¿Qué Diablos Ocurre Aquí?
– Ya lo saben muchachos, no olviden traer la tarea el jueves que viene – el timbre de la universidad sonó y con ello se terminó la clase, la última del día. La gran mayoría de mis compañeros se levantaron y se fueron rápidamente del salón, era un típico día miércoles para mí. Empecé a recoger mis útiles lentamente cuando escuché un chasquido detrás mío.
– Jackson, levántate, ya es la hora de salida ¿Por qué eres tan lento? – se quejó mi amigo Liam, el molesto castaño que jalaba de mi brazo para que me levantara.
– Yo no estoy tan apurado como los demás para salir, es mejor ir con calma.
– Si tú quieres puedes ir con calma, pero yo quiero irme ¡Ya! – El castaño soltó mi brazo – hoy voy con los amigos del curso superior a un bar y va a haber muchas chicas lindas – Liam se veía muy emocionado, ya había recogido todo, yo estaba terminando de recoger mis cuadernos.
– ¿Qué no estás en una relación seria con Lyla? – le pregunté, él me miró con burla.
– Tranquilo, a ella le da lo mismo si viene conmigo.
– Ustedes dos sí que son el uno para el otro, son igual de chiflados – Liam cambió su orgullosa sonrisa a una cara de enojo.
– Oye, no seas así. Yo creo que estas así de gruñosito porque no tienes novia. Deberías venir con nosotros, tal vez consigas a una chica linda a la que le gustes.
– No estoy gruñón, solo digo la verdad. Además, no estoy interesado en ninguna chica.
– Ni siquiera las has visto aun Jackson.
– Aun así, no quiero ir a ese lugar, y no puedo, recuerda que tengo mi trabajo.
– Es de medio tiempo, la reunión es a las 6:00pm y tu trabajo termina a las 5:00pm, tienes literalmente una hora para arreglarte y llegar, es en el bar del señor Tomas.
– No, no y no Liam, no quiero ir. Además, si inicia tan tarde, ¿Por qué estás tan apurado por salir?, son las 2:00pm.
– Porque quiero ir fabuloso, al igual que mi novia.
Finalmente, esta rara charla se terminó, ambos comenzamos a caminar rumbo a la salida de la universidad. Era grande pero nuestro salón estaba cerca de la salida, en el segundo piso, pero cerca. Pensé que el resto del viaje iríamos en silencio, pero como siempre mi amigo inició otra conversación, sí que es parlanchín.
– Oye Jackson, ¿te puedo hacer una pregunta?
– Técnicamente ya la estás haciendo, dime.
– ¿Por qué elegiste trabajar en una tienda de mascotas? Sé que llevas unos meses allí, pero ¿no había otra cosa que pudieras tomar?
– Si, pero a mí me gusta ese trabajo, de hecho, estaba buscando trabajar en una tienda de mascotas desde hace mucho.
– ¿Por qué?
– Me gustan mucho los animales, lo sabes Liam, adoro a los cachorros, los gatitos, conejitos, pajaritos y todo lo que venden en esas tiendas, me gusta llevar a los que me encuentro en la calle para allá, así les encuentran un hogar y adoro ver sus ojitos de amor cuando alguien los adopta.
– ¿Ok? Ya pusiste tu cara de loco. Bueno, cada quien tiene sus gustos, son tiernos y todo, pero todavía no puedo creer que por eso no puedas ir a la reunión.
– No puedo y no quiero Liam, ya supéralo.
En ese momento me llegó un mensaje, conocía el timbre, ese era un mensaje de mi trabajo. Emocionado saqué mi celular.
– ¿Quién es? ¿Alguna admiradora tuya?
– No, ¿Qué ocurre con tu obsesión por las mujeres? Pareces un loco.
– Eso es lo que los chicos de nuestra edad hacen y mira que llamarme loco siendo el único chico en la tierra que deja una salida con chicas guapas por perritos es muy osado de tu parte.
– Como digas. Si aún te importa es de mi trabajo, quieren que vaya rápido porque me tienen un encargo, así que ya me voy.
Comencé a correr, Liam me miró furioso.
– ¡Oye! ¡¿Qué no me ibas a llevar a mi casa?!
– ¡Si quieres que te lleve, alcánzame! – le grité, escuche al castaño gruñir y luego correr.
Después de esa pequeña carrera, nos colocamos cascos y comenzamos el camino a su casa. Luego de eso yo me fui directo a mi trabajo, por suerte no quedaba tan lejos de la casa de Liam.
Al entrar los demás trabajadores me recibieron con una sonrisa, yo corrí hasta la parte en donde estaban mis hermosos perritos y los saludé a todos, ellos me recibieron con muchos ladridos y meneos de colitas esponjosas. Fui con los gatos y estos me maullaron, luego fui a saludar a mis colegas.
– Buenas tardes Daniel ¿Cómo van las ventas?
