Evan
"Me gustan los ojos claros" Evan murmurró contra el cabello de la chica y acomodó uno de sus brazos rodeando la cintura de ella "me hubiese gustado tenerlos de un tono azul o gris."
La peliroja se removió entre los brazos de su novio y sonrió cuando logró quedar sobre el pecho de él y sentir el latido de su corazón; era lento y calmado. Le encantaba la sensación que le daba.
"¿Grises?" batió sus pestañas un par de veces y lo miró "¿cómo los míos?"
Evan movió la cabeza afirmativamente "Los tuyos me fascinan, nena" suspiró y llevó el brazo libre sobre su cabeza "por eso me gustaría que me los regalaras."
Ella alzó su cabeza para verlo fijamente y le dio una sonrisa pequeña "Son tanto tuyos como míos."
De pronto, sintió como el corazón de su novio se aceleraba y pasaba a ser rápido y fuerte. Se preguntó que estaba mal para cuando sus ojos conectaron con los de él.
"Bueno, sí. Pero los quiero solo para mí."
Ella soltó un bufido, ignorante de los deseos verdaderos de su acompañante.
"Son tuyos, Evan."
El antes mencionado asomó una sonrisa grande y se reacomodó hasta dejar a su novia debajo de él. Tomó un mechón de su cabello y jugó con él unos segundos, desconcertando a la chica, pero dejándola fascinada todo aquel tiempo.
Evan levantó la vista y la mirada de lujuria que tenía no podía ser comparada con ninguna otra. Posó sus manos cerca del rostro de ella y comenzó a acariciar el entorno de sus ojos, suavemente y sin preocupación alguna.
Le dio un castro beso en los labios.
"Eso era todo lo que quería escuchar."
Y finalmente, enterró ambos pulgares en los ojos de su novia, sintiendo cómo se removía y gritaba debajo de él, pero Evan no se inmutó. No podía estar más contento al tener lo que quería.
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