¿Y Ahora que Hago?


No podía creer lo que estaba pasando, es decir, vine a la casa de esta chica para ayudarla con Chocolate, y ahora ¡me está besando! Esto tenía que ser una broma, o un sueño muy extraño, en verdad estaba en las nubes, y no, no era porque me estuviera gustando, era porque realmente no podía creérmelo.

Ella comenzó a profundizar el beso, llevó su mano a mi abdomen y comenzó a bajarla lentamente, abrí los ojos sorprendido y la empujé lo más rápido que pude.

– ¿Qué estás haciendo? – pregunté confundido mientras me limpiaba los labios.

– Besándote ¿Qué no es obvio? – se me volvió a acercar.

– ¡No te me acerques!

– Jackson, no seas así – me miró de forma coqueta – sé que quieres esto tanto como yo – dijo comenzando a quitarse la camisa, yo miré a otra parte y abracé con más fuerza a Chocolate, en ese momento vi que la estufa de la cocina estaba encendida sin nada encima, caminé rápidamente allí mientras Susana me seguía riéndose – ¿Quieres hacerlo en la cocina?

– No voy a acostarme contigo – le aclaré y le señalé la estufa – dejaste esto encendido – la apagué.

Mi mente intentaba razonar lo que estaba sucediendo, eso que ella había dicho me había parecido extraño, muy extraño. La miré de nuevo, empezaba a acercarse a mi mostrándome su sujetador azul, yo aparté la mirada de su escote y la miré molesto.

– ¿A qué te referías con conquistarme? – su rostro coqueto e incitante palideció un poco, por un momento pude ver algo de miedo en sus ojos, pero se recompuso.

– ¿De qué me estás hablando? – preguntó confundida.

– Tú dijiste que habías pasado por mucho para conquistarme y que tuviste que adoptar a Chocolate para eso, o eso fue lo que se entendió – ella miró nerviosa a todos lados, sé que trataba de disimular, pero lo hacía fatal. Yo estaba molesto, le había faltado al respeto a Chocolate varias veces y él no tenía la culpa.

Me di la vuelta y caminé a la salida cuando mi pie chocó con algo plástico en el suelo, miré hacia abajo, parecía ser un plato de comida para mi perrito, abrí los ojos sorprendido, ¡ese plato estaba repleto de espagueti y carne molida!, miré a Susana furioso.

– ¿Esa es la comida de Chocolate? – pregunté alzando un poco la voz, la rubia me miró algo asustada y un poco molesta, fruncí aún más el ceño – Te pregunté ¿ese es el plato de comida de Chocolate? – no me respondía y eso me hacía enfadar – ¡Responde! – grité.

– ¡Si! Esa es su comida.

– ¡¿Estás loca?! ¡eso es comida para personas! ¡Los perros no pueden comer eso! – volví a mirar el plato – además de que parece que lleva un día aquí y está condimentada ¡¿Es esto lo que le has estado dando todo este tiempo?! – me miró molesta.

– Si ¿y qué?

– ¡¿Cómo que "y que"?! ¡Esa comida puede causarle daños y hasta la muerte! – grité furioso – ¡¿No te das cuenta de lo que estuviste apunto de ocasionar?! – Susana bufó.

– Está vivo, no le pasó nada.

– ¡De milagro! ¡Muéstrame su tarjeta de vacunación!

– ¡Déjate de tonterías!, ya estás aquí y quiero que te acuestes conmigo – habló de forma coqueta pero no me hizo cambiar mi postura.

– La tarjeta de vacunación de Chocolate, Susana – extendí mi mano esperando a que me la diera, ella me miró fastidiada.

– No me dejarás hacerte nada hasta que no te la dé ¿verdad? – asentí – ¡Bien! – salió de la cocina y entró en lo que parecía ser su cuarto, caminé hasta la sala y puse a Chocolate en el mueble con cuidado, busqué mis cosas y las puse junto a él – listo, aquí esta – me la entregó, se abrazó a mí y comenzó a besarme el cuello.

La tomé por las muñecas y la aparté con brusquedad, examiné la tarjeta, mis ojos se abrieron de par en par.

– ¡No has llevado a Chocolate a ninguna de sus vacunas! – la miré enfadado, ella solo se encogió de hombros – ¿para que lo adoptaste si no ibas a cuidarlo como se lo merece?

