9. ¿Eres omega?

Chifuyu puso empeño en sus intenciones de autoengañarse con la excusa de "ya me esperaba esto".

Aun si estuvo empedernido en buscar a Baji y obtener alguna explicación válida sobre su repentino distanciamiento. Aun si trató desesperadamente de hablar con él ya sea en la escuela, la calle, o su edificio. Aun si en ninguna de esas ocasiones consiguió una respuesta.

Cuando visitaba el apartamento de Keisuke lo recibía su madre, ya luciendo una anticipada sonrisita nerviosa de disculpas y alegando que su hijo no se encontraba en casa. En ninguna de esas ocasiones se encontraba en casa, y en todas Chifuyu supo reconocer la mentira. Sin importar cuanto se esforzó en cruzar con él en la calle o en la escuela; como si ya todo estuviera metódicamente premeditado para evadirlo en cualquier momento.

Si dedicó tanto esmero en esquivar su presencia, de verdad debía querer repelerlo a toda costa, pensó. Así que solo decidió rendirse.

Estaba bien. Trató de autoconvencerse con ímpetu de la carencia de dolor, excusándose con que fue solo un coqueteo pasajero que siempre pasa en la adolescencia. Seguramente muy pronto otro alfa se interesaría en él con la misma necedad y Baji ya estaría ligando con otro omega, quizá más fácil de persuadir y que no le metiera tantas trabas innecesarias.

Desde luego no dolía, no se sentía usado, ni mucho menos decepcionado. Obviamente tampoco había vuelto a él la sensación de insuficiencia, ni pasaba varias horas de su día repasando una a una sus acciones para intentar dilucidar el error que cometió, tampoco era como si se atormentara preguntándose si su constante evasión y miedo al compromiso habían tenido la culpa.

Takemichi solía decirle constantemente que no era su culpa y que no hizo nada mal, pero Chifuyu estaba autoconvencido de que no dolía porque fue un amor pasajero adolescente. Muchos vendrían y muchos se irían. Era inútil ponerse a sufrir por alguien que quizá ni siquiera debía acordarse de él.

Y aun si los ojos le escocían con lágrimas reprimidas, aun si los labios le temblaban y se le atascaba un nudo en la garganta, se convencía de que estaba bien.

—Ya, Chifuyu... —Takemichi habló en un murmuro suave, pasando sus dedos entre las hebras rubias del omega que intentaba amortiguar sus sollozos entre el algodón de su almohada—. Ese alfa ni siquiera te merecía. Has tenido a mejores detrás de ti.

—Mira, te traje chocolates. Los chocolates ayudan a la tristeza, come uno —alentó Hina, que había acompañado a su novio en cuanto supo que el omega estaba sufriendo los estragos de un desamor.

Chifuyu despegó su cara de la almohada, pasando de inmediato su mano por sus mejillas en un intento vehemente por intentar limpiar sus lágrimas, a pesar de que estas seguían cayendo con insistencia.

—Fue mi culpa ¿verdad? No debí oponerme tanto. Debí ceder más rápido. Sabía que se cansaría de mi tarde o temprano —susurró con tonalidad apesadumbrada y con su voz cortándose entre silabas.

—¡Claro que no! —Hina declaró con firmeza—. Hay quienes no reconocen lo que tienen ni aunque lo tengan en frente.

—¡Exacto! Él es quien tiene que llorar por perder a un omega tan cotizado como tú. Quedaría sin palabras al ver la cantidad de alfas que están detrás tuyo —Takemichi apoyó con voz entusiasta y desalentadora.

Sin embargo, Chifuyu mantenía su semblante aliquebrado, sorbiendo con su nariz y apretando sus labios para amortiguar más sollozos.

—No hay nadie, Takemichi. Todos se van porque se aburren de mí.

—¡Pero, Chifuyu! Cualquiera que te conocería a fondo sabría lo genial que eres y algún día alguien lo reconocerá y te valorará —el beta insistió.

El omega no tenía la energía suficiente para mantener sus feromonas sometidas a control, así que la tristeza de estas se desperdigaba libremente por la habitación. Tan recias que incluso llegaban a penetrar en su propio sistema y lo contagiaban de la pena, casi haciendo que se largara a llorar también para acompañarlo.

Hina solo suspiró con pesadez y se abrió paso entre las desordenadas sabanas hasta poder sentarse en el borde. Una de sus manos fue a parar hasta el cabello rubio y enredó sus dedos entre las hebras con lentitud de efecto lenitivo. Chifuyu percibió el confort que la omega intentaba ofrecerle con sus feromonas y se permitió su momento de catarsis para disfrutar de la relajación a la que lo infundía.

