Capítulo 8
Un mes después
Había pasado un tiempo ya desde que Jungkook y Jimin decidieron ser amigos. Los pleitos con Huening Kai se habían intensificado desde que los amigos del rubio habían decidido dejar de sentarse con él y sus clones. Ahora lo normal era verlos sentados junto a Jimin y Jungkook en una mesa aparte.
La situación con Eunwoo seguía más menos igual, este le coqueteaba seguido, rogándole para que aceptara salir con él a una cita, sin embargo, Jeon solo seguía negándose; aunque debía decir que admiraba su fuerza de voluntad, pues a pesar de que a veces se excedía con sus palabras, él siempre volvía a intentarlo.
En cuanto a Jimin, las cosas no pudieron ir mejor. Los dos chicos se la pasaban pegados, iban juntos a todos lados. En clases se sentaban juntos, en los descansos sucedía lo mismo, y al menos, cuatro de los siete días de la semana, terminaban saliendo a jugar a algún arcade o a comer en alguna cafetería.
Inclusive, si alguna vez llegabas a ver a Jungkook comportándose medianamente amable, era porque Jimin estaba a su alrededor.
En ese mismo instante, el menor se encontraba conduciendo en dirección al cementerio, rebasando por mucho el límite de velocidad establecido. Le prometió al rubio que le acompañaría, pues ese día era el aniversario de muerte de Taemin y él no deseaba ir solo a visitarlo. De seguro le regañaría al llegar, pues había pasado media hora más desde la hora a la que habían quedado encontrarse fuera. Se atrasó porque Eunwoo lo entretuvo a la salida de clases, a las que Jimin, por obvias razones, no había asistido.
Estaba a nada de llegar, cuando un perrito se atravesó en medio de la carretera, siendo seguido poco después por una pequeña que lo llamaba a gritos. Debido a la alta velocidad, estaba consciente de que no lograría frenar a tiempo, empeorando todo cuando la niña se quedó en shock observando el auto acercarse con rapidez a ella.
No pudiendo hacer otra cosa, con la adrenalina recorriendo con rapidez su cuerpo, desvió el auto de la carretera, no pudiendo controlarlo y chocando por consiguiente con un árbol la parte lateral del auto.
El cristal de su ventana se rompió en pedazos haciendo un corte profundo en su brazo, además de que se golpeó bastante fuerte la cabeza al tener el impacto. Su visión de encontraba un poco borrosa y la herida en su brazo no paraba de sangrar. Se bajó del auto y tomó su chaqueta negra, poniéndosela con dificultad sobre sus hombros para tapar la sangre y poder acercarse a la niña.
—¿Te encuentras bien? —preguntó visiblemente preocupado, sin darle mucha importancia a su herida. Solo quería saber si la pequeña se había hecho daño.
—S-sí, mi perrito también —musitó aún asustada por el reciente episodio.
—Que bien —suspiró, sintiendo su brazo acalambrado debido al dolor. Gruñó acomodando otra vez la chaqueta, viendo a la niña abrir grande sus ojitos al ver las gotas de sangre caer al suelo.
—¡Está herido! —señaló su brazo.
—No te preocupes, tengo un amigo que me ayudará. Ve con tus padres, y ten cuidado para la próxima —advirtió comenzando a caminar.
—Bien —dijo con los labios fruncidos observando al chico marcharse, su rostro pareciéndole demasiado pálido.
El pelinegro se internó como pudo en el cementerio, siéndole cada vez más difícil dar siquiera un paso. Su vista cada vez se tornaba más borrosa y su cuerpo sintiéndose débil. Alzó la cabeza, observando a lo lejos a Jimin frente a una lápida. Intentó llamarlo, pero su voz salió demasiado baja para ser escuchado.
Solo debía acercarse un poco más, solo un poco más.
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Bufó, viendo que habían pasado más de treinta minutos y Jungkook aún no aparecía. Se suponía que se encontrarían en la entrada, pero el pelinegro aún no había dado señales de vida, por lo que decidió entrar él solo. Ya era conocida para él la manía de Jeon de llegar tarde a todos lados.
—Hola, Tae. Pasó un tiempo desde que vine aquí, tengo muchas cosas que contarte —se agachó, dejando con delicadeza el ramo de rosas blancas que había comprado—. Finalmente me deshice de Huening, ya no lo aguantaba. También tengo un nuevo amigo, su nombre es Jungkook, y aunque al principio puede ser algo insoportable, en ocasiones puede llegar a ser la cosa más tierna del mundo. Es creído, tiene un carácter de los mil demonios, es antipático y muy frío, pero es tan hermoso a su propia manera, único en todos los sentidos. No sonríe mucho, pero te juro que cuando lo hace es capaz de iluminar la más oscura habitación; y sus ojos, son simplemente preciosos, esos orbes grisáceos que parecen contener toda una galaxia en ellos, y son tan expresivos, que aunque no diga nada puedes saber lo que piensa por su mirada.
