfecho con ese avance; tanto que el día siguiente todo lo que vio en su panorama fueron flores y colores. Dio por sentado que la idea de que era un progreso en su relación ya era mutuamente tácita. Estaba seguro de que con ese escalón avanzado ahora su trato cambiaría, porque estarían avanzando hacia algo más.
Esa fue la primera vez que Ken Ryuji resquebrajó sus ilusiones.
—No, Mikey. No vuelvas a hacer eso —había reprochado con un tono firme--. Mi celo pudo adelantarse y no quiero ni pensar en qué pudo haber pasado.
—Nada que yo no quisiera —el omega debatió cruzándose de brazos y pronunciando cada sílaba con ese deje desafiante y altanero que ya era propio de su carácter.
—No insistas, Mikey —el alfa decretó con un gruñido que tuvo la intención de lucir intimidante, pero que no perturbó en lo más mínimo al otro--. No se volverá a repetir.
El asunto bien pudo haber muerto allí, si Mikey no fuera tan porfiado con lo que deseaba poseer.
Y sí se volvió a repetir.
Habían tenido la ridícula conversación sobre sus feromonas, donde los alfas solicitaron sin tapujos ni pudor la opinión del omega del grupo sobre sus fragancias; a excepción de Draken que era más reservado y de Baji, que en ese momento estuvo ausente.
Y gracias a Dios estuvo ausente, porque su confesión incitada por la presión lo perseguiría durante el resto de su existencia.
—Huele bien, supongo... Es una combinación agradable que atrae calma, pero al mismo tiempo impone presencia, ¿lo entienden? —pronunció con reticencia, sin poder evitar que los indicios de la vergüenza lo acompañaran—. No por nada tiene una lista repleta de citas.
—Creí que te asqueaba —Draken comentó apenas terminó de dar su opinión—. Siempre lo estás diciendo.
—Eres idiota si crees que le diría algo así —Mikey bizqueó—. Me asquea él, no su aroma. En realidad, huele rico.
Mikey fue plenamente consciente de sus palabras y de la manera en que Draken apretó los dientes, tenso y apartando la vista de cualquier juicio que los demás presentes le profirieran con la mirada.
Fingió no ver nada y sonrió internamente.
Su acción tuvo su debida reacción en las mini escenas de celos que Draken empezó a armar con cada acercamiento mínimo de Baji al omega.
Esos abrazos agresivos y apretados que le daba y hacía que sus feromonas se impregnaran ligeramente en su ropa lo enervaban. Hacían emerger en él una posesividad que no creyó que fuera capaz de sentir.
Y Mikey estuvo complacido con esa actitud, sobre todo cuando todos se iban, dejándolos solos y el alfa lo arrastraba a un lugar apartado y desolado donde podía arrancarle la ropa en silencio y manosearlo hasta que consideraba que el aroma de Baji se haya disipado correctamente.
Baji siempre había tenido esas muestra de afecto bruscas con Mikey y nadie se había quejado al respecto porque así eran ellos... y que justo Draken haya decidido reaccionar después de escuchar las buenas opiniones que el omega tenía sobre él, era una prueba irrefutable de sus celos, y por ende de una atracción sigilosa.
Draken se sentía atraído por él (¿verdad?)
Luego de que Baji le anunciara su éxito con el omega, notó una nueva emoción en él: celos.
Claro que le daba curiosidad esa nueva faceta de Baji, el como perdía la cabeza por ese omega y se desvivía intentando pensar en una manera sana y respetuosa de cortejarlo; señal de que Baji realmente iba en serio. Sin embargo, presenciar a un alfa tan liberal como lo era Baji caer ante los encantos de un omega de esa manera tan... tierna lo llevó a pensar en que él también quería ser tratado así. Quería que alguien suspirara de manera tan estúpida por él y se arriesgara a hacer cualquier ridículo solo para obtener un mínimo de su atención.
Corrección: quería que Kenchin sintiera lo mismo con él.
La diferencia era que él no se haría del rogar como ese tal Chifuyu estaba haciendo con Baji. Mikey sabía que ante una muestra así de parte de su alfa, caería dócil ante él.
