12.5. Cuéntale al tío Ed
Chifuyu pensó que Mikey era el concepto de estándar idóneo de omega perfecto.
A pesar de que no mantuvo un semblante cómodo, Mikey siempre le sonrió con amabilidad cuando se presentó. No era su culpa, su omega interno gruñía con recelo ante la presencia de otro omega; no uno cualquiera, sino uno que tenía una relación lo bastante cercana con su alfa como para tener rastros muy ligeros de su aroma en su ropa.
—Me gusta la idea de tener a otro omega en la pandilla —comentó con una sonrisa—. Para eso debes soportar a Baji, es difícil, pero seguro puedes con él.
Él era realmente bonito. Tenía una presencia agradable. Sus curvas eran notorias aun debajo de su ropa floja. Su cabello lucía muy bien cuidado y su tersa piel parecía tener el tono exacto de blancura que la hacía contrastar bajo la iluminación de los faroles.
Chifuyu se sintió celoso en más de un sentido.
—¿Eres pareja de uno de los integrantes de ToMan? —preguntó, dando una mirada de soslayo a los demás alfas que estaban enfrascados en los comentarios engreídos de Baji acerca de su nueva relación.
—Nop. Yo soy el líder de ToMan —declaró con orgullo, casi presuntuoso sin poder evitarlo.
Chifuyu lo miró estupefacto.
Además de ser lindo, tenía toda una reputación por su fuerza y tan solo su nombre ya generaba presencia en ciertos lugares. Chifuyu escuchó varios rumores acerca del "alfa líder de ToMan", por lo que esa declaración lo tomó por sorpresa. No esperaba que él fuera precisamente ese Mikey, mucho menos que se tratara de un omega.
Ese omega debía tener el poder de obtener al alfa que quisiera, era prácticamente perfecto. Chifuyu no pudo evitar sentirse inseguro, más al tener conocimiento de su estrecha relación con Baji.
Sus celos territoriales de omega se redujeron a insuficiencia, de nuevo.
Mitsuya propuso celebrar debidamente en algún puesto de comida y los demás aceptaron de inmediato. Mientras Chifuyu moría de nervios por ir junto a Baji en su moto, aferrado a su torso; el alfa aprovechaba cada momento para presumir ante los demás.
Llegaron a un puesto sensillo, pero que los recibió con cordialidad a pesar de lo escandalosos que eran al discutir hasta por la más mínima nimiedad.
—Keisuke, guarda silencio y come —el omega regañó cuando ya tuvo suficiente de su discusión con Pah por un par de palillos.
—Sí, Fuyu —el alfa asintió de inmediato, abandonando su discusión para dedicarse a lo que se le pidió.
—Domado —Mikey resopló con burla en medio de un carraspeo, provocando risas disimuladas de parte de los demás alfas.
—¡REPÍTELO MÁS FUERTE QUE NO TE ESCUCHÉ! —Keisuke se levantó de su asiento abruptamente para encarar al omega que le sonreía burlón.
—¡BAJI, SIÉNTATE! —Chifuyu volvió a ordenar.
Y Baji se sentó, farfullando improperios en susurros, pero obedeció.
Al parecer, una costumbre colectiva que tenían era dar unas vueltas a la calle después de comer, dejando sus motos estacionadas cerca del puesto de comida. Esos chicos tenían temas de conversación bastante raros, pero divertidos, junto a anécdotas interesantes que contar sobre su vida delictiva.
Chifuyu estaba ensimismado en un relato que Pah le narraba con legitima emoción cuando notó que Baji había desaparecido de su lado. Volteó y lo encontró un par de metros más atrás de ellos, caminando junto a Mikey.
No era capaz de escuchar la conversación, puesto que ésta quedaba eclipsada por el ruidoso alfa con el que conversaba. Baji tenía un semblante serio mientras le hablaba al omega, y éste solo optaba por responder con gestos: asentimientos, encogimientos de hombros, sacudidas de cabeza.
Quiso golpearse cuando su instinto casi le hizo gruñirles. Mikey se había portado tan bien con él que no merecía que Chifuyu lo rechazara así.
Cuando tuvieron suficiente, decretaron que era hora de volver a casa. Chifuyu se despidió de todos y esperó pacientemente a lado de la moto de Baji a que éste se le acercara para irse.
—Fuyu, espérame unos minutos ¿si? Debo hacer algo —pidió dándole un beso en la frente que lo hizo sonrojar.
—¿A dónde vas? ¿Vas a tardar?
—Solo voy a hablar con alguien, no sé cuanto tarde, pero te prometo que regreso para llevarte a casa. Espérame aquí.