– ¿Cómo se lo merece? ¡Esa bola de pelos solo me ha causado problemas desde que lo traje aquí! ¡Yo solo quería conquistarte a ti con él! – se acercó de nuevo a mi e intentó besarme, pero no me dejé.

– Estás loca si piensas que podrás acostarte conmigo, no pienso tener ningún tipo de relación con una persona que compra a un cachorro necesitado para conquistar a una persona. Chocolate merece a alguien que lo quiera, así que me lo llevaré y yo mismo lo cuidaré – sentencié, ella volteó los ojos y volvió a acercarse a mí.

– No me importa, te tengo a ti ahora y no voy a dejarte ir – me sujetó de las muñecas y guió mi mano a sus pechos para que los sobara, yo forcejeé con ella y logré soltarme.

– Ya te dije que no me acostaré contigo, tú lastimaste a Chocolate, creaste este desorden para que me quedara y para que viniera, lo compraste para tratar de conquistarme y fallaste olímpicamente en ambas cosas – la empujé sin tanta fuerza – no quiero volver a verte jamás – dije mirándola de la forma más fría que me nacía en ese momento.

Ella se paralizó, me miró furiosa y luego miró a Chocolate, mi perrito la miró asustado, caminé hasta él y me puse frente suyo para protegerlo.

– ¡Ni se te ocurra hacerle algo!

– ¡¿Por qué te importa tanto ese animal?! ¡es un perro mugroso! ¡Yo quiero acostarme contigo, quiero tener una relación contigo! – se me acercó, pero esta vez no intentó tocarme – por favor Jackson, sal conmigo yo... yo me enamoré de ti. Te vi en esa tienda una vez y desde entonces no paro de ir a ese lugar para verte. Por favor... sal conmigo.

– Debiste pensar mejor las cosas en lugar de involucrar a un cachorro al que no querías, ¡pudiste haberlo matado!

– Pero no es así, se mueve y respira, está bien.

– ¡Le rompiste la pata! ¡Lo acusaste de todos los daños! ¡Que esté bien es un alivio, pero no cambia lo que hiciste! – la miré furioso – nunca saldré contigo Susana.

Pareció desesperarse, vi como lentamente comenzaba a perder las esperanzas y es que era verdad, Chocolate estaba en este lugar porque ella lo estaba usando para conquistarme y eso, es algo que no puedo perdonar. Este perrito fue abandonado apenas nació, lo encontré en la calle en un horrible día lluvioso cuando volvía del trabajo y lo llevé a la tienda porque supe que allí le encontrarían un buen hogar. Susana me miró furiosa y luego vio molesta a Chocolate.

– Es por ese sujeto ¿verdad? – la miré confundido y ella sonrió de forma sínica – ¡no finjas que no sabes quién es!, ¡ese tipo de cabello café! ¡estabas muy triste cuando hablaba con ese chico de labios rosados! – abrí los ojos sorprendido al entender de quien hablaba y ella solo se enfureció más – ¡Lo sabía! ¡Sabía que ese malnacido tenía algo que ver contigo!, pero no te preocupes, lo eliminaré de nuestro camino – buscó su camisa y se la puso yo me asusté, ¿le iba a hacer algo a Nathan?

– ¡Espera! ¿Qué vas a hacer?

– ¿No es obvio? ¡Voy a darle su merecido a ese infeliz! – corrí hacia ella y me paré frente a la puerta.

– No te dejaré hacerle daño, él no tiene nada que ver con lo que hiciste.

– ¡Si tiene! ¡por su culpa no te gusto! – intentó apartarme de su camino y yo la sujeté para evitar que saliera.

Esto era un desastre, si esta tipa era capaz de despedazar su casa así y de romperle la pata a un cachorro de 4 meses, no me quiero imaginar lo que haría con Nathan si lo llegase a ver. No sabía dónde vivía, pero si donde trabajaba, era un lugar vigilado, pero no quería correr ningún riesgo, tenía que evitar que le fuera a hacer algo y razonar con ella no era una opción.

– ¡Susana basta! ¡No conseguirás nada haciéndole algo a él!, ¡Solo harás que me enoje más contigo!

– ¡No me importa, al menos no estarás con él! – exclamó forcejeando, para ser una chica de su tamaño, tenía bastante fuerza. Seguí pensando cómo hacer que se detuviera hasta que una idea llegó a mi mente.

