Capítulo 12
Sintió sus mejillas calientes al ver la posición en que se encontraban. La noche anterior Jimin le había insistido que durmiera con él, con la excusa de que no quería dejarle solo por lo sensible que se encontraba; mas ahora, había despertado con el rostro del rubio contra su cuello y una de sus manos sujetando su cintura. Se sintió muy pequeño siendo abrazado de esa forma por Park.
Con cuidado se levantó, logrando no despertar a su compañero. Rascó ligeramente su cabello, soltando un bostezo mientras caminaba hacia afuera de la cabaña, apoyando sus manos en el pasamanos del pequeño portal.
Desde un par de metros, acercándose al lugar, Eunwoo lo observaba como si el de ojos grisáceos fuera algo de otro mundo. Para él, Jeon aún con su pijama puesto y sus rizos azabaches revueltos, seguía siendo el chico más precioso que había visto, y la imagen más adorable del mundo.
Fue a su encuentro, estando consciente de que la molestia de Jeon con él no había mermado, pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para que volviera a hablarle.
—Buenos días, Kookie —saludó, con una gran sonrisa en su rostro.
—¿Qué quieres, Eunwoo? —cuestionó de manera seca, haciendo que el castaño frunciera los labios.
—Veo que sigues molesto.
Jungkook soltó un suspiro, negando levemente con la cabeza. Habían pasado ya varios días, y en verdad que lo que había sucedido no era para tanto. No tenía sentido seguir ignorándolo, más que todo porque aún debía decidir quién le gustaba en realidad.
—Ya no estoy molesto —rodó los ojos.
—¡Te extrañé tanto! —corrió a abrazarlo, acorralándolo contra el pasamanos—. Promete que no dejarás de hablarme otra vez.
—Bien.
Lo apartó, haciendo una mueca por la cercanía que ambos tenían. Eunwoo sonrió, pensando que a pesar de esa seriedad que cubría su rostro, Jungkook seguía siendo hermoso.
—¿Por qué no me regalas una de tus preciosas sonrisas? —comentó divertido, picando sus mejillas con su dedo índice.
—No, ya déjame en paz, Eunwoo —se quejó dándole un manotazo para que se detuviera.
El más alto lo ignoró, pasando a hacerle cosquillas en el abdomen por encima de la ropa, y al instante las ruidosas carcajadas del azabache se hicieron escuchar, pidiéndole que se detuviera entre risas y palabras entrecortadas.
Tal alboroto terminó despertando a Jimin, quien al escucharlo reír de esa forma tuvo curiosidad y salió a ver qué pasaba.
—¿Por qué haces tan...? —la sonrisa divertida en su rostro se borró al ver la situación en la que se encontraban esos dos—. Siento haberlos interrumpido.
Se marchó al decir eso, dejándolos solos nuevamente. El puño de Jeon impactó en el abdomen del contrario, haciéndolo doblarse por el dolor.
—Recuérdame...no volver a hacerte...cosquillas —murmuró entrecortadamente, llevando ambas manos a la zona.
—Idiota.
—Si me das un beso prometo no molestarte más durante todo el día —se acercó, acorralándolo nuevamente.
—Eunwoo, no —dio un par de pasos hacia atrás, intentando poner la mayor distancia posible entre su cuerpo y el de Cha, sin embargo, cuando su espalda chocó con la madera color caoba de la pared, se dio cuenta de que no tenía a donde ir.
—¿Seguro qué no quieres besarme? —Jeon pudo sentir el aliento caliente del más alto chocar contra su rostro. Sus labios estaban a una mínima distancia de tocarse, y sus ojos no se desviaban de los orbes contrarios.
La distancia acabó cuando el castaño terminó tomando sus labios entre los de él, llevando al mismo tiempo ambas manos a su diminuta cintura. Los ojos del más bajo se abrieron excesivamente, una parte de él queriendo corresponder, pero otra igual de fuerte recordándole a cierto rubio de ojos acaramelados.
—¡Esto si qué es una sorpresa! —la voz chillona de Jisoo los hizo separarse de forma inmediata—. ¡¿Ustedes ya formalizaron?!
—¿Qué pasa? —Soobin también se asomó al escuchar el alboroto de la chica. Ambos chicos aún estaban nerviosos y sonrojados, con los labios brillantes y rojizos, por lo que no fue difícil adivinar lo que había sucedido.
—No armen una tormenta en un vaso de agua por esto —rodó los ojos, hablando un poco fastidiado.
—¿Pero son novios o no? —insistió Jisoo.
—No te importa, deja de ser chismosa —regañó, ganándose una mueca por parte de la chica. Sin decir nada más, pasó por su lado, adentrándose nuevamente a la cabaña, siendo seguido por Soobin.
—Muchas gracias por arruinar el momento, Jisoo —se quejó el Cha, mirando mal a la inoportuna chica.
Mientras tanto, Jimin se encontraba tirado en la cama de Soobin, sintiéndose decepcionado por la escena que había visto segundos antes. Es que ¿qué tanta mala suerte podía tener para venir a sentir algo por alguien qué gustaba de alguien más? Más teniendo en cuenta que no se había fijado en nadie desde la muerte de Taemin. Tal vez si no fuera tan cobarde, podría haberle contado a Jungkook sobre sus sentimientos y haberle pedido una oportunidad; sin embargo, el miedo a que la amistad que tenían se arruinara siempre lo detuvo de hacerlo.
