Dieciséis


Farbauti había acordado que saldría de su encierro en un par de semanas, pues en ese momento le rendía culto a Ymir en el templo que estaba dentro de palacio. Skadi había dicho que mientras tanto era prudente que él ya no volviera a utilizar seidr y Loki no era tan tonto como para volver a insistir en volver a su casa.

Le tomaría más de seis meses regresar sin las veloces cabras de Thor. Skadi había confesado lo que él sabía de los vínculos: que eran peligrosos y por eso nunca su padre o sus maestros lo habían instado a hacerlo si no era en absoluto necesario. También agregó algo que Loki ya sabía: sólo quien lo ponía era capaz de quitarlo.

—Pero Farbauti es un jötun con un seidr formidable y ha dedicado los últimos años de su vida en soledad a estudiar magia, quizás él sepa cómo romperlo desde aquí. —Lo había tranquilizado Skadi poniendo una mano sobre su hombro.

Claro que ya no pudo pasar más tiempo con Bragg o Urd. Sin sus poderes no era alguien importante para ellos y ya no podían enseñarle más. Sin embargo, como ya había conseguido la información sobre ellos poco le importó ni a Thor, que estaba satisfecho con lo conseguido por él.

Ahí estaban de nuevo, en la sala de reuniones. Había sido un alivio que aquello tardara en llegar para que él pudiera despejar su mente y volver a estar en una posición objetiva para darle sus conclusiones al rubio más tarde.

—¿Han llegado a una nueva requisición? —dijo Thor, cruzándose de brazos y yendo directo al grano una vez terminaran de anunciarse los títulos de todos.

—Me temo que no, Dios del Trueno. —Casi escupió Laufey, apretando el reposabrazos de su trono—. Jötunheim sigue pidiendo a cambio del agravio cometido, un estatus de igualdad con Asgard.

El rubio resopló cansado. Parte de la razón para que se quedaran en juntas tantos días era para que contemplaran o bien que sólo Skadi era acreedora de una indemnización, o que midieran las demás posibilidades como petitorias.

—Entonces yo lamento también el rechazar su obstinada e irracional avaricia. —Pidió a Loki que sustituyera dicha oración por algo más y que prosiguiera—. Padre de Todo y yo estamos conscientes de su renuencia a contemplar otros beneficios pero créanlo o no, aun así yo pienso que el darles el tipo de cosas que mi padre propone es demasiado para lo acontecido.

Loki boqueó un par de veces sin estar seguro de si debía también censurar esas últimas palabras pero el aesir, negó. Aquello causo estragos en la sala y nuevos susurros a las orejas de los otros reyes. El gesto de Skadi era el más lúgubre de todos a pesar de su evidente contención.

—¿Han considerado lo que le podría costar a su mundo el ir a la guerra con un reino cuyos soldados han sido amaestrados desde la cuna y cuya organización militar va más allá de la suya? —Más explosiones de parte de los presentes eran lo que provocaba aquel discurso detonante. Loki se volvía loco por traducir lo que sus pares decían—. Además, deben tener en cuenta que no estaremos solos en el campo de batalla.

Esto hizo cambiar el rumbo de la sala, que se quedó en silencio. Si bien habían deducido que quizá los vanir, gracias a la nueva alianza con Asgard, irían al llamado de los aesir a sus filas, el oírlo de la boca del príncipe heredero les dio certeza en el asunto.

—¿En serio piensan presumir sobre eso? Le recordamos su alteza, que nosotros tenemos a los Trolls de las montañas.

Cuchillos parecían salir de las cuencas oculares de Laufey cuando el rey Aurboda, había dejado salir uno de los ases en la manga de los pueblos jötun. Tampoco era sorpresa para Thor que usaran a tan poderosos y altos aliados pero escucharlo confirmado ya le daba ventaja.

Los trolls eran gigantes pero de otro rubro: medían de 8 a 10 metros. Seres torpes que sólo se preocupaban por sus necesidades fisiológicas pero que al ser tan brutos respondían al llamado de la fuerza que para ellos representaba el seidr, por no tenerlo. Por eso en un principio el rubio temía por la explosión de poder habida en Utgard.