Chifuyu apretó los dientes al pensar que iba a volver con Mikey, pero recordó que el omega había sido el primero en marcharse.
Suspiró y aprovechó el tiempo a solas para regañarse a sí mismo por todas las estupideces que pensó esa noche.
—Mikey es bastante bonito ¿no te parece?
La interrogante tomó por sorpresa a Baji, quién dudó seriamente si se trataba de alguna pregunta trampa de la que su dosis de mimos del día dependería. Obligó a su cerebro a trabajar arduamente, hasta que simplemente debió responder por la presión que la mirada inquisitiva de Chifuyu le provocó.
—No más que tú, obviamente.
Reprimió un grito frustrado al no saber como interpretar el silencio de Chifuyu, planteándose si su respuesta fue incorrecta.
—Se conocen desde niños ¿no?
A Baji le pareció que desde el día en que lo presentó ante sus amigos, Chifuyu había estado actuando ligeramente más extraño un par de veces; parecía más ausente, a veces ensimismado en algún pensamiento que hacia que encogiera su propio cuerpo e incluso se abrazara a sí mismo. A Baji realmente le preocupó.
—¿Por qué tan interesado en el enano? —Su boca formó una O en una expresión de exagerado asombro—. ¿Te gusta? ¿Me vas a abandonar por él?
Con eso logró sacarle una risita divertida.
—No, tonto —bizqueó con burla--. Solo me llama la atención su fuerza.
—Oh, sí. Esa maldita pulga tiene una fuerza de los mil demonios. Es impresionante.
—Mmh...
El tarareo de respuesta no le dio un buen augurio, en especial la forma en como el omega apretaba los labios; no en un gesto colérico, sino más bien en uno alicaído.
Baji no entendía que sucedía exactamente ni en qué parte él lo había arruinado de alguna forma; pero, de ninguna manera iba a concebir tener a su omega en ese estado de ánimo.
—Chifuyu, volvamos al café de gatos después de clases.
—¿Para que te robes otro gato? No, gracias —El omega resopló con recelo.
—¡Te prometo que esta vez no! —El alfa suplicó juntando sus manos frente al rubio y luciendo su mejor sonrisa.
Chifuyu lo miró con cautela, entrecerrando los ojos.
—Está bien, ¡pero, nada de robar gatos, Keisuke!
—¡Lo juro! —respondió con solemnidad, imitando una pose militar que hizo reír con diversión al omega.
Era una maravilla escucharlo reír. Baji se sentía el alfa más afortunado cada vez que tenía la oportunidad de presenciar esa bonita sonrisa surcar en los labios del omega.
Baji realmente encontraba la manera de hacer sentir especial a Chifuyu hasta con el gesto más mínimo.
El problema era que... Chifuyu realmente no se sentía así siempre.
Su alfa le decía diariamente cosas lo suficientemente bonitas y con tanta frecuencia que pudieron haber elevado su ego hasta las nubes si sus inseguridades no interfirieran en el camino.
Baji le decía constantemente lo bonito que era y Chifuyu solamente podía pensar en que habían omegas mucho más bonitos que él.
Baji también le recalcaba su admirable fuerza, pero nuevamente Chifuyu solo podía pensar en cuantos omegas de seguro eran muchísimo más fuertes que él.
También se había adentrado en su cabeza una idea intrusa de que en cuanto Baji encontrara algo mejor que él no lo pensaría dos veces y lo dejaría. Un omega con una cara más bonita, con un cuerpo más tonificado o más curvilíneo, alguien más fuerte, alguien más divertido, más interesante, más...
Chifuyu no podía batallar contra esas ideas cada vez que lo atacaban.
¿Qué le aseguraba que a Baji no le gustara Mikey secretamente también? No se veían mal juntos y, Dios, Chifuyu realmente detestaba cuando encontraba el aroma del alfa impregnado en el omega cada vez que se encontraban para pasar el rato.
Claro que él no iba a ser tan imbécil como para pedirle que cortara lazos con él. Chifuyu reconocía lo importante que era Mikey en la vida de su alfa, solo que... cierta parte no se sentía bien. Estaba la sensación inminente de que Baji en cualquier momento lo dejaría por alguien mejor; porque si existían omegas tan perfectos como Mikey, siempre estaría esa posibilidad.
Y cuando se encontró con Mikey prácticamente bañado en feromonas de su alfa, los celos de su omega interno estallaron sin poder frenarlos.
—¡ESPERA, ESPERA, CHIFUYU! —Baji trató de detenerlo, cuando éste empezó a acercarse a zancadas al otro omega, gruñendo de celos tempestuosos.
