E x t r a | E s p e c i a l d e N a v i d a d
———Un deseo a la estrella———
*****
La casa olía mucho a canela y a frutos rojos... Eso podía significar una cosa: Blake ya está preparando la casa para Navidad.
Regreso muy cansado del trabajo, busco a mis dos chicas por la sala y luego en la cocina. Ahí estaban. Blake calentando en una olla transparente varias cosas que no sé qué son mientras que Soo-hyun está a su lado mirando lo que hace.
Ambas parecían estar vistiendo lo mismo. Blake tenía puesto una blusa blanca manga larga que le quedaba pegada, en la parte de abajo parecía tener unos leggings negros acampanados —estoy seguro que es ese porque siempre lo usa aquí en la casa—. Mientras que por otro lado, Soo-hyun también tenía una blusa blanca manga larga, como la de Blake, y un vestido a cuadros color crema.
Mi hija y Blake mantenían una conversación sobre lo que Soo quería para navidad a lo que la pelinegra le respondía que debía de tener fe en que Santa se lo traería. La escena en la cocina era muy linda, y esto era gracias a la música de fondo que estoy seguro que Blake puso para ambientar más el espíritu navideño.
Sin embargo, mi Soo tuvo que romper ese esquema con lo siguiente que dijo:
—¿Ese hombre panzón, feo, que solo trabaja una vez al año, va a traer mi regalo?
Solté mi carcajada llamando la atención de ambas chicas. Soo-hyun también empezó a reírse mientras que Blake estaba ofendida porque aún no podía hacer que a mi hija le diera mucha emoción la existencia —fantasiosa— de Santa Claus.
—Como se nota que es tu hija —dice Blake por lo bajo. Sostiene a Soo-hyun para bajarla del banco en la que estaba subida y así permitir que ella se acerque a mí para saludarme.
—Papá, Blake y yo te estábamos esperando para decorar el árbol juntos.
Verdad. Blake se ha esmerado mucho en crear varias tradiciones familiares desde que Soo-hyun está comenzando a ser consciente de las cosas, y una de estas tradiciones es la de decorar los tres el árbol de navidad.
—¿Podemos dejarlo para mañana? —le pregunto a mi esposa, quien se va acercando con un puchero—. Estoy cansado.
—Pero mi amor... —Blake deja un casto beso en mis labios como saludo—. Soo-hyun y yo estuvimos esperándote para hacerlo.
—Mañana temprano lo hacemos, ¿sí nena?
Blake vuelve a darme otro beso, aceptando mi petición.
Luego, la pelinegra se devuelve a las hornillas de la cocina para apagar el fuego de la olla. Comienza a servir la comida de la cena mientras que yo le ordenó a Soo-hyun que se fuera a lavar las manos para comer.
Estando a solas con Blake, me acerco a ella para abrazarla por detrás y darle pequeños besos en su cuello y oreja.
—¿Cómo están los chicos? —Inquiere ella.
—Están bien. Te mandan saludos —respondo, ocultando mi cara en su cuello. Blake sigue oliendo como hace años, a cerezas; y me gusta tanto—. Por cierto, no sabía que los habías invitado a cenar por Navidad aquí en la casa. Pensé que solo íbamos a ser nosotros y mi padre.
—Es que, ya sabes, yo los considero parte de nuestra familia —dice ni bien termina de servir el plato de comida de Soo-hyun—. Además, Soo puede jugar con Eun-woo, Do-yun y Joon-woo.
Los mellizos Kim Eun-woo y Kim Do-yun son hijos de Seokjin y Joo-kyun. Ellos dos fueron los siguientes en casarse meses después de que Blake y yo lo hiciéramos, casi al instante quedaron embarazados y tuvieron a sus dos hijos. Luego de ese suceso, Joo-kyun no ha pensado en tener más hijos.
Por otro lado, Kim Joon-woo es un hijo perdido de Namjoon. Sí, a él le sucedió lo mismo que a mí. Nam no nos quiso dar mucho detalle de quién era la madre de su hijo y cómo es que había pasado todo, pero con el tiempo todos deducimos que él había tenido un romance con una practicante que tuvimos por esos tiempos.
—Los tres pequeños tienen tres años y Soo-hyun tiene cinco. Además, son hombrecitos —replico—, ¿cómo puede jugar Soo con ellos?
