🛫 14 🛫

🛫 «No todo lo que brilla es oro» 🛫

La vista desde el mirador no podría ser más hermosa. Luhan siempre quiso ir, pero le aterraba pensar en la altura. Aún ahora, treparse a la muralla y echar un vistazo al paisaje a sus pies hace que le tiemblen las rodillas como si estuvieran hechas de gelatina. Por suerte para su acrofobia, Sehun elige mantenerse en el sendero, hasta encontrar una banca donde descansar.

No ha dicho una palabra desde que salieron del restaurante y aunque la tensión de su rostro parece haber disminuido, el fantasma de la tristeza todavía brilla en sus ojos. «Vamos, dile algo», susurra el ángel sobre su hombro, seguido por la maliciosa vocecilla de su álter ego malvado. «¡Qué escupa la sopa!».

Debe hacer una cara muy graciosa, porque su novio lo nota y el esbozo de una sonrisa tira de sus labios.

—Gracias —murmura. Luhan frunce el ceño.

—¿Por qué? No he hecho nada.

Sehun estira la mano para alcanzar la suya y mientras entrelaza sus dedos, le dice:

—Es justo por eso. Eres un hombre muy listo, debiste haber olido algo raro desde hace tiempo y en lugar de interrogarme, tuviste paciencia y no me presionaste a hablar del tema.

—Quería que lo hicieras cuando estuvieras listo. Sé que abrirte con alguien no es sencillo, sobre todo cuando se trata de exponer tus secretos.

—Tú lo hiciste conmigo —sonríe el pelinegro—, me lo dijiste casi todo la primera vez que nos vimos.

—Y estaba asustado y algo borracho y, sinceramente, creí que iba a morir.

La risa les gana, aligerando el momento, hasta que Sehun se inclina para besarle en la frente. Ninguno dice nada después de eso, contemplan la ciudad que se alza frente a sus ojos y aunque debe ser un reflejo de las luces en los edificios, ellos prefieren creer que las cositas brillantes en el cielo son verdaderas estrellas.

—Mis padres se divorciaron cuando yo tenía nueve años —dice el menor, animándose por fin a romper el silencio—. Los dos son médicos, han dedicado sus vidas a sus carreras, así que nunca los vi mucho. Algunas veces venían a casa, pero luego de que se separaron, mamá prácticamente se mudó al hospital.

—¿Qué hay de tu padre?

—Al principio llamaba todas las semanas, después una vez al mes y un día, hablé con él sin saber que no volvería a buscarme.

El dolor que oprime su pecho y escapa a través de su voz, hace que Luhan se pregunte cómo fue capaz de vivir con eso. No puede evitarlo, imaginar a un pequeño Sehun atrapado en una enorme mansión, esperando a que la puerta se abra y su madre regrese o que el teléfono suene para charlar con su padre, sin que una ni otra sucedan jamás.

—Me acostumbré a estar solo —continúa—. No sabía lo mucho que anhelaba una familia, hasta que llegó Donghae. Hyung fue la primera persona en el mundo que se preocupó por mí.

—¿Cómo se conocieron?

—Los Lee vivían en la casa de junto, tenían un perro llamado Nova. Un día, se saltó la cerca y acabó en mi jardín. Hyung estaba en la escuela, entró en pánico cuando volvió y no lo encontró. Vino a buscarlo después de oírlo ladrar, para entonces Nova y yo ya éramos los mejores amigos.

—Así que, ¿intentaste robarte a su perro y Donghae a cambio te regaló a Vivi? —bromea el ciervo. Sehun ríe por lo bajo, pero niega con la cabeza.

—No, eso fue después. Esa noche, jugamos con Nova y hyung me invitó a cenar por haberlo cuidado. Volvió a buscarme al otro día, quería que probáramos un horrible videojuego. Poco a poco nos hicimos amigos, se daba cuenta que estaba solo y se sentía mal por mí.

«¿Cómo puede un padre abandonar así a su hijo?», Luhan se pregunta, al caer en la cuenta de que de no haber sido por el gran corazón de su antiguo jefe, el hombre que ama podría haber pasado la vida solo. Y todo por culpa de los padres idiotas e irresponsables que priorizaron sus trabajos al niño que trajeron al mundo.