—Está bien. Te prometo que dejará de doler —dijo casi en un susurro sibilante, con cada sílaba teniendo un efecto calmante en su omega interior y deteniendo automáticamente su llanto.

Takemichi dejó escapar una exhalación sosegada, sintiéndose más liviano ante la mitigación paulatina de las asfixiantes feromonas angustiadas.

El proceso de enderezamiento de Baji había sufrido una traba alarmante y ante el primer indicio Mitsuya empezó a preocuparse considerablemente.

—Debes hablar con él. Seguramente algo pasó con ese omega que cortejaba —insistió con dejes ansiosos e irritados por haber recibido la misma respuesta durante media hora.

—¿Por qué yo? Me da flojera —Mikey arrastró las palabras exageradamente, estirándose en todo el asiento de la cafetería y dejando que sus extremidades colgaran flácidas por los lados.

—Porque tú eres el comandante de la ToMan y se supone que debes preocuparte por tus miembros —Mitsuya decretó cruzándose de brazos y arrugando las cejas con molestia.

—Baji sabrá lo que hace. Él verá si continúa o no con todo ese drama que se armó por ese omega —respondió con (como Mitsuya supo reconocer) cierto tono rencoroso y fastidiado que apenas había surgido.

—¿Y no te preocupan las causas? —debatió exasperado por la actitud indiferente que Mikey estaba tomando al respecto—. ¿No has pensado que lo que ocurrió hace una semana pudo haberlo afectado de cierta forma?

—Y yo qué sé. Los alfas son así: indecisos. Un día pueden decir algo y al siguiente dicen otra cosa diferente. Quizá Baji se dio cuenta que era solo un capricho y ya se le pasó, ¿por qué tanta cháchara?

—¿Tú por qué tan enojado? —espetó con firmeza, usando un tono que en alguna otra persona seguro hubiera cabreado a Mikey hasta el punto de provocar una demolición a golpes, pero si venía de los labios de Mitsuya era más como un regaño paternal que aceptaba agachando la cabeza con sumisión y vergüenza—. ¿Alguien te molestó o qué?

Mikey se mantuvo indiferente, haciendo bailar entre sus dedos la pajita de la malteada de chocolate que pidió hace media hora y se había acabado en menos de cinco minutos.

—Ahora que lo pienso, ¿dónde está Draken? No lo he visto en todo el día.

Vio a Mikey cerrar los ojos y apretar los labios en una linea recta con aires furibundos, liberando una exhalación suave en el proceso. Chasqueó la lengua y miró a Mitsuya con la expresión más sosegada que pudo forzar.

—Mira, hablaremos todos con él ¿de acuerdo? Convocaré una reunión mañana en la tarde y le haremos escupir todo.

Mitsuya sonrió satisfecho.

Cuando llegó el día de la reunión, Baji llegó exageradamente tarde, incluso superando a Mikey en los días en los que se quedaba dormido camino al santuario y había que caminar con él a cuestas.

—Ya mejor ven mañana, imbécil —espetó Pah apenas logró divisarlo—. ¿Te perdiste o qué?

—No, ¿qué pasó? ¿Para qué la reunión? —respondió con un desdén que enfrió completamente el ambiente antes ameno.

—Queremos hablar contigo sobre tu pequeña misión "Conquistar al omega resabiado" —Mikey habló, con tono ligeramente vago y desinteresado.

—Ah, eso... —Baji se encogió de hombros—. Pues, solo me dejó de gustar y ya. No hay tanta historia.

Draken lo miró entrecerrando los ojos y frunciendo las cejas. La actitud que Baji había adoptado respecto al omega por el cual hace apenas unas semanas estaba babeando, no le convencía en absoluto y quiso replicar algo, pero decidió dejarlo en manos de alguien que lo conocía mejor.

—Mientes fatal —Mikey se burló en medio de una risita—. Anda, Baji, ¿qué pasó? ¿Ya te rechazó permanentemente?

—¿Tuvieron una pelea? —intervino Mitsuya, siendo cauteloso.

—Aww, su primera pelea marital —Pah comentó con sorna, ganándose un codazo de Draken que le decía que no era momento para comentarios burlescos.

—No pasó nada. Solo me dejó de gustar y tomamos caminos separados, como debe ser. Eso es todo —decretó cruzándose de brazos y desviando la mirada con fastidio.

