2. Red flags editoriales

Direcciones web útiles con mucha información: 

AVENDRAGO: Listado de editoriales sospechosas (https://felador.blogspot.com)

Escritores.org: web oficial de obligatorio seguimiento (https://www.escritores.org)

Letras de Encuentro: Todas las editoriales en español (https://www.letrasdeencuentro.es/editoriales-españolas)


Establecidos los tres grandes tipos de editoriales, ahora hablaremos sobre aquellos aspectos a tener en cuenta a la hora de realizar la criba editorial. Y es que el mundo editorial no deja de ser un negocio, por mucho que nos duela, y, como en todo el mundo empresarial, hay editoriales a las que les importa entre poco y nada el bienestar del escritor y su obra, siempre que sus equipos lleguen a fin de mes. Por esta razón es más que necesario que tú, como autor, investigues cualquier editorial que te haya llamado la atención antes de ponerte en contacto con ellos. A fondo. ¿En qué deberías fijarte?

1. Tipo de editorial. Antes de indagar en nada más, entérate de si se trata de una editorial tradicional, de coedición o de autoedición. Esta información suele aparecer en la página web de la editorial y, si los tuviera, en sus perfiles de redes sociales.

2. Opiniones de autores. Puedes descubrirlas tanto insertando en tu navegador de confianza el comando "editorial _____ opiniones" como comunicándote con los propios escritores a través de sus redes sociales.

3. A quiénes publican. ¿Es una editorial reservada a grandes personalidades como Reverte o en su catálogo figuran autores noveles que acaban de publicar su primera obra?

4. Qué géneros publican. ¿Es una editorial de fantasía, de romántica o de no ficción? ¿Infantil, juvenil o para adultos? ¿Publican novelettes, novelas largas o cómic? ¿Aceptan poemarios?

5. Sus canales de distribución. ¿Trabajan con empresas distribuidoras que llevan los libros de la imprenta a la librería o trabajan exclusivamente por envíos online? ¿Tienen presencia en eventos?

6. Su recepción de manuscritos. ¿Qué información aparece en ella? ¿Qué tipo de obras piden y con qué características?

Para ayudarte a delimitar las red flags que puedan aparecer durante tu investigación y que te pongan sobre aviso de que te encuentras ante una "editorial pirata", seguiremos la estructura del apartado anterior, según el tipo de editorial. Porque sí, las malas prácticas editoriales suelen depender de la (supuesta) tipología de la empresa en cuestión.

1. Autoedición

Lamento comunicar que empezamos fuerte: por norma  general, toda editorial de autoedición, salvo contadas excepciones, es en sí misma una red flag y una fuente de polémica constante. En muchas ocasiones, aparecen en la red reseñas negativas sobre ellas por parte de personas que han publicado por esta vía. Si debo resumir sus quejas en una frase, sería esta esta: según múltiples testimonios, estas editoriales no son tales, sino que funcionan como imprentas con una presentación elegante.

De acuerdo con muchos autores, estas editoriales aceptan todos los manuscritos que reciben, sin establecer un filtro de calidad; apenas los corrigen y en algunos casos incluso empeoran el manuscrito por problemas de formato como guiones (-) colocados de forma automática que segmentan palabras incorrectamente; envían varios ejemplares a los autores (a quienes, recordemos, han cobrado más de 1.000€) para que los distribuyan por su cuenta; y a continuación colocan el libro en Amazon sin concederle mayor importancia ni promoción. Esta última práctica ha provocado que cientos de autores novatos se queden con una caja llena de libros acumulando polvo en su casa. Además, algunos autores denuncian no haber recibido el pago por ejemplares vendidos. Por último, en la red social Threads he sido testigo de cómo dos personas denunciaban haber recibido una valoración de lectura de su manuscrito realizada por una IA, más en concreto ChatGPT, por parte de una gran editorial de autoedición de habla hispana.

Quienes conocen bien el mundo editorial suelen defender que, si decides autopublicar tu obra, la mejor opción es contratar a un corrector ortotipográfico y de estilo y publicar el libro en Amazon o plataformas similares de la forma más artesanal posible. Por tanto, queda a juicio de cada uno decidirse por este tipo de editoriales, a sabiendas de los riesgos. En mi caso particular, yo no autopublicaría por medio de una editorial de autoedición debido a malas experiencias vividas por personas cercanas que me han disuadido de hacerlo. Si decidiese autopublicar mis obras, sería a través de una plataforma habilitada.