Pero, el omega ya se había plantado frente a Mikey, quién alzó las manos en señal de docilidad y profiriendo sin palabras que no tenía intenciones de pelear, por mucho que Chifuyu le mostrara los dientes entre gruñidos.
—Cálmate —le habló con una suavidad que impacientó a Matsuno—. No es lo que crees.
—¡¿QUÉ CARAJOS ENTONCES?! —espetó con furia, sin siquiera voltear hacia Baji que estaba detrás de él.
Chifuyu había estado de camino a casa después de pasar la mañana del sábado planeando la sorpresa de aniversario de Takemichi para Hina. En el trayecto hacia su casa, antes de doblar una esquina, percibió nítidamente el aroma de Baji y se emocionó por encontrarlo... pero el sentimiento se evaporó cuando notó que Mikey iba con él, y no solo eso, el omega tenía el aroma de Baji impregnado en toda su maldita ropa; no ligeramente como solía ser, esta vez era perceptible con la más mínima inhalación.
—Mmh... verás, eh... —el alfa situado detrás de él empezó a articular balbuceos nervios, que incluso tenían un deje de incomodidad.
—Habla —Chifuyu ordenó, mirándolo con severidad. Su omega interno estaba tan celoso que sus instintos se adueñaron del control en su totalidad.
Chifuyu reparó en la expresión del alfa: miraba hacia Mikey, delatando en sus ojos una inseguridad que creía no volvería a presenciar. Comprender esa mirada solo lo hizo confundir más. Era como si Baji le estuviera pidiendo permiso de alguna forma para relatar los acontecimientos.
—¿Ya se te acabaron las excusas, Baji? —Chifuyu alzó una ceja con sorna, soltando una risa avinagrada.
—No, Chifuyu. No saques conclusiones apresuradas —Mikey insistió, tratando de topar el hombro del omega para que este volteara a mirarlo.
—Tú cállate, omega. No quiero oír tu voz chillona ahora —Chifuyu gruñó, mirándolo furioso.
—¡¿PERDÓN?! —Mikey alzó las cejas en una mezcla de asombro y cólera—. ¡Lo dice el omega del peinado de cresta de gallo en la secundaria!
Chifuyu abrió grande sus ojos y sus mejillas azoradas poco a poco coloreándose de un rojo intenso.
—¿Cómo diablos sabes...? —El omega se volteó abruptamente hacia el alfa, que se había mantenido estático durante la discusión—. ¡TÚ!
—¡Le dije que te veías lindo en esa foto, lo juro! —Baji lloriqueó, juntando sus manos frente a su rostro a modo de suplica.
Mikey suspiró con agotamiento, escuchando de fondo la pequeña discusión de la pareja sobre la divulgación de la imagen del omega durante sus años de secundaria. Nuevamente topó el hombro de Chifuyu para llamar su atención, esta vez con más cautela debido al repudio que su instinto parecía forzarle a tenerle.
El omega se volteó, gruñéndole a la segunda presencia omega que aun tenía el aroma de su alfa en su ropa: ese hecho, más que nada, era lo que lo hacía enervar.
Si Mikey le hubiera respondido igual seguramente se hubieran lanzado a pelear, muy a pesar de que la parte racional de Chifuyu le gritaba que sería él el que acabaría muerto en cuestión de segundos.
Pero, en cambio, él le mostraba una sonrisa genuina y amigable; sin ningún indicio mínimo de hostilidad o de respuesta a sus gruñidos territoriales.
—Chifuyu, hablemos a solas ¿si?
Su lado racional se sintió culpable por lo injusto que estaba siendo.
Mikey tuvo muchas cosas en las cuales pensar después de conocer oficialmente al omega del que Baji había alardeado tanto.
Su interacción tan empalagosa a pesar de la reverenda estupidez que Baji se montó solo para pedirle ser novios. La dedicación que el alfa le dedicó a ese proyecto que estaba destinado a salir mal (supo que las cosas acabarían tremendamente mal en el momento en que Baji fue incapaz de escribir en el cartel sin cometer una estupidez y Mitsuya tuvo que suplirlo). Lo orgulloso que estaba presentando a Chifuyu a todos. El ambiente era tan atosigante.
Y por supuesto que se estaba muriendo de celos.
Chifuyu era realmente un omega atractivo. Tenía lo que los alfas llamaban "belleza exótica" con esos ojos que oscilaban entre el azul y el verde y el corte del cabello exacto que se acoplaba a su imagen. Un aspecto rebelde que no perdía su esencia pulcra y elegante. De seguro sabía cómo y cuándo cambiar de faceta indomable a tierna y dulce en cuestión de segundos.
Mikey creyó entenderlo: era eso lo que le faltaba.