—Donghae me animó a practicar natación, aceptar mi orientación, perseguir mis sueños. Fundó la empresa y le dijo al mundo que era nuestra, luego me envió a estudiar al extranjero para probar que merecía el puesto.

—¿Por eso nunca te conocimos?

Sehun asiente, un poco divertido, aunque la alegría no le alcanza los ojos.

—Faltaban unos meses para que terminara el máster cuando hyung... la única familia que tenía se había ido y estaba solo, de nuevo. Aquello me destrozó, no sabía si lo superaría y entonces, al proponerme seguir, mi avión sufrió turbulencias y conocí al chico más increíble.

Ese es un giro que ni él se esperaba, así que no intenta ocultar la sorpresa que cubre su rostro al escucharlo. Sehun lo mira, se llena de su inocencia y ternura, le regala una sonrisa agradecida y así, sin palabras, Luhan empieza a entender que hay heridas en su novio que él no provocó pero que ha comenzado a sanar.

Porque ahora ya no está solo.

—El día que fuiste a mi casa y preguntaste porque estaba tan vacía —comenta el menor—, me dio vergüenza admitir que no quería otro lugar repleto de cosas inservibles, pero que tampoco sé cómo luce un hogar. Y en la cena con tus amigos-

—Por favor, no es necesario—interrumpe Luhan—. De hecho, si alguien debería decir algo, ese soy yo. Te he hecho sentir tan mal que, joder, me gustaría regresar el tiempo y obligarme a cerrar la bocota.

—Está bien, me gustó oír sobre tus padres y tu relación con Baekhyun, hicieron que recordara a Donghae y cómo éramos de jóvenes. Ahora, si hablamos de situaciones incómodas, creo que nada se compara con encontrar a mi madre en el restaurante, pero eso tampoco fue culpa tuya.

—Tú tampoco debes sentirte responsable, ni por esta noche, ni por todos los años que faltaron a su deber como padres. Fueron ellos los que fallaron, los que desperdiciaron el tiempo a tu lado y tal vez ahora no lo hagan, pero un día reaccionarán y se darán cuenta del error tan grande que cometieron. Eres increíble, mi amor, eres más que perfecto.

Algo brilla en sus ojos, lágrimas o el reflejo lejano de la luna. Sea lo que sea, Luhan alcanza a atisbar apenas un simple destello, porque los ojos se le cierran y sus labios responden al tremendo beso que Sehun le está dando.

🛫

Apenas los ejecutivos de Grupo KWON le dan luz verde a la idea de los cupones, Luhan se reúne con los de publicidad para añadir el código QR al anuncio sobre la leche y en unos días, las estadísticas del producto comienzan a ser visibles y medibles.

Jihyo (y su fastidioso exnovio, quien parece haberse mudado del piso de abajo al cubículo de la chica) intentan mermarle el ánimo desfilando por la oficina con todos sus informes de ventas, pero el ciervo no está dispuesto a dejar que nadie le arrebate los pequeños éxitos y, por suerte para él, Minseok tampoco.

—Pinchémosle las llantas del carro —propone, esa mañana, mientras esperan a que les entreguen sus cafés—, apuesto que el muy tonto no tiene idea de cómo cambiar un neumático.

—Yo no sé hacerlo —Luhan anota—, tal vez por eso no tengo auto.

—Por eso y porque con tu miopía, sería cómo otorgarle la licencia a un ciego.

—¡Oye!

—Tengo razón, admítelo.

El ciervo le muestra la lengua, Minseok hace que lo ignora y sólo lo codea al escuchar que la chica del mostrador llama sus nombres. Luhan está recibiendo sus bebidas cuando la dueña (y madre de la empleada) se acerca a ella para decirle:

—Min-jeong, ¿sabes hacer esto? Es para la leche de avena, dice que hay que escanear el código y nos darán un descuento.

—¿En serio? Vale, dame un segundo.

Mientras se aleja para volver con su amigo, el castaño es todo sonrisas y satisfacción. Podrá ser una tontería alegrarse porque alguien esté aplicando sus cupones, pero se ha esforzado demasiado con la campaña y no es de los que menosprecia su propio trabajo.

—Oh, casi lo olvido. Baek te envió un presente —dice Luhan, ya en el elevador de la empresa.