—¿Caminos separados? Que interesante, ¿por qué se supone que debe ser así? —Mikey ladeó la cabeza y le dedicó una mirada impregnada de curiosidad y falsa inocencia.

Baji se tensó notablemente y supo que lo tenía donde quería.

—Pues, así debe ser —decretó, de repente sin un ápice de vacilación—. Chifuyu no es alguien apto para este círculo social. No es un lugar para él, no le corresponde.

—¿Por qué? —Mikey insistió, esta vez con su semblante oscilando entre enseriarse o mantenerse neutral.

—¿Cómo que por qué, Mikey? Esta vida no es para omegas, no les corresponde. Solo traería problemas y prefiero ahorrármelos.

El ambiente automáticamente cambió a uno más hostil. Aun si Baji no lo notó, los demás contuvieron la respiración unos segundos, expectantes a la reacción de Mikey, quién se había paralizado ante la confesión.

—¡Oye, ¿qué te pasa?! —Draken espetó iracundo, acercándose a Baji a zancadas hasta poder agarrarlo del cuello de la camisa—. ¡No vuelvas a hablar así!

—¡¿Cuál es tu maldito problem...?! —Baji estuvo por replicar algo, pero un pestañeo ya estaba tumbado en el suelo, con un dolor punzante martilleándole el pómulo izquierdo.

Mikey había apartado a Draken para atestarle una patada directo en la cara.

—¡¿Y A TI QUE TE PASA?! —El alfa gritó desde el suelo, mirando colérico al rubio que poseía un semblante realmente enojado.

Éste se acuclilló a su lado para agarrar con brusquedad las hebras de su nuca y tirando su cabeza hacia atrás, pero obligándolo a mirarlo al mismo tiempo.

—Atrévete a repetir eso de nuevo, Baji Keisuke. Atrévete y te mato.

El aludido apresó la muñeca que sujetaba su cabeza y la apartó aún si su propio cabello sufría consecuencias. Esta se soltó con facilidad debido a que Mikey había cedido. Alzó la mirada, dedicándole a su comandante unos ojos llenos de determinación y seguridad.

—Dije la verdad. Los omegas no pertenecen aquí. Sería riesgoso para ellos por su naturaleza débil y delicada.

—¡¿ME ESTÁS DICIENDO DEBIL, PEDAZO DE MIERDA?! —Mikey estalló.

—¿Eh?

Mikey, a cuenta nueva, estaba por volver a lanzarse sobre Baji para la sarta de golpes que tenía reprimiendo desde el primer comentario, pero Draken lo atrapó a tiempo y lo apresó entre sus propios brazos, dejando que éste se zarandeara y despotricara exigiendo que lo soltara.

—¿Y a ti en que carajos te afecta esto? —Baji espetó ante el repentino comportamiento virulento del rubio.

Sabía que Mikey era una persona iracunda, contrario a lo que su fachada aparentaba, pero simplemente no encontraba coherencia en su reacción tan exagerada por un tema que ni siquiera le concernía. Miró a Mitsuya y éste mantenía un semblante ceñudo y apretaba los dientes con notable disgusto. Pah parecía conmocionado, aun observándolo con incredulidad.

—¡Es una opinión popular! Todo el mundo sabe que los alfas son superiores a los omegas, al menos en fuerza física. Relacionarnos con uno solo acarrearía problemas innecesarios. ¿O ya olvidaste lo que pasó?

—Baji, un comentario más y dejo que Mikey te mate —Draken masculló, batallando aún más por mantener al rubio quieto entre sus brazos.

—¡NO ENTIENDO EN QUE MIERDA TE AFECTA! —profirió casi en un grito, fastidiado por no poder mantenerse al tanto de ese asunto que al parecer estaba manteniendo alerta a todos los presentes—. ¿Y en qué puto momento te llamé débil a ti?

—Deja de hacerte el estúpido, Baji —Mikey farfulló liberándose de la prisión de los brazos de Draken, pero sin lanzarse a arremeter contra Keisuke aun—. Sabes bien que tus chistecitos no me hacen gracia.

—¿Cuáles chistecitos? ¿De qué hablas? ¿En qué puto momento te nombré a ti?

—¡Puta madre, Baji! Sabes bien que odio esos estereotipos estúpidos y no voy a permitir que tú vengas a decirme que los omegas somos débiles solo porque somos omegas —Mikey decretó con cólera.

