-Con qué no te gustaba, eh. Que fácil eres de voltear, Chifuyu.

-¡Takemichi!

Antes de la llegada del siguiente maestro, Chifuyu se había encargado de poner al día Takemichi respecto a cada detalle de su escena con Baji.

-Escucha. -Suspiró con pesadez, sobando sus antebrazos con sus manos en un intento de darse confort-. La verdad es que no quiero quedar como estúpido... de nuevo.

-Chifuyu, no todos los alfas son iguales.

-Pero, sí la mayoría -resopló con petulancia-. La primera vez que conocí a Baji me hizo la pregunta más estúpida del mundo y creí que era uno más del montón de alfas hormonales que creen que por obligación deben tener a todos los omegas a sus pies.

-A mi parece que ese alfa es el que está a tus pies, ja -Takemichi soltó una carcajada.

-¡Ese es el problema! Y no me da confianza su actitud. Es... un poquito irreal y no quiero hacerme ideas estúpidas y verme idiota.

-Chifuyu... -Takemichi lo miró con expresión decaída y le apretó el brazo en un gesto de apoyo-. No puedo hablar desde mi experiencia personal al ser un beta, pero algo que puedo decirte es que no puedes vivir desconfiado toda tu vida.

-Claro que puedo. Vivir coqueteando y dejar con ganas es algo que me divierte y disfruto -respondió con autosuficiente y un deje ligero de sorna.

-¿Es algún tipo de venganza?

Y la sonrisa de Chifuyu se borró.

-No. Sí, supongo. No sé... Odio cuando te pones de psicólogo, Takemichi.

-Chifuyu, las desilusiones son parte de toda adolescencia y no por una vas a dejar de vivirlas. Es parte de crecer -dijo con suavidad. Se dio cuenta como los ojos de Chifuyu se ponían vidriosos-. No voy a obligarte a estar con ese alfa, pero sí quiero decirte que no tengas miedo de vivir.

-De acuerdo, ya tuve suficiente de tus arranques de inteligencia psicológica.

Takemichi sonrió divertido a pesar de que Chifuyu había optado por volver a su asiento para olvidar el tema.

-Entonces, lo arrojé contra la pared y le dije "¡muere, imbécil cara de rana!". Le hice creer que iba a aplastarle la cara, pero solo golpeé a la pared. El imbécil tuvo el susto de su vida. -Baji soltó una estruendosa carcajada que hizo suspirar a Chifuyu.

-No debes ir asustando a la gente así...

-Oh, vamos, Chifuyu, ¡se lo merecía! Fueron a buscarnos creyéndose la gran mierda y obviamente debíamos darles una lección.

-Bueno, tienes razón.

Su escena anterior definitivamente no había quedado olvidada en la mente de ninguno, pero era más cómodo fingir que sí. Se estaban marchando a casa juntos, como ya habían tomado por costumbre.

Las conversaciones surgían solas y siempre terminaban en sonoras carcajadas por las ocurrencias de Baji y tantas anécdotas divertidas que tenía siendo el capitán de la primera división de la ToMan. Chifuyu gozaba de todos esos relatos de Keisuke, escuchando con atención cada uno de ellos y contemplando como los gestos del alfa cambiaban cada cinco minutos.

Él no podía ser como los demás alfas ¿verdad?

Aunque tenía toda la pinta de ser un estándar más de alfa dominante hormonal y agresivo...

Ah, cuanto odiaba a los alfas. Aunque a Baji quizá no tanto.

-Chifuyu, eres bonito.

-Sí, sí, ya me vas diciendo eso cinco veces.

Incluso ya hasta había perdido su encanto.

Baji basicamente trazó su camino mediante los consejos que le habían servido, lo que implicaba usar el consejo de Pah cada que la conversación parecía querer cerrarse. Al principio tenía todo el poder para inducir a Chifuyu al más alto grado de bochorno, pero con cada repetición fue adquiriendo una connotación más divertida y facil de sobrellevar.

-¡Pues, mereces que te lo recuerden!

Chifuyu sonrió con diversión.

Su trayecto siguió normalmente en medio de conversaciones triviales. Hasta que en algún momento se toparon de cerca con un grupo de alfas de grados superiores. Al principio no les prestaron ni la más minima atención y simplemente siguieron con lo suyo... oh, pero el pellizco furtivo que le dieron a Chifuyu en el muslo mientras soltaban carcajadas burlonas, no pasó desapercibido facilmente. El omega dio un pequeño respingo alarmado.

-¡OIGAN, ¿QUÉ LES PASA IMBÉCILES?! -Chifuyu gritó acercándose peligrosamente al rubio, sin molestarse en ocultar su cólera.