Se preguntó si carecer de ese dulzor y delicadeza era la clave para que Draken no gustara de él, porque eso era lo que los omegas debían ser ¿no? Y él era todo lo contrario: agresivo, alborotador, escandaloso, caprichoso.
"¿Si fuera lindo como Chifuyu, Kenchin me querría?"
Todos sus amigos quedaron encantados con él y su actitud amigable que transmitía tanta armonía, tal como Baji había detallado. Y, aun después de las miradas hostiles que le había dedicado, al mismo Mikey le terminó agradando mucho. Le divertía ligeramente la aversión que parecía tenerle en cuanto se dio cuenta que era un omega. Realmente no llegó a molestarlo porque esa posesividad anunciaba que Chifuyu también estaba clavado con Baji y le satisfacía que ese alfa idiota finalmente haya encontrado a alguien decente.
—¡Mira a ese omega, Mikey! ¡Es el chico más hermoso que he conocido! —Baji exclamó encapsulando su emoción en un susurró, señalando la espalda de Chifuyu que caminaba a un par de metros más adelante que ellos, enfrascado en alguna plática con los chicos.
—Sí, es bastante bonito —aceptó sin poder dejar de mirarlo.
Ah, cuanta gracilidad ostentaba y la fragilidad de sus facciones eran notorias aun con una expresión neutra.
En ese instante llegaron a su cabeza todas las veces que fue tachado de tosco e innecesariamente grosero. No por nada era confundido con un alfa, porque siempre se encargó de revelar esa faceta ruda; tampoco creía capaz de tener una más fina, como Chifuyu.
—¿Oye, y tu asunto con Draken?
—Ya te dije que no es nada.
—No por nada vas a andar con cara de gato bajo la lluvia. Anda, cuéntame. Cuéntale al tío Ed.
Mikey se mordió el labio, vacilante.
Se sentía tan vulnerable en ese momento. Momentos atrás se había divertido bastante, pero sobre pensar demasiado lo sumió en un abismo asfixiante que estaba amenazando con doblegar su fachada de invencible.
Veía a ese omega, tan lindo, rodeado de un aura atrayente y embelesando a todos con su personalidad; y a su relación con Baji. Solo era capaz de ver aquello que no podía ser y que no podía tener.
Chifuyu y él eran muy diferentes. Mikey se ganaba a la gente a base del miedo y la rivalidad, en cambio él solo debía hablar y automáticamente todos le rodeaban en un ambiente agradable, sin hostilidad, sin agresividad, sin deseos sexuales. A Chifuyu lo miraban por quien era.
Mikey le contó todo a Baji.
Y él no pareció estar nada contento.
—¿Por qué dejas que te siga tocando? —preguntó con voz ronca y demandante, claramente reprimiendo su cólera.
El omega solo pudo encogerse de hombros.
—Porque quiero que me mire —murmuró con la mirada clavada en el suelo—. Aún si es solo por mi cuerpo.
—No seas idiota. Eres más que eso, ¿de verdad el invencible Mikey va a rebajarse así?
—Tú lo hiciste por Chifuyu.
—¡Es diferente! —debatió ligeramente azorado—. Chifuyu y yo nos queremos, no solo estamos juntos por manoseo.
Auch.
—¡No, espera, no quise decirlo así! —Baji se enredó con sus palabras para intentar enmendar su error, pero también tropezó con sus propias excusas.
Mikey bizqueó con irritación. Resopló fastidiado y respondió con un indiferente encogimiento de hombros.
—Da igual. Siempre es la misma historia: se enteran que eres omega y solo piensan en maneras para follarte —masculló en voz baja, pero aun siendo audible por la carencia de ruido y la cercanía de ambos—. Ya ni vale la pena pensar en ello.
—¿Qué carajos? ¿Mikey, te han hecho algo parecido an...?
—Ya, Ed. Mejor vuelve con Chifuyu porque siento que me está maldiciendo ahora —rio en voz baja, divertido.
Supuso que ese era su karma por las escenas de celos que le montaba a Kenchin con Baji.
El alfa enserió su expresión, arrugando las cejas y apretando los dientes. Se abstuvo de gruñir para no exaltar innecesariamente a los demás.
—Si te llegan a tocar sin tu consentimiento, por Dios, Mikey yo...
—Sé defenderme solo, Baji —el omega interrumpió, mirando fijamente y con recelo al alfa—. No me hace falta la protección de nadie.
Pero, si fuera de Kenchin de ninguna manera le molestaría, porque eso demostraría una muestra de afecto por encima de la superficialidad.
—Mira, yo sé que eres fuerte. Me has dado las palizas más fuertes de mi vida.
