Doce


Exigir hospitalidad no era una de las maneras adecuadas de pedirla pero el resultado fue el mismo. Se instalaron en los cuartos que sus anfitriones no muy contentos les cedieron para pasar la noche, felices de tener una cena y ducha caliente que no necesitara de ellos para hacerse.

—Mañana estaremos ya ante los muros de la ciudad y de seguro seremos escoltados de nuevo por guardias así que quiero comentarles algo.

Las miradas de sus amigos se posaron en Loki, advirtiéndole a él de guardar silencio pero el rubio no les prestó atención. Llegados a ese punto confiaba lo suficiente en el jötun para no ocultarle secretos.

—Padre de Todo me dio ciertos puntos negociables con los jötuns, sin embargo mi pensamiento como el de mi padre es fatalista en este aspecto. Lo que hay que hacer es ser minuciosos a la hora de observar. Allá nos darán libertad, quiero que contemplen posibilidades de vencer tanto a su ejército como a sus murallas.

Habló de descifrar ciertos puntos débiles y de otras cosas que el hechicero no acabó de entender por los tecnicismos propios de los guerreros. Ojalá alguna vez le hubiera interesado leer sobre el tema. Pese a ello, su humor no se opacó ahora que Thor se explayaba ante él.

—Loki, sé que no deberías estar de nuestra parte pero te daré lo que quieras si reúnes información sobre los pocos hechiceros que hay en palacio y ves si alguno tiene un poder más que considerable.

—¿Y eso por qué?

—Thor no... —Sif no logró concretar la frase.

—Antes de venir, Heimdal presenció una explosión significativa de poder en las calles de Utgard. Claro que no pudo distinguir de quién se trataba y se rumorea que el único hijo de Laufey, Helblindi tiene magia pero no sabemos hasta qué punto.

—¿Y Heimdall no puede averiguar eso?

—El cónyuge del rey, Farbauti, desde hace quizá dos décadas mantiene una especie de barrera deja entrar o salir nada por medio de magia. Eso lo hace débil pues según mi madre se necesita una cantidad extraordinaria de seidr para ocultarlo también ante Heimdal, por lo que no sospechamos de él.

Acabó aceptando con la excitación recorriendo sus venas. Ahora él formaba parte de un complot y aquello lo calificaba como alguien importante para los aesir. Sabía justo lo que iba a pedir a cambio, pues su sueño siempre había sido viajar por los nueve mundos, cosa que su baba le prometía algún día harían.

Recorrieron con prontitud como la vez pasada las calles de la ciudad, pero tardándose lo necesario por el amplio territorio a transitar. Los guardias fueron más parcos esa vez y Loki al verse restringido para hablar con los otros se enfrascó en captar cada detalle.

La cantidad de gente era la principal diferencia. Aquellas personas iban por montones de un lado a otro y le sorprendió ver que algunos jötuns vírgenes, a pesar de llevar blusa, usaban una falda más que reveladora. La mayoría de allí llevaba el pelo rapado y los que lo tenían lo portaban corto.

No usaban sandalias de cuero como Loki sino que caminaban descalzos y el acento que tenían era marcado, poniendo énfasis en la "r" y en la "s". Su arquitectura también difería de la de Rahndoffh pues está en lugar de tener viviendas circulares, las tenía con cuatro esquinas y con los característicos picos. Aquello sí era novedoso.

..............

Las dimensiones de aquel palacio se extendían más allá de lo que Loki hubiera visto, o eso le pareció que decía su mirada abierta a inspeccionar cada insignificancia. Los estandartes de la casa real de Utgard ondeaban libres con el dibujo de una orquídea en llamas.

Alguna vez eso le había parecido impresionante por lo irónico que resultaba pero había aprendido a respetar el linaje de aquella casa. A pesar de su extrema petulancia y religiosidad al creer que dentro de ellos nacería uno que traería el Fimbulvetr para liberarlos del yugo de los aesir, seguían siendo descendientes directos de Ymir.

Laufey era el gigante más grande que él sabía, existía y a pesar de tenerlo a un lado suyo dándole la bienvenida como el protocolo dictaba, no se sintió cohibido ni sobajado a su lado. Se dieron las palabras de cortesía y unas horas después ya estaban en el festín propio de los anfitriones que Skadi no les había ofrecido.

Había una mesa especial para ellos, sobre una grada para que vieran bien el entretenimiento: unos bailarines y bufones dando saltos de aquí para allá buscando sacar sonrisas. Thor se dio la oportunidad de beber dado que al día siguiente no habría nada de importancia, pues según le habían informado el rey Hymir de Aslotdr todavía no llegaba.

Sabía que sobre él y sus acompañantes estaba el foco de atención, pero él nunca se emborrachaba sin importar cuanto ingiriera, así que omitió la falta que Loki le dijo estar cometiendo y prestó oídos a sus amigos que también ya estaban en ello.

..............