Y como Draken no tomaba la iniciativa, lo haría él por supuesto.
Esta vez no fue una acción libidinosa como a las que se habían acostumbrado tener, pero olvidar al finalizar y fingir ante los demás que nunca sucedieron. Esta vez fue un besito. Un dulce y casto beso en los labios.
Segundos previos Mikey se había imaginado a kenchin avergonzado, sonrojado o incluso en actitud sensual.
Ken le enseñó a Mikey el significado más corrosivo del "pero...".
—¿Qué haces? --Lo había mirado confundido, podría decir que incluso hasta incomodo—. Ahora no, Mikey. Si quieres podemos más tarde.
El omega supo dilucidar de inmediato que se refería a tocarse, porque Draken seguía rehusándose a ir más allá.
—No es eso, tonto —Mikey rio, con sutiles dejes tensos que no se reflejaban del todo—. Solo quería darte un piquito. No es un crimen ¿verdad?
El silenció lo secundó.
Ken parecía tratar de procesar la respuesta, quizá buscándole sentido o tratando de hallar razones validas para justificar esa acción.
Mikey no pudo más con la incomodidad de ese silencio y se excusó detrás de un falso pendiente que acababa de recordar. No tocaron el tema más adelante y por dignidad propia el omega tampoco tenía ganas de sacarlo a colación.
Draken también fingió que esa pequeña escena nunca existió.
Después del conflicto con Moebius, lejos de estar eufórico por la pelea, Mikey se sentía estresado.
Los conflictos externos estaban resueltos, pero los internos se mantenían latentes, aún más durante días posteriores
Pahchin se había aislado de ellos, abrumado por el agobio de la impotencia. Draken lo detuvo en el momento exacto en el que estuvo por cometer la locura que hubiera desencadenado su ruina, a pesar de que a su perspectiva era su única catarsis; y al estar desprovisto de su única vía hacia la paz mental, la frustración pudo más con él y estuvo varios días alejado de ToMan.
El asunto de la omega violada atrajo demasiada tensión entre los miembros principales. Mikey estaba recibiendo más atención de la que realmente deseaba y no era precisamente de la que le gustaba, sino esa clase de cuidado temeroso que se le dedica a alguien que sabes de antemano que es frágil.
Y Mikey lo odió.
—Te acompañaré a tu casa —Era el decreto que siempre recibía como despedida; sino era de Draken, Mitsuya estaba allí para pronunciarlo. Incluso cuando Pah estuvo más calmado adoptó la misma actitud.
Lo peor era que no era una oferta, ni mucho menos una pregunta; era un veredicto. Y aunque el omega se negase rotundamente incluso a Ken, sabía que al menos uno de éstos lo seguía desde alguna distancia hasta que estuviera mínimamente en la esquina de su casa.
Gracias a Dios Baji no se había contagiado de eso también.
—¡¿Quieres dejarme respirar, al menos?! —reclamó a Draken uno de esos días—. ¡No me gusta que me estés acechando así!
—No sé de qué hablas —Ken fingió ignorancia—. Siempre te sigo y lo sabes.
Mikey exhaló con furia.
Sí, Kenchin lo seguía siempre, pero antes no era no esa actitud cautelosa y paranoica que tanto lo fastidiaba.
—Sabes bien a lo que me refiero —decretó disminuyendo el espacio entre ambos, pero obligado a alzar la cabeza para poder mirarle a los ojos.
Muy lejana a la reacción que Mikey creyó que obtendría, Draken pasó sus dedos por uno de sus pómulos en un suave roce que le hizo cosquillas.
El omega se paralizó ante el reconfortante toque.
—Te estoy cuidando, como lo he hecho desde que te conocí —pronunció con morosa suavidad.
"No necesito que me cuiden" Mikey hubiera pronunciado si no hubiera estado tan embelesado por el primer acto de afecto romántico que había recibido del alfa.
Su corazón había sufrido un vuelco y su ritmo cardiaco se elevó a niveles difíciles de sobrellevar.