Mikey sonrió con altanería en una satisfacción temporal, jactándose de la confesión.
—Pero, sabes que hay ciertas cosas que no puedes controlar, que no tienen que ver con la fuerza física. Es eso que temo que le hagan a mi Chifuyu.
El omega agachó la cabeza, mordiéndose el interior de la mejilla. Baji guardó silencio, quizá esperando una respuesta, pero cuando no la obtuvo prosiguió:
—Solamente te estás haciendo daño con eso —profirió con severidad, mirando al omega desde el rabillo del ojo—. Digo, ambos están en su derecho de tener compañeros sexuales sin romance, pero solo si ambas partes están de acuerdo... lo cual no veo en ti.
Mikey se mordió al labio al reconocer la verdad de esa frase. Se negó a mirar a Baji y a la posible mirada de compasión que debía tener en ese momento o se doblegaría en ese mismo instante. Solo se encogió de hombros y tomó una gran bocanada de aire, dejando que el viento helado le refrescara las mejillas.
—Chifuyu sí que te ha hecho bien, eh —rio amargamente—. Pero, aun sigues siendo estúpido; no te emociones.
—No me desvíes el tema, imbécil —espetó—. Lo mejor será que ustedes dejen sus cosas claras de...
—Luego hablamos, Ed —Mikey lo cortó al darse cuenta que el pequeño paseo nocturno había acabado y que los demás estaban esperando junto a sus motos estacionadas a que los alcanzaran.
El omega no supo si reír o sentirse mal por el pequeño desagrado que surcaba en la expresión de Chifuyu. Comprendía que debía sentirse amenazado por instinto al reconocer vestigios del aroma de su ahora alfa en su ropa y le agradaba que no se hubiera lanzado a separarlos o a recitarle alguna injuria nacida de celos; solo se había quedado aguardando inmóvil, encogiéndose en su lugar quizá evitando ocasionar disturbios en su nuevo ambiente.
Comprobó que no era un celoso intenso que desprendía toxicidad, así que le dio su visto bueno y reconoció que quizá lo mejor era frenar esos abrazos (apretones) que Baji le daba para darle celos intencionales a Draken. No pretendía hacer sentir mal a Chifuyu cuando él mismo conocía de primera mano esa sensación de inseguridad reprimida, así que fue el primero en irse, alegando una excusa rápida sobre pendientes con sus hermanos; además, así también se evitó la compañía de Draken.
Mikey guio a Chifuyu a una banca de algún parque cercano, este ultimo aun refunfuñaba en voz baja y parecía repeler la presencia del otro omega, casi forzándose a estar allí.
—¿Y bien? —alzó una ceja ante el silencio del rubio de media coleta.
Manjiro también tenía sus dificultades para hablar de lo que pasó.
—Emh, verás... —murmuró desviando la mirada. Quería explicarlo, pero las palabras no salían de su garganta al recordar esa escena y Chifuyu parecía impacientarse—. No te enojes con Baji. Es solo un idiota testarudo se metió en asuntos que no le concernían.
—Sé más claro —el otro omega demandó. Su expresión de disgusto seguía intacta.
Mikey suspiró con frustración. Su encrucijada se centraba en su dignidad y la relación de su mejor amigo... así que decidió renunciar a su dignidad y habló lo más rápido que pudo antes de que el arrepentimiento lo alcanzara y frenara.
—Bajimeprotegió.
La mueca de confusión de Chifuyu oscilaba entre el descifrado de la frase y el contexto detrás.
—¿Protegerte? ¿De qué?
Por supuesto iba a dudar. Se suponía que él era El Invencible Mikey, quien no necesitaba protección de nadie porque era capaz de ir contra cien alfas y reclamar la victoria.
—Usaron la voz de mando conmigo.
Pero, los peligros para los omegas que Baji alegó claro que existían y ningún grado de fuerza física podía a ir en contra de la naturaleza.
Una injusta humillación.
Chifuyu abrió grande sus ojos y como si la barrera de repulsión que había creado entre ellos se resquebrajara con un pestañeo, se acercó más a él y lo agarró del hombro para que lo mirara a los ojos.
—¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? ¡Usar la voz de mando es ilegal!
—Sabes que es imposible estar al pendiente de que todos cumplan esa ley, por mucho que lo quieran —Mikey suspiró, recargando su espalda en el espaldar de la banca con cansancio—. Baji dijo que me había estado buscando para hablar de... algo, y llegó en el momento justo. Me marcó con su aroma para marcar territorio, pero solo fue para defenderme.
Mientras articulaba la frase final, inconscientemente se encogió abrazando su propio cuerpo.
