6. Eres igual de virgen que yo
—Chifuyu ¿ya me vas a contar sobre ese alfa?
Durante la hora de descanso, Takemichi se acercó a Chifuyu con aires pícaros e interesados y arrastrando una silla para posicionarse delante del escritorio del otro.
—¿Quién? Ah, él...
—Sí, sí, él, con quién te fuiste a casa ayer. ¿Cómo lo conociste? ¿Qué te ha dicho? ¿Cómo te trata? —Hanagaki apoyó su mentón sobre sus manos entrelazadas, adoptando una postura interesada.
—Mmh... —Chifuyu suspiró—. Es solo un alfa tonto.
—¿Te gusta? —cuestionó con tono sugerente.
—¿Qué? No, definitivamente no. —El omega arrugó las cejas con amargura—. Es guapo, sí, y quizá algo atento... pero, todos los alfas son así con los omegas, ya lo sabes.
—Pero, te interesa —respondiendo, pareciendo más una afirmación que una incógnita—. Si no, no hubieras aceptado irte con él.
Las mejillas del omega se empañaron de un rosa claro que contrastaba gracias a la blancura de su piel.
—Bueno, la abstinencia no es algo que los omegas gocemos...
—Pero, si eres igual de virgen que yo, Chifuyu; no te hagas.
—¡Sshhh! No le quites la diversión.
Takemichi puso los ojos en blanco y luego de eso rio divertido. Chifuyu también se le unió segundos después.
—¡CHIFUYUUUUU!
El aludido se paralizó en el umbral de la puerta de su salón cuando escuchó la voz y al instante reconoció a quién pertenecía. Takemichi a su lado jadeó con emoción.
—Me voy con Hina. Te dejo a solas con él, ¡suerte, compañero!
Antes de darle tiempo a Chifuyu para refutar, ya se había alejado a paso raudo. Suspiró y se volteó para encarar al alfa, quién se mantenía rígido y con su penetrante mirada sobre él.
Los estudiantes alrededor habían empezado a murmurar. Un alfa de imponente aura corriendo hacia un omega mientras gritaba su nombre con severidad, no auguraba nada bueno y empezaron a susurrarse hipótesis sobre el posible contexto.
—¿Ya se te pasó lo que sea que tenías? —Chifuyu se cruzó de brazos y lo miró alzando una ceja.
Si bien a los demas presentes les había sorprendido la actitud descarada del omega, que el alfa bajara la cabeza y casi gritara una disculpa dejó conmocionados a todos.
—¡LO SIENTO! ¡No era mi intención tratarte así, Chifuyu! ¡Tú mereces que te traten con amor! —declaró robóticamente, sonando como si estuviera en modo automático.
Chifuyu estuvo entre reír o avergonzarse por la frase final.
—Bueno, a la siguiente vez que decidas que la lengua no te servirá, avísame con antelación —sonrió con burla.
—¡Sí, sí, lo haré!
De nuevo casi podía observar a Baji con orejas y una cola detrás meneándose con entusiasmo. Rio en voz baja ante la imagen mental.
—De acuerdo. Vamos a almorzar.
Baji no supo si lo correcto era reír con triunfo o chillar de emoción. Caminó detrás de Chifuyu con una ancha sonsa, persiguiéndolo como un cachorro derrochando alegría.
—Así que eres parte de una pandilla. —Chifuyu le dio un mordisco al onigiri que su madre le había dado para que almorzara.
—Así es. —Baji asintió con efusividad—. La Tokyo Manji Gang ¿la conoces?
El omega lo miró con una expresión asombrada con tintes emocionados.
—Sí, he oído sobre ella. Suena genial.
Baji podría considerar eso como un punto a su favor. Su conclusión: si Chifuyu decía que la ToMan era genial, entonces sí lo era y como él era parte de ToMan, él también era genial a sus ojos. Sencillo.
—Soy el capitán de la primera división —se jactó—. Voy a llevarte a conocerlos un día.
—¿Son todos alfas?
—Sí, pero no te preocupes, todos respetamos a los omegas.
—No voy a aplaudirte por eso —resopló—. Pero, gracias por el detalle. Siempre me llamó la atención sus integrantes...
—¿Quieres decir que yo llamé tu atención? —Baji interrumpió sonriendo de lado con aires vanidosos.
—No, a ti recién te conozco.
Y la atmosfera seductora de Baji se resquebrajó con un golpe que tuvo más impacto en su orgullo. Se aclaró la garganta y con intenciones de recuperarse de ese anterior momento, volvió a adoptar su expresión coqueta.
—Bueno, te estoy dando la oportunidad de conocerme más.
Chifuyu alzó una ceja con curiosidad, sonriendo divertido sin poder evitarlo. Ladeó la cabeza y se relamió los labios. Baji se deleitó internamente con esa imagen.
—¿Qué te hace pensar que aceptaré esa oportunidad? —La interrogante llegó cargada con un tinque juguetón y en sus ojos centellando
—Porque te aseguro que no te vas a arrepentir de lo que vas a encontrar. —Baji extendió su mano hasta tocar el borde inferior de los labios del omega, limpiando lenta y delicadamente unos residuos de arroz que habían quedado allí.
Lo tomó por sorpresa que Chifuyu asomara la punta de su lengua e hiciera contacto con el pulgar de Baji por un corto segundo; sin dejar de mirarlo a los ojos.
—Quizá. Ya veremos —respondió adoptando un deje desinteresado y dirigiendo su mirada hacia otro lado.
Baji sonrió. Definitivamente había elegido al omega correcto.
Takemichi había estado observando la puerta del salón, expectante a la llegada de Chifuyu desde que el timbre para volver había sonado. Sonrió cuando éste entro a toda velocidad para sentarse antes de que la siguiente maestra hiciera acto de presencia.
Le llamó la atención la manera en que el omega se esmeraba en mantener su cabeza agachada y como sus manos se apretaban ansiosas entre sí sobre su pecho. Incluso cuando se sentó en su escritorio, continuó en el mismo estado.
—Hey, Chifuyu ¿Qué pasó? —Takemichi volteó hacia él, mirándolo con preocupación.
El aludido alzó la mirada finalmente, revelando el intenso rubor que empañaba casi todo el espacio de sus mejillas, junto a la expresión abochornada que le acoplaba. Exhaló profundamente y cubrió su boca con ambas manos. Su voz salió aguda y amortiguada:
—¿Qué acabo de hacer?
Perdón pero me gusta el concepto de un Chifuyu coqueto, aunque sea por ratos xd
Por cierto, ¿ya siguen a Chifuyu en tiktok? Si no, vayan a ver mi otro fanfic ;)
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