—Ya veo. —Iba a dar por zanjado el asunto hasta que a su mente llego el recuerdo de Loki con las mejillas empapadas. No podía permitirse ser impulsivo y mandarlo todo al traste, debía comprar más tiempo para ver a Farbauti—. Tal vez si escucharan lo que mi padre ofrece, podrían meditarlo. A pesar de lo mucho que amo la batalla, quiero apostar por la paz.

Así, Thor empezó a enumerar los nuevos privilegios que Odín creía complacerían a los gigantes: comercio abierto con Asgard y Vanaheim, políticas que protegían los precios contra la inflación sufrida por Jotunheim mientras vendieran en el reino dorado, la eliminación progresiva de los aranceles a las importaciones, facilidades para obtener la tecnología vigente en Asgard y por supuesto, lo antes ofrecido al rey Skadi.

Dos de los cinco reyes se opusieron con determinación a la propuesta dada, incluido Laufey. Pero las casas reales de Aslotdr, Tarkien y Rahndoffh intercedieron, pidiendo se llevara a debate la decisión. Aquello hizo pensar tanto a los aesir como a Loki que se daría otro lapso de receso, antes de que Laufey se parara cólerico.

—Lo discutiremos pero niño dorado, no entiendes que no nos das ni un poco de lo que desea cada habitante de Jotunheim. Estás tan ciego con la soberbia de los tuyos que lo que nos ofreces es nada comparado a la totalidad de la situación degradante que hemos recibido de tu gente.

Loki tenía atorado un nudo en su garganta. Entendía, él entendía mejor que ellos lo que era ser sobajado por cualquier diferencia, más aún al inicio de su viaje cuando Thor lo había tratado como un energúmeno.

Y sí, cuando a Thor se le dijo aquello cayó en la cuenta de eso.

—Si en verdad eres el dios del pueblo como te llaman, comprenderás lo que te digo. No creo que en tu mundo no exista la discriminación. —Tomó asiento en su lugar de nuevo con los demás miembros guardando silencio—. Ah, y vuelve a charlar con Odín. Recálcale que habrá guerra si no se le ocurre algo mejor.

Sabía que era una amenaza sin fundamentos o no habrían insistido en reconsiderar lo que el rubio les dijera hacía un rato. Pese a ello se prometió insistirle a su padre. Los ojos vacíos de Loki lo valían.

...............

Parecía curioso cómo Volsstag ya no le tenía el recelo que Sif y Hogun le proyectaban. Ahora buscaba hacerle bromas o pedirle a ratos que pidiera más comida. Se dio cuenta, en las 24 horas que Thor tardó en su junta con Padre de Todo, que el hombre robusto con sus bromas alcohólicas se permitía meterlo en las pláticas que tenían los otros dos mientras bebían o comían.

Le dedicó una pequeña sonrisa que el otro tomó como confianza porque en un chance ya lo estaba abrazando y en medio de la madrugada le pedía que cantara.

Sif, tal vez encandilada con el vino, le dio rienda suelta a la locura de su amigo y también vociferó la petición. Hogun sonreía apenas pero sus ojos no mentían en su diversión.

Quizás Loki también se había dejado llevar al tomar demasiado o la idea de dejar de preocuparse un rato fue la que lo hizo pararse y ponerse a entonar una balada dulce. De niño le encantaba cantar mientras su baba no estaba, aquello le daba valor para salir al pueblo y comprar lo que necesitaba.

O cuando oía ruidos, elegía una melodía más fuerte para hacer como si nada pudiera lastimarlo y es que así era por la barrera protectora que su baba dejaba pero que a él no lo convencía del todo. Elevó su tono al evocar el recuerdo de su ser querido diciéndole que ya no podía ponerla y que él debía aprender a usar el poco seidr que poseía para resguardarse a sí mismo.

Dejó caer una nota en el momento justo en que terminaba la canción y al mismo tiempo notaba que Thor estaba apoyado en el margen de la puerta, observándolo. Los otros, excepto Hogun, ya estaban tirados sobre la mesa durmiendo mientras que este se iba a su habitación.

—Wow, eso ha sido... Wow. —No alcanzó la definición precisa, así que el rubio sólo alcanzó a ladear la cabeza y sonreírle.

Sonreírle de esa estúpida manera que lo hacía querer apuñalarlo por provocar temblores involuntarios en su cuerpo y la locura constante en su cabeza que le gritaba que el aesir era el espécimen más guapo del mundo. Él había sido un bálsamo para Loki en los últimos días y una piedra angular en la que apoyarse en los meses pasados.