—Son niños, Jungkook —ahora es ella quien replica y se separa de mí—. Ellos ven la forma de jugar juntos. Además, ¿no sería lindo tener más niños aquí en la casa? Soo no se aburriría.
Creo entender hacia dónde va todo esto.
—Nena... ¿Esto es por lo de nuestro bebé?
Cuando Soo-hyun tenía unos tres años y los mellizos Kim estaban recién nacidos, a Blake se le metió la idea de tener un bebé conmigo. Ella se hizo muchos análisis, consultó con muchos ginecólogos para ver si estaba apta para tener bebés, incluso a los dos nos dieron un tratamiento para que cuando ya quisiéramos intentarlo, se pudiera lograr con facilidad.
Pero una vez que terminamos el tiempo del tratamiento, Blake y yo lo intentamos, ella quedó embarazada y dos meses después tuvo un aborto espontáneo. Ahí los médicos nos dijeron que hubo un fracaso en la implantación debido a que el endometrio de Blake era muy delgado aún y era muy poco probable que ella algún día pudiera formar un bebé.
Blake quiso someterse a más tratamiento para mejorar esa situación, pero volvía a darse el mismo resultado. Finalmente, ella lo terminó aceptando y se rindió.
—Es que... Y-Yo siempre me imaginé a mi familia con varios niños, y en estas fechas me pongo más sensible de lo común —una lágrima cae por el rostro de ella. En ese momento, la acerco a mí para darle un abrazo—. No quiero que Soo crezca... Quiero que se mantenga siempre niña para poder hacer estas cosas con ella.
—Está bien, bebé. Tranquila.
Sin duda alguna, Blake ha sido la más afectada en todo esto. Desde que iniciamos con lo nuestro ella ya tenía en mente el tema de los hijos, siempre fue su aspiración ser madre; aunque ya lo es, Soo-hyun la llama mamá, pero ella aún guarda ese anhelo de verse con su pancita y sentir todo esto de la maternidad.
Unos minutos después, Soo-hyun aparece otra vez en la cocina, ella también la abraza y Blake decide ya no seguir llorando para que nuestra hija no la vea así. La carga y me la pasa mientras que ella llevaba los platos a la mesa. Hago que Soo-hyun también me ayude a llevar los individuales y los cubiertos para ayudar a poner la mesa.
Durante la cena, Blake y yo solo escuchábamos a Soo-hyun hablar sobre lo que hizo en el día y lo que veía en la televisión. Luego comenzó a hacernos peticiones sobre lo que quería hacer mañana luego de que armáramos el árbol de navidad.
Miro de soslayo a Blake cuando de un momento a otro se había quedado en silencio. Se veía pensativa y con poco apetito, jugaba con los espárragos en su plato en lugar de comérselos.
—Ya terminé —dice Soo-hyun mostrándonos su plato vacío. Veo la boca de mi hija y tiene embarrada un poco la boca con el puré que Blake preparó, le limpió con la servilleta antes de permiterle levantarse de la mesa.
—Ten cuidado a la hora de dejar tu plato en el lavabo —le digo cuando la veo irse a la cocina con su plato y vaso.
—¡Sí, papá!
Reparo en Blake y agarro su mano para llamar su atención. Ella da un pequeño brinco en su asiento antes de mirarme fijamente.
—Ve a la cama. Yo me encargaré de limpiar todo.
Ella obedece a lo que le digo y se va a la cocina junto conmigo para subirse con Soo-hyun al segundo piso y hacer que la pequeña se lave sus dientes antes de irse a la cama.
****
Al día siguiente me levanté con mejores ánimos de los que estaba ayer; y esto se debe principalmente a Jungkook, quien fue muy, muy cariñoso conmigo a la hora de despertarme. Me abrazó muy fuerte mientras que dejaba pequeños besos por toda mi cara, luego pasó a dar beso en mi abdomen junto a palabras que muy raras veces suelo escuchar de él.
La verdad es que aún cargo con el pesar de que no pueda tener hijos. En serio es mi gran sueño tener un bebé con Jungkook. Quiero una gran familia para poder hacer nuestras tradiciones todos juntos. Pero al tener esa posibilidad de crear un bebé dentro de mí, me resguardo en la familia que he hecho con los amigos de Jungkook y sus hijos; también está Jaesang, quien pudo encontrar a otra mujer luego de lo que sucedió con Sunhee, pero a este muy pocas veces lo veo y ya no sé de su vida.
