«Muéstrale tu talento»

Esa voz en su interior comenzó a producirle una punzada en la cabeza. Tobias sabía a lo que se refería, pero eso no evitó que cerrara los ojos y soltara un quejido por el dolor que sentía. Su acción no pasó desapercibida, pues llamó la atención de su acompañante y ella hizo el ademán de acercarse, pero Tobias se alejó de ella con rapidez y alargó la mano, dejando un espacio entre ambos.

«Es sólo atracción, Tobias. No tienes que protegerla»

El castaño negó con la cabeza repetitivamente, oponiéndose a lo que esa voz le decía. Algo en su pecho se estrujó cuando escuchó la voz de la chica pidiéndole que le dijera lo que le estaba pasando. Aunque él no podía.

«Ahora tienes su atención, vamos, hazlo»

Tobias apretó los ojos con fuerza y volvió a negar con la cabeza. No quería matarla. Ella había sido tan amable con él que era injusto que tuviera que arrebatarle la vida.

«Tiene los ojos en ti, es momento de...»

Abrió los ojos cuando sintió unas delicadas manos tocándole el rostro, brindando una caricia que creyó que lo calmaría a él y a la voz en su interior.

Pero no sirvió.

Tobias cayó sobre sus rodillas cuando el dolor en la parte baja de su cabeza se volvió más fuerte. Aquel gesto lo alejó del suave contacto de la dulce chica y lo consumió por completo.

«Es hora de dejar salir la bestia, Tobias»

Su respiración agitada comenzó a regularizarse, la punzada en su cabeza se convirtió en un suave latido y una especie de energía le atravesó el cuerpo por completo. Él levantó un pie, y luego el otro, manteniendo la vista fija en la chica. Al principio, ella comenzó a tartamudear, y para cuando detalló las intenciones en los ojos de Tobias, salió corriendo en dirección contraria a él.

«Acábala»

El castaño cuadró los hombros, se pasó la lengua por el labio inferior y se lanzó a correr hacia adelante.