—Que un alfa me sometiera así... que vergüenza. Aún más que hayan tenido que defenderme de esta manera —murmuró presionando su palma contra sus ojos.
—No fue culpa tuya, es algo que no puedes controlar —Chifuyu lo consoló, sonando visiblemente aprensivo por la confesión, empatizando con el abatimiento que Mikey cargaba.
Quizá otra persona le hubiera espetado un "¡Sé más agradecido!" o cualquier mierda que demandara su agradecimiento al eminente alfa sacrosanto que se molestó en ayudarlo. Pero, Chifuyu pudo ponerse en su lugar sin dificultades ni prejuicios.
Claro, él también era un omega que aborrecía esa fragilidad que se les fue asignada forzosamente.
—No te enojes con Baji. Es solo un idiota con cara de matón pero de corazón de cachorro —Mikey suspiró con aires burlescos, recibiendo como respuesta una risita divertida de Chifuyu.
—Alfa tonto... --negó con la cabeza, sonriendo; pero casi de inmediato su sonriente expresión se borró—. Lo siento mucho, Mikey.
—Nah, está todo bien. Me gusta que un omega de carácter domestique al neandertal de Edward —dijo entre risas, pero Chifuyu esta vez no compartió su actitud.
—No, hablo en serio —murmuró con aires desvaídos—. Todo este tiempo estuve tan celoso de ti que me hacía evitarte y mirarte mal —confesó con vergüenza, sin atreverse a levantar la mirada—. De verdad, lo siento.
El rostro de Mikey se desfiguró en una mueca de confusión.
—¿Celoso? ¡¿De mi?! —se alarmó—. ¡No, no! Te prometo que mi asco por él es verídico.
—No de esa forma. —Chifuyu apretó nervioso sus dedos—. Al menos no del todo. Sé que él no te gusta, pero...
—¿Pero...? —Mikey alzó una ceja con curiosidad.
Chifuyu apretó los labios y cerró los ojos con fuerza, azorado por su futura confesión. Desde ya se sentía estúpido por lo que estaba a punto de decir.
—T-temo que Keisuke empiece a gustar de ti —susurró muy bajito, con sus mejillas ardiendo de vergüenza y sin reunir valor suficiente para alzar la mirada.
Mikey estalló en risas.
—¡Qué cosas dices, Chifuyu! —dijo entre risas estruendosas—. ¡Baji está muy prendado de ti! Es imposible que se fije en mi. Además, soy demasiado para él —sonrió con autosuficiencia y alzando en alto el mentón.
Pero, Fuyu, lejos de reír, tenía los labios torcidos y ojos vidriosos.
—No, no es imposible. Eres muy atractivo, tienes mucha confianza y eres realmente fuerte. Estás rodeado de muchos alfas que te respetan y seguro que todos alguna vez debieron sentirse atraídos hacia ti —finalizó con un suspiro pesado—. Debes tener al alfa que quieres, ¿verdad?
"Si supieras..." Mikey respondió internamente, apretando los labios sin encontrar las palabras correctas para decir en voz alta.
—Es eso lo que me hace sentir celoso de ti —susurró, apretando los labios al final y tomando una temblorosa aspiración—. ¿Cómo haces para tener ese cuerpo? Oh, claro, entrenas mucho, sí... Tienes una cara bonita también. Dios, cuanto quisiera tener tu...
Mikey lo frenó pellizcando una de sus mejillas con la fuerza suficiente para no lastimarlo, pero sí para llamar su atención. Le dedicó una mirada severa, pero sin traspasar los límites de suavidad.
—Chifuyu, yo sé lo casanova que era Baji antes de encontrarse contigo; y siempre eran encuentros de solo días, nunca se sintió comprometido con alguien y jamás pidió desesperadamente consejos para tratar bien a su conquista. Pero, cuando se trataba de ti llegaba cada vez más desesperado por arruinar las cosas contigo. —Le ofreció una sonrisa apacible y un par de risitas divertidas—. No sé que clase de brujería le hiciste, pero lo tienes bastante enamorado. No hay día en que no te presuma en la pandilla.
Las mejillas del omega se volvieron rojas en su totalidad, azorado por la confesión y por imaginar a Baji hablando de él con tanta fascinación en sus ojos.
—No te preocupes por nadie. Créeme que traes en las nubes a ese tonto —asintió con determinación, sin dejar de sonreírle—. Y si hace algo estúpido, solo me dices y yo me encargo.
"Si llega a pasar algo, dime y le parto la cara" Tuvo un deja vu.