—¿A mí?

—Su desfile es este sábado, mandó hacer unas invitaciones personalizadas para sus musas y apenas se las entregaron. Iba a enviarte la tuya pero no confía en los del correo.

La tarjeta que le tiende, de acrílico negro y letras doradas grabadas, lo invita a asistir a la presentación de su nueva línea de ropa y a la increíble fiesta que le seguirá, agradeciéndole de antemano por servir de inspiración al poseer –lo que Byun llama– un estilo único.

—Bonita forma de decirme anticuado —se mofa el chico, señalando su traje a cuadros y el moño que suele atarse al cuello para ir a trabajar. El ciervo rueda los ojos, resignado a que sólo un milagro podrá convencer al mayor de que sus combinaciones vintage realmente lucen genial.

La mañana transcurre como cualquier otra, Jihyo sigue trabajando en su presentación para la rendición de cuentas y Luhan intenta imitarla, condensando los datos que la página de los cupones añade a su informe. Taeyeon se acerca a charlar con ellos poco después del almuerzo, diciendo que la siguiente semana deberán presentar resultados ante el CEO.

—Parece emocionada —comenta Jinyoung, en cuanto la jefa se aleja—, supongo que los rumores son ciertos.

—¿De qué hablas? —Jihyo curiosea, Luhan no dice nada, pero tampoco se aleja para volver a su lugar.

—La última junta que tuvimos, antes de que Oh viniera, ¿recuerdan el ascenso que mencionó? —ambos asienten con la cabeza, Jinyoung continúa:— Se dice que el líder del equipo B se va a retirar y que el jefe elegirá a alguien entre nosotros para sustituirlo. Taeyeon ha sido nuestra mentora desde que llegamos a la agencia, así que si promueven a alguien de su equipo, el reconocimiento es para ella.

No negará que la noticia lo desanima y es que si alguno de ellos está siendo considerado para ascender y convertirse en líder del equipo B, Luhan sabe que lleva todas las de perder: los pocos proyectos que ha encabezado no pueden ser llamados grandes éxitos al haber sido trabajos pequeños y su única oportunidad para destacar fue aquella en la que terminó arruinando el trato al vaciarle encima una lata de té verde al jefe de finanzas de Label Blue.

Incluso en la campaña para la leche de avena, su insistencia por defender los medios tradicionales podría acabar volviéndose en la clave de su derrota.

Debe lucir algo apachurrado, porque tan pronto encontrarlo al terminar el día, Sehun lo interroga.

—No es nada —miente el chino—, sólo estoy algo cansado.

—Ya veo, entonces, ¿quieres que te lleve directo a casa?

—Pues sí, ¿o planeabas ir a otro lugar?

—Me di cuenta que el desfile de Baekhyun es este sábado —Sehun explica—, y que su musa todavía no tiene atuendo para la fiesta.

—¿Iremos de compras? —Luhan casi salta de felicidad, pero su novio se apresura a negar con la cabeza.

—No si estás cansado, deberías ir a-

—¡Estoy bien, en serio! ¡Mira, fresco como lechuga!

Las risas del pelinegro resuenan en el elevador y sólo porque le fascina salir de compras, el castaño se aguanta y no le reclama por divertirse a su costa... una vez más.

🛫

El lema del día: todo lo que brilla es oro. Baekhyun lo dijo por la mañana, antes de salir corriendo para asegurarse de que nada saliera mal esa noche y aunque le pareció que exageraba, Luhan comienza a entender a lo que se refería tan pronto poner un pie en el lugar del desfile, pues no cabe duda que su roomie es un verdadero genio del arte.


La entrada al evento está bordeada de flores y luces que vuelven del pasillo el escenario perfecto para una pasarela, con modelos que en su vida imaginaron desfilar, pero que tan pronto caminar hacia el interior asumen el papel, elevando las barbillas y cuadrando los hombros, contoneándose con suavidad para que la lente capture sus movimientos.

—Y todos somos estrellas —murmura Luhan, sonriente.

