Capítulo 2
—¡Hey, Jungkook! ¡Espera un segundo!
El mencionado se detuvo, bufando audiblemente para que el inoportuno que lo seguía lo escuchara. Se fue de allí porque no deseaba seguir hablando con ellos ¿qué parte de eso fue lo qué no entendió?
—¿Qué quieres?
—Perdón por lo de antes, a veces los chicos son...
—No me interesa escuchar tus disculpas ¿era solo eso?
—Pues... —suspiró intentando no enojarse. Es que ese chico en serio era un petulante—. Solo era eso, quería decirte que entendía tu enojo, porque a mí me trataron igual cuando entré en la preparatoria.
—¿Por qué me cuentas esto? No es como si realmente me importara —musitó lo último, en voz demasiado baja para ser escuchada por el contrario.
—Mañana siéntate con nosotros, te prometo que no te molestarán otra vez —le dijo sonriendo, recibiendo una mirada con ojos entrecerrados de parte del ojigris.
—No lo creo —una tercera persona se entrometió en su conversación. Jimin rodó los ojos al ver que era Eunwoo. Ese chico castaño era simplemente insoportable. Siempre con esa sonrisa tonta en el rostro, de verdad que no entendía porqué todas las chicas y chicos andaban suspirando por él—. Prometió que se sentaría con nosotros ¿cierto Jungkook?
Pasó su brazo por los hombros del pelinegro, apegándose a él lo más posible sin sobrepasarse demasiado. Jimin los miró con el ceño fruncido ¿por qué permitía qué ese idiota lo tocara y a él apenas y le dejaba hablarle?
—No creo que quiera sentarse de nuevo con ustedes ¿no es así, Jungkook? —cuestionó, recordando que solo se había sentado con él y sus amigos para huir de Cha y su grupo.
—En realidad los prefiero a ellos, al menos no me tratan bien solo por mi dinero —la sonrisa sin dientes que le dio el más bajo lo hizo bufar molesto.
Negó levemente y se dio media vuelta, marchándose, soltando una sarta de maldiciones por lo bajo. En serio ese muchacho iba a sacarlo de quicio.
—Y tú, deja de tocarme si no quieres mi puño marcado en tu rostro de muñeco —soltó de manera tosca y el contrario se apartó en un segundo, llevando ambas manos a su cara.
—No me pegues por favor —pidió alejándose un par de pasos.
—En serio ¿por qué debo aguantar esto? —cuestionó de manera retórica antes de caminar hacia el salón, siendo seguido de cerca por el castaño, que continuó hablando y hablando todo el recorrido.
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Cuando el timbre resonó por toda la instalación los alumnos comenzaron a abandonar la cafetería para ingresar a sus próximas clases. El rubio entró a su aula correspondiente, observando con el ceño fruncido a Jungkook y Eunwoo sentados juntos y hablando, o más bien, este último hablando y siendo ignorado por el contrario.
Bufó, pensando en lo mucho que odiaba a ese idiota de Cha, en verdad no lo soportaba. Se sentó en su puesto, siendo la silla a su lado ocupada segundos después por Huening Kai, que lo miraba cariñosamente.
—Jiminie no te enojes conmigo por causa de ese chico —lo agarró del brazo dejando algunas caricias.
—Solo déjalo en paz, no te metas en problemas.
—¿Oh? ¿Te estás preocupando por mí? —preguntó acercándose bastante a su rostro con los ojos brillantes.
El pelirrojo quería besar a su novio, pero un carraspeo a su lado lo hizo alejarse. Miró con una ceja alzada a Jungkook, quien los veía fastidiado desde su lugar.
—Estás en mi lugar —pronunció viendo como los demás se quedaban absortos en su persona—. ¡¿Qué mierda miran?! ¡Métanse en sus propios asuntos!
Odiaba la forma en que todos ellos se quedaban mirándolos. Los malditos los trataban como si fueran fenómenos de circo que solo servían para su entretenimiento.
—Te veías muy cómodo por allá —señaló con su mandíbula hacia donde se encontraba el castaño al otro lado del aula.
—Eso no te importa, Rojito.
—Me llamo Huening Kai —masculló apretando los puños.
—Como digas niño, ahora sal de mi puesto —profirió, esta vez mirándolo despectivamente desde arriba, ya comenzaba a enojarse de nuevo y todo por causa de ese idiota.
Jimin miraba el intercambio un poco atónito, en verdad no comprendía la razón por la que esos dos se llevaban tan mal. Si, Kai a veces era desesperante, pero la actitud de Jungkook tampoco era la mejor que digamos.
—¿Acaso tienes idea de con quién estás hablando? —gruño Kai poniéndose de pie para encararlo.
—Oigan vamos a calmarnos, amor, vuelve a tu asiento.
El rubio intervino al ver que estaban a punto de irse a los golpes.
—¡Pero Jiminnie...!
«Por favor que se calle, ya no lo soporto», pensó para sí mismo mordiendo su labio inferior con molestia.
—Ya escuchaste, niño —soltó con una sonrisa burlona y Jimin explotó en ese momento.
No importaba lo que hiciera para calmar el ambiente, estos dos ya se habían declarado la guerra y no podría detenerlos con palabras, sinceramente ya lo tenían hastiado.
—¡Basta los dos! —su grito resonó en aquellas cuatro paredes y todos hicieron silencio.