—¿Y este adorno dónde va? —Soo-hyun agarra un adorno de estrella hecho de cristal. Jungkook es el primero en alarmarse y quitárselo.
—Ese se toca con delicadeza, mi amor —agarro a Soo-hyun de su pecho para sentarla en mis piernas—. Ven, ayúdame a poner estos copitos de nieve.
—Los copos de nieve son blancos, ¿por qué estos son dorados?
—Son para que se vea más bonito el árbol —le entrego unos cuantos copos de nieve dorados a Soo-hyun y voy con ella colgándolos—. Papá va a poner estos ramos.
—¿Qué ramo es ese? —Pregunta Soo.
—Son ramos de pampa dorados, y aquí hay ramas con uvitas.
—¿No son de verdad, no?
—No, amor. —Soo-hyun deja de preguntar y sigue colgando los copos de nieve que le di.
Sin que yo le fuera dando tantas indicaciones, Soo empezó a decorar el árbol con esos adornos donde ella creía que quedaría bien. Por mientras yo fui colocando el listón por todo el árbol, siguiente el camino que Jungkook hizo con las luces.
Luego, Soo-hyun solita fue poniendo las bolitas del árbol, mirando con detenimiento en dónde se estaban dejando algunos espacios. Jungkook y yo la miramos con una sonrisa antes de vernos a nosotros, ambos sabemos que Soo está desarrollando su talento creativo y observador.
—¿Puede ir ahí en el centro esa estrella? —señala Soo-hyun.
Jungkook coloca la estrella de cristal donde su hija le va indicando. Luego, continúa ayudándola a colgar más copitos y bolitas por la parte superior del árbol donde ella ya no alcanzaba.
Mientras que Jungkook jugaba con Soo-hyun y seguían decorando el árbol, me fui directo a la cocina para preparar unas galletas para ellos y también preparar chocolate caliente. Este último era como la kriptonita de Soo-hyun.
Media hora después de que terminé la masa de las galletas, tuve a dos pequeños merodeando por la cocina para comerse las chispas de chocolate, aunque Jungkook solo era cómplice de Soo-hyun porque él no estaba comiéndose muchos a comparación de la pequeña.
—Ya no más chispas de chocolate —les digo a los dos mientras me llevo la bolsa en donde estaban—. Jungkook, quédate aquí en lo que yo baño a Soo-hyun.
—Yo puedo bañarla si gustas.
—¡Yo me puedo bañar sola! —tercia Soo—. Ya soy una niña grande.
Jungkook palmea con suavidad la cabeza de la menor y es él quien le permite que se vaya a bañar sola.
—¿Papi y mami pueden tener un tiempo a solas? —Pregunta con coquetería. Cruza la isla de la cocina para llegar a mí y sostenerme en sus brazos.
—Jamás creí que llegarías a ser de esta forma. ¿Qué le pasó a mi Jungkook psicópata?
—Él solo aparece en el trabajo —ambos nos reímos antes de que Jungkook me acerque más a él para que pueda darme un beso—. Te dije que no me importaba hacer todas estas cosas cursis que te gustan... Te amo, Blake.
—¿No te arrepientes de nada? —musito en sus labios.
—No me arrepiento de nada —me responde con su voz grave—. Te elegiré y elegiré nuestra historia una y mil veces, nena.
Luego de eso, Jungkook me llevó cargada a uno de los muebles de la sala para seguir besándome. Hace tiempo que no compartíamos un momento como este, como los que sucedían en mi antigua departamento. Sinceramente, agradezco que nada parezca estar cambiando entre nosotros dos a pesar de que ahora tengamos que estar más al pendientes de Soo-hyun, porque son precisamente estas cosas las que todavía me hacen sentir joven y no como una adulta amargada de la vida.
Jungkook besa mi cuello a la misma vez que yo voy enredando mis dedos en su cabello. Suspiro cerca de su oreja, a la cual le doy castos besos. Después, el pelinegro se separa de mí para darme un beso seguido de otro "te amo".
Me devolví a la cocina junto con Jungkook para preparar el chocolate caliente favorito de Soo-hyun. Jungkook me ayudó mucho durante todo el proceso y a la misma vez se interesaba por saber cómo es que yo lo hacía.
—¡¡¡Mamáááá!!! —escuchamos el grito de Soo-hyun—. ¡¡Ya me bañé!!
—¡¡Ya voy, amor!! —le respondo.