– Hagamos un trato – se detuvo y me miró sin moverse.

– Te escucho.

– Tú vas a dejarnos a Nathan, a Chocolate y a mí en paz, te alejarás de nosotros y no tratarás de lastimar a nadie para cambiar eso – la rubia bufó.

– Jamás haré eso, ¡déjate de estupideces y suéltame!

– ¡No he terminado! ¡Tengo evidencia suficiente para acusarte con la policía por maltrato animal! – se quedó quieta por un instante y miró a Chocolate y luego a mí.

– ¿Y eso que? No van a hacer nada.

– Al contrario, el maltrato animal se castiga, y con la cárcel – su expresión comenzó a cambiar, antes de veía muy segura de sí misma pero ahora parecía dudar.

– Eso no puede ser verdad – habló con burla y yo me reí.

– Es muy real, y con todo lo que he visto aquí pueden enviarte a prisión por bastante tiempo como para que algo muy malo te pase en ese lugar.

– ¿Estás tratando de amenazarme?

– Más o menos, te amenazo con acusarte de abuso y maltrato animal, lo que te pase en prisión no va por mi cuenta, ya el karma y el destino se encargarán de castigarte como es debido.

Lentamente comenzó a soltarme y me miró algo asustada, retrocedió unos pasos y volvió a mirarme, esta vez con lágrimas en los ojos, estaba entre la espada y la pared.

– Jackson, por favor, dame otra oportunidad, esta vez seré buena contigo y te dejaré hacer lo que tú quieras conmigo, pero por favor, acepta salir conmigo – me rogó, yo la miré decepcionado, mantuve mi postura firme y caminé hasta ella.

– Lo siento mucho Susana, pero no puedo olvidar lo que ha pasado aquí – más lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas – si te hubieras acercado de forma normal, sin perjudicar a Chocolate tal vez hubiera aceptado salir contigo, pero ahora te conozco y veo lo que eres en realidad, y no podría resistir vivir con alguien así – ella siguió llorando en silencio – me llevaré a Chocolate, debo volver a casa. Si te acercas a Nathan, a Chocolate y a mí con malas intenciones no dudaré en contar todo lo que ha pasado aquí y además pediré una orden de alejamiento para que no te nos puedas acercar.

– ¡No! ¡por favor! ¡No quiero ir a la cárcel! – empezó a llorar más fuerte, parecía estar bastante asustada por ser encarcelada – ¡ya estuve ahí una vez, si me atrapan de nuevo no voy a salir caminando de ahí! – abrí los ojos sorprendido y la miré, no podía creérmelo, aunque por otro lado viendo todo lo que había hecho no era una idea tan descabellada.

– Esas son las dos opciones que te doy, o nos dejas en paz, o vas a la cárcel – hubo un silencio, Susana se levantó, se limpió las lágrimas y me miró suplicante.

– Por favor Jackson, no me hagas esto, por favor.

– Lo siento, pero no puedo correr riesgos – ella miró al suelo mientras sujetaba su brazo derecho y suspiró.

– Esta bien, vete – me dijo algo molesta.

– Si hubieras pensado mejor las cosas, a lo mejor...

– ¡Vete! ¡Ya lárgate de aquí! ¡Eso nunca habría pasado y lo sabes! – la miré sorprendido, no comprendía bien lo que me decía, me quedé quieto esperando a que me dijera y ella pareció notarlo – ¡Te hubieras ido con él! ¡¿Qué no lo entiendes!?! ¡Lárgate! – me arrojó un trozo de madera, lo esquivé y corrí a buscar mis cosas y a Chocolate, no sabía cómo me lo llevaría en mi moto, pero eso lo pensaría después. Corrí a la puerta y salí de ese horrible lugar al que esperaba no volver jamás.

...

– No, no está rota – concluyó Natalie luego de examinar con cuidado a Chocolate, suspiré aliviado, al menos no estaba rota – casi lo consigue, le cayó algo muy pesado encima y esta inflamada, te sugiero darle algo para aliviar la inflamación y que descanse, está un poco deshidratado y algo desnutrido, pero estará bien – habló con una sonrisa, miré a Chocolate feliz y sobé su cabecita.

– ¿Escuchaste pequeño? Vas a estar bien – me movió la cola emocionado, como si me entendiera, miré a la mujer frente a mí y le sonreí – gracias por revisarlo, ¿Cuánto te debo?