Cansado de pelear con el rubio y viendo la oportunidad ofrecida por Skadi para sentarse a su mesa, Loki se fue. Conversaron un rato y el rey enano le preguntó sobre sus costumbres y si acaso sabía algún baile autóctono de su región. En realidad el hechicero sí que sabía, pero le daba vergüenza admitirlo.

Lo había aprendido con ayuda de instrucciones en un libro y había copiado la técnica de los bailarines que a veces se paraba a contemplar cuando iba a la villa. Zanjado el tema pero sin olvidarlo, Skadi lo invitó a bailar y a pesar de que lo consideró mala idea porque serían el hazmerreír de los gigantes acabó por divertirse.

Nadie le faltó al respeto, más bien parecían maravillados al observar los pasos tan fluidos que tanto él como Skadi daban. Vueltas sobre sí mismos y el uso del torso como de los brazos en esa melodía hicieron un espectáculo de su baile. Su trenza le daba un aire exótico y por un momento él fue el centro de atención. Y lo amó.

Aplausos se escucharon al finalizar y se percataron de que iban dirigidos a ellos pues cada bailarín se había sentado cediéndoles terreno. Incómodo, hizo una reverencia, contrario a su pareja que con confianza hizo la suya.

Se sentaron y siguieron conversando hasta que Loki tuvo que ir al baño y a su regreso se encontró con una escena sacada de contexto. Todos rugían mientras el único hijo de Laufey, Helblindi empinaba por su garganta tarros de alcohol acompañado de Thor que lo hacía con uno del mismo tamaño.

Sus amigos en lugar de detenerlo lo apoyaban. Parecían en verdad ebrios, hasta Hogun tenía una sonrisa boba. Caminó rumbo a ellos y antes de llegar, el gigante vomitó en medio del lugar. Carcajadas inundaron la escena, a pesar de ser unas pocas pues solo provenían de Thor y los demás aesir.

—Mil disculpas a los presentes. El Dios del Trueno se retira a sus aposentos.

Lo llevaba de la oreja y si no fuera porque el rubio era tan pesado lo iría arrastrando más que guiando. Aventó a Thor sobre las sabanas de su cama, furioso, pero este sólo atinó a burlarse del príncipe jötun por su incontinencia para soportar tragos.

—¿No dijiste que eras inmune al alcohol?

—¿Qué? No hice eso porque estuviera ebrio.

—¡¿Entonces qué maldito impulso primitivo te obligó a cometer tal insensatez?! —Estaba a punto de meterle un golpe cuando el aesir paró de reír y se puso serio.

—Él dijo que contigo podría cumplir su fetiche a falta de poder follarse a Skadi —Eso dejó frío al jötun y de pronto, sintió que un montón de manos habían manoseado su cuerpo—. Además hizo una apuesta que le convenía: le daría estatus de dioses a él y su familia si me vencía bebiendo un alcohol extremadamente fuerte para ustedes. Como yo gané, ahora él debe enseñarme combate jötun.

Supuso que no podría haber sido de otra forma y se juzgó tonto. Aquello había sido obviamente una treta del príncipe jötun para ganar algo fácil a través de provocar la ira legendaria del aesir.

—Ya veo, entonces realmente no me deseaba, sólo jugaba contigo.

—No, su mirada en serio te devoraba mientras decía eso —dijo con el ceño crispado y se puso de pie dejando relucir los siete centímetros que tenía más que él—. Es más, ¡casi todos en esa habitación te miraban con un pedazo de carne! ¡¿Qué demonios buscabas demostrar haciendo un numerito tan escandaloso con el otro atontado?!

—¿Disculpa? Debo detenerte ahí Thor, estás actuando como estúpido al sugerir algo insultante hacia mi persona —señaló, levantando el dedo índice en advertencia.

—¿Y qué más querías lograr con eso? Porque una danza así de sensual no se hace a mitad de una pista de baile, a no ser que busques coquetear con alguien.

—¿Es en serio Thor? Soy un enano, los enanos no somos deseables, ¡por supuesto que creí que sería ignorado!

—¡Entonces no eres impertinente, eres estúpido!

Tenía la boca tan apretada que dolía e igual miraba que la quijada del rubio estaba a punto de desencajarse. La vena de su frente estaba alzada y él, por su parte, no podía contener las ganas de golpearlo. Pero entonces cayó en la cuenta de lo último que el rubio había querido decir y se quedó ido.

Este sólo soltó un suspiro y se dejó caer en su cama de espaldas. Oyeron ruidos al otro lado de la puerta de sus compañeros pero ninguno salió o habló hasta que las risas y conversaciones se apagaron.

El cuarto de Thor era el más grande y alejado de los demás por ser más importante en rango así que tampoco es como si los hubieran escuchado si lo hicieran.

—Me disculpo Loki, no tienes la culpa de ser hermoso y llamar la atención de esa manera. Los que te miran mal son a los que debería gritarles.

Tal vez el calor que subió a sus mejillas se notó porque el rubio le sonrió coqueto. Huir era la mejor opción en ese momento de incertidumbre para el que nunca había sido preparado.

Así que lo hizo.


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