Mañas Interesantes
Leo suspiró al ver su teléfono.
– Nathan dice que va saliendo, ya le dije que se diera prisa – informó mientras colocaba el celular en la mesa de centro.
Yo comencé a removerme nervioso en mi lugar, miraba el televisor sin prestar atención a lo que ocurría en aquel programa, pensaba en todo lo que le diría y como se lo diría; el castaño con mechas azules me miró con una sonrisa burlona.
– ¿Qué pasa Jackson? ¿Nervioso?
– No, es solo que... bueno, tú sabes lo terco que es tu hermano... tengo miedo de que me rechace, es solo que, no quiero obligarlo a estar conmigo – el castaño puso una mano sobre mi hombro con una sonrisa.
– Nathan siempre ha sido muy terco Jackson, incluso creo que a veces me gana a mí...
– Y eso es mucho decir, tú eres una mula – habló David desde la cocina, Leo sonrió y negó suavemente.
– Si, lo sé, soy muy terco y Nathan también, es de familia, pero, aun así, él te ha comprendido bastante bien, te ha esperado y ha sido paciente contigo y tú también lo has sido con él, estoy seguro de que te perdonará – me sonrió, yo le sonreí de regreso. David salió de la cocina con un vaso con jugo para cada uno y tomó asiento junto a Leo.
– Leo tiene razón, cada vez que hablo con él sobre ti, me habla maravillas, no eres perfecto, pero bueno, nadie lo es; a Nathan le importas mucho y sé que te entenderá si se lo explicas.
– Gracias de verdad, espero que así sea – tomé un sorbo del jugo de piña que había traído el rubio y sonreí, estaba muy bueno.
– Si, solo... trata de no enredarte con las palabras, sueles enredarte mucho cuando estas nervioso y se puede malinterpretar lo que dices, mira lo que pasó.
– Lo tengo más que presente Leo, estoy repasando una y otra vez lo que le diré.
Los tres continuamos viendo el programa y mientras más pasaba el tiempo más incomodidad aparecía en mi interior, pero esta era por una razón diferente; es decir, conocía a Nathan lo suficiente como para saber que cuando él decía "Voy en camino" realmente venia en el autobús o estaba ya en la salida de su trabajo, y sé que la tienda no esta tan cerca de la casa de Leo como lo está de mi departamento, así que obviamente iba a demorar más, pero esto era ridículo.
Ya había pasado una hora y media desde que Nathan dijo que venía en camino y no había señales de él, yo comencé a preocuparme, él no era así y si algo ocurría entonces llamaba o buscaba la forma de comunicarse.
Esto era muy extraño, esperaba que nada malo le hubiera pasado.
...
El frio suelo fue lo primero que sintió cuando empezaba a recobrar la conciencia, sentía con claridad el piso de hormigón, lo que lo hizo desconcertarse un poco. Con cuidado se levantó con sus manos apoyadas en el suelo y lo primero que notó es que solo llevaba una camisa blanca de vestir de mangas largas, eso no podía ser, ¿Por qué estaba usando eso? ¿Qué le pasó al resto de su ropa?
Miró alrededor y se dio cuenta de que estaba en una oficina abandonada, las persianas estaban cerradas pero la luz estaba encendida, había polvo y telarañas por todas partes y el lugar olía a humedad.
Escuchó la puerta rechinar cuando fue abierta, eso lo hizo voltear hacia atrás asustado, un hombre con ropas negras y pasamontañas entró a la habitación.
– ¿Quién eres tú? – preguntó tratando de que no se notara el miedo en su voz – ¿Dónde estamos? ¿Qué es lo que quieres de mí?
– Wow, tranquilízate lindura, todo a su tiempo – habló el hombre remangándose las mangas, Nathan pudo notar que tenía un rasguño en su brazo izquierdo, él era el sujeto que lo había capturado – me alegra que despertaras, ya nos estábamos impacientando.
El castaño analizó aquella voz, le parecía conocida, trató de recordar y al reconocerla palideció.
– ¿Á-Ángel? – el hombre se quitó la máscara de tela revelando su rostro y sonrió con sorna.
– Veo que aun te acuerdas de mí, querido Nat – Nathan miraba al hombre sorprendido y temeroso ¿Por qué había hecho esto? – no te asustes, no pensamos hacer nada que no te termine gustando. Oh, por cierto – le mostró el rasguño – tuve que contenerme para no gritar cuando me rasguñaste, me dolió bastante ¿sabes? – caminó hasta él y se agachó a su lado, el castaño trató de apartarse pero sus piernas no terminaban de responder, Ángel lo miró con una sonrisa burlona y le dio una sonora cachetada que lo tumbó al suelo, Nathan se sostuvo la mejilla mientras sentía un ligero sabor metálico en la boca, el peliazul mayor lo golpeó con suavidad por la espalda con el pie – eso fue por el rasguño, que no se repita.
El hombre caminó de regreso a donde estaba mientras Nathan se enderezaba en el suelo sujetando su mejilla, el desgraciado le había roto el labio por el golpe, lo miró molesto y como pudo se levantó rápidamente y caminó tambaleante a la puerta cerrada, trató de abrirla, pero el hombre le había puesto llave.
– ¡AUXILIO! ¡AYÚDENME POR FAVOR! – gritó por la ventanilla de la puerta, el hombre detrás suyo comenzó a reír con fuerza, el castaño lo miró desesperado, estaba muy feliz y eso no era nada bueno.
– Nadie puede oírte, muñeco, estamos en un almacén de mi propiedad que no se ha usado en un buen tiempo y me temo que estamos en una de las habitaciones del fondo, así que nadie puede escucharte, solo los que trabajan para mí.
Ángel caminó hasta Nathan y tomó sus manos por la espalda y tironeó de él para apartarlo de la puerta.
– ¡Suéltame! – forcejeó, pero fue inútil, sus piernas no tenían fuerza y de un momento a otro se desplomó, el peliazul lo sujetó para que no cayera y acarició su abdomen bajo la camisa que apenas y cubría lo necesario – ¡No me toques! ¡Suéltame! – gruñó removiéndose lo máximo que podía.
La puerta de la habitación fue abierta y por ella apareció Ángelo con una gran sonrisa.
– Oye hermano, recuerda que acordamos que compartiríamos – habló cerrando la puerta, Nathan miró asustado la puerta, estaba acorralado con ellos allí y realmente no había nada que pudiera usar como arma, no había nada en la habitación, salvo algunos cables, cuerdas y cadenas que colgaban del techo – Hola Nathan, ¿pedias ayuda? Pues aquí estoy para ayudarte, amorcito.