Tomó a Jungkook del brazo con fuerza y lo arrastró fuera del salón, siendo seguido por Huening Kai, que miraba un poco escéptico el rostro iracundo de su pareja. Jamás había visto a Park tan fuera de sus cabales como ahora.
—¡Entra a la maldita aula, Kai! —exclamó, sientiendo como el pelinegro intentaba safarse de su agarre.
El mencionado acató la orden sin chistar, sabiendo que cuando su novio se encontraba así lo mejor era no molestarlo. Dejó a ambos chicos fuera, ambos mirándose con chispas en los ojos.
Nadie jamás se había atrevido a enfrentarlos antes, y ahora llegaba este riquillo y se creía el rey de la preparatoria, queriendo hacer lo que se le pegara en gana.
—¡Suéltame! —Jeon lo empujó, safando el agarre que tenía en su brazo—. ¿Qué rayos te sucede?
—Eso te pregunto yo ¿es qué no puedes convivir tranquilamente con las demás personas? Sé que Kai tiene su actitud...pero tú no deberías seguirle el juego. Simplemente déjalo en paz.
—Eso digo yo, déjenme en paz —adviritió señalándolo con su dedo índice—. De todas formas no es como si quisiera relacionarme con alguno de ustedes.
Jimin apretó la mandíbula escuchando la declaración del más bajo. Es que en serio ¿cómo sus padres podían soportarlo? De solo escucharlo hablar de esa manera tan altanera ya le causaba tanto enojo.
La profesora de Ciencias apareció, mirándolos de hito en hito, alzando una ceja al sentir la fuerte tensión que había en el ambiente.
—Perfecto entonces —fue lo último que dijo el rubio antes de ingresar al salón.
Durante el resto de las clases ninguno de los dos volvió a dirigirse la palabra. Esa tarde Jungkook volvió a su casa sintiéndose de mal humor. Quería entrar a su habitación y no hablar con nadie hasta el otro día. Seguía tan enojado desde esa estúpida discusión con ese rubio mal teñido, insoportable y creído. Le sorprendía la capacidad que tenía Park Jimin para modificar su estado de ánimo de tal manera.
«¡Ahgg como los odio!», gritó internamente, abriendo la puerta de su casa de un empujón.
Quería soltar una sarta de maldiciones en voz alta para descargar toda su ira, pero se sorprendió cuando cuatro pares de ojos se quedaron observándolos sorprendidos por tal aparición.
—Parece que alguien está de mal humor hoy —dijo su padre, riendo un poco acercándose a él, poniendo una mano en su espalda.
—Ven querido, preséntate —habló su madre, Jeon Nayeon, sonriendo amablemente.
—Compórtate y se educado, son los nuevos socios de la empresa —murmuró Goonyoo en su oído antes de sonreír hacia los invitados.
—Buenas tardes, soy Jeon Jungkook, un gusto conocerlos —hizo una reverencia antes los mayores.
La mujer, una señora rubia de cabello largo y ojos oscuros y bonitos, sonrió, encantada con los buenos modales del muchacho. El hombre, un pelinegro de ojos afilados, nariz perfilada y labios abultados, solo asintió estirando su mano para que la tomara.
—Yo soy Park Seung y ella es mi esposa, Park Shinhye, el gusto es nuestro —Jungkook correspondió el apretón de manos con una sonrisa falsa, pero que pareció convencer al matrimonio Park.
—¿Estudias en la preparatoria MyungDong? —preguntó Shinhye viendo su uniforme, recibiendo un asentimiento por parte del menor—. Mi hijo es de tu edad y también estudia allí, tal vez podrían salir para que conozcas la ciudad. Ya que te marchaste siendo tan pequeño de seguro no recuerdas mucho.
—Gracias, pero no...
—Mi hijo estará encantado —lo cortó su madre sonriendo enormemente—. Mañana después de clases pueden salir, tal vez terminen siendo buenos amigos.
«Espera un segundo, es Park y también estudia en la preparatoria...no, no, no. Esto tiene que ser una maldita coincidencia».
Carraspeó, interrumpiendo la conversación que habían instalado los mayores. Los cuatro lo miraron hacer una mueca, llevando una mano a su frente.
—Me duele un poco la cabeza ¿podría marcharme a mi habitación?
Debía hacer algo para salirse de ahí antes de que lo involucraran en algo más. Sus padres lo miraron, sabiendo claramente que solo era un invento, pero asintieron no queriendo quedar mal ante sus socios.
—En serio lamento no poder seguir acompañándolos, espero que haya otra ocasión —reverenció una vez más y salió casi corriendo escaleras arriba sin esperar ninguna respuesta.
Entró a su habitación conteniendo las ganas de dar un portazo que resonara por toda la casa. Se tiró en su cama, ahogando un grito de frustración contra su almohada.
Genial, simplemente perfecto. Ahora debía salir con un chico que no conoce, y que hay un noventa por ciento de probabilidades de que sea ese rubio mal teñido que tan mal le cae.
Su estadía en Corea no pudo haber comenzado de peor manera.
Hola! En los próximos caps verán a Jungkook y Jimin compartir un poco más, aunque claro, no faltarán las peleas entre estos dos 🤭
Voten y comenten qué les está pareciendo la historia.
Actus: lunes y viernes.
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