» Él es genial, aunque siendo sincero, no lo considero solo un amigo. Antes de morir me dijiste que siguiera adelante y fuera feliz, creo que finalmente, después de dos años esa petición ya no me parece del todo imposible. Espero que te alegre esto.
Un par de lágrimas corrieron por sus ojos, pero algo se sentía diferente esta vez. Ese dolor que parecía carcomer su pecho cada que observaba esa lápida con su nombre escrito, ya no estaba presente. Finalmente, después de tanto dolor comenzaba a sentirse un poco más libre.
—J-Jim —escuchó la voz de su compañero llamarlo débilmente. Se secó las lágrimas de manera rápida y se volteó a mirarlo con una pequeña sonrisa, la cual se borró al observar el estado en el que se encontraba.
El menor estaba muy pálido, con un leve moretón que comenzaba a formarse en su frente; pero lo peor de todo eran las gotas de sangre que se deslizaban por su brazo y caían al suelo de forma rápida.
—¡Gguk! —se acercó con rapidez al verlo desvanecerse, logrando atraparlo antes de que cayera al suelo—. ¡¿Pero qué te sucedió?!
Exclamó alarmado, alzándolo en brazos con relativa facilidad para llevarlo a su auto. Necesitaban ir a un hospital ya.
—No es tan...grave como pa-parece —musitó sin fuerzas, intentado mantener sus ojos abiertos.
—No te esfuerces —lo dejó con cuidado en el asiento del copiloto, corriendo hacia su lado para arrancar el auto.
—Tu auto... —murmuró viendo su sangre mancharlo todo, cerrando los ojos poco después.
—¡No me importa el maldito auto! —exclamó un poco frustrado por no poder ir más rápido—. Gguk, mantén los ojos abiertos ¿sí? No los cierres. Háblame, vamos, dime algo.
—Mis pa-padres van a matarme cuando vean...mi auto.
—Eso es, dime algo más —desvío su mirada de la carretera unos segundos al no tener respuesta, viendo al ojigris inconsciente—. ¡Gguk! ¡Despierta, Jungkook! ¡Joder!
En cuanto llegaron al hospital lo tomó en brazos, adentrándose al lugar entre gritos de auxilio a los médicos y enfermeras. Una vez se lo llevaron terminó sentado en la sala de espera, mirando sus manos manchadas de sangre temblar por el nerviosismo que sentía. Estaba asustado, el corte en el brazo de su amigo se veía profundo, y lo que más le había impactado era la cantidad de sangre que había perdido.
Pasó un tiempo antes de que algún médico saliera a decirle algo, y con cada segundo su desesperación aumentaba más.
—¿Familiares de Jeon Jungkook?
—¡Yo! —se puso de pie rápidamente, acercándose a la doctora.
—Él estará bien —suspiró aliviado al escuchar eso—. El corte en su brazo fue algo profundo por lo que tuvimos que coserle la herida, y el golpe en su cabeza no causó mayor problema, de todos modos le hicimos una tomografía para descartar una contusión.
—Muchas gracias, doctora —agradeció con sinceridad—. ¿Puedo verlo?
—Ahora está inconsciente, en este momento se le está haciendo una transfusión para reponer la sangre que perdió. Lo más probable es que despierte en un par de horas.
—Entiendo, me gustaría acompañarlo igual, prometo no hacer nada —pidió, viendo a la mujer suspirar después de asentir—. ¿Cuándo podremos marcharnos?
—Debemos ver como evoluciona, pero es probable que dentro de uno o dos días se le de el alta médica.
—Bien, gracias una vez más.
Se sentó otra vez, frotando su rostro con cansancio. Había tenido tanto miedo de perderlo, casi entra en pánico al verlo sangrando de esa forma, peor aún cuando quedó inconsciente. Ya había perdido a la persona que le gustaba una vez, no quería tener ese sentimiento de ahogo en su garganta de nuevo, porque no creía soportarlo.
Cuando se hubo calmado lo suficiente se dirigió a la habitación del pelinegro, observándolo dormido y con aquella bolsa de sangre conectada a su brazo por el suero. Su rostro había cobrado algo de color y eso le causó un gran alivio. Se paró a su lado, acomodando los mechones rizos que casi tapaban sus ojos. Se acercó a dejar un casto beso en su frente, acariciándole suavemente el cabello.
—Me diste un buen susto, Gguk —murmuró mirándolo con cariño, rozando delicadamente con sus dedos la mejilla del chico—. Te quiero, Jungkook, espero que despiertes pronto.
Si en las películas de acción el prota sale hasta corriendo después de un accidente pues aquí también ¿ok? Ok 🤭
Jungkookie va a estar bien, no se preocupen.
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