– Debes estar aterrado ¿cierto? – preguntó el mayor susurrándole en el oído lo que provocó un escalofrió en el castaño.
– Claro que no, ustedes no me asustan.
– Tal vez nosotros no, pero lo que podemos hacerte si – pellizcó el muslo izquierdo del menor y este brincó en su lugar mientras se sonrojaba asustado – yo te lo dije ¿no? Te dije que cuando te apartaras de la rubiecita yo iría por ti – Nathan explayó los ojos y lo miró molesto.
– ¡¿Estuviste espiándome, enfermo?!
– Eso no es algo de lo que debas enterarte, pero por los hechos creo que es bastante obvio, querido – acarició su muslo, Nathan comenzó a removerse incomodo tratando de apartar esa mano moviendo sus piernas y cerrándolas – es la primera vez que te vemos salir a esa hora de la casa de ese imbécil y con unas maletas ¿te echó verdad? – subió su mano por la pierna del menor pasando por su cadera y levantando un poco la prenda.
– N-no, yo me fui, ¡Suéltame! – el hombre se detuvo sorprendido.
– Vaya, esa no me la esperaba, eres bastante impredecible cuando te lo propones – subió hasta su pezón y acarició la zona, Nathan se mordió los labios asqueado por como lo estaba tocando.
– ¡Suéltame! – volvió a gritar molesto removiéndose.
– Parece que no lo disfruta – habló Ángelo con burla – ¿Por qué no le preguntas como lo hacía la rubia esa?
Ángelo frunció el ceño molesto y en un arrebato acercó a Nathan a él con brusquedad.
– ¿Te acostaste con ese idiota? – preguntó bastante enfadado, el castaño no contestó, lo miró con odio solamente, el mayor apretó sus muñecas sacándole un quejido.
– ¡Suéltame, me lastimas!
– ¡Responde! ¡¿Te acostaste con él?! – lo volteó para verle el rostro, Nathan solo lo miró con la expresión más intimidante que el dolor le permitía, Ángelo solo sonrió.
– Por su silencio yo intuyo que sí, hermano, era de esperarse, es una puta después de todo – el mayor lo miró furioso y lo lanzó al suelo, sin que Nathan pudiera evitarlo comenzó a golpearlo sin parar por todo el rostro, él trató de bloquear los golpes con las manos y eso lo hizo enfurecer más, Ángel se levantó y comenzó a patearlo en el estómago, en la espalda, los brazos, las piernas, lo que sea que se atravesara en el camino.
Ángelo en un momento se acercó y sujetó a su hermano por un brazo alejándolo del castaño quien tosía en el suelo y se retorcía por el dolor.
– Basta hermano, si lo sigues golpeando no nos va a servir – habló el menor algo molesto, Ángel suspiró y sacudió su camiseta, Nathan como pudo se sentó en el suelo sujetando su estómago y luego se limpió la sangre de la nariz y la boca, estaba lleno de polvo y golpes, le dolía todo y no podía apoyarse sobre el brazo derecho. El mayor de la sala escupió en el suelo cerca del castaño quien lo miraba con lágrimas que inevitablemente habían salido por el dolor y los ruegos.
– ¡Ramera asquerosa! – le gritó, el menor solo lo miró con odio – ¿Cómo pudiste revolcarte con ese tipo? ¡Zorra!
– Insúltame todo lo que quieras – habló con cierta dificultad, aun le costaba trabajo respirar por los golpes en el abdomen – adelante, sigue llamándome así, ninguno de esos insultos me hace el menor daño, porque sabes tan bien como yo que ninguno es real – habló con seguridad, el peliazul mayor estaba dispuesto a darle otra paliza, pero su hermano se lo impidió.
– ¡Te dije que no lo golpearas más! ¡¿No ves que lo necesito con urgencia?! – preguntó señalando su obvia erección, el castaño tragó grueso.
– Esta bien, has lo que quieras con él, yo tendré que resistir hasta que el otro invitado venga – habló acomodándose un poco su pantalón.
Ángelo sonrió de forma perversa y caminó hasta el menor, Nathan trató de correr, pero el mayor fue más rápido, lo golpeó en el abdomen y rápidamente bajó una de las cadenas, estas tenían grilletes y se notaban que habían sido añadidos hace poco a los eslabones. Tomó las manos de Nathan y lo obligó a levantarse para encadenarlo, luego las subió para que sus manos quedaran a la altura de su cabeza, el castaño miraba aterrado a todos lados mientras buscaba aire con desesperación, el golpe había sido justo en el diafragma. Ángel caminó hacia él y sujetó su cara con una diabólica sonrisa.
– Espero que tengas resistencia, Ángelo ha estado algo insaciable desde que te fuiste, así que creo que vas a tener bastante entretenimiento por el momento, disfrútalo – Nathan apartó su rostro molesto y el mayor solo se giró para salir de la habitación.
El castaño sintió como su ex pareja subía la tela de la camisa y acariciaba sus glúteos gustoso, comenzó a moverse tratando de evitar que lo tocara, pero era inútil, Ángelo le separó las piernas con un pie y se introdujo en él de una sola vez, lo último que se escuchó mientras Ángel salía de aquella oficina fue un sonoro y desgarrador grito del castaño.
...
Ya era de mañana, Leo y yo habíamos pasado toda la noche en vela esperando a que Nathan llegara, pero aún no había señales de él. El castaño con mechones azules estaba haciendo la llamada numero 20 al teléfono de su hermano mientras yo miraba a la ventana a ver si lo veía. David se había quedado dormido en el sofá, Leo le había dicho que se fuera a dormir, pero el mayor no le había hecho caso, estaba bastante preocupado pero el cansancio terminó ganándole, Leo lo había arropado con una manta hace unas horas.
Yo me torturaba con el mal presentimiento que tenía en aquel momento, por mi cabeza comenzaron a pasar ideas locas y algo exageradas de lo que sea que pudo haberle pasado: Un accidente, secuestro, suicidio, asesinato, y muchas ideas de ese estilo aparecían una detrás de la otra, asustándome aún más.
En algún momento comencé a llamar a todos mis amigos por si acaso Nathan se había ido a dormir con alguien más, sonaba ridículo, pero podía pasar, sus casas estaban más cerca de su trabajo y podía suceder.
– Sigue sin contestar, esto empieza a asustarme – habló el castaño cortando la llamada en ese momento – ¿Qué estás haciendo?
– Estaba llamando a mis amigos, Nathan sabe dónde viven y muchos viven cerca de su trabajo, pudo haberse quedado allí si no había transporte, pero nadie lo ha visto – expliqué mirando el teléfono preocupado.