Con razón Baji actuaba tan idiota al hablar de Chifuyu.
Se quedó sin respuestas para dar y solo dejó que la conversación muriera, sin molestarse en disimular su sonrisita abochornada que se acoplaba al rubor tenue que profanaba sus mejillas.
Quizá sí tendría una oportunidad.
Aceptar abiertamente que Kenchin le gustaba, fue el punto de su declive y su sentencia fue intentar que algo naciera entre ellos.
El problema radicó en que Mikey había salido a dar una vuelta en plena madrugada, sin su moto y para colmo, se había alejado de su casa.
En realidad esos paseos furtivos eran comunes en él, solo que nadie tenía porqué saberlo. Era su vía de escape cuando las cosas se ponían demasiado abrumadoras como para enfrentarlas y no pretendía más que solo caminar un par de minutos en medio de los helados azotes del viento, buscando paz mental.
No fue su culpa que un grupo de alfas adultos lo haya interceptado seducidos por su aroma; porque sí, se le había olvidado pegarse el parche neutralizador en el cuello, lo cual quizá sí fue su culpa.
Lidiar con ellos no fue un verdadero problema. Los derribó uno por uno, pero al ser atacado en grupo y asfixiado de feromonas imperiosas, tuvo un par de falencias, como los arañazos inofensivos que dejaron en su cuello al intentar someterlo, además de que sus aromas quedaran ligeramente impregnados en él; lo cual tardó demasiado en notar.
Regresó a casa normalmente y solo se durmió. Cuando reparó en las consecuencias de su atentado ya era de mañana y estaba saliendo junto a Kenchin hacia la escuela; justo después de acomodar su parche en el cuello.
Ya con sus propias feromonas aplacadas, el aroma a alfa era perceptible en el su piel y eso a Draken no le gustó nada.
—¿Por qué hueles a alfa? —preguntó de repente con una voz grave y autoritaria, plantándose frente a él.
—¿Qué? —Mikey, confundido, empezó a oler su propia ropa, pero era incapaz de percibir alguna segunda fragancia en él; hasta que recordó el intento de ataque.
—¿Con quiénes estuviste metiéndote? —Draken gruñó antes de que el omega pudiera articular una respuesta.
—¡¿Qué carajos quieres decir con eso?! —respondió con agresividad, casi gritando.
¿Ken de verdad osó insinuar que se había metido con otros alfas? ¿Qué clase de idea tenía sobre él?
—¡Estoy preguntándote por qué hueles a otros alfas! —Draken acrecentó la firmeza de su postura. De pronto, tomó al omega del mentón con una actitud indeseablemente áspera—. ¡¿Y ESOS ARAÑAZOS QUÉ?!
Mikey apartó al alfa de un manotazo y realmente tuvo que respirar profundo un par de veces para poder calmarse y evitar que su cólera lo consumiera.
—Ayer salí durante la noche. Un grupo de alfas quiso atacarme, me rodearon de feromonas y por eso alcanzaron a hacerme esos arañazos. También por eso huelo a ellos, ¿contento? —Mikey se cruzó de brazos, apretando los dientes y asegurándose de fulminar con la mirada al alfa.
—¿Por qué saldrías durante la noche? —debatió, no muy convencido.
—Porque me gusta tener privacidad a veces. —Se encogió de hombros, realmente deseando que la conversación muriera allí.
—¿Cómo supieron que eras omega? El parche neutraliza todo tu olor.
Mikey sintió vergüenza de confesar su verdad.
—No lo llevaba puesto. Lo olvidé.
Y Draken estalló.
—¡¿CÓMO SE TE OCURRE?! ¡¿ES QUE NO ERES CONSCIENTE?! --esta vez había sido un grito.
—¡¿CREES QUE FUE A PROPÓSITO O QUÉ?! —Mikey también igualó su tono.