Dejo a Jungkook con las últimas indicaciones de la preparación del chocolate antes de subir las escaleras al segundo piso y encontrarme a Soo-hyun con su salida de baño y la capucha puesta.
Entro con ella a su cuarto y la siento en su cama para luego buscar su ropa. De su armario saco una falda short de color café junto a una polera crema que en el centro de esta había un dibujo de corazón. Soo-hyun recibió toda su ropa antes de meterse al baño para cambiarse ella misma.
Creo que me está comenzando a afectar mucho la autonomía e independencia que Soo-hyun quiere tener con estas pequeñas cosas que para mí significan mucho.
Miro hacia abajo un poco triste, colocando una de mis manos en mi abdomen y pienso en la mala suerte que tengo.
—Solo pido un bebé... —me digo—. Quiero un bebé. Que se parezca a Jungkook de los ojos y su boquita. También puede tener los lunares de él... Y que de mí solo tenga el color de cabello y de ojos.
Minutos después, Soo-hyun vuelve a su cuarto ya vestida y con un peine en mano. La vuelvo a sentar en su cama para que pueda cepillarme el cabello y hacerle uno de sus peinados favorito. Mientras tanto, Soo-hyun hablaba conmigo sobre lo que haríamos en navidad y se alegró mucho al saber que los pequeños Kim vendrían a la cena para jugar con ella.
—¿Sabes lo que también me gustaría, mami? —me pregunta Soo con sus labios abultados.
—¿Qué, bebé? Dime.
—Me gustaría tener un hermanito... O hermanita —juega con sus dedos. Eso llegó directo a mi corazón—. O tener más amigos para que pueda jugar con ellos.
—Pero tú, ¿qué preferirías? ¿Un hermanito o hermanita?
—Un hermano. Si nace otra niña me voy a poner celosa con papá.
Suelto una risa al imaginarme cómo Soo-hyun se molestaría porque Jungkook ya no le pondría tanta atención.
Cuando terminé de peinar a Soo-hyun, ambas bajamos otra vez a la cocina para ver cómo iba él pelinegro con el chocolate caliente. Entrando al lugar, Soo-hyun quiso subirse a su banco para ver qué estaba haciendo Jungkook, él la sube y le hace probar del chocolate que ya estaba casi listo.
Por mi parte, yo seguí con la preparación de las galletas para ya colocarlas en la bandeja y enviarlas al horno. En menos de media hora, las galletas ya estaban listas; Soo-hyun, en los brazos de Jungkook, se asoma para ver cómo le echaba un poco de azúcar en polvo.
—¿Puedo comerme una? —inquiere.
—Estas galletas la dejaremos para el postre del almuerzo. Lo que sí te daré es tu tacita de chocolate.
—Ven, Soo, acompáñame a pedir algo de comer —Jungkook se llevó a Soo-hyun a la sala mientras que yo me encargaba de servir las tazas de chocolate.
El resto del día, luego del almuerzo y de que Soo-hyun probara de las galletas, Jungkook y yo la llevamos a pasear para que se entretuviera un poco. Los tres nos fuimos a una pista de patinaje sobre hielo para pasar un buen rato. Después, nos fuimos a un centro comercial para comprar los regalos de navidad a todos los que irían a la cena.
Por la noche ya regresamos a la casa, los tres volvimos a tomar una taza de chocolate caliente acompañándolo con las galletas que preparé. Soo-hyun pidió que nos pusiéramos nuestras pijamas navideñas para ver una película con ella en su habitación. Jungkook al principio no quería hacerlo, pero luego su hija utilizó sus propios encantos para convencerlo.
Soo se durmió temprano, a eso de las ocho ya dejó de mirar la película, Jungkook y yo la arropamos antes de abandonar su habitación. Nosotros pasamos a la nuestra para ponernos nuestras verdaderas pijamas.
En lo que Jungkook se cepillaba los dientes en el baño, yo me asomé a la ventana para mirar el cielo. Había comenzado a nevar con un poco de neblina, pero aún así pude ver una estrella que brillaba más que las demás.
—Solo dame un milagro... Un bebé, por favor.
Jungkook parece haberme escuchado y se acercó a mí para abrazarme por detrás mientras que seguía cepillándose los dientes. Me aleja de la ventana y me lleva con él al baño para también cepillarme los dientes.
Por lo menos lo tengo a él aún. A pesar de todo, sigue conmigo.