– Tenemos que ir a su trabajo, es el único lugar que nos queda por revisar – Leo ya había llamado a la señora Kyo a ver si ella lo había visto pero tampoco sabía nada, uno de mis vecinos estaba atento también por mi casa, así que tampoco se había aparecido por ahí.
– De acuerdo, vamos – los dos tomamos una chaqueta y salimos, Leo le dejó una nota a David por si despertaba y ambos partimos en mi moto al trabajo de Nathan.
Al llegar notamos que estaban terminando de abrir, Narciso sonrió al vernos y se acercó a saludar con una gran sonrisa.
– Hola chicos, me alegra verlos ¿han visto a Nathan? – nos preguntó mirando a todos lados – el jefe lo llamó para que viniera más temprano, pero no contesta su celular ¿saben algo?
– Justo veníamos a preguntar si lo habían visto, Nathan no aparece desde ayer – hablé preocupado, Narciso me miró asustado y noté como se preocupaba también.
– Ay Dios, eso no puede ser.
– ¿Cuándo fue la última vez que lo viste? – preguntó Leo.
– Ayer en la noche, le dije que se fuera conmigo, me enteré de que estaban peleados – me miró a mí con algo de pena – y como la casa de su hermano queda algo lejos me ofrecí a llevarlo, pero ya lo conocen, él es muy terco, me dijo que no porque aún no había terminado su trabajo y yo me fui luego de insistirle un poco más.
Leo y yo nos miramos preocupados, eso era alarmante, definitivamente algo le había pasado.
– ¿Quién fue el último en retirarse de la tienda? – pregunté angustiado.
– Tiana fue la última, se fue luego de que Nathan lo hiciera, vamos, yo los llevo – entramos a la tienda y buscamos a la pelinegra con reflejos verdes, esta estaba en una de las mesas terminando de acomodar mercancía – Tiana, Nathan no aparece desde ayer – habló de forma directa sorprendiendo a la chica quien lo miró sorprendida.
– ¿Cómo? ¿No volvió a su casa?
– No lo han visto y no contesta el teléfono ¿Qué pasó ayer? ¿Viste algo raro cuando se fue?
La chica pensó un poco, para mí, cada segundo era como una horrible eternidad.
– Realmente no, solo que se fue muy rápido, es decir, se despidió de mí y unos minutos después cuando subí a cerrar ya no estaba – habló la chica haciendo memoria. En ese momento pasó por mi mente la advertencia de Ángel, ya había pensado en la posibilidad de que ese loco le hubiera hecho algo, pero podían ser solo ideas mías, miré a Leo preocupado.
– ¿Y si Ángelo le hizo algo malo? – pregunté más para mí que para los demás, Narciso me miró sorprendido.
– ¿Ángelo? – habló preocupado – ¿es ese...?
– Si, es uno de "Los Ángeles de la Muerte" – le respondió Leo, el pelirrojo palideció al instante.
– ¿Qué ocurre? ¿Lo conoces?
– ¡¿Cómo no conocerlo?! Yo estuve antes con ese hombre y es... es terrible, ¿Nathan también se involucró con él?
– Desgraciadamente si – Narciso se puso más nervioso luego de la respuesta de Leo.
– Esto es malo, es muy muy malo, ese hombre está loco, pero su hermano, ese desgraciado es un lunático sin remedio, si ellos estuvieron con él no lo van a dejar ir fácilmente, no sin hacerle algo malo. Yo me salvé por mi hermano, pero Nathan...
– ¿Crees que lo hayan secuestrado? – pregunté asustado y preocupado.
– Es una gran posibilidad – Leo y yo nos miramos angustiados, noté que se puso un poco pálido y yo sudé frio, este mal presentimiento, lo que dijo ese hombre, esto podía ser un hecho.
– Tenemos que reportarlo como desaparecido ¡Ya! – hablé inquieto.
– Vayan a la estación que está en esta calle, ahí trabaja mi hermano, lo reconocerán apenas lo vean, ¡Vayan! Yo voy después – habló mirando una oficina.
Sin perder más tiempo Leo y yo comenzamos a correr lo más rápido que nos dieron las piernas, estaba asustado, rezaba y pedía a todos los dioses que Nathan estuviera bien, que solo estuviera escondido en algún lugar para asustarme o que esté en la casa de uno de nuestros amigos y lo estén encubriendo, eso rogaba, porque esos tipos podían hacerle mucho daño.
Llegamos a la estación y al entrar vimos a un hombre de cabellera rojiza y hermosos ojos claros, ese definitivamente era el hermano de Narciso.
– Buenos días – hablé de forma cortés.
– Buenos días, soy el detective Adonis Prado, ¿en qué puedo ayudarlos?
– Vinimos a reportar a una persona desparecida – el hombre nos miró y tomó su libreta, comenzó a pedirnos los datos y al enterarse de que era mayor de edad nos miró un poco más sereno.
– ¿Desde cuándo está desaparecido?
– Desde ayer en la noche – habló Leo preocupado, el hombre apoyó el cuaderno sobre la mesa.
– Lo siento mucho pero no puedo hacer más por ustedes.
– ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! – pregunté exaltado.
– Es la política de la policía, a veces los jóvenes se escapan de sus casas y como esos casos son muy frecuentes, las estaciones de policía piden que se espere 24 horas antes de reportar a la persona como desaparecida, este tiempo puede hacer que los jóvenes se arrepientan y regresen, pero en su caso no lo sé.
– ¡Mi hermano jamás haría algo como eso! – exclamó Leo furioso.
– Eso es lo que todos dicen y sigue pasando – habló el hombre con expresión seria.
– Usted no entiende, hay unos hombres que de seguro quieren hacerle mucho daño, mire, hace unos meses uno de ellos lo amenazó y le dijo que, si se aparta de mi lado le haría algo y ahora él no aparece, son Ángelo y Ángel, los Ángeles de la Muerte – Adonis me miró sorprendido, noté que se preocupó un poco pero luego retomó su postura.
– Miren, en verdad me gustaría ayudarlos, pero a menos a que no me traigan alguna prueba contundente no puedo hacer más que pedirles esperar, les prometo que cuando pasen las 24 horas haré que todos los oficiales a mi mando lo busquen, pero por el momento no se puede.
– ¡Lo amenazaron! ¡¿Qué esa no es suficiente prueba?! – reclamó Leo desesperado.
– ¡Sabe lo peligrosos que son esos hombres!
– Si, lo sé, pero una amenaza tan vaga como esa no ayuda, si hubiera dicho que le iban a hacer tal vez pueda ser un poco más útil pero no lo fue según tus palabras, así que no puedo hacer más, esperen a que terminen de pasar las 24 horas, los estaré esperando aquí.