2. Coedición

Otro terreno pantanoso. Las editoriales de coedición, como hemos adelantado previamente, no son malas en sí mismas, siempre y cuando sean claras y sinceras en sus políticas. Sin embargo, hecha la ley, hecha la trampa: no te estamos estafando ni mintiendo si en ningún momento te hemos dicho de qué forma trabajamos. Las editoriales de coedición no suelen mencionar que, de hecho, coeditan; y si lo hacen, esconden muy bien la sección de su página web donde aparece tal información. Ocultar información supone una red flag de manual, ya seas una editorial, un banco o una caja de galletas sin gluten.

De esta forma, cuando los autores (principalmente noveles) que desconocen cómo funciona el mundo empresarial literario encuentran estas editoriales , es habitual que acepten contratos de coedición creyendo que es obligatorio pagar por la publicación; o, peor aún, comprar sus propios libros para distribuirlos por su cuenta. Unos contratos en los que cabe destacar que las editoriales alaban todos los manuscritos que reciben, de nuevo sin establecer un filtro de calidad, para adular a los escritores e incitarlos a que realicen el pago. Otra importante red flag es la velocidad de respuesta; si envías tu manuscrito el lunes a las 8:00 y para el mismo día a las 16:00 recibes un correo de la editorial halagando el libro, huye. No han leído el manuscrito, no conocen su trama y tampoco les importa. Solo les importa tu cartera.

Por otro lado, este tipo de editoriales de supuesta coedición que ocultan su modalidad del ojo público ni siquiera trabajan de esta forma, sino que en realidad funcionan exactamente igual que una empresa de autoedición: exigen al autor el pago de los servicios editoriales y después dejan que sea el escritor quien promocione el libro y lo coloque el librerías. Estas prácticas convierten a las editoriales en cuestión, por tanto, en proveedoras de servicios de autoedición encubierta.

En mi experiencia personal, he recibido dos oportunidades de contrato editorial donde me llevé la desagradable sorpresa de que el manuscrito que habíamos preparado mi amiga y yo había aterrizado en la bandeja de Gmail de una editorial de supuesta coedición que en ningún momento había dado indicios de trabajar de esa forma, ni en sus respectivas páginas web ni en la información de contacto. En ambos casos, respondieron a nuestro envío del original halagando todo sobre él, como si fuese a convertirse en el próximo superventas, a las 2 horas de recibir nuestro email. Ofrecieron sus servicios de edición y maquetación, pero debíamos comprar un mínimo de 200 ejemplares y, por tanto, pagar 2.400€, para posteriormente colocarlos en nuestra librería de confianza y promocionarlos en base a nuestros recursos. Se trataba de un libro infantil de 15 páginas ilustrado por mí, por lo que ni siquiera resultaría necesario pagar a un ilustrador que justificase un precio tan elevado. Sintiéndonos estafadas, rechazamos ambos contratos.


3. Edición tradicional

De nuevo, la red flag más importante se encuentra en la deshonestidad editorial. Una editorial tradicional jamás pedirá dinero a sus autores de ninguna forma: ni cobrará los servicios editoriales ni exigirá al escritor que compre un número mínimo de ejemplares del mismo. Sin embargo, hay editoriales supuestamente tradicionales que ganan dinero a costa de sus autores mediante prácticas indirectas de coedición encubierta, que, como ya hemos adelantado, en muchos casos tal coedición es a su vez una autoedición camuflada.

Una de ellas es la preventa que mencioné en el apartado anterior. En casos de falsedad editorial, se suele presentar esta preventa no como una forma de conocer cuántos ejemplares será necesario publicar en la primera tirada o como una ayuda para promocionar el libro, sino como un candado que será obligatorio abrir si el autor quiere que su libro vea la luz. Estas preventas "piratas" tienen un funcionamiento muy básico: si durante el mes que dure la preventa no conseguimos 200 reservas, se cancela la publicación. Esta situación suele llevar a que el autor compre sus propios libros para cubrir el número solicitado por la editorial para redistribuirlos a posteriori. Una preventa NO es un período de prueba, sino una ayuda para el autor y para la propia editorial. Si tu editorial te exige que se venda un número de ejemplares, no te está ofreciendo una preventa, sino un crowdfunding. Esta información sobre preventas debería aparecer en el contrato de edición.