El auto se detiene, Sehun sale primero y se vuelve para ayudarlo a bajar. Luce guapísimo con su traje gris y la gabardina que no hace más que resaltar lo estética que es su figura. Incluso el chino (quien detesta tener que vestir formal) no es capaz de encontrarle peros a su atuendo, luciendo con elegancia y una mota de arrogancia el precioso conjunto de diseñador que su novio le regaló.

—Estás precioso, mi amor —susurra el coreano, a puertas de su oído, colocándose a su lado.

—Hoy sí que me siento precioso —conviene Lu—, de todas formas, no vayas a soltarme. Nunca se sabe cuándo mis pies van a traicionarme.

—Tranquilo, jamás te dejaría caer.

Sehun le besa en la sien, deslizando una mano alrededor de su cintura para hacerlo sentir lo más protegido posible. Juntos recorren el pasillo, dejan que la magia de las luces y la suave música que suena en el aire los acompañe hasta el interior, donde el hechizo que Baekhyun ha conjurado cobra todavía más fuerza.

Los asistentes han empezado a reunirse en grupos, charlando de esto y aquello, a la espera de que el espectáculo comience. Chanyeol los ve desde lejos y no duda en acercarse a saludar, se ve contento, orgulloso, pero también un poco nervioso.

—No hay de qué preocuparse, ya apuesto que será un éxito —lo conforta Luhan, pensando que una copa de champagne no le vendría nada mal a su amigo. El abogado asiente, distraído, y casi como si le leyera la mente, dice:

—Estaría mejor si alguien me trajera un trago.

—Creo que puedo ayudarte con eso.

La voz de Minseok atrae la atención de todos; no es necesario presentarlo, Chanyeol le conoce de las veces que ha ido a casa con Lu y Sehun es también su jefe, pero el hombre que lo acompaña es casi un desconocido y no pueden sólo ignorar su presencia.

—Este es Jongdae, mi vecino.

—¡Yah! Soy tu novio.

—¿No vives en la casa de al lado?

—Sí, pero...

—Entonces eres mi vecino —Minseok se encoge de hombros y antes de que su chico pueda seguir discutiendo, se abre el saco y les muestra una licorera de bolsillo—. ¡Ta-tan!

—¿Y eso? —pregunta Luhan, entre sorprendido y divertido.

—Estaban en la vitrina cuando fui al comprar el traje, era eso o un pisa-corbatas y cómo hoy me siento importante dije: ¿por qué no?

Los chicos se ríen, Chanyeol acepta beber un trago y algo más relajado, soporta con ellos el tiempo de espera, hasta que alguien llama a ocupar el salón de la pasarela. Baekhyun los puso a todos en primera fila, junto a unas chicas y algunos caballeros, quiénes en algún punto también le sirvieron de inspiración.

Finalmente, las luces se apagan y cuando vuelven a encenderse, el espectáculo arranca.

Ya que el concepto son prendas para cuerpos reales, Byun presenta una línea variada donde los cortes, formas y hasta los colores se ajustan a los diferentes tipos de silueta, dando vida a un tipo de ropa que no obliga a las personas a alterar sus cuerpos y rompe de tajo con los canones establecidos, sin perder atractivo, elegancia, pero sobre todo, la esencia de la marca PRIVÉ.

El último modelo es justamente Baekhyun, quien si no se ha ganado al público con todo lo presentado (incluida la ropa que lleva puesta), consigue metérselos en el bolsillo al recitar su discurso:

—...yo creo que todo lo que brilla es oro, sobre todo las personas que están aquí esta noche y todas las demás allá afuera que no temen ser ellos mismos, gritarle a la cara a un mundo superficial que lo que importa es quiénes somos y no cómo lucimos. ¡Muchas gracias por asistir, por brillar alto y deslumbrarnos!

Los aplausos resuenan en el salón, se prolongan hasta que el estruendo hace que se les enchine la piel y cosquilleen las palmas. Baekhyun corre a esconderse antes de que la emoción le gane y termine llorando, y Chanyeol se disculpa con sus amigos para ir al rescate de su chico.

Mientras se dirigen al salón para continuar la fiesta, los chicos comentan lo increíble que está resultando ser esa noche y se preguntan qué dirán los artículos de la prensa al día siguiente, sorteando posibles encabezados que, de ningún modo, se acercan a las noticias que los sorprenderán por la mañana. 

🛫 Continuará... 🛫

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