Leo golpeó la mesa molesto y salió de la estación hecho una furia, yo lo seguí preocupado, Narciso llegó corriendo y nos jaló a los dos de nuevo a la oficina de su hermano.
– Narciso, ¿Qué estás haciendo aquí?
– Sabia que no ibas a hacer nada por la política de la policía, pero tengo esto – mostró un pendrive, Adonis, Leo y yo lo miramos confundido – es la grabación de una de las cámaras de seguridad de la tienda, ponla – le dio el aparato.
El mayor lo conectó en la computadora y abrió el archivo, los tres nos acercamos para ver el video: se veía la calle y la entrada de la tienda, Nathan estaba parado allí con el teléfono en la mano, envió un mensaje y apagó el aparato, miró asustado a todos lados y una figura negra apareció de repente y lo durmió con un pañuelo en la boca, lo acostó en el suelo y se lo llevó, Nathan lo había rasguñado tratando de soltarse, pero fue en vano. Adonis abrió otro video y allí se podía ver al hombre subiéndose en una furgoneta negra. Mis peores miedos se habían hecho realidad.
– Dios mío – habló Leo preocupado.
– De acuerdo, esto cambia las cosas – Adonis me miró a mí – ¿dices que estuvo involucrado con Ángelo y Ángel? – yo le asentí.
Él comenzó a investigar, entregó el video a uno de sus colegas para que buscara el vehículo, desgraciadamente no tenía matricula, los desgraciados eran listos.
– Mis colegas y yo empezaremos a buscar en cualquier lugar que les pertenezca, empezando por su casa, enviaré a mis hombres de inmediato ¡Marcos, Necesitamos una orden de registro urgente!
En ese momento entró una señora con un perrito, ay no...
– ¡Chocolate! ¡Me olvidé por completo de él! ¡Tengo que irme! – avisé mientras corría.
– ¡Tranquilo, aquí te esperamos! – me respondió Narciso.
Corrí a mi moto y partí lo más rápido que pude a mi casa, abrí la segunda reja y me encontré con un sobre en el suelo a mi nombre, terminé de entrar y lo abrí luego de servirle a Chocolate y limpiar su caquita.
"Querida Rubiecita
Si recibiste esta carta, bien por ti, estás invitado a una celebración especial en la bodega de bufandas de la calle 64 en la avenida Oxzema, no te perderás, es el único almacén abandonado del lugar a nuestro nombre.
Nathan está con nosotros y es por eso que te invitamos, pero para que puedas asistir debes saber la reglas:
1. Tienes que venir solo, si traes a la policía contigo, despídete de tu adorado.
2. Ven desarmado, no te asustes, no vamos a hacerte nada a menos a que tú nos obligues.
3. No le digas a nadie, es una reunión secreta, no necesitamos que alguien interrumpa la fiesta.
4. Las fiestas tienen un final, tienes hasta las 4:30pm, si no vienes, perderás la oportunidad de ver a la putita contigo.
Te esperamos, no tardes.
Att: Los Ángeles de la muerte."
Esto definitivamente era una trampa, algo muy malo estaban tramando esos dos si querían que yo fuera al lugar.
Empecé a dar vueltas en la sala mientras pensaba, estaba muy preocupado, pero debía centrarme y poner la cabeza fría, la vida de Nathan dependía de ello.
Tenía que ser rápido, y no podía avisar a la policía, si sabían que Nathan no estaba conmigo era porque tenían la casa vigilada, así que tenía que ser muy cuidadoso, me fui al cuarto de mi madre que era el que menos visibilidad tenia y con mi teléfono tomé una foto a la carta y se la envié a Leo.
De inmediato me llamó, contesté.
– Los desgraciados se comunicaron contigo, algo muy malo planean hacerle a Nathan – Escuché la voz de Adonis pedirle el teléfono a Leo y luego movimiento – ¿Aló, Jackson?
– Si, aquí estoy – le respondí al oficial.
– Bien, se lo que estás pensando y definitivamente no puedes ir, los momentos más peligrosos de un secuestro son la captura y el rescate, así que, si rescatar a Nathan va a ser difícil, rescatarlos a los dos va a ser imposible sin que los dos salgan heridos. Voy a enviar a mis patrullas camufladas a ver si logramos ver algo que nos ayude.
– No pueden detectarlos, si los ven sabrán que llamé a la policía y si no voy van a sospechar, tengo que ir yo.
– Ya te lo dije es muy peligroso.
– Puedo infiltrarme y sacarlo de allí, según Narciso no usan armas de fuego por que el idiota de Ángelo les teme, así que eso es algo a nuestro favor, yo podría ir y...
– Oye oye, tranquilo – escuché la voz de Leo – Jackson, no es por ofender, pero no eres ni policía ni estas en la ley y el orden, así que no te involucres si no hay necesidad – Fruncí el ceño.
– No es eso, Leo sabes que si no voy pueden empezar a sospechar, debo ir para que crean que están ganando, así será más fácil sorprenderlos. Es por eso que no fui para allá, no saben que estoy hablando con ustedes.
– En eso tienes razón, ya los hubiéramos visto por las cámaras – informó Adonis.
– Vamos, pueden enseñarme cualquier cosa, soy ágil, puedo hacer esto.
– Jackson no te hagas el héroe, es mi hermano el que está en juego – habló Leo molesto.
– Lo sé mejor que nadie, él es muy importante para mí, no me involucraría si no supiera lo peligroso que es esto, debo entrar, tomarlo y salir de allí, ese es el plan.
– Puede funcionar – escuché decir a Adonis – Pero debes hacer lo que yo te diga, ¿entendido?
– Entendido.
...
Finalmente, había llegado el momento, el plan en teoría era sencillo, toda la tarde estuve practicando todo lo que me había enseñado Adonis, un policía encubierto me trajo algunas cosas que iban a ser necesarias para el plan, así que me puse todo y apenas todos estuvieron allá en los autos camuflados yo fui en mi moto.
Me bajé un poco antes de la entrada del almacén, y suspiré.
– Bien ¿estás listo? – escuché la voz de Adonis por el auricular que tenía en la oreja izquierda, asentí – recuerda, estamos viendo todo lo que haces por la cámara que te dimos, estamos contigo, los tenemos rodeados por todos lados, no hagas nada estúpido y no los desafíes si es necesario.
– De acuerdo.
– Entra cuando estés listo, solo entra y sal con él – asentí, mi corazón estaba muy acelerado, pero no estaba asustado, no tanto por mí, estaba asustado por Nathan, esto debía salir bien, y yo desgraciadamente era el invitado de honor.