Aunque solo fuera como amigos, podría seguir estando a su lado, pero si lo confesaba y Jeon llegaba a rechazarlo, las cosas se volverían incómodas para ambos. Estaba siendo un conformista de primera, pero así no fuera en la forma que quisiera, con permanecer a su lado él ya era feliz.
—¿Cómo te sientes? —Soobin se sentó en una esquina, hablando en surruros para no ser escuchado por los otros dos.
—¿Por qué preguntas eso? Estoy bien —se levantó, quedando sentado al lado del menor.
—Vamos Jim, tanto Tae como yo, sabemos que te gusta Jungkook —miró al recién mencionado, que buscaba entretenido algo en su maleta, totalmente ajeno a su conversación.
—No me digas así, ese apodo solo lo puede utilizar Jungkook —regañó, cruzándose de brazos con los labios fruncidos.
—¡Oh por Dios! ¡Estás más perdido de lo qué pensábamos! —exclamó en voz baja.
—¿Tanto se me nota?
Es que había que ser idiota para no notar lo que sentía el rubio por Jeon, principalmente, teniendo en cuenta los celos que lo invadían cada que Eunwoo estaba cerca de él.
La verdad es que ellos ya se odiaban desde antes, pero desde la llegada del pelinegro ese odio parecía haber ido incrementando, al punto de que se sentía una enorme tensión en el ambiente cuando ambos estaban presentes.
—Yo...a mí me gusta bromear con él llamándolo príncipe y eso, pero a ti en verdad te gusta.
—Sí, pero ya no hay nada que pueda hacer.
—No te rindas sin haber dado un poco de pelea, Jimin —palmeó su espalda a modo de apoyo—. ¿Te quedarás toda la vida con la incertidumbre de qué hubiera pasado si hablaras sinceramente de tus sentimientos con él?
El rubio asintió dándole la razón, sonriendo de lado ligeramente. Era increíble que Soobin, siendo el menor de su grupo, tuviera que darle consejos amorosos a él.
—¿Jim, qué sucede? —la voz de Jungkook los hizo dar un salto en el lugar. El chico los observaba a ambos con el ceño ligeramente fruncido, tanto por la preocupación que sentía por el semblante triste del mayor, como por esa pequeña ola de celos que lo invadió al verlos hablar tan íntimamente.
—No es nada, Gguk, no te preocupes —miró discretamente a su amigo, pidiéndole que los dejara solos.
—No me hagas pasar por tonto, sé perfectamente que algo te está afectando. Si no quieres contarme está bien, pero recuerda que estoy aquí para ti si necesitas desahogarte, para eso están los amigos.
«Auch».
Su corazón se contrajo al escucharlo. Ese era el problema, el de ojos grisáceos solo lo veía como un amigo, nada más. Y por ahora lo soportaba bien, pero no tenía idea de cuánto tiempo podría aguantar tener solo ese papel en la vida del chico. Si tan siquiera pudiera reunir el coraje para confesarse...
—Lo sé, gracias Gguk.
Y así los días pasaron, volvieron a la cuidad y todo se mantenía absolutamente igual. Jungkook había salido un par de veces más con Eunwoo, aunque hasta el momento ninguno había hablado de un noviazgo. Jimin seguía observando desde lejos la situación, guardando sus sentimientos en lo más profundo de su ser, aunque en ocasiones solo le daban ganas de pararse en medio del comedor y gritarle al pelinegro que estaba enamorado de él.
[...]
—Eunwoo me pidió ser su novio —comentó mirando al frente. Tragó saliva sintiendo sus manos un poco temblorosas debido a los nervios.
Iban camino a la escuela en el auto del mayor, que lo había ido a recoger temprano en la mañana. Se quedó callado asimilando lo que acababa de decirle el pelirrizado. Sabía que en el segundo en que Jeon aceptara salir con el castaño ya todo estaría perdido.
—¿Y qué le dijiste? —preguntó minutos después, estacionando el auto. Mentalmente rezaba para que se hubiera negado, pero teniendo en cuenta que habían estado saliendo los últimos días, se le hacía difícil creer que pudo haberlo hecho.
—Que tenía que pensarlo...ya que hay alguien más que también me gusta —pudo jurar que las mejillas de Jungkook se ruborizaron, justo antes de que abriera la puerta del auto y saliera, huyendo de su mirada.
«¿Por qué de pronto Jungkook se ve tan nervioso?», pensó, saliendo también del auto.
—¿Te gusta alguien más? ¡¿Quién es?!
—¡No te lo diré! —exclamó, sus orejas tornándose rojas también debido a la vergüenza. El solo hecho de pensar que Jimin sospechara sobre el gusto que siente por él lo hacía hiperventilar.
Todos esos eran nuevos sentimientos para él. Jamás en su vida había experimentado esa clase de paradoja. Aún le parecía bastante increíble el hecho de que su corazón se acelerara tanto con la más mínima acción por parte del mayor.
—No puedes aceptar.
Espetó, para luego tomar su mano y salir corriendo por los pasillos hacia la cancha de deportes, escondiéndose detrás de las gradas.
—Antes de que decidas algo...debes tener en cuenta todas tus opciones —suspiró profundamente, reuniendo el valor para poder hablar desde el corazón con Jungkook.
Estaba aterrado, y sus intestinos parecían revolverse en el interior de su cuerpo, también estaban esas estúpidas mariposas en su estómago, haciéndolo sentirse aún más nervioso. Probablemente terminaría vomitando de seguir así.
—¿Qué quieres decir? —cuestionó alzando las cejas, sorprendido aún por el repentino arrebato de Park.
—Que me gustas, Gguk, me gustas muchísimo.
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