—¡ERES UN IRRESPONSABLE, MIKEY¡
Los siguientes diez minutos transcurrieron entre gritos reprochantes y demasiados reclamos, incluso ajenos al problema inicial; como el que Draken había soltado alegando la falta de independencia de Mikey, a pesar de que siempre intentaba aparentar lo contrario. Terminaron tomando caminos separados hacia la escuela y no se dirigieron la palabra el resto del día.
Si bien Mikey había notado una actitud extraña en Baji, no mencionó nada al respecto; y cuando Mitsuya le solicitó ayuda para sonsacarle las razones, confirmó sus conjeturas.
Llevaba dos días sin Draken pululando a su alrededor, como era habitual. Tampoco era la primera vez que tenían una riña, pero por alguna razón esa se sintió mucho más personal. Esta vez realmente no tenía ganas de verlo y volver a discutir del mismo tema hasta que la garganta le ardiera y le dolieran las encías de tanto apretar los dientes.
Nadie tenía porqué estar enterado de ese conflicto y le benefició que todos tuvieran sus ojos y oídos apuntando a Baji y a su historia con el omega reacio; pero al convocar la reunión a la que Mitsuya lo había presionado para ayudar al estúpido alfa, supo que inevitablemente se toparía con Ken y, conociéndolo, sabía que haría fluir la charla para arreglar las cosas.
"Llega 1 hora antes. Necesitamos hablar a solas" fue el mensaje que recibió esa misma mañana después del comunicado. Y así lo cumplió.
A pesar de que llegó con 10 minutos previos a lo acordado, Draken ya estaba sentado sobre uno de los escalones de piedra, con expresión ausente y una rígida postura. Se levantó en cuanto divisó al omega, pero ninguno articuló palabra durante los segundos que estuvieron frente a frente, separados por un par de centímetros.
Ken estiró el brazo para colocar el cabello de Mikey detrás de su hombro, permitiendo que el parche neutralizador reluciera con claridad bajo la luz del sol. Lo rozó con la yema de los dedos, bajando delicadamente hasta topar sus clavículas y volviendo a subir hasta su mentón, tomando la quietud del omega como un permiso directo para continuar. Delineó sus labios con fragilidad, sintiendo la blandura de su grosor y lo ligeramente húmedos que estaban.
Mikey separó sus labios, permitiéndole la entrada al pulgar del alfa; pero, éste apartó su mano, finalizando con un golpecito apacible en su mejilla con sus nudillos.
—Lo siento, ¿de acuerdo? Ese día me sobrepasé —pronunció con cierta sombra de desasosiego arrastrando sus palabras—. Solo me preocupé por ti.
—Lo que me molestó fue que insinuaras que había estado con otros alfas de esa forma —murmuró, torciendo los labios para minimizar su resentimiento genuino con un infantil puchero—. Sabes que eres el único con el que he hecho esas cosas.
—Ya sé, lo siento. Perdí el juicio en cuanto percibí otros aromas en ti. Te prometo que no volverá a...
—Kenchin, ¿estabas celoso?
¿Cómo no lo pensó antes?
Era evidente. Draken había enloquecido de furia cuando reconoció el aroma de otros alfas en él. Además, de que le enervaba que las feromonas de Baji se impregnaran en él sin querer.
Su ritmo cardiaco se desbocó ante el pensamiento y sus labios soltaron la pregunta sin aviso previo. El silencio que secundó solo logró tensarlo más y cuando Ken abrió la boca para responder, mordió el interior de su mejilla.
Pero, Ken no articuló ninguna silaba. Su boca se cerró con la misma rapidez con la que se abrió y solamente dejó un ceño fruncido, que oscilaba entre un gesto dubitativo y uno molesto.
—¿Eso es un sí? —Mikey batió sus pestañas con coquetería, mostrando una sonrisita sugerente.
—No, Mikey. Estaba preocupado por ti. Por un momento pensé que... —Draken no fue capaz de terminar su propia frase.
Las actitud alegre de Mikey se resquebrajó. Su sonrisa tembló en sus labios, tratando de mantenerla.
Reconoció de inmediato que el tono que Kenchin usó no fue una evasión, fue preocupación y frustración genuina. Ese "no, Mikey" sonó tan genuino que incluso se sintió idiota.