Suspiré de nuevo y me mentalicé, debía calmarme o todo se echaría a perder. Metí la mano en uno de los bolcillos de mi pantalón y saqué una liga de goma, caminé a la puerta y miré hacia arriba, como me temía tenían cámaras, por suerte yo había estacionado fuera del rango de la cámara.
Unos minutos después un hombre encapuchado y con una navaja salió y me abrió la puerta.
– ¡Entra! – me ordenó, yo entré tratando de quedarme cerca de la puerta, fingí tropezar y caí en la cerradura, la puerta era de manija, rápidamente puse una liga en una de las manijas, la pasé por la cerradura y puse el otro extremo en la otra manija – ¿Qué diablos haces?
– Perdón me caí, soy algo torpe – hablé separándome de la puerta, el lugar estaba oscuro, era un pasillo iluminado apenas por luces pequeñas.
– Camina junto a mí ¡Ya! – corrí a su lado y abrí el bolcillo de mi chaqueta, era de cierre, por suerte el lugar no era silencioso, había gritos y risas por todo el lugar, parecían festejar.
Llené uno de mis dedos con algo de pintura luminiscente que estaba en mi bolcillo y marqué una esquina cuando giramos, repetí el procedimiento con cuidado varias veces, eso sería útil más tarde.
–Vas muy bien Jackson, sigue así.
Cuando llegamos a un área mucho más grande limpié mi mano con la parte interna de mi chaqueta y cerré mi bolcillo.
El lugar estaba más iluminado, había maquinaria antigua de un lado y del otro unas mesas y sillas bastante viejas, había personas armadas por casi todo el lugar, pude contar a 8 de ellos. Vi que a un costado había unas oficinas al parecer y escuchaba un llanto bastante lejano, me partió el corazón reconocer aquella voz.
– Bienvenido a nuestra humilde fiesta rubiecita, espero que te guste la decoración – me recibió Ángel con una sonrisa burlona.
– ¿Dónde está Nathan?
– Wow, calma amigo, todo a su tiempo, mi hermano lo dejó bastante masticado, pero ya que quieres verlo, ¡Tráiganlo! – unos hombres asintieron y fueron en dirección a las oficinas, había un hombre detrás de mí, supuse que ese tipo estaba allí para retenerme si intentaba algo, debía mantenerme tranquilo para que no me vean como una amenaza.
Eso iba a ser difícil, sobretodo después de ver llegar a Nathan como estaba, venia inclinado hacia al frente caminando con dificultad, tenía la cara y los brazos llenos de golpes, además de las piernas golpeadas y raspadas, en sus muslos había algo de sangre seca y también en su rostro y labios, además de que tenía un ojo morado y las manos atadas al frente y por cómo se veían las ataduras estaban muy apretadas, comenzaban a ponerse moradas. Me partió el corazón verlo así, estaba lleno de tierra y algo blanco estaba en su camisa salpicado por todos lados. Apreté los puños furioso.
– Dios mío – escuché a Adonis – Jackson tienes que calmarte, con Nathan así te va a ser más complicado sacarlo, recuerda que debes esperar a que se distraigan de alguna forma.
Yo comencé a respirar profundo y a suspirar para tratar de calmarme, fue muy difícil no salir corriendo y partirle la cara a ese desgraciado, pero pude contenerme.
Obligaron a Nathan a caminar hasta quedar junto a Ángel, me miró y pude notar preocupación en su magullado rostro.
– Ya estamos todos completos – habló Ángelo saliendo de una puerta, lo miré molesto, era un hijo de puta, los dos lo eran ¿Cómo podían hacerle esto?
– ¿Y bien? – hablé ya arto de esta situación – ¿para qué me querías aquí? – traté de sonar molesto, pero no agresivo, así sabrían que me enfurece pero que soy incapaz de hacer algo al respecto.
– Esta zorrita nos dijo que te habías acostado con ella ¿eso es correcto?
– Así es – contesté rápidamente, Ángel me vio furioso, se notaba que era él el que había planeado todo esto, vi su brazo, tenía un rasguño, él había secuestrado a Nathan.
Sin que nadie lo previera le dio una cachetada a Nathan que lo tumbó al suelo y lo hizo escupir sangre, ¡Hijo de puta!, me mordí los labios y apreté más las manos. ¡Cálmate Jackson, Cálmate Jackson!
– En verdad no creí que fueras tan puta – habló molesto, Nathan solo lo miró enojado desde el suelo – pero eso va a cambiar, y es por eso que te traje a ti – me miró con una sonrisa burlona – me vas a ver poseerlo en primera fila, Jackson – me habló con una sonrisa retorcida, yo estaba al borde de salir corriendo a golpearlo, pero debía mantenerme sereno, fruncí el ceño de forma notoria para que vieran que estaba impotente, no fue difícil, así era.
– Oye ¿y yo que? – preguntó Ángelo molesto.
– Te lo has estado tirando todo el rato, que te haga una mamada – Nathan los miró molesto.
– ¡No voy a hacer eso!
– ¿Ah no? – Ángel chasqueó los dedos, el hombre que estaba detrás mío me sujetó y apuntó a mi cuello con una daga – si no lo haces, él se muere, ¿quieres eso en tu conciencia, Nat?
El castaño se preocupó, me miró alarmado y como puso se sentó en el suelo.
– Está bien, lo haré, pero no le hagas nada a Jackson.
Esto estaba saliendo peor de lo que yo pensaba, ese imbécil estaba parado detrás de Nathan sujetándolo por la cadera y acariciando sus glúteos mientras que el otro sujetaba su cabeza y lo hacía chuparle el miembro como un loco. Yo aún estaba acorralado por el tipo de la daga, tenía que hacer algo, no podía ver a ese hombre penetrándolo, no podía permitirlo, esto era asqueroso.
En mi mente una bombilla se encendió cuando pensé en esa palabra. Me tambaleé un poco sin ser brusco y me dejé caer hacia atrás con suavidad.
– ¿Qué le pasa? – preguntó Ángel al verme caer al suelo de rodillas de esa forma y al tipo de la daga agachado junto a mí, sujeté mi estómago con fuerza y fingí unas arcadas mientras escupía un poco.
– Parece que se le revolvió el estómago jefe – el desgraciado sonrió.
– Vigílalo, tiene que ver esto – habló sin prestarme más atención, comenzó a frotarse contra Nathan y este frunció el ceño, parecía que le dolía.