– Hola Jackson, van muy bien – me respondió el joven de cabello negro que estaba en la caja. De la puerta del almacén salió una joven de cabellos negros y ojos verdes que al verme me sonrió.
– ¡Jackson! ¿Qué tal todo? Pareces el dueño del local, siempre asegurándote de las ventas.
– Es que no quiero que a mis pequeños les falte nada – Natalie me sonrió y se llevó una caja grande que había en el mostrador al almacén.
En ese momento sonó el teléfono, Daniel contestó rápidamente.
– Tienda de mascotas "Peluditos" ¿Qué se le ofrece?
En ese momento entró alguien en la tienda, al voltear me encontré con una larga cabellera rubia y una radiante sonrisa.
– Hola Jackson, ¿Cómo has estado? – entró y me saludó de forma amable. Ella se encargaba de los recados conmigo y si no había, entonces nos ocupábamos de atender a los clientes.
– Hola Marie, bien ¿y tú? ¿Fuiste a llevar un pedido?
– Si, era en un lugar lejano, así que me costó ir, pero bueno, me alegra que hayas llegado, aun no hay nadie, pero presiento que llegará gente pronto.
Y así fue, dos mujeres llegaron, ambas eran hermosas y una de ellas trató de coquetearme, pero yo estaba más pendiente de darle con cuidado el cachorrito que estaba adoptando su amiga. Eso me hizo pensar en Liam, y si, puede que tenga razón, pero como puedo dejar de prestarle atención a una carita tan linda como la de Chocolate, ¡el perrito marrón más lindo de mundo!
– ¡Jackson! – Daniel me llamó, me despedí rápido de Chocolate y después de desearle suerte con su nueva dueña corrí a la caja.
– Un cliente va a salir y dice que necesita que le cuiden a un conejito porque lo dejará solo hasta las 5:00pm ¿Puedes ir tú?
– No tengo ningún problema, dile que me de la dirección y yo iré con gusto.
– Genial, gracias Jackson – Daniel volvió a hablar con la persona del teléfono, yo no podía estar más ansioso, ¿Cómo se vería aquel conejito? ¿tendría las orejas largas y la cola esponjosa? ¿de qué color seria? ¿Cómo sería su naricita?
El pelinegro me dio un papel con la dirección, lo leí atentamente, no era muy lejos, llegaría allí bastante rápido en mi moto. En el papel no decía nada de donde estaba la comida del conejito, pero me dijo que lo alimentara, bueno, supongo que la comida debe estar en la cocina.
Llegué al edificio y subí hasta el piso 3, estaba muy feliz, era la primera vez que cuidaba un conejito en la casa de alguien. He cuidado conejos antes, pero esto no se podía comparar. Llegué al apartamento 9 y busqué las llaves debajo del tapete, como decía le papel. Leí con atención el nombre del conejito, se llamaba Nathan, un nombre un poco raro para un conejo, pero el dueño dice que responde más a Nat.
Abrí la puerta, encendí la luz y cerré. Caminé a la cocina mirando el suelo por si acaso el pequeño Nat se me atravesaba. No me costó mucho encontrar el lugar, estaba a plena vista. El apartamento no era muy grande, pero era espacioso y el color blanco reinaba en el lugar, casi todos los muebles eran de ese color. A esta persona si le gustaba lo blanco.
Busqué comida para conejos, pero no encontré nada. Bueno, cuando lo vaya a alimentar llamaré a su dueño, tengo su número anotado en la hoja.
– ¡Nat! ¡Sal de sonde quiera que estés pequeño! ¡El tío Jackson va a jugar contigo!
Miré a todas partes, pero no hubo movimiento por ningún lado, volví a llamar al conejito, pero de nuevo nada pasó.
Esto era extraño, ya debería haber venido corriendo a mí, ¿Dónde estará?
Comencé a buscar por toda la casa: en el baño, en las dos habitaciones que tenía el lugar, pero nada, el conejito no estaba. Eso me preocupó ¿y si se escapó? Me podrían culpar por eso, o peor, podrían querer estafar la tienda, no había comida para conejos y un dueño responsable debería tener comida para conejos. Empecé a molestarme, hasta que un ruido me sacó de mis pensamientos, caminé a la sala y miré por todos lados, los muebles que se encontraban allí llegaban al suelo, así que no podía esconderse allí, confundido seguí mirando hasta que me topé con un armario.
– No Jackson, debes estar loco, ¿Cómo un dueño de un conejito va a meterlo en un armario? Podría asfixiarse y puede tener sed o hambre, sería muy cruel.
Otra vez el sonido apareció, confirmando mis sospechas, venia del armario, eso me hizo enojar ¿Qué clase de lunático metería un conejo allí?
Caminé al lugar, pensaba en lo mucho que se va a arrepentir este hombre cuando ponga una denuncia en su contra por maltrato animal. Abrí la puerta del armario y toda mi ira fue cambiada por un inmenso miedo.
¡¿QUÉ DIABLOS ESTABA OCURRIENDO AQUÍ?!
Continuará...
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