Capituló 03

Me miré al espejo.

Mi mejilla derecha parecía haber adquirido un color azul violáceo. Recogí un poco de polvo light y compacto de los diferentes tonos alineados del cajón, y los apliqué cuidadosamente sobre mi mejilla.

Margret, ayer me había enseñado a ocultar esas marcas, porque pensaba era importante que aprendiera las técnicas de esconderme detrás de una gruesa capa de maquillaje, ya que las usaré más veces de las que podía contar, tomando en cuenta cómo me comporté ayer con Minho.

Las apariencias son muy importantes.

Me acosté en los múltiples cojines de mi gran cama poco después del desayuno con un libro en la mano, que veía sin leer realmente, ni una sola palabra. No podía concentrarme, porque mi mente estaba preocupada por los planes de escape que sabía debían ser lo suficientemente buenos y precisos. Estar aquí tres días me había hecho caer en cuenta que mendingar no me llevaría a ninguna parte.

Necesitaba una persona de mi lado.

Cuando casi me quedé dormido, oí un golpe en mi puerta, y me senté derecho en mi cama, como un hombre del ejército aterrorizado por el sargento.

Minho entró a la habitación, era todo sonrisas una vez más, seguida por una chica gótica vestida con ropa negra y piercings marcando su rostro. Margret entró a la habitación, colocó un enorme baúl en el suelo, y se retiró como un maldito robot que funcionaba solo con las órdenes de Minho.

— Buenos días, Jisung. Rose está aquí para tu corte de pelo —. Minho dijo. Estaba vestido para impresionar con un pantalón gris, y tirantes verde oliva a juego. Su cabello rebelde, sin embargo, parecía perfecto de alguna manera. Tenía una extraña sonrisa en su rostro.

Intenté actuar alegre. — Buenos días. — la chica gótica me ofreció un apretón de manos, y una sonrisa amistosa en sus labios morados. — Soy Roseanne, pero me llaman Rose en el trabajo.

Le di la mano a ella. — Encantado de conocerte Rose, soy Jisung.

— Lo mismo digo, Jisung. De acuerdo, entonces voy a preparar todo lo que necesito para tu corte de cabello. — dijo.

— Por supuesto — Minho cerró la distancia lentamente y se inclinó para susurrar en mi oído. — Si le dices algo, aunque sea una sola palabra en mi contra sale de tu boca, me encargaré de que tu hermoso rostro no sea tan hermoso. ¿Estamos claros? — tragué saliva y asentí con la cabeza. El sonrió, y me pasó los dedos por el pelo, para luego dirigirse a Rose. — Si puedes darle un aspecto diferente, y cambiarle el color de cabello a un castaño claro y unos reflejos dorados, creo que sería encantador.

— Lo que quiera, Señor Lee.

Después de que Minho le explicara a Rose lo que quería que hiciera con mi cabello, Minho salió de la habitación, y Rose y yo nos encontrábamos solos. Ella arregló todos los suministros que había traído en su baúl y comenzó a prepararme para el corte.

Podía escuchar los suaves sonidos de los cortes, mientras sentía las tijeras atravesar los mechones de mi cabello.

— ¿Cuánto tiempo has sido estilista de Minho? — pregunté. Es ahora mi momento para buscar información.

— Dos años — una respuesta corta. Significaba que se estaba conteniendo.

— Así que lo has conocido por dos años.

— Solo lo conozco a nivel profesional. No hago de mi negocio, el profundizar en las vidas privadas de mis clientes.

— Es bastante comprensible. Sobre todo si el cliente actúa como un maldito psicopata, sería mejor que se mantuviera alejada de sus asuntos

— ¿Disculpe? — el corte paró, tenía su atención ahora. — ¿No eres su novio?

— ¿Realmente crees eso, Rose? — me volteé para mirarla a los ojos buscando una respuesta. — ¿Parece que soy feliz aquí, sentado en esta silla, mientras me cortan el cabello y me cambian el color, aunque no se pidió mi opinión?

— No es de mi incumbencia — dijo cortándome de inmediato.

Bajé la voz. — Es peligroso y lo sabes.

— ¿Qué haces? ¿Qué quieres que haga?

— Ayúdame a salir de este lugar — dije al borde de las lágrimas. — Por favor, ayúdame.

— ¿Te das cuenta que esto es muy arriesgado? Podría lastimarte si se entera lo que estás planeando. Las puertas de esta mansión sólo se abren con su permiso. No puedo ayudarte ahora mismo. La última vez que ayudé a un chico... — abruptamente cerró su boca antes de que las palabras salieran.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. — ¿Qué chico, Rose? — pregunté. — ¿Que pasó? ¿Había alguien más, antes que yo? Necesito que me digas.

— Todo lo que necesitas saber ahora, Jisung, es que estás viviendo con un hombre jodido. No hay posibilidad de abrir esas puertas.

— Cuando salgas de aquí, por favor, solo consigue ayuda — saqué un delineador negro de su kit, y encontré un pequeño papel en el que garabateé la dirección de la casa y el número de teléfono de mi madre. — Llama a este número, y cuéntale a mi madre mi situación. Mi mamá te ayudará. Por favor, esta es mi única forma de salir de aquí.

Había indecisión y temor en sus ojos, era evidente. — Puedo intentarlo, creo...

— Gracias — me puse de pie y la abracé. — Muchas gracias.

Me gustaría salir de este lugar pronto.

Bueno, eso es lo que pensaba de todos modos.

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