Yo me puse en posición para mi siguiente movimiento, Ángel estaba más concentrado en frotar su miembro contra mi compañero y Ángelo estaba pendiente de lo que hacía Nathan, ambos estaban distraídos y los demás parecían muy entretenidos con lo que pasaba, miré la entrada al lugar, estaba más o menos apartado de donde estaba el castaño, así que tenía que hacer algo para distraerlos. Definitivamente el líder era Ángel, si lograba neutralizarlo a él, todo se caería, el sujeto que se supone debía vigilarme estaba más pendiente de ver lo que pasaba con mi amigo, esa era mi oportunidad.
Di un salto al frente y corrí lo más rápido que pude hasta el peliazul mayor justo cuando estaba por penetrar a Nathan y con todas mis fuerzas le di una buena patada en la ingle, el tipo cayó al suelo retorciéndose del dolor, Ángelo pegó un grito y se separó de Nathan, lo había mordido. Rápidamente lo empujé y tomé a Nathan por las manos para levantarlo, él saltó como si estuviéramos sincronizados y se subió a mi espalda, producto de todas las veces que habíamos jugado de esa forma.
Comencé a correr apenas sujeté sus muslos, los guardias corrieron hacia los hermanos.
– ¡No se queden ahí, atrápenlos! – ordenó Angel desde el suelo.
Aceleré el paso, entré al callejón oscuro por donde me habían traído y comencé a seguir las marcas de pintura que había dejado.
– ¿Sabes cómo salir? – preguntó Nathan en mi espalda.
– Si, sujétate bien – él pasó los brazos sobre mi cabeza y se abrazó más a mí.
– Vamos Jackson, estas muy cerca – escuché a Adonis – ¡Prepárense todos para salir! – ordenó.
Corrí y corrí girando por el lugar mientras los tipos comenzaban a seguirme, y apenas vi la puerta no lo dudé y la pateé como pude y seguí corriendo, ahí estaban los autos y de ellos empezaron a salir policías armados apuntando a la puerta, corrí rápidamente hasta llegar a la barrera de autos y jadeé exhausto con la adrenalina corriendo por mis venas.
Los hombres que nos perseguían salieron detrás de mí, pero al ver a la policía se detuvieron.
– ¡Manos en alto! ¡Tiren sus armas ahora mismo! – gritó uno de los oficiales, Adonis salió de su vehículo e hizo una seña, algunos policías entraron corriendo a la fábrica.
– Jackson ven – me indicó Adonis, había salido de una furgoneta blanca bastante maltrecha por fuera, una muy buena fachada porque por dentro tenia de todo.
Bajé a Nathan en el suelo de aquel vehículo y con unas tijeras solté sus manos, él de inmediato me abrazó y comenzó a llorar, yo lo abracé temblando y lloré a su lado, el miedo a perderlo había sido muy feo, no quería volver a pasar por esto, Adonis nos dejó llorar en el suelo, estaba muy feliz de tener a Nathan de nuevo entre mis brazos.
...
En la estación de policía Leo y yo esperábamos a que trajeran a Nathan, se lo habían llevado a un hospital cercado por todos los golpes que tenía, en especial por el sangrado que tenía en el trasero, ambos estábamos preocupados, él se veía bien, pero uno nunca sabia.
– Ya casi están terminando de recolectar evidencia en Nathan – nos habló Adonis, al ver nuestras caras de confusión sonrió – bueno, Nathan es prácticamente un túmulo de evidencias, tiene semen de Ángelo en la ropa, golpes por todos lados y un desgarre que cuenta como violación, así que ambos los procesaremos por violación y secuestro – explicó – no se preocupen, también lo están curando, él va a estar bien.
– Eso espero, Jackson, en serio agradezco lo que hiciste, no sé qué hubiéramos hecho sin ti – habló el castaño con mechas azules abrazándome por quinta vez en el día.
– No es nada Leo, recuerda que él es muy importante para mí, no podía quedarme de brazos cruzados.
La puerta de la habitación se abrió y entró Nathan con una chica de cabello largo castaño que lo ayudaba a caminar, tenía gasas por casi toda la cara, además de curitas de diferentes tamaños, tenía el ojo morado y caminaba encorvado, además de que tenía una venda en la muñeca derecha.
Leo y yo nos acercamos a él con cuidado y lo ayudamos a sentarse en una de las sillas.
– Tiene que guardar reposo por un tiempo, pero va a estar bien – habló la chica con calma y salió de la habitación.
– Nathan, ¿Cómo te sientes?
– Me duele todo – habló con la voz algo gastada y sonrió al escucharse – no se preocupen, estaré bien, no tengo nada grave, solo golpes y más golpes.
– ¿Y el desgarro? – pregunté preocupado.
– Esta bien, sanaré pronto, no te preocupes – Leo lo abrazó con cuidado y Nathan le correspondió con la mano izquierda, por suerte habíamos ido a buscarle ropa, tenía un mono cómodo y una camisa de manga larga, además de zapatos deportivos.
Los hermanos se separaron, Leo me miró y sonrió.
– Me alegra que estés bien Nathan, ahora tengo que ir a ayudar con el papeleo, ustedes dos tienen mucho de qué hablar – mencionó y salió de la habitación.
Nathan y yo nos miramos incomodos, él estaba recostado al respaldo del mueble, pero se notaba que quería estar acostado por su estómago.
– ¿Estas bien?
– Si, tranquilo, me patearon muchas veces y me golpearon mucho allí, el doctor está feliz de que ninguno de mis órganos haya sido dañado, me duele mucho, pero pasará. Me dio unos calmantes para el dolor, así que estaré bien – asentí a sus palabras, lo miré por un momento y vi que miraba a su mano vendada algo inquieto, abrí la boca para hablar – Jckson, gracias por salvarme – me dijo y me sonrió – yo, no sé cómo agradecértelo, te arriesgaste mucho por mí y siempre estaré agradecido por eso... en realidad yo... – posé mis labios sobre los suyos dando un beso suave para no lastimarlos, sujeté su rostro mientras lo besaba y luego me separé de él, Nathan me miraba sorprendido, pero no molesto.
– Antes de que digas cualquier cosa, primero escucha todo lo que tengo que decir y por favor no me interrumpas, sabes que me enredo fácilmente y podrías malinterpretar mis palabras. Así que por favor no lo hagas ¿entiendes? – él me asintió – primero que nada, quiero disculparme por lo de la otra noche, fui un idiota y lo reconozco totalmente, no debí haber reaccionado de esa manera y lo lamento mucho, pero, antes de que me contestes quiero aclararte dos cosas: Nathan, yo nunca, jamás te vi como una mascota, no te veo así y no te veré de esa forma. Sé que por mis palabras se entendió que eso es lo que más adoro de ti, y si me gusta mucho cuidar de ti, pero no es lo que más me gusta de estar contigo. Adoro cada minuto a tu lado, nuestras recetas juntos, las infaltables charlas nocturnas filosóficas, cuando nos quedamos abrazados después de una sesión de sexo, cuando juegas con mi cabello y me haces esos lindos peinados, tus comentarios, tus ocurrencias, y aquí puedo seguir todo el día.