Un silencio denso e incómodo fue secundado. Todos miraban a Baji expectante, dando una que otra mirada furtiva a la postura firme y altanera que Mikey estaba manteniendo. Keisuke también lo mirada, pero éste tenía un gesto congelado de conmoción, únicamente sus pestañas se batían con lentitud y sus ojos se encargaban de escanear al rubio de pies a cabeza.

—Un momento, ¿eres omega?

Ahora fue el turno de Mikey para pestañar con lentitud e incredulidad.

—Es una broma ¿verdad?

Pero, Baji se mantenía serio y visiblemente anonadado por la gran revelación que le acababan de dar.

—Baji, no puede ser. Esto ya sería el colmo de tu estupidez —Mitsuya murmuró, presionando la palma de su mano sobre sus ojos y quizá, reprimiendo una que otra risita nerviosa que amenazaba con escapar.

Ahora tenían sentido tantas cosas.

—¡¿ES EN SERIO, IDIOTA?! —Draken espetó mirándolo con recelo y luego exhalando con cansancio.

—¡Pero, no hueles a nada! —Baji debatió, aun sin terminar de procesar la información y todavía dudando de la veracidad de esta.

Mikey gruñó en voz baja y con las mejillas azoradas apartó ligeramente el cuello de su camisa. Si Baji enfocaba la mirada, podía ser capaz de visualizar el parche color crema que se mezclaba con la piel de su cuello, situado justo en la mitad de este. Al instante volvió a ocultarla con su camisa.

Keisuke casi sentía que se le caía la mandíbula de la impresión.

—¿Qué no son amigos de infancia? Creí que Baji había sido el primero en saberlo —inquirió Pah, realmente confundido por la enorme sorpresa que aparentaba.

—Siempre creí que ibas a ser alfa, por eso el día de tu presentación no pregunté y solo di por sentado que ibas a serlo. Llevo tres putos años creyendo que eras alfa, enano desgraciado —lloriqueó con vergüenza, reparando en la reverenda estupidez que se montó durante tantos años, pero al mismo tiempo comprendiendo varios sucesos del pasado a los que nunca les encontró explicación lógica, aunque en realidad tampoco se molestó en buscarla.

Así que era por eso que solía distanciarse una semana cada mes sin falta. Era por eso que siempre repelía sus aromas cuando estos eran intensos. Era por eso que su complexión era mucho más delgada y grácil que la del resto y era por eso que sus facciones resultaban tan delicadas y andróginas. Siempre se había preguntado que hacía para mantener una cintura tan delgada y unas caderas anchas que consideraría apetitosas si no se tratara de su amigo de la infancia y alguien que podría torcerle el cuello de un golpe.

Ahora todo cobraba sentido. Baji podría reír si no se sintiera tan estúpido.

—¿Me vas a decir que en ningún solo momento se te pasó por la cabeza que yo era un omega?

—Bueno... lo sospeché algunas veces, debo admitir.

No lo hizo realmente.

—¡Ah, ahora entiendo todo! —Baji exclamó con entusiasmo al finalmente sentirse al corriente del contexto—. Y Draken es tu alfa ¿verdad?

Los ojos de Mikey brillaron instantáneamente.

—¡Sí!

—No.

La voz de Draken se interpuso sobre la de Mikey, ronca y autoritaria; acoplada a un semblante serio, con ligeros tintes de bochorno casi imperceptibles. Había volteado la cara, seguramente negándose a encarar la expresión que Mikey había adoptado luego de la interrupción. El omega (¿en serio era omega?) había disipado su sonrisa para ser reemplazada por una línea recta que sus labios apretados formaron y la mirada incriminatoria que le estaba dedicando era difícil de pasar por alto.

Baji carraspeó la garganta, no queriendo envolverse más en esa tensión ajena o apretar algún botón que podría hacer estallar la bomba que desencadenaría todo un drama. Ya tenía suficiente con el suyo, muchas gracias.

—Eh, volvamos al tema principal —Mitsuya sugirió con el nerviosismo temblando en su voz. Pah asintió de acuerdo.

Claramente nadie estaba dispuesto a inmiscuirse en cualquier problema que estuviera rondando a una pareja tan imperiosa como impredecible, con las transparencia y la discreción haciendo constantes roces conflictivos entre sí.

—¿Qué pasó con el omega? Solo su nombre ya era orgásmico para ti, me sorprende que seas tú quien se aleje —Pah comentó, devolviendo a todos al tema central.

Baji no suspiró audiblemente, pero sí estuvo en su cabeza. En los juiciosos ojos de los demás ya había vislumbrado su nula posibilidad de escape y la resignación como única alternativa viable.