--Además, eres bastante bonito, sumado a que tienes carácter. ¿Baji no te lo ha dicho? Porque a mi sí, tantas veces que hasta cansa --bizqueó, pero sin dejar de sonreír al darse cuenta que el ánimo regresaba a Chifuyu--. Deja de pensar estupideces y no vuelvas a dudar de ti.
Ojalá pudiera tragarse sus mismas palabras.
--Realmente no pensé que tendría este tipo de charla contigo --Chifuyu resopló en medio de una risita--. Pensé que en algún momento nos sucedería uno de esos dramas shoujo, ya sabes: te darías cuenta que en realidad te gusta Keisuke y tratarías de llamar su atención y resultara que en realidad siempre te amó a ti y trataba de rellenar ese espacio conmigo. Los dos fueran felices con una casita con jardín, un perro y dos hijos. Yo me habría ido con otro integrante de ToMan que gustaba de mi en secreto.
El semblante de Mikey no tenía precio en ese momento y Chifuyu estalló en carcajadas divertidas.
—¡Ew, no! —fue lo primero que respondió mientras un estremecimiento le recorría la espalda como un azote de agua helada—. Aunque... ¡Apuesto a que te irías con Mitsuya!
—¿Mitsuya? —Arrugó las cejas y tarareó dubitativo, intentando recordar al aludido—. ¡Ah! Pues... en realidad, no está mal.
—¿Verdad? —Mikey corroboró luciendo una sonrisa cómplice—. De hecho, planeaba presentártelo si no perdonabas a Baji.
—¡Oye, eso hubiera sido cruel para él! —Chifuyu le dio un golpe juguetón en el hombro y Mikey respondió soltando un jadeo dramáticamente exagerado—. Aun así, no me arrepiento de perdonarlo. Keisuke es un alfa único --comentó con aires soñadores.
—Tienes razón, ¿a quién más se le ocurriría confesarse a alguien haciéndole creer que lo va a secuestrar?
—Hizo su mejor esfuerzo —murmuró torciendo los labios en un puchero y jugueteando con sus dedos.
—Y si a ti te hubiera tocado declararte, ¿habrías hecho lo mismo? —Mikey alzó con una ceja con curiosidad— ¿O habrías fingido una invasión alienígena o algo así?
Chifuyu lo lucubró un par de segundos.
—Le habría dedicado una cita de uno de mis libros favoritos o una canción --respondió asintiendo con entusiasmo y luciendo una vigorosa sonrisa.
Mikey resopló con burla.
—Vamos, algo más ostentoso para igualar la escena de Baji. ¿No quieres también grabarlo y subirlo a tiktok para exhibirse públicamente?
—Tengo el presentimiento de que eso saldría muy mal.
—Sí, también yo —Mikey rio suavemente para luego levantarse y estirar sus extremidades, sintiéndose algo más ligero al finalmente sacar de su espalda esas miraditas fulminantes que Chifuyu le daba.
Chifuyu comprendió la sugerencia tácita: ya debían volver. Baji seguramente estaría acabando con sus uñas por los nervios de no ver a los omegas regresar. Mikey podría apostar que alfa ya debía haberse imaginado incluso recibiendo a Chifuyu en pedacitos.
Volteó a ver al omega: hebras de su cabello se agitaban con el azote del viento y en sus labios aun residía una sonrisita casi imperceptible. Nuevamente lo rodeaba ese ambiente armonioso que resultaba incluso contagioso.
Muy conflictivo con los aires virulentos que lo rodeaban a él.
—Oye, Chifuyu... —llamó, casi en voz baja.
Dime, ¿cómo haces para que no te quieran solo de a ratos?
¿Cómo es que logras encantar a la gente con tu personalidad?
Desearía ser más como tú.
—Dime --Chifuyu se volteó a mirarlo, sonriéndole genuinamente por primera vez.
No quería amargarle el momento. Además tenía pendiente una conversación con Baji, y si el alfa tenía suerte, una buena reconciliación.
—Nada. Volvamos ya.
A Baji ya no le alcanzaban uñas donde descargar su inquietud al no ver regresar a ninguno de los dos omegas.
Chifuyu estaba bastante enojado por haberlos encontrado en ese escenario que fácilmente podría sacarse de contexto a primera vista. En cambio, Mikey se veía bastante calmado y —esperaba— con la capacidad de manejar esa situación apropiadamente. Su temor brotaba al reparar que Mikey acababa de salir de un suceso atroz y que quizá por estrés termine cediendo a las provocaciones de Chifuyu y desataran una pelea que desde un principio tendría un ganador declarado.
Mikey era su mejor amigo y en verdad lo apreciaba, pero tenía dudas sobre como reaccionaría si llegara a ponerle una mano encima a Chifuyu sabiendo de antemano que la diferencia de fuerzas era exorbitante.