Él sonrió sonrojándose un poco, yo se acerqué un poco más a él.
– Lo segundo que quiero aclarar es la razón de por qué me molesté tanto, Nathan, yo si sabía que tú querías mudarte y como todos sabemos exploté cuando vi el folleto, pero, no lo hice porque quería mantenerte en mi casa como mi prisionero, mascota o lo que sea, lo hice porque pensé que no querías seguir conmigo – él me miró sorprendido, parecía querer decir algo, pero se contuvo – pensé que te habías cansado de lo que estábamos haciendo y que para ti todo lo que había ocurrido era un juego. Creí que ibas a alejarte de mí y que me apartarías de tu lado, y la sola idea de alejarme de ti me aterra pero, eso es algo que debo aceptar viniendo de ti – tomé sus manos con cuidado – Nathan, tú y yo hemos pasado por muchas cosas, hemos estado viviendo juntos mucho tiempo y yo en verdad no puedo, no podría vivir sin ti a mi lado; y eso es porque yo, luego de mucho pensarlo y analizarlo, me di cuenta de que... tú eres el amor de mi vida – él abrió como pudo sus ojos sorprendido – te amo Nathan, y es por eso que estoy dispuesto a hacer cualquier cosas por tu felicidad. Si no quieres vivir conmigo y quieres mudarte, está bien, si no quieres seguir teniendo esta rara relación conmigo, de acuerdo, yo seré feliz, si tú eres feliz.
Acaricié su rostro con cariño y él me miró sorprendido, noté como sus ojos se llenaban de lágrimas.
– Ahora si puedes hablar – le avisé, él sonrió y me miró.
– Jackson, yo... no puede ser, estoy tan feliz – las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, él empezó a limpiarlas como pudo – yo, Dios no sé qué decir – se tapó la boca y luego el rostro con cuidado de no lastimar su mano – bueno, yo... perdón... primero quiero pedirte perdón – me miró finalmente, se veía apenado – yo no te escuché y la mañana siguiente me fui de tu casa sin explicarte y sin dejar que tú me explicaras y entiendo que eso estuvo mal. Jackson, ¿sabes? Yo también quería aclararte algo. No te dije nada de la mudanza porque no era oficial, si, y porque además yo – se sonrojó de golpe hasta las orejas y yo lo miré divertido – yo quería, quiero... quiero que nos mudemos juntos – lo miré sorprendido – era una sorpresa, mi plan era ahorrar y cuando tuviera todo el dinero proponerte la mudanza, y si no aceptabas buscaría la forma de estar contigo después de mudarme, pero nunca pensé en alejarte de mi lado, jamás – negó mientras más lágrimas salían de sus ojos – no podría vivir sin ti y es que al igual que tú, yo también te amo, Jackson.
Yo sonreí a mas no poder, esa simple respuesta me había hecho el hombre más feliz del mundo, lo abracé un poco fuerte y cuando se quejó lo solté un poco.
– Perdón, es la emoción.
– Te entiendo – nos separamos y me sonrió, lo vi tomar aire y luego suspirar, estaba tratando de calmarse – de hecho, hay algo más que quiero decirte.
– Soy todo oídos.
– Bueno, tú y yo hemos estado juntos por bastante tiempo, hemos tenido nuestros altos y bajos pero siempre logramos salir adelante, no somos novios oficiales porque yo no había superado esa relación tan toxica que tuve con ese hombre, pero realmente éramos novios, nos comportábamos como tal así que no es necesaria esa formalidad... puede ser algo precipitado pero – comenzó a ponerse rojo de nuevo – yo... bueno yo... yo quería, si tú quieres claro – respiró hondo y suspiró – yo, lo que trato de decir es que... ¿¡Ay porque rayos es tan complicado!? ¡Parezco un cd rayado! – habló molesto, yo reí un poco al verlo así y tomé sus manos para darle ánimos, él me sonrió y luego de tomar aire varias veces suspiró – Jckson... ¿T-te casarías conmigo?
Yo me quedé de piedra en ese mismo momento, realmente no me lo esperaba, es decir, esperaba que me dijera algo como "ahora sí quiero ser tu novio" o algo así, pero ¿Matrimonio? Vaya, en verdad me tomó por sorpresa. Él notó mi desconcierto, soltó mis manos y cubrió su rostro avergonzado.
– Perdóname, yo, no sé en qué estaba pensando ¿matrimonio? – rio nervioso y luego se quejó – ay, no me puedo reír – habló sujetando su estómago, yo finalmente reaccioné.
– ¡No! – él me miró confundido y luego algo triste – ¡No, no me referida a eso! Yo, yo... es que me tomaste por sorpresa y bueno, pero... ¡Diablos, si! – exclamé sonriendo – ¡por supuesto que me casaría contigo Nathan! – hablé emocionado – perdón, yo – carraspeé un poco y él rio sobándose el estómago – lo que quise decir es: si, me encantaría casarme contigo Nathan, seria todo un honor para mí, de hecho.
Él me sonrió, era una hermosa y gran sonrisa y a pesar de que estuviera todo golpeado y lleno de vendajes, seguía siendo la cosa más hermosa para mí. Si antes era el hombre más feliz del mundo, ahora era el más feliz de a galaxia, no, del universo entero.
A la habitación entraron algunos policías, Leo, Adonis, Narciso y Liam que había venido apenas se enteró de todo, todos comenzaron a aplaudirnos y nosotros sonreíamos algo apenados por esa atención no tan deseada.
El tiempo pasó rápidamente, Nathan se recuperó y no solo siguió trabajando, sino que también comenzó a estudiar psicología, como él quería. Ambos seguíamos viviendo juntos y planeábamos nuestra boda para después de la mudanza, a él le faltaba muy poco para terminar de ahorrar y cuando ese día llegó, compramos una hermosa casa mediana a buen precio que nos había encantado a los dos.
Nos mudamos para allá casi de inmediato y comenzamos a desempacar y a ordenar las cosas y los muebles.
Lyla se había ofrecido a comprar los anillos y a pagar por la boda, sería algo sencillo y aunque Nathan se negó al comienzo terminó aceptando al ver que ese era nuestro regalo de su parte.