-Sí, sí, lo siento. Comprenderás, cariño, que no me pude resistir. Ya sabes, instintos alfas -el responsable respondió guiñándole un ojo con coquetería.

Fue él quién dio la iniciativa para que todo el séquito se acercara a Chifuyu, revelando sus intenciones en sus asquerosas expresiones. A pesar de verse rodeado de alfas que casi le doblaban el tamaño, Chifuyu no se mostró ni un poco vacilante.

-¿O acaso un omega como tú va a venir a decirme qué hacer o no hacer?

Chifuyu preparó su filosa lengua para responder, pero fue detenido por un apretón suave en su hombro. Casi había olvidado que Keisuke estaba solo a uno pasos detrás suyo.

-Déjenlo en paz. Ahora -decretó con voz imperiosa-. Él es demasiado bueno para remedos de alfa como ustedes.

-¿Y tú quién eres, eh? ¿Su alfa?

-¡Yo no tengo alfa! -Chifuyu impostó de inmediato, mostrándose más a la defensiva.

-¡Genial! Entonces no tienes derecho a resistirte. -El alfa sonrió con altanería e hizo que a Matsuno le hirviera la sangre.

Pero, el efecto en Baji fue mucho más potente, quién no se lo pensó dos veces para atestarle un buen golpe en la cara que lo hizo estrellarse contra el pavimento.

-¡CHIFUYU NO NECESITA UN ALFA! ¡Él es independiente y fuerte por sí solo! Y aun si lo necesitara, créeme que un imbécil como tú solo le harías estorbo -Baji gritó, fulminando con la mirada a todo el grupo, liberando feromonas imperiosas y encargándose de que Chifuyu no saliera afectado por ellas-. No vuelvan a faltarle el respeto así o los mataré.

Chifuyu quedó atónito por la escena. Era la primera vez que un alfa en su vida tomaba en papel protector con él y la primera vez que alguien, además de sus amigos, abogaba por él ante gente ignorante como ellos.

Baji no esperó más y, jalando suavemente del brazo de Chifuyu para liberarlo de su estupor, lo arrastró lejos de esa escena.

Ninguno dijo ninguna palabra durante el camino restante hacia el complejo de apartamentos.

Cuando Baji dejó a Chifuyu en la puerta de su departamento y había llegado la hora de su despedida, el omega lo encaró... o bueno, eso trató. Se volteó hasta quedar frente a él y con la mirada baja mientras jugaba con sus dedos, empezó a murmurar un par de cosas inteligibles.

-¿Qué? Perdón, no puedo escucharte. -Baji se acercó más y flexionó las rodillas en un intento de igualar la altura del rubio.

-Que yo... Ah, yo... -Se aclaró la garganta para ponerle más firmeza a su voz-. G-gracias por haberme ayudado hace un m-momento... ¡No lo necesitaba! Pero gracias...

A Baji le brillaron los ojos ante la escena de un Chifuyu timido agradeciendole por algo. Ya tendría qué presumirle a Mikey, pensó.

-Está bien. Fue lo correcto, ellos no debían tratarte así.

-Bu-bueno... ya tengo que entrar. Que descanses, Baji. -Se volteó para tomar la perilla de la puerta, pero fue detenido por el alfa.

Porque las costumbres a veces son duras de desaprender.

-¡Chi-Chifuyu! ¿Puedo ser tu...?

Chifuyu suspiró, previendo la pregunta y preparándose para el estallido de la efímera burbuja de romanticismo que habían creado. Ya debía saber de antemano que todos los alfas eran iguales y todos pensaban con la cabeza de abajo.

Pero, esta vez había una diferencia: aquí Baji si supo cuando detenerse.

Al instante se calló. No podía arruinar todos sus avances con una estúpida frase, aun cuando Mitsuya y Draken le habian dicho que eso era lo más idiota que podía hacer. Esta vez Baji ya había desbloqueado su voluntad y dio paso a su raciocinio.

-Puedo... ¿puedo salir contigo mañana? Te llevaré donde quieras.

Incluso Chifuyu se paralizó incrédulo.

-Yo, ah... sí, sí, claro. En la tarde estoy libre...

-¡Perfecto! Te veo mañana, Fuyu. -Dándole una última amplia sonrisa emocionada, Baji corrió hacia su propio departamento.

Al final de todo, podría ser que este alfa sí marcara la diferencia... quizá si debía darle una oportunidad, y darse una oportunidad él también.

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Vayan a leer "Cuidando a Mikey" que hoy actualizo