Mochi:
Notó un gran ardor en todo su cuerpo, luego una cálida caricia lo llevó a verlo, era su Jimin; danzaba mientras él tocaba el piano, las notas eran alegres y la sonrisa sonora de su amado armonizaban la partitura. Los colores de las notas eran colores vivos y su calidez llenaba aquel jardín del Edén donde se encontraban.
De repente todo se transformaba, tomaba colores oscuros y era frío, sus manos ya no tocaban y tenían clavos en los dedos, era insoportable el dolory al buscar a su amado, este tenía una expresión ida en su rostro y ya no bailaba más. Cuando lo alcanzó se dio cuenta que no era él sino que se transformó en aquella personalidad que vio cuando salió de la habitación. Trató de huir pero era imposible, la bestia lo perseguía con sed de sangre, de su sangre,
Al abrir los ojos bruscamente se encontró con unos ojos curiosos en el filo de la cama, estos lo miraban con algo de miedo y curiosidad, su pelo grisáceo lo hacían saber que esa era una nueva personalidad, miró a los alrededores dándose cuenta que sus heridas estaban curadas, su ropa cambiada y en la una pequeña mesa auxiliar una bandeja con agua y un cuenco con algo que pudo saber que se trataba de caldo o algo similar. Dudoso decidó hablarle a quien lo estaba vigilando desde la otra punta de la cama.
— ¿Qué ocurrió?
— Jim salió sin permiso y perdió los papeles. Él te hizo pupa— aquel tono de voz era dulce, bastante aniñado, pero Yoongi seguía sin confiarse demasiado por lo acontecido con la anterior personalidad.
— ¿Quién eres?
— Son Mochi, Jimin me llama así.
— ¿Hablas con Jimin?
— Shi, él se queda a cargo mío cuando la Señora Parker o Kitty salen, él me deja salir cuando estamos solos. Dice que soy lo mejor de él.— Mochi se había acercado a Yoongi mirándolo con unos grandes ojos que se ocultaban cuando sonreía mucho.
— ¿Co- cómo está?— la voz salía entrecortada por el mido a que lo engañase.
— Él está preocupado porque todos quieren salir a jugar contigo pero a él no le dejan verte— Mochi le hablaba mientras jugaba con el filo de las mangas de su sueter— ¿le puedo preguntar algo?— Yoongi aunque sorprendido, aceptó afirmando con la cabeza— ¿por qué se parece a un gato?
Ante lo dicho Yoongi sonrió y se incorporó algo más antes de contestarle.
— No lo sé pero todos me dicen lo mismo, creo que es la forma de mi cara y mis ojos que son algo pronunciados como los de los felinos.
— A mí me parece bonito, creo que por eso lo quieren todos ver. Cuando Jimin salga seguro que nadie podrá negar que se aman mucho y ya no habrá más hermanos.
— ¿No quieres que sigan saliendo tus hermanos?
— No, porque cada vez que lo hacen, Jimin sufre y debo consolarlo dándole las gomitas mágicas que le dan fuerza para salir— se acercó a su oído para continuar contánlole algo que no quería que alguien más supiera— Jimin siempre que va donde el señor amable que le da piruletas, me encarga que esconda las gomitas mágicas y que se las de cuando ninguno me vea, es nuestro secreto pero se lo cuento porque sé que ama a Jimin, no como aquella gente mala que le ha hecho daño.
— ¿Y le has dado las gomitas mágicas estos días?
Mochi negó rapidamente con la cabeza haciendo un puchero triste.
— Por tu llegada, todos vigilan lo que hacemos cuando estamos fuera— Mochi comenzó a hacerle pequeñas coletas en el cabello— los guardé en la jaula de la bestia para que nadie los pudiera encontrar. La bestia suele dormir después de comer así que no es problema jugar en su jaula, pero desde que te escapaste Kitty cierra la puerta con un candado.
— ¿Podría ayudarte a conseguirlas? Tú las consigues y las tomas para Jimin y yo solo anro la puerta, ¿aceptas que te ayude?
— Shi, el novio de Jimin será mi ayudante de misión— Mochi parecía ilucionado por el plan.
— Pero no puedo ahora porque estoy atado.
— Cierto— se acercó a un armario y sacó la llave para entregársela— tenga, así iremos a salvar a Jimin juntos.
Yoongi se soltó, siguió a Mochi hasta aquella puerta desgastada y llena de sangre la cual abrió con unas cizallas que estaban en el pasillo, Mochi entró y tras cinco minutos salió, todo iba bien hasta que este comenzó a chillar de dolor. Tomó una de las pastillas del bote antes de dárselo a Yoongi y pedirle que corra por su seguridad.
Yoongi estaba asustado y no sabía si salir de aquel edificio o volver a la habitación donde estaba retenido, pero se decidió por lo último y hacerse el dormido. Tomó las cadenas y las fingió atar nuevamente para que no se dieran cuenta que ya estaba libre, él quería huir pero no dejaría solo a Jimin en ese estado tan inestable.
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