– De hecho – Daniel entró a la habitación con una cesta de compra de la tienda – como dijiste que te vas a llevar a Chocolate contigo, Natalie y yo decidimos no cobrarte ningún servicio por esta ocasión, podrás llevarte todo lo que necesites de la tienda gratis – abrí los ojos como platos.

– ¿Es enserio?

– Si, desde hace mucho queríamos que adoptaras a Chocolate, ustedes dos tienen una conexión especial y eso es algo que no se repite con facilidad, así que Daniel y yo acordamos regalarte lo que necesites si decidías adoptarlo – sonreí y los abracé a los dos.

– ¡Gracias! ¡Son increíbles! ¡Lo saben ¿verdad?! – ambos sonrieron y me correspondieron el abrazo.

– Empieza a elegir que se te va a hacer tarde, ya casi vamos a cerrar – me dijo el pelinegro sonriendo.

Los solté y asentí agradecido e inmediatamente comencé a caminar por todo el local: tomé dos platos para perros, un collar azul con un hermoso dije en forma de hueso para que le grabaran el nombre, la dirección de mi casa y mi número de teléfono por si se perdía; las medicinas, una camita, perrarina, shampoo, algunos juguetes, una correa, bolsas y una pala para las heces y un bolso para poderlo llevar conmigo; tuve que traerlo en mi chaqueta y eso no fue cómodo para ninguno de los dos.

Cuando terminé de tomar todo y Daniel grabó el dije de Chocolate, Natalie lo trajo al mostrador con un vendaje azul y le puse su collar, se veía increíble así.

– Trata de cambiarle el vendaje todos los días, es para que no mueva tanto la pata y para que no se lastime más.

– De acuerdo.

– Cuídalo mucho – me dijo Daniel.

– Lo haré – lo metí con mucho cuidado al bolso y me lo llevé junto con todas las cosas a la moto, me subí y arranqué a mi apartamento con la sonrisa más grande que podía tener.

No tardamos mucho en llegar, ya había oscurecido, de seguro Nathan estaba hambriento, sabia cocinar, pero normalmente me esperaba para preparar algo juntos... ¡Oh no! ¡Me había olvidado por completo de Nathan! Estaba tan interesado en sacar a Chocolate de ese infierno que no pensé en como lo iba a recibir él.

Nunca me había dicho nada malo de los perros o gatos, pero aun así debía preguntarle, ¡Rayos!, espero que no le moleste que lo traiga.

Temeroso entré al edificio, caminé por el vestíbulo de paredes salmón en cerámica y llegué a ascensor, a esa hora no había nadie esperando así que llegó rápido, me subí y comencé a mirar la pantalla con los números. Cada vez que el número del monitor cambiaba, mi corazón daba un vuelco.

Llegamos a mi piso, caminé a la entrada y abrí la primera reja, no escuchaba movimientos en ninguno de los apartamentos, abrí la segunda reja y escuché la tv de mi casa encendida, ¡Demonios, ya estaba en casa!, ¡cuando quiero que salga con el imbécil perfectos labios de fresa no sale y cuando no si salen!, ¡¿De qué me sirves Mr. perfecto?!

Con el corazón en la boca abrí la puerta, como supuse la tv estaba encendida, miré al sofá y pude ver a Nathan, estaba sentado completamente recostado al mueble y su cabeza miraba a la ventana, bloqueando por completo mi visión de su rostro.

Bajé a Chocolate y lo puse en el suelo, de inmediato comenzó a husmear emocionado, cerré la puerta detrás de mí y nervioso caminé hacia Nathan.

– Hola, perdón por llegar tarde, es que tuve unos inconvenientes y... bueno, en resumen, esa tipa era una loca y tuve que traerme a Chocolate conmigo, ¡No, no, no! ¡No te preocupes, es temporal si no quieres que se quede! ¡está bien! Pero por favor, deja que se quede al menos por hoy – le rogué, esperaba que no me regañara por no haberle preguntado, ambos vivíamos aquí y él debía estar enterado de estas cosas, esperé su regaño o su respuesta, pero esta nunca llegó, volví a mirarlo y seguía en la misma posición – ¿Nathan? – caminé al frente del sofá y miré a mi compañero y allí entendí porque no me contestaba.

Continuará...

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