Capítulo VIII: Revelación.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento
al lector.
La tarde estaba haciendo acto de presencia en Konoha, Hinata estaba cepillando sus dientes, era lo único que le faltaba para estar lista, tenía una salida con sus amigos, todos habían acordado ir a comer a algún restaurante en el centro de la aldea.
Seco su boca con una toalla y la colgó en su lugar, salió del baño y dió un salto asustada, su hermana Hanabi estaba sentada en su cama, esperando a que ella saliera.
—¿Sucede algo?, Llevo un poco de prisa— Hinata abrió su closet para buscar un calzado que combinará con su falda lila y su blusa blanca.
—Ya dile— murmuró cruzando sus brazos.
—Lo intento, pero no es tan fácil como crees— Hinata tomo unas sandalias y espero a que Hanabi terminara de mirarla mal para poder salir.
—Mi dijiste que se lo dirías, pero ya pasó un mes— Hanabi miró a su hermana mayor algo molesta— Pronto se notará.
—Hanabi, no lo entiendes, fue de las primeras cosas que me dijo que no debían suceder.
—Pero no es tu culpa.
—Lo sé, te prometo que pronto se lo diré.
—Él tiene derecho a saber.
Hinata se acercó a su hermana y beso su frente— Ya me voy, después iré a verlo, intentaré decirle.
Hanabi asintió y salió de la habitación detrás de su hermana.
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Ino, Sakura y Tenten llegaron al restaurante que sus amigos habían escogido para pasar la tarde. Se fueron a sentar a la mesa en donde ya las esperaban Rock Lee, Sai, Chōji, Shikamaru, Hinata, Shino y Kiba.
—Perdonen la tardanza, pero Ino no se apuraba— dijo Sakura mirando de reojo a la rubia.
—No es mi culpa, necesitaba escoger algo apropiado para esta ocasión.
—Eso no importa, hay que ordenar— opino Shikamaru después de un largo bostezo.
—Pase por Naruto antes de venir, pero aún sigue sin querer salir— Sakura volteó a ver a Hinata y ella bajo la mirada— ¿No has ido a verlo?, Tal vez a ti si te haga caso, Hinata.
—No lo creo, parece odiarme.
—¿Por qué dices eso?— Sakura la miró confundida.
—Naruto-kun y yo terminamos.
Sakura se sonrojo ligeramente por la vergüenza— Lo siento, no lo sabía, no quise incomodar.
Hinata negó con la cabeza— No hay problema Sakura.
Kiba suspiro— ¿Les pareces si ya pedimos?— todos asintieron y Kiba llamo a una mesera, sus amigos ordenaron y siguieron conversado un rato.
Rock Lee les informaba que Kakashi lo iba a mandar a una misión muy importante, en verdad estaba emocionado por eso.
Tenten abriría una tienda de armas pronto.
Sakura había sido ascendida en el hospital de la aldea.
Y la noticia que nadie esperaba, Sai e Ino pensaban casarse en poco tiempo.
La mesera regreso algo apenada a la mesa después de varios minutos— Disculpen, la comida tardará un poco más, ¿No les gustaría ordenar alguna entrada?
Chōji pareció meditar la idea— Queremos unas de sus famosas papas fritas y también salsas picantes— la mesera asintió y se fue, regreso un rato después con lo que le habían pedido.
Todos comenzaron a probar las papas fritas, excepto Hinata, Chōji la miró con los ojos entrecerrados.
Hinata sonrió nerviosa— Yo esperaré la comida Chōji, gracias.
—¿Por qué no quieres papas?, Las de este lugar son las mejores.
—El doctor me ha pedido que deje de comer algunas cosas por mi salud— Hinata tocó su vientre y sonrió una vez más a sus amigos.
—Esta bien, entonces yo comeré la parte de Hinata— aseguró Chōji llevando más comida a su boca, Shikamaru negó lentamente.
—Tú también deberías ir con el doctor para que cuide tu alimentación, Chōji— dijo Ino mirándolo de reojo.
El Akimichi la ignoró y siguió comiendo.