Ah, la espera lo estaba matando.
Ya había empezado una cuenta regresiva mental, donde si llegaba a su fin y seguiría sin haber rastro de los omegas iría a inspeccionar como iba todo; pero en ese preciso momento sintió el aroma de Chifuyu intensificándose en su cercanía y finalmente pudo volver a respirar.
Ambos omegas caminaban juntos ensimismados en alguna conversa que les estaba sonsacando unas cuantas risitas.
Los dejaba juntos media hora y ya lo habían reemplazado. Ambos.
—¿Ya no quieren matarse? —Baji alzó una ceja, consternado al no reconocer ningún indicio de hostilidad en el ambiente, y Mikey tenía su olor marcado en su ropa.
—Lamento eso —Chifuyu rio apenado, entrelazando sus manos detrás de su espalda.
—¡Ya somos amigos! —Mikey exclamó con un tono vigoroso, anclando su brazo alrededor del cuello del otro omega—. Alguien más ocupó tu lugar, Baji. Ya no te necesito.
—Mira, tú —El alfa resopló con sorna—. Hace un rato te dijo que tenías la voz chillona.
La sonrisa de Mikey vaciló junto a un tic en su ojo.
Chifuyu enrojeció hasta las orejas y empezó a recitar una sarta de disculpas a paso tan raudo que resultaban ininteligibles, haciendo varias inclinaciones hacia adelante en reverencias apresuradas.
—Sí, sí. Pasado pisado, o lo que sea. —Mikey le restó importancia luciendo una sonrisita azorada—. Me tengo que ir. Suerte en su reconciliación —comentó en un tono sugerente a la par que alzaba las cejas.
—Oye, espera. Tú y yo aun no terminamos de hablar —Baji intentó frenarlo, pero el omega se rehusó dedicándole un semblante enseriado.
—No, tengo que irme.
—Puta madre, escúchame por una vez en tu vida --Baji gruñó dando un paso, furioso—. No me vas a evitar por siempre.
—No quiero escuchar —Mikey sentenció con firmeza, luciendo un semblante inescrutable que pronto se pintó en una sonrisa que a leguas se notaba era forzada—. ¡Bye, bye!
—¡Oye, espe...!
Mikey había doblado en una esquina y había echado a correr.
A Baji solo le quedó chasquear la lengua con hastío y mascullar improperios en voz baja.
—¿Qué tenías que decirle? —La voz de Chifuyu esta vez carecía totalmente de celos, siendo reemplazado por curiosidad y quizá preocupación por la manera en que Baji fue tan insistente.
—Es una larga historia. —El alfa suspiró—. Quizá te enteres más tarde. A juzgar por como reaccionó tendrá una idea de qué voy a decirle. Jodido enano terco
—¿Es algo grave?
Baji lo lucubró.
Sí, era muy grave.
—Algo así. —Se rascó la nuca con nerviosismo—. Cambiando de tema: ¿ya no estás enojado conmigo?
Chifuyu sonrió y a Baji le bastó esa respuesta.
—Fue una bobería de mi parte. Lo siento —Chifuyu murmuró con vergüenza acercándose al alfa para tomar sus dos manos.
—No sabía que eras tan posesivo —Baji comentó luciendo una sonrisa taimada que hizo sonrojar al omega—. Me gusta.
El alfa sujetó la cintura del omega entre sus brazos antes de inclinarse para besarlo en los labios. No frenaron después de un par de segundos, como pensaron que lo harían. Baji sintió lo labios de Chifuyu moverse contra los suyos en un vaivén exquisito y el alfa no resistió la tentación a chupar el labio inferior del omega cuando amenazaron con separarse.
—Wow... —Baji gesticuló, fascinado sin poder dejar de contemplar los matices rosas que empañaban las mejillas de su omega--. ¿Cómo es posible que cada día me enamore más de ti?
—De la misma manera que lo haces tú —Chifuyu rio, poniéndose de puntillas para darle un ultimo roce de labios antes de agarrar su mano.
Volvieron juntos a su edificio sin soltar sus manos en ningún momento.
Ni se nota que me gusta el Baji x Mikey.
Amo como todos pasaron de odiar a Baji a odiar a Draken JAJJSJAJJAJ
Les diré porque este capitulo fue necesario e innecesario a la vez xd
Con este cap doy por finalizada la interacción DraKey en esta historia.
Pero, a la vez doy paso a una nueva :)
Porfa, vayan a ver mi historia de "Updates & crisis mentales", donde acabo de subir varios posibles proyectos que tengo planeados ♡
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