***
El día de la cena de Navidad, me puse más ansiosa que de costumbre debido a que mis padres me dijeron casi a última hora que su viaje a Nueva York se canceló por una tormenta de nevada que estaba sucediendo allá; así que, con Jungkook tuve que ir a hacer más compras de última hora para tener algo que regalarles a Byul, a Jeong-se, a Ha-young y a Jihyun... ¡Habría otro pequeñito en la casa!
Vestí a Soo-hyun con un vestido blanco manga larga de tul que le confeccioné para esta ocasión, el cual tenía un listón rojo en la parte posterior. También le puse sus pantis blancas junto a unos zapatitos de color rojo. En su cabeza lucía una media cola, la cual estaba sostenida por un lazo rojo con una perla en el centro; en las puntas de su cabeza tenía pequeñas ondas que la hacían ver con más cabello.
Por otro lado, Jungkook no se quiso esforzar mucho con su atuendo de Navidad a pesar de que yo le había escogido su ropa. Se apareció con una camisa blanca formal, pantalones beige y unos zapatos marrones recién lustrados.
Por mi parte, yo me puse un vestido blanco largo, de manga larga y que dejaba los hombros descubiertos. Junto con este me puse mis tacones nude, aunque no se ven a simplemente vista por la caída y largo que tiene la falda del vestido. En el cabello no me hice nada más que lisármelo un poco.
A eso de las ocho de la noche, nuestros invitados empezaron a llegar. Los primeros en venir fue mi familia, los saludé a todos en lo que Jungkook se quedaba jugando con Soo-hyun en la sala.
—¡Blake! ¡Pero mira que bonita estás, hija! —exclama Byul una vez que Jeong-se se hace a un lado—. Decoraste muy bien tu casa también... ¿Y mi Soo-hyun?
—Está en la sala con Jungkook. —Byul se dirige al lugar que mencioné ni bien lo dije. Luego, los siguientes en entrar fueron Ha-young y Jihyun, aunque este último esté más ensimismado con el celular de Byul—. Oh my goodness! ¡Te maquillaste un poco!
—Solo es un poco de rubor, máscara de pestañas y un brillo labial —bufa Ha-young—. Hola, ¿cómo estás?
—Yo bien —sonrío—. En la sala está Jungkook, por si quieres hablar con el de criminología.
Luego de que Ha-young terminara la escuela, lo primero que me dijo fue que ella quería estudiar lo que Jungkook había estudiado. Cuando supo el nombre de la carrera, fue muy exigente con nuestros padres para que puedan cumplirle su deseo de estudiar esa carrera, a pesar de que Byul quería que ella fuera una doctora o enfermera.
Lo bueno es que finalmente logró lo que quería y ahora cuenta con el apoyo de Jungkook y mío. Y según Jungkook, Ha-young tiene un buen futuro como agente detective al igual que él.
Siguiendo con los saludos, a Jihyun solo pude darle un beso en la mejilla porque, en serio, él estaba muy ocupado jugando en ese teléfono.
Poco después, el papá de Jungkook se aparece también, quien lo recibe es su propio hijo y con él entra a la sala para saludar a todos y saludar a su nieta. Yo soy la última en recibir sus saludos junto a una botella de champán que trajo. Por otro lado, Jungkook fue acomodando los regalos que el señor Jeon trajo debajo del árbol.
—Abuelo, ¿cuál es mi regalo? —le pregunta Soo-hyun también queriendo acercarse a los obsequios.
—Es una sorpresa, Soo.
Cuando iba a parar a la pequeña para que no agarrara los regalos del árbol, el timbre volvió a sonar y tuve que ir a abrir. Soo-hyun vino conmigo supongo que ya sabiendo de quienes se trataban.
Al otro lado de la puerta ya estaban todos los que faltaban por venir. Soo-hyun saludó a Namjoon, Joo-kyun y a Seokjin de manera rápida antes de irse a la sala con los Kim.
—¡Ay, Blake! —la primera en saludarme fue Joo-kyun—. Hace meses que no te veo, sigues igual. ¡Y mira que bonita está tu casa! ¿Dónde está el idiota de tu marido?
—¿A quién llamas idiota? —Jungkook aparece detrás de mí con su ceño fruncido.
—Hemos traído regalos para los niños —tercia Namjoon con varias cajas y bolsas de regalo sobre una caja grande y larga—. Con su permiso...