—Márcame —soltó asegurándose de cargar con determinación su voz.
Draken lo miro horrorizado, reacio desde el primer momento.
—No de esa manera, tonto —el omega bizqueó con burla—. Con tu olor. Como siempre lo haces.
Comprendiendo mejor, el alfa no necesitó una segunda orden para ejecutar lo requerido.
Primero hundió su nariz en la línea que dividía su cuello de su rostro, buscando el más mínimo indicio del dulce aroma de omega; contentándose con los residuos impregnados.
Mikey buscó a ciegas la mano de Ken para entrelazarla con la suya, imaginando que así percibiría el acto como algo más intimo y afectuoso; pero éstas ya estaban ocupadas, una sobre su cintura y la otra palpando uno de sus pezones sobre su camisa.
Entre pasos torpes se escondieron detrás de unos muros y Draken saboreó el cuerpo de Mikey, hambriento por ese dulzor suprimido y el omega solo se mantuvo quieto, asfixiado y embriagado por la sobredosis de feromonas alfa que su cuerpo estaba recibiendo.
En medio de su bruma, Mikey llevó sus temblorosas manos hacia el rostro de Draken, tomándolo con suavidad de las mejillas y acercó su rostro para plantarle un beso en los labios; no uno agresivo ni erótico, sino un roce de labios melifluo que permitió que sus narices se tocaran ligeramente.
"Por favor, quiéreme, pero no solo de esta forma" su mente aturdida pensó cuando Draken no correspondió al gesto, sino que de inmediato volvió a llevar su boca a sus pezones.
Como siempre, se detuvieron antes de llegar al punto clímax.
Realmente luchó para que ese nudo en su garganta no se transformara en llanto o en un grito cuando escuchó salir de los labios de Ken ese imponente "no".
Literalmente, estuvieron a punto de follar una hora antes y fue debido a todos esos encuentros que Mikey había sentido que tenía el poder de llamar a Draken su alfa, aunque fuera solo en el sentido sexual; porque él era el único que tenía el permiso para tocarlo, el único que conocía su fragancia, el único que podía tener a su alrededor sin necesitar usar su parche.
Por Dios, estaba dispuesto a entregarle su cuerpo y ese alfa idiota se atrevía a decir "no". Incluso un silencio nervioso hubiera sido menos hiriente.
La manera tan dulce en la que Baji había hablado de Chifuyu ardió con fuerza después de eso. Como pronunciaba la descripción de sus sentimientos con un fulgor tan devoto y tan enamorado, realmente lo hizo ahogarse en celos. Incluso la escena previa de Baji ostentando lo máximo de su estupidez cuando después de casi tres años descubrió que era omega, quedó en segundo plano después de eso.
Toda la determinación que Baji ostentaba por ese omega, por un lado le enorgullecía que su amigo libertino finalmente hubiera encontrando con quién enderezarse, y por otro... hacia que una enorme tristeza lo arrasara por el deseo de algún día poder reflejarse en esa relación tan bonita (hasta que Baji lo arruinó) que atestiguaba mediante relatos
¿Por qué él no podía? ¿Qué estaba mal con él?
Después de darle el impulso que Baji necesitaba y que todos se hubieran marchado a seguir con sus actividades, incluyendo Draken que había alegado unos pendientes en el burdel, Mikey permaneció sentado sobre un escalón, desolado y solo con el murmullo del viento y los silbidos de los arboles.
Reflexionó un buen rato, luego lloró por eso.
No sé si conservar estos separadores l hacer otros.
En fin, ya tengo computadora así que en compensación les traje este extra en el que he estado trabajando todo este tiempo en el que no actualicé. Esta misma semana también tendrán el siguiente capitulo, esta vez sobre Baji y Chifuyu.
Les comento que hice un libro donde anunciaré nuevos proyectos para el fandom cuando este acabe. Porfa agreguenlo en sus bibliotecas ♡ para que puedan mantenerse al día con las novedades de mi perfil.
Gracias por leer! ❤
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