Otra mala praxis habitual es la convocatoria de concursos literarios falsos. Por desgracia, no dispongo de los medios para discernir a golpe de vista cuándo un concurso estará amañado y cuándo será legal, pero sí puedo hablar de cómo identificar una forma de estafa a autores mucho más extendida de lo que pensaba una vez finaliza tal "concurso". Demasiadas editoriales "pirata" convocan estos concursos para atraer autores novatos prometiendo premios esperables: edición y/o publicación de la obra ganadora y una aportación económica. La trampa llega después: cuando este supuesto concurso termina, la editorial envía un mismo correo de "corta-pega" a TODOS los participantes anunciándoles que, pese a que su obra no ha ganado, su equipo cree que tiene gran potencial y están dispuestos a publicarla. A partir de este punto, es demasiado habitual que la editorial caiga en prácticas de coedición encubierta y aplique estrategias como la falsa preventa mencionada y que no cuide la calidad del producto debido a la ingente cantidad de autores que caerán en la trampa. Hay que andar con mucho cuidado.

4. Malas prácticas independientes de la modalidad de edición

Hasta ahora, hemos hablado de las jugarretas más rastreras que se pueden cometer contra un indefenso autor novel y que son, por lo general, más difíciles de detectar, pues están muy bien escondidas y por lo general requieren que tomes contacto directo con la editorial vía envío del manuscrito. Por ello, a continuación enumeraremos brevemente otras red flags más visibles que no requieren establecer contacto con el equipo editorial y que pueden ayudarte a discernir con qué tipo de empresa literaria te estás planteando dar vida a tu libro: una de verdad o una de trastero que solo busca tu dinero.

1. Es una editorial pequeña e independiente que publica muchos libros al año. Si de verdad es una editorial pequeña que cuenta con un micro-equipo inferior a 5 personas, es imposible que puedan publicar más de 10 libros al año. O, al menos, que los publiquen en condiciones. Si una mini-editorial recién nacida saca una hornada anual abundante, no es símbolo de bienestar económico dentro de la empresa, sino de falta de cuidado. ¿Cuántas ediciones habrán atravesado esos libros que publican? ¿Habrán realizado alguna criba real para decidir qué libro publicar o han dado luz verde a todos?

2. ¿Esta portada está hecha con IA? Si te encuentras con alguna portada o ilustración en un libro que sí parece estar hecha con una inteligencia artificial generativa, no pienses que estás siendo paranoico y/o desconfiado. Cada vez más editoriales caen en esta práctica. Investiga otros libros publicados por la misma editorial y analiza el dibujo con ojo crítico; si hay IA en la portada, nadie puede garantizarte que no esté presente también en el interior del libro.

3. El libro tiene errores normativos. Esta red flag es indicativo de una edición descuidada o directamente ausente. No quieres que tu libro no reciba mimo editorial antes de publicarse. En serio, no quieres.

4. Pasa poco tiempo desde que se firma el contrato hasta la publicación. Hace dos meses, la autora novel Leire Leré, microinfluencer, publicó en sus redes sociales que había firmado un contrato Ediciones Editoras para lanzar su novela de aventuras Sobre michis y michas; y hoy mismo sale a la venta. Dos meses es un período muy corto para que ese libro salga bien. De nuevo, es señal de descuido.

5. Tienen publicados en torno a 20 libros, pero 18 son del mismo autor. Si son parte de una saga, no tendría por qué haber problema, pero si son independientes es mala señal. No siempre es así, pero si analizas el equipo editorial y esos 18 libros han sido escritos por uno de los editores cabe la posibilidad de que la editorial trabaje por coedición. Investiga a fondo.

6. Usan dominio de correo @gmail.com. No tiene por qué ser mala señal en sí misma, pero indica poca profesionalidad. Una editorial seria probablemente empleará un dominio @nombredelaeditorial.com.

Gracias por leer hasta aquí. Si algo os genera dudas o queréis compartir alguna experiencia editorial, adelante. Estoy abierta a la conversación y al debate y responderé a todos vuestros comentarios.

Siguiente sección: Envío de manuscritos

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