—Chifuyu me gusta y me gusta mucho —declaró en un tono recto y casi efusivo—. Va más allá de que es realmente un chico precioso y que huele riquísimo. Es fuerte, valiente, tan cálido y amable. No puedo explicarles la sensación que tengo cuando estoy a su lado. Es una especie de vibra armoniosa que... me hace sentir bien. Me pone feliz verlo sonreír, ¡oh, y cuando le brillan los ojos hablando de mangas! A veces no tengo ni puta idea de que habla pero me conmueve tanto la emoción con la que lo hace que podría escucharlo hablar durante horas de cualquier estupidez.

Mikey bufó en un intento vano de reprimir una risotada. La quijada de Draken casi topaba el suelo y podría hacer competencia con los ojos ampliamente abiertos de Pahchin. Mitsuya lucía realmente conmovido con esa sutil sonrisa dibujada en sus labios.

—¡NO ME MIREN ASÍ —vociferó azorado, con el bochorno ardiendo fastidioso en sus mejillas—. ¡MIKEY, PEQUEÑA MIERDA, NO TE RÍAS!

—Mierda, Baji, realmente ibas en serio —Draken murmuró aun en estado de estupor por toda la confesión anterior—. Tú no caíste, tú te lanzaste con todo.

—Sí, iba —Mikey enfatizó con la sorna bailando entre sus sílabas—. I-ba.

—La pregunta es ¿por qué? —Mitsuya intervino con un deje consternado—. Si estás tan interesado y el omega te estaba correspondiendo ¿por qué carajos lo dejaste ir?

—Empiezo a creer que los alfas tienen algún código exclusivo: hoy te quiero, pero mañana no —el omega rubio recalcó entre risitas falsas e impregnadas de un tono incordio imposible de ignorar.

—Mikey, centrémonos en el problema de Baji, por favor —Draken masculló, recriminando al aludido con la mirada.

—¡Pues, verán! —Baji automáticamente se interpuso. Prefería escupir sus propias verdades que presenciar una discusión conyugal entre Draken y Mikey—. Ah, lo que pasa es que... Bueno, yo... Es que yo...

De acuerdo, quizá no prefería realmente revelar sus asuntos. Ser intermediario entre Mikey y Draken de repente no sonaba tan mal.

—Si no nos dices que mierda te preocupa, no podremos ayudarte y perderás al omega para siempre —Mitsuya decretó cruzándose de brazos.

A Baji lo mortificó la idea, aun si él había tomado la decision de alejarse.

—No quiero que lo hieran solo por involucrarse conmigo —finalmente confesó en un murmullo quedo—. Yo sé que él es fuerte y con carácter, pero me atormenta pensar que pueden hacerle algo por querer arremeter en mi contra. Lo que pasó con el amigo de Pah me hizo darme cuenta que no puedo arriesgar a Chifuyu de esa manera. No quiero que algún malnacido lo lastime por mi culpa.

Finalizó con un suspiro tembloroso. Desde aquella noticia, la epifanía que obtuvo estuvo atormentándolo durante todos esos días. Habían violado a la novia omega de un amigo de Pah frente a sus ojos, con intención de arremeter contra ToMan. Fue un suceso realmente abrumador para todos, especialmente para Pahchin a quien la pelea contra Moebius no había bastado para saciar toda su ira. El conflicto terminó en una victoria para ToMan, con uno de sus miembros herido considerablemente, pero aun con ellos. Todos dieron por sentado que esa sería la conclusión al conflicto, y al menos así lo fue generalmente.

Pero, no para Baji.

En lo único que él pudo pensar era en el dolor que lo recorrería y en la ira que estallaría si Chifuyu hubiera estado en el lugar de esa pobre omega. No habría podido soportarlo y probablemente en las próximas horas ya habría arremetido contra ellos hasta matarlos. Recordó porqué había creído innecesaria la necesidad de una pareja, recordó porqué repelía a los omegas y a las relaciones formales. Recordó que, aunque Chifuyu fuera fuerte, seguía siendo un omega y eso era en automático un riesgo latente para cualquier ciudadano de ese país.

—Prefiero que esté a salvo, aunque eso signifique que me odie por dejarlo sin explicaciones —dictaminó, luego de un par de segundos de silencio de sus amigos.

—Eso es ridículo —Mikey fue el primero en hablar—. Yo soy omega y no me ha pasado nada. Si quieres dejarlo, ten huevos para decirlo y no pongas excusas bobas.

