Kitty:


— ¡Los alteraste!

Una fuerte bofetada le cayó a Yoongi sin previo aviso despertándolo, de inmediato sintió un peso encima suyo con unas manos ágiles; las cuales estaban comenzando a estrangularlo.

— Debí matarte desde que te vi en ese vestuario, pero sabía que Jimin se sentiría mal si desaparecías tú también de su vida— seguía apretando su agarre en el cuello de Yoongi— pero solo has ocasionado que estemos distraídos y todo se descontrole. Has alterado a la bestia y nos has dividido a todos.

Como pudo se zafó del agarre tirando al hombre que tenía encima suyo, pero este no se dio por vencido volviendo a subirse encima suyo con la intención de volver a asfixiarlo. No se daría por vencido hasta que acabara con su vida y esto se veía reflejado en aquella mirada dura que le dedicaba a Yoongi.

— ¡¿De qué hablas?!— Yoongi sintiendo la falta de aire, trataba de luchar sin éxito por soltarse de aquellas manos que se aferraban a su cuello como si dependiera su vida de ello— ¡Suéltame!— con un cabezazo pudo hacerlo caer en el suelo para poder respirar.

— Ya sé porqué te defiende tanto Jimin, tienes agallas para defenderte— dijo limpiando con su dedo la sangre que salía de su cabeza y llevándolo a la boca para probarla— seguro que eres así de pasional en la cama, así me gustan que sean feroces.

Yoongi intentaba alejarse todo lo que las cadenas le permitían pero no pudo pasar más allá de un par de centímetros hasta que chocó con la pared; y como si fuera una presa arrinconada por una fiera trataba de encontrar la manera de huir de él.

— ¡Oh, vamos Yoonie! Dime que nunca has pensado en Jimin tocándote, dejando que tus fantasías más oscuras se lleven a cabo y teniéndolo a tu disposición. ¿no quieres probar de todo lo que sería capaz de hacer por tí?— Yoongi tragó duro ante aquella proposición— Viste, pequeño morboso. Ahora sé que te masturbas pensando en Jimin cuando baila, recordando su tacto e imaginándolo gimiendo tu nombre. Eres muy sucio ¡Yoon!— dijo en un tono jadeante algo que no pasó desapercibido para Yoongi.

— ¡No, no pienso engañar a Jimin!, ¡No lo haré!— Yoongi se removía tratando de frenar el acercamiento inminente de aquella persona que lo miraba

— ¡Por Dios! ¡Espabila, Min! Todos somos Jimin, con sus miedos e inseguridades. Todos somos él y no le serás infiel ya que todos al final te tendremos si llega vivo a él— volvió a ponerse encima de Yoongi moviendo sus caderas para crear fricción entre sus miembros— yo sé que lo deseas, solo di que sí.

— ¡No! Jamás — aunque en la mirada de Yoongi se leía el miedo que tenía a su agresor, no se dejaría fácilmente sin pelear.

— Sabías que el animal más peligroso no es ningún depredador, ¿no es gracioso? Resulta que hay alguien que lo supera, este puede pertenecer a cualquier eslabón de la pirámide alimenticia y no tiene un animal fijo al 100%. Se trata de la presa con miedo, cualquier animal con miedo es el ser más peligroso del mundo. Es porque nuestro organismo se llena de un gran impulso de adrenalina que nos lleva a hacer lo que en otras circunstancias no seríamos capaces de hacer y con unas habilidades inimaginables en nuestra vida normal. De esta forma se ha visto cebras matar caimanes más grandes que ellas o ballenas matando tiburones, parece irrealista ya que rompen el ciclo normal de evolución pero es lo que que los seres vivos somos capaces de hacer por sobrevivir. Jimin es así, él en su vida normal es una presa; la más apetecible para cualquier depredador, es por eso que nos tiene a nosotros, sus defensas. Nosotros no actuamos para dañarlo, simplemente actuamos moviendo lo que él no puede, somos su chute de adrenalina cuando el miedo se apodera de él. Por eso yo aparecí a rescatarlo aquel día en el vestuario porque él tenía miedo y se bloqueó por la oscuridad. Aunque no lo creas, no voy a hacerte daño, nunca dañaría lo que le hace bien a Jimin— se levantó de su posición y caminó hasta la silla que había en la habitación para arrastrarla y sentarse— prueba superada, ahora dime. ¿Qué quieres saber de mí?

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