Seokjin entró de la mano junto a Joo-kyun antes de que yo pudiera cerrar la puerta. Jungkook y yo nos quedamos unos segundos en la entrada debido a que, de la nada, nos miramos sin decirnos algo antes de que él aprovechara en darme un casto beso e ir conmigo hacia la sala.
Jungkook primero quiso abrir una botella de vino para que todos pudiéramos conversar antes de pasar a la mesa. Yo serví un poco de refresco para los niños en lo que ellos jugaban a no-sé-qué.
El transcurso de la velada fue magnífica, todos socializaban sin ningún problema: el señor Jeon se encontraba hablando con mis padres mientras que Ha-young conversaba con Jungkook y los demás sobre la carrera; y Soo-hyun estaba muy feliz con la presencia de los otros niños.
Cuando ya casi estaban por darse las diez de la noche, Jungkook invitó a todos a la mesa para dar inicio a la cena. En la mesa rectangular, a los dos extremos, Jeong-se y Byul se sentaron juntos mientras que Jungkook y yo tomamos asiento al otro extremo. A la derecha, diagonal a mí, senté a Soo-hyun; Kim Do-yun y su mellizo se sentaron a la derecha de Soo y Joon-woo estuvo entre Eun-woo y Jihyun, quien estaba a la izquierda de donde se había sentado mi madre. Enfrente de los niños se sentaron el señor Jeon —a la izquierda de Jungkook—, Seokjin, Joo-kyun y Namjoon justo al frente de sus hijos, y Ha-young a la derecha de Jeong-se.
El señor quiso dar unas palabras de agradecimiento a Jungkook y a mí por haberlo invitado a nuestra cena. También aprovechó en decirnos lo orgulloso que se sentía de su hijo y de la familia que ha formado, admiró la manera en cómo cuida de Soo-hyun y de mí a pesar de que a veces el trabajo sea un problema para él. Hizo un pequeño brindis por todos los que estamos aquí para que sigamos siendo felices y sigamos teniendo una buena vida.
Una vez que todos chocamos nuestras copas, y los niños levantaran sus vasos de plástico para chocarlas entre sí, Jungkook dió inicio a la cena cortando el pavo para todos. Le sirvió a cada uno mientras que yo colocaba música de fondo.
Durante la cena, los niños comenzaron con sus caprichos comunes de no querer comer algo que no les gustaba; o al menos esos eran los mellizos Kim, porque los otros tres niños solo los veían sin chistar.
—¿Te imaginas tener cuatro hijos más? —le digo a Jungkook de cerca. Él deja de comer, mira a los niños y niega rápidamente; yo me río—. ¿Podrías con ellos?
—Creo que solo podría con dos hijos más... No hay necesidad de tener cinco hijos.
—A veces creo que estamos bien con Soo-hyun nada más —le digo—. Mirando la mesa ahora, ya no habría espacio para dos personitas más... Compraríamos otra más grande.
—Por mi no hay problema. Si tú quieres dos hijos más, yo compraré otra mesa para que quepamos todos.
—¿Ya están hablando de traer más bebés? —Tercia Byul en nuestra conversación con un tono de voz alegre.
Jungkook y yo nos miramos para saber si era el momento para contarles a mis padres y al suyo mi problema de fertilidad.
Nunca quise compartirles esa noticia porque aún recuerdo cómo todos se entristecieron al enterarse de mi primer aborto, y no me pareció el momento indicado para añadirle a esa mala noticia que yo era el problema de que aquello sucediera.
—La verdad es que... Y-Yo no puedo tener bebés. Las paredes de mi endometrio son muy delgados, lo que provoca que sea propensa a sufrir abortos espontáneos. Me hice varios tratamientos, pero los médicos no veían ninguna mejora.
Todos los adultos se quedaron en silencio, mirándonos con lástima a Jungkook y a mí —pero más a mí—; sin embargo, entre todas esas caras tristes, pude ver el gesto de Ha-young, quien me mostraba una sonrisa reconfortante.
—Es una pena —dice ella—, pero si tú y yo Jungkook quieren tener más hijos, la adopción es una buena opción. Recuerda que tanto tú como yo, como Jihyun y Samuel, somos adoptados y hemos sido felices.
—A mí no me importa si sus próximos hijos no sean de nuestra sangre —tercia el señor Jeon—, yo los voy a querer de igual modo como quiero a Soo-hyun.