Todos comenzaron a platicar de distintas cosas, hace tiempo que no convivían entre amigos.
Cuando les llevaron su comida, dejaron de hablar tanto para concentrarse mejor en los alimentos. Poco a poco fueron terminando, algunos se retiraban y otros se quedaban un rato más.
Prometieron juntarse nuevamente en el mes.
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Hinata iba caminando de regreso a su casa, su mente estaba en otro lugar, ya había pasado un mes desde que ella lo sabía, según sus cálculos llevaba dos meses.
Tenía que decirle, pero no era fácil, le daba miedo pensar la manera en que él podría reaccionar.
Se paró en medio de la calle, donde tomaba la desviación para ir al distrito Uchiha, sus ganas de contar lo que estaba pasando pudieron más con ella.
Comenzó a caminar hacia su próximo destino, con la mirada baja y sin dejar de apretar sus falda, el nerviosismo la invadió de inmediato.
Siguió caminando por un buen rato, según el doctor caminar todos los días era bueno para ella. Escondió su cabello detrás de sus orejas y después lo regreso al mismo lugar de antes, tomo un mechón de su largo cabello y lo enredo en su dedo índice.
Los nervios parecían crecer cada vez más. Divisó la casa de Obito a tan solo unos metros, continuo caminando hasta que por fin llegó y tocó la puerta.
Luego de unos minutos él abrió, sonrió al ver que se trataba de ella.
—¿Quieres pasar?
Hinata asintió en silencio— Yo tengo algo que decirte— dijo cuando entro a la sala.
—Dime cariño.
La Hyūga intentaba calmar sus miedos, aún no tenía el valor para decirlo— Yo estoy— Obito la miraba con curiosidad y eso solo provocaba que un nudo en su garganta se formará— No, yo quiero— uno más de sus intentos fallidos— Quiero pasar la noche contigo.
Obito arqueo una ceja— ¿Estás bien?, Te noto demasiado nerviosa, ¿Segura de que eso es lo que ibas a decir?
—Lo que pasa es que... Esta vez yo— jugó con sus dedos un rato, pensando en cualquier escusa— Tengo algo pensado para ti— Hinata tomo su mano y lo llevo hasta la habitación, tal vez mañana podría decirle.
Obito la siguió confundido, Hinata no parecía la misma de siempre, se atrevía a pensar que estaba más pálida, dejo que ella lo recostara en la cama y se sentará en su regazo— ¿Qué planeas ángel?
Ella no contesto, busco en el cajón del buró a lado de la cama hasta que encontró la venda con la que hace tiempo le había cubierto los ojos— Confía en mí— Hinata tomo sus muñecas y las amarro con las vendas a la cabecera de la cama, Obito la miró divertido.
—Vaya, no pensé que tuvieras estas ideas cariño.
Hinata se quitó la blusa y beso sus labios, aún sabía a la menta de la pasta dental. Se bajó de la cama y se desabrocho la falda, la dejo caer al suelo y se quitó sus sandalias.
Se acomodó de nuevo en la cama y se encargó de quitarle toda la ropa, la playera solo la subió para poder ver su abdomen.
Con algo de temor recorrió su cuerpo, Obito se estremecía y apretaba sus manos. Hinata paseo su lengua por su cuello.
—Suéltame ángel, en este momento hay tantas cosas que quiero hacerte.
La ojiperla negó con la cabeza y sonrió, beso de nuevo sus labios, saboreando cada minuto. Desabrocho su sujetador y lo dejo sobre la cama, se quitó las bragas y las acomodo con su otra ropa.
Tomo el miembro del pelinegro y lo frotó un poco, Obito cerraba los ojos y hacia la cabeza para atrás. Hinata colocó su miembro en su entrada y descendió lentamente. Soltó un gemido y comenzó a moverse, se apoyó en el abdomen de Obito para ir más rápido.
Obito intento desatarse, pero Hinata lo había amarrado bien. La Hyūga siguió con sus movimientos, sus caderas se movían en un perfecto ritmo. Él observaba encantado cada parte de su cuerpo.