El día de la boda llegó, sería una boda civil, ambos nos arreglamos lo mejor que pudimos, yo me puse un traje elegante de color azul y Nathan uno verde que le quedaba divino. Fuimos en el auto de Mario quien se había ofrecido a llevarnos y al llegar nos esperaban nuestros amigos, mi madre y Liam serían mis testigos, mientras que Leo y Narciso los de Nathan.
La ceremonia fue algo rápida pero tranquila, el encargado leyó los votos, los derechos, dijo unas hermosas palabras sobre el amor, la confianza, el respeto y la comunicación que eran la base de toda relación.
– Ahora, Señor Jackson ¿podría decir algunas palabras hacia su pareja? – me giré hacia Nathan y lo miré con una enorme sonrisa.
– Nathan, hemos estado juntos por mucho tiempo y sabes lo mucho que me costó darme cuenta de que estaba enamorado de ti o que te amaba – algunos se rieron, incluyendo a mi amado – lo único que quiero decirte este día es gracias, gracias por aparecer en mi vida en forma de estafa y conejo de mascota, gracias por tenerme paciencia, gracias por aceptarme, gracias por enamorarte de alguien tan tonto como yo; le agradezco a Dios por ponerme en tu camino, gracias por amarme, porque como ya lo sabes, yo también te amo.
Todos en la sala quedaron enternecidos con mis palabras, Nathan soltó unas cuantas lágrimas y se las limpió como pudo.
– Bien, es su turno señor Nathan.
– Jackson, sabes que no soy perfecto, cometí muchos errores a lo largo de mi vida y en ocasiones pensé que nada bueno podía pasarle a un fracasado como yo, claro eso fue antes de conocerte. Este día lo único que puedo decir es que te agradezco que me hayas salvado, porque lo has hecho en muchas ocasiones, me salvaste de Ángelo aquella ves, salvaste mi mente cuando llevamos mis cosas a tu casa, salvaste mi corazón cuando tuve aquella discusión con Leo y me salvaste de nuevo cuando ese loco me secuestró. Le doy las gracias a Dios por hacerme llegar a ti de esa forma tan inesperada y espero que, en un futuro, sigamos salvándonos mutuamente, gracias amor mío.
Todos aplaudimos y yo sequé disimuladamente una lágrima de mi ojo.
– Excelente, es un honor para mí y para todos presenciar esta unión el día de hoy: Jackson Elis, ¿Aceptas a Nathan Álvarez como tu legitimo esposo?
– Acepto.
– Nathan Álvarez ¿Aceptas a Jackson Elis como tu legitimo...?
– No es necesario que siga, claro que acepto – habló mirándome con una gran sonrisa, hubo una pequeña risa general mientras Nathan daba un pequeño brinquito emocionado.
– Si alguien se opone a esta unión que hable ahora o calle para siempre – todos miramos a la puerta, pero nadie apareció – pueden proceder a ponerse los anillos.
Yo tomé uno de los anillos y se lo puse en el dedo anular a Nathan y él hizo lo mismo conmigo viéndome con una enorme sonrisa.
– Por el poder que me confiere el estado, los declaro marido y esposo, ya puede besar al novio – yo sujeté a mi hermoso castaño por la cintura y le di un suave beso que fue correspondido rápidamente.
Ambos firmamos en los libros, nuestros testigos también firmaron y salimos de allí directo a celebrar un poco en el camino, Liam estaba un poco molesto porque nos habíamos adelantado, pero ¿qué se puede hacer? El amor era así.
Luego de un divertido almuerzo, Nathan y yo regresamos a nuestra casa en donde Chocolate nos esperaba agitando su colita.
– Espera – el castaño se detuvo.
– ¿Qué ocurre? – me miró preocupado, yo sonreí y lo cargué en mis brazos y pasé con él hacia el interior de la casa – Jackson ¿qué estás haciendo?
– Es que vi esto en una película y quería intentarlo, esposo – él me sonrió y nos dimos un beso.
– Tenemos que terminar de arreglar la casa, mañana nuestros amigos vienen a celebrar.
– Tienes razón, vamos.
Ambos corrimos a cambiarnos y comenzamos a terminar de desempacar y guardar lo que faltaba. Para los que se estén preguntando qué pasó con Ángelo y Ángel, déjenme decirles que están en donde pertenecen, en la cárcel, estarán allí por varios años y cuando salgan, el juez le ofreció a Nathan una orden de restricción para que no puedan volver a acercarse a él. Mi hermoso castaño había ido a terapia psicológica luego de aquel incidente, él es bastante fuerte, pero era mejor para todos asegurarnos de que realmente estuviera bien.
Nathan estaba en la cocina terminando de guardar los platos en la alacena, yo me acerqué a él y lo abracé por la espalda mientras besaba su cuello.
– Jackson ¿Qué estás haciendo?
– Estoy limpiando – dije mientras lamia su blanca piel sacándole un suspiro, besé su nuca y acaricié su abdomen con suavidad – estaba pensando, estábamos tan ocupados con la boda y la mudanza que no hemos estrenado aquí – hablé juguetón llevando una mano a su trasero.
– Bueno, se supone que eso es para la luna de miel y eso es pasado mañana ¿recuerdas?
– Si amor, pero, la casa debe sentirse poco querida, no hemos intentado nada con ella – hablé poniendo ojitos de cachorrito, él me miró y sonrió de forma coqueta.
– Ahora que lo mencionas tienes razón – sonrió pícaro – ¿Qué tal... si estrenamos la cocina? – acarició el mesón azul con delicadeza, lo miré sorprendido.
– Pensé que el lugar que querías estrenar primero era la cama.
– Bueno, ese puede ser después – se inclinó para pegar su trasero contra mi ingle incitándome.
– En serio te gusta que te lo haga contra el mesón – dije sujetando su cintura.
– Supongo que hay ciertos hábitos que no se quitan del todo – se enderezó y me dio un casco beso en los labios, mi perdición – ¿Qué dices? – preguntó acariciando mi pecho – ¿estrenamos aquí? – sonreí y acaricié su cintura.
– En cualquier lugar es perfecto para mí, si es contigo, mi conejito – él sonrió y como me lo pidió lo hice gritar mi nombre hasta el cansancio contra el mesón, ambos nos metimos a la tina luego de esa sesión, él había quedado con las caderas algo adoloridas, no hicimos nada, solo besarnos en la bañera abrazados y conversando sobre cosas que planeábamos hacer con nuestros amigos al día siguiente.
En fin, este conejito pervertido tiene ciertas mañas todavía muy arraigadas, pero yo estoy más que feliz de vivir y experimentar con él todas y cada una de ellas, porque para mí y para él, esa es nuestra más grande felicidad.
Fin.
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