—Tu caso es distinto —Baji debatió—. Tú te armaste toda una reputación incluso antes de presentarte. Además, con ese parche prácticamente ocultas que eres omega.

—No lo hago. —El rubio arrugó las cejas con disgusto—. No oculto nada. No es culpa mía que los demás crean que soy alfa por culpa de estándares estúpidos.

—Ajá ¿y el parche de olor? Eres el único omega al que se lo veo. —Keisuke alzó una ceja inquisitivo, sonriendo internamente cuando notó a Mikey tensarse en su lugar y esquivar su mirada.

—Mi aroma es algo fuerte, pero ese no el punto. No intentes distraernos —Mikey recalcó con el nerviosismo acentuándose en su voz—. El tema principal es el omega al que dejaste por estúpido.

—Estoy con Mikey esta vez —la voz de Draken surgió de repente en la conversación—. Tu decisión me parece ridícula considerando que te dio una cachetada cuando lo conociste.

—Yo no sé. Hubo una omega que me daba buenas palizas cuando éramos niños. Ella y Mikey son las razones por las que no puedo subestimar a los omegas así como así —Pah opinó con tono hermético, mirando a Baji fijamente. Pronto su semblante cambió a uno más conmovido y solemne—. Los omegas son seres magníficos, hermosos y (con todo respeto Mikey) sumamente sexys. Esa indiferencia que tienen los hace más interesantes y apetecibles (con todo respeto Draken). Baji eres estúpido si piensas dejarlo ir por tus creencias retrogradas. Prácticamente ganaste la lotería.

A Baji no le gustó que estuvieta haciendo insinuasiones sobre su omega, pero el punto principal del discurso estaba calando en él como debería.

—Los chicos tienen razón, Baji —Mitsuya tomó un lugar a su lado en el suelo y le habló con ese tono suave que le hacía recordar a su mamá—. Si en verdad quieres a Chifuyu, harás lo que sea para que funcione, porque así eres tú. Confía en él, no porque sea omega u alfa, confía en él por quién es.

Baji paseó su mirada por su entorno, vislumbrando apoyo en todos los presentes. Al instante sintió la presión en el pecho y el aguijoneo de la culpa picándole la piel con insistencia. Recordó las pequeñas discusiones que tuvo con su madre, suplicándole que mantuviera la mentira sobre no estar en casa cada que Chifuyu iba buscando alguna explicación. Y recordó el esmero que tuvo que poner en tratar de esquivarlo en el colegio, reparando en la necedad que el omega tuvo en seguirlo buscando, a pesar de que él solo se había distanciado sin ninguna explicación previa.

Chifuyu debía odiarlo a estas alturas.

En su garganta murió un grito frustrado al comprender que había dejado ir todo lo que le costó construir y que quizá esta vez lo había jodido todo permanentemente. ¿Cómo fue que osó insinuar que Chifuyu era alguien débil solo por ser un omega? ¿Cómo se atrevió a dudar de ese audaz omega? Siendo que su primera impresión había sido una imagen imperiosa e imponente que lo hizo caer ante él sin vacilaciones.

Claro que el miedo seguía allí, latente y consistente, pero Baji quería tener la esperanza de que podría ser eclipsado por el sentimiento de satisfacción por poder volver a percibir el dulce aroma del omega, apaciguando sus sentidos y drogándolo con un embelesamiento intenso que lo cejaba de su entorno y hacia ver a Chifuyu como el único ser en su eje.

—Tu estupidez no tiene límites realmente, ¿verdad, Ed? —Mikey bufó—. Bueno, ahora deberás arreglar tú solito lo que tú mismo causaste. Olvídate de tener ayuda de Mitsuya esta vez.

Baji gruñó en voz baja y reprochando al rubio con la mirada. Sin embargo, disimuló de inmediato al darse cuenta de la mirada inquisitiva que Draken le estaba dedicando.

—Bien, no me importa. Yo me las arreglaré solo.  

—Sinceramente, espero que te dé una buena patada en los huevos, a ver si así se te quita lo imbécil.

—Aprecio tus buenos deseos, Mikey.  

Tuve una conversación con una amiga y ambas llegamos a la conclusión de que no hay forma en que podamos ver a Mikey como alfa, y no hay poder humano que me haga cambiar de idea.

En fin, Mikey bottom mi religión 🛐

Aprecio a quienes notaron los pequeños guiños y pistas que indicaban que Manjiro era omega <3

Para finalizar, que opinan de los sucesos actuales del manga?

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