Hinata tomo con una de sus manos su mejilla derecha y la acarició con cariño— Te amo.
Él no respondió con palabras, solo con una sonrisa, pero para ella era suficiente.
Sintió como Obito se tensó, ella estaba por llegar a su límite, sospechaba que él también.
—Hinata, ya no aguanto más— su voz se notaba ronca, la azabache lo beso y dejó que terminara dentro de ella.
Se apoyó en las piernas que tenía a lado de la cadera de Obito y se levantó como pudo para soltar sus muñecas.
Obito se metió con ella debajo de las sábanas y la abrazo con fuerza, Hinata lo rodeó con sus brazos y decidió dormir con él.
En la mañana tenía que decirle.
Cuándo despertaron se dieron una ducha juntos, prepararon el almuerzo y comieron felices, a Hinata le parecía que se miraban como una verdadera pareja, le daban ganas de despertar el resto de su vida a su lado.
Estaban acomodando algunas cosas de las compras del mes, cuando Hinata miró harina y otras cosas que le podrían servir.
—¿Hacemos galletas?— sus ojos se llenaron de emoción y Obito la contempló con ternura.
—No sé como, tendrás que enseñarme— Obito sonrió y Hinata lo abrazó contenta.
—Claro.
Acomodaron todos los ingredientes y empezaron a preparar la mezcla, Hinata le explicaba con paciencia y Obito hacia lo que ella ordenaba.
Tardaron mucho en encontrar un molde para las galletas, como el Uchiha no preparaba esas cosas no tenía nada parecido, Obito tuvo que ir rápidamente a comprar un molde en la aldea. Hinata estaba feliz, cada día Obito salía más.
Cuándo metieron el molde al horno, empezaron a guardar todos los ingredientes que sobraron, Obito le aventó la harina que quedaba y Hinata lo imitó, comenzaron una pequeña guerra.
Limpiaron su desastre y esperaron a las galletas estuvieran listas.
—Espera aquí ángel, hay algo que quiero regalarte— Obito salió al pasillo y lo perdió de vista, reviso que las galletas estuvieran bien y se sentó de nuevo— Cierra los ojos— le pidió cuando llegó de nuevo a la cocina, Hinata obedeció.
Escucho los pasos de Obito hasta que se detuvo frente a ella, tomo su mano y colocó algo en uno de sus dedos, abrió los ojos y miró emocionada el anillo— Obito.
—Cuando lo ví, supe que no habría otro lugar en donde se vería mejor que en tu mano— el anillo era plateado, con una pequeña rosa más clara en el centro y algunas piedritas decorativas.
—De verdad, te amo mucho— su voz se quebró por las lágrimas de felicidad, Obito beso su frente.
—¿Ya están listas las galletas?— Hinata limpio sus ojos y asintió, se puso un guante y saco el molde con las galletas.
Las dejaron en la mesa para que se enfriarán y comenzaron a probarlas.
—¿Te gustan?
—Están deliciosas cariño.
Hinata sonrió y siguió disfrutando de las galletas junto a Obito.
Él tiene derecho a saber.
La culpa la invadió de nuevo, hacia todo por evitar que llegara ese momento, pero no podía seguir posponiendo todo.
Debía contarle, ya no soportaba tener que guardarle algún secreto.
—Obito, hay algo que debo decirte— él la miró atento y guardo silencio para que ella siguiera hablando— Yo... Yo estoy— miraba la sonrisa en su rostro y solo se ponía más nerviosa— Estoy— apretó sus manos y lo miro a los ojos— Muy enamorada de ti.
Obito sonrió aún más— Te prometo que pronto podré decirte que te amo, sé que lograre amarte.
Sus palabras la hicieron sentir mal, el intentaba amarla y ella solo le ocultaba secretos.
Pronto se notará.
—Hay algo más que debo decirte.
—Dime.
Hinata reunió todo el valor posible y lo miro fijamente— Yo estoy— suspiro e intento continuar— Embarazada.
La sonrisa en el rostro de Obito desapareció— ¿Qué?
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¿Lo esperaban? :O
Nos vemos a la próxima ^^
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