—Darle hogar a un niño es una de las mayores alegrías que puedes experimentar, Blake. —Habla Byul, comprensiva, compartiendo indirectamente su propia experiencia.
—Estoy segura que sí. —Contesto—. Gracias por su apoyo.
Jungkook acarició mi mano izquierda debajo de la mesa antes de que siguiéramos comiendo.
Los niños fueron los primeros en terminar de comer. Me encargué de los cinco para llevarlos al baño de visitas y hacer que se lavaran las manos y la boca para que pudieran seguir jugando en la sala.
Regresé otra vez a la mesa para seguir conversando con los demás. Ya habían cambiado el tema a cómo veían ellos económicamente al país. Aún se me es extraño tener que acoplarme a estas conversaciones de adulto cuando lo que me gusta a mí es hablar de temas más divertidos y que no me hagan rabiar de tan solo pensarlos.
Pasaron unas cuantas horas más, ya estaban por darse las doce de la noche y todos nos encontrábamos fuera de casa para apreciar los fuegos artificiales que otras casas lanzarían. Jungkook tenía cargada a Soo-hyun mientras que yo estaba a su lado preparando mi celular para grabar al cielo.
El señor Jeon se acercó también a nosotros para apoyar uno de sus brazos en el hombro de Jungkook. Él fue dando la cuenta regresiva. Escuché a mis padres detrás de mí acompañando al señor Jeon.
Reparé en ellos y sentí una nostalgia alegre al ver cómo Byul tenía abrazada por el cuello a Jihyun mientras que Jeong-se abrazaba a Ha-young. De cierto modo, me hicieron recordar a cómo ellos mismos nos tenían a Samuel y a mí cuando ya se acercaba la medianoche.
Regreso a ver a mi pequeña familia y me veo reflejada en Soo-hyun cuando yo era pequeña y mi papá me cargaba mientras que los tres veíamos el cielo llenarse de muchas luces de colores.
—¡Feliz navidad! —Exclamó el señor Jeon al unisono del silbido de los fuegos artificiales.
Entre padre e hijo se saludaron primero; luego, pasaron a Soo-hyun y al final a mí. Soo me abrazó por el cuello mientras que yo besaba su mejilla, dejando marca de mi labial en su piel.
—Feliz Navidad, mamá Blake.
—Feliz Navidad, mi bebé —respondo.
Jungkook bajó a Soo-hyun para que me pudiera abrazar y besar mientras que yo seguía filmando el espectáculo de fuegos artificiales. Giré la cámara de mi teléfono para enfocarnos a nosotros y hacer que él sonría un poco.
Una vez que terminé de grabar, saludé al resto; aunque con Namjoon tuvimos que entrar todos debido a que Joon-woo se había asustado con el ruido y había empezado a llorar.
Los abuelos ayudaron a los niños para que recibieran sus obsequios en lo que yo salía una vez más a la casa para seguir viendo la pirotecnia.
En el cielo volví a ver una estrella como la de esa vez, la que resplandece más que las otras estrellas. Cerré mis ojos, llevé mis manos al centro de mi pecho, y con toda la fe y esperanza posible, pedí silenciosamente un deseo a la estrella.
De pronto, siento unas manos posándose en mi cintura y una cabeza apoyándose en mi hombro, abro mis ojos y veo a Jungkook mirándome con una sonrisa cálida.
—¿Por qué estás aquí? Soo-hyun quiere que la ayudes a abrir sus regalos.
—Estoy pidiendo un deseo a esa estrella —le señalo aquella estrella que llamó mi atención.
—¿Y qué le estás pidiendo? —Jungkook besa lentamente mi hombro. Sus besos suben por mi cuello hasta llegar muy cerca de mi boca, alcanzando solamente mis comisuras.
—Que podamos tener otro bebé para hacer más grande a esta familia.
Jungkook sujeta mis manos y la lleva a mi abdomen. Sus manos se quedan sobre las mías a la misma vez que se sigue pegando más a mí.
—Ya verás que algún día lo lograremos.
*****
Subo esto antes de navidad porque ya sé que luego me olvidaré de subirlo 🥸
En fin, luego de este extra ya no habrá nada más en este libro. Si desean saber si Blake y Jungkook pudieron tener otro hijo, acompáñenme en la historia de «A 130bpm» 💜💜💜
Felices fiestas, un abrazo y nos vemos luego, muak 😘💋
Pd. En mi IG (thatsoneschanel) colocaré la playlist para este extra💕💕💐
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