Estaba inseguro sobre cómo había acabado descalzo pero las plantas de sus pies se deslizaron como si patinaran hasta llegar frente al rubio. ¿Iba a hacerlo? Esa parte impulsiva de su ser tomó las riendas de sus decisiones y gritó "¡oh por supuesto que sí!" antes de que se abalanzara sobre Thor y le concediera su primer beso.

No era muy experto en la materia pero con sólo posar sus labios en los del otro y balancearlos de arriba abajo le pareció que se iba morir. Las manos del rubio aferradas a sus caderas lo hicieron olvidar por un instante el peso de la pulsera colgando de su tobillo y convencieron a sus manos de ser más atrevidas al enterrarse en las hebras doradas.

El tipo de calidez que estaba experimentando en su pecho era como una vela que llevaba mucho tiempo en la oscuridad. Ahora Thor con su mano acogiendo su mejilla le sacudía las telarañas y la encendía con un seidr desconocido para Loki

Se separaron sin previo aviso y el menor ya estaba deseando cerrar la distancia recién descubierta como algo molesto o mejor dicho, irritante. El cosquilleo dejado en sus labios era lacerante.

—Respira. —Indicó el rubio con voz baja, gutural. Aquello sólo hizo que su ser se estremecerse más fuerte—. Es necesario que lo hagas si quieres ir más allá.

—¿Más allá? —preguntó delirante.

—Abre un poco tu boca cariño.

Lo último le hizo querer enterrar su cara bajo tierra y nunca salir jamás, ojalá que su cara luciera bonita porque si no iba a suicidarse ahí mismo. Ojalá que Thor no notara tampoco lo delgada que era su nariz o lo raquítico de sus labios o...

—No pienses, eres lo único que podría competir con la luna en este instante.

Seguir las instrucciones del aesir fue una de las mejores decisiones de su vida aunque no dejaba de ser vergonzosa. Le costó al principio coger el ritmo en que su lengua debía moverse pero después se relajó y copió los círculos que Thor hacía con la suya.

Supo que eso era de otro nivel cuando se encontraba suspirando por aire y aun así no deseaba parar ese acompasado juego que se traían entre manos. Escuchó el click del pestillo y su espalda pronto encontró una pared en que apoyarse.

Que cada musculo de Thor oprimiera su complexión lo hizo delirar. Parecía que había llegado a su hogar, que entre esos brazos era libre de hacer lo que quisiera sin que nada pudiera pasarle. Dio pequeños besos al aesir, buscando provocar de nuevo a la bestia que vivía en la cueva bucal. Quería que saliera a jugar de nuevo.

Thor le mostró un nuevo truco que le valió una queja por el dolor y un halago por lo exquisito del asunto. Aprendida la técnica, contraatacó dando mordiditas a los labios carnosos del contrario y liberando una de sus manos para agarrar la barbilla rasposa.

Loki tiraba del labio inferior del rubio, con lo que por un momento abrió los ojos para ver la reacción del otro y este con los parpados cerrados parecía un bobo sonriendo extasiado con su discípulo. Thor casi lo fue cargando hacia la cama y al fin cuando estaban de costado sobre ella, el aesir envolvió las caderas del jötun con su pierna.

<<"¿Está bien si dejo crecer este sentimiento? ¿Está bien si dependo de él a partir de ahora? Estoy tan cansado de asumir el peso de cada decisión...>>.

Fue entonces que abrió los ojos abruptamente aún con la lengua de Thor metida hasta su garganta. No habían aclarado términos o condiciones de ningún tipo en esa relación. Loki no sabía qué era lo que pretendía con eso Thor y él no era un revolcón de una noche ni merecía ser tratado como algo a desechar.

Dejar esa cavidad tan cálida y apetecible fue un suplicio para él. Un hilo de saliva los conectaba todavía y limpiarse el último vestigio de ese increíble encuentro lo hacía tener casi un ataque de ansiedad por repetirlo, pero debía serenarse.

Era loco sí, pero no era estúpido.

—Hablaremos mañana.

La nube en que lo tenía envuelto el alcohol sólo le permitió aclarar ese punto.


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