C u a r e n t a y n u e v e

No era normal que Jungkook y yo decidiéramos levantarnos temprano sabiendo que este ya no tiene ninguna necesidad de ir a trabajar debido a que está de vacaciones —o así me dijo él—; sin embargo, la ocasión lo ameritaba, y con urgencia. Finalmente, Jungkook es oficialmente mi novio, anoche lo besé y... Bueno, al fin pudimos solucionar esa frustración sexual de la que Jungkook había estado hablando con toda libertad frente a Hayoung; no obstante, la calentura durante los besos apasionados hicieron que nos olvidáramos de algo importante, y precisamente por ese "algo importante" es que ahora nos estamos yendo a la farmacia para comprar la pastilla anticonceptiva.

Jungkook y yo nos querremos mucho, pero todavía no estamos pensando en traer bebés al mundo.

Y menos con el comportamiento paranoico que tuvo anoche con Jihyun.

Llegando al lugar, salí del auto de Jungkook para pedirle a la farmacéutica que me diera de las pastillas más efectiva. No tardé tanto en pagar y en menos de cinco minutos otra vez me encontraba con Jungkook en el auto, este me sostenía la botella con agua mientras yo abría el empaque de las pastillas.

—¿Y ahora adónde vamos? —me dice luego de que me haya tomado el medicamento—. ¿Quieres desayunar o pasear?

—Quiero ir a la estación —le dije sin mirarlo—. Luego podemos ir a la tumba de Taehyung. Él era el más ilusionado con nuestro noviazgo.

—¿Quieres darle la noticia a su tumba?

—Sé que él nos va a escuchar y se pondrá muy feliz —aseguro como si supiese mucho de la metafísica.

Jungkook obedece a mis órdenes y primero llegamos a la estación de policía, donde había empezado todo entre nosotros.

—Si tuvieses la oportunidad de volver al pasado, ¿cambiarías el orden de los sucesos para no conocerme? —Pregunto en medio de las escaleras del segundo piso. Mis ojos estaban en ese lugar donde un policía todo desalineado se atrevió a hablarme.

—Es extraño decirlo, pero no lo haría; porque de igual modo fuiste de mucha ayuda —contesta antes de besarme la mejilla—. Y no solo para el caso.

Seguimos subiendo las escaleras hasta que llegamos a la oficina y nos encontramos a los tres chicos echando relajo mientras hablaban de cosas triviales.

—¡Es que ustedes no la han visto! —exclama Joo-kyun, dejando de lado en sándwich que estaba comiendo—. ¡Parece un fantasma!

—¿Quién parece fantasma? —habla Jungkook.

Namjoon y Jin regresan a mirar a Jungkook mofándose de la caída de Joo-kyun al piso por el susto que se dio al escuchar al pelinegro. Como nadie se acercaba a ayudarla, yo me encargué de levantarla y sentarla en donde estaba antes.

—Por un momento pensé que era el jefe —Joo-kyun suelta una bocanada de aire antes de reparar en Jungkook.

—Ahora entiendo porqué te caíste. —Jungkook se sacude como si hubiese tenido un tick nervioso mientras se iba a sentar a su silla—. Dejando los miedos a un lado, pónganme al día con lo sucedido ayer.

—Capturamos a todos los chicos del equipo de básquet y los enviamos a prisión preventiva por órdenes de la fiscalía. La otra semana iniciará el juicio de todos ellos —dice Jin.

—¿Y con respecto a Yoongi? —vuelve a preguntar Jungkook.

—Supuestamente sigue dentro del país; pero a este punto no se puede confiar de esa información.

Jungkook asiente y se queda en silencio por un largo rato. Los demás le siguen mientras intercambian miradas entre sí. El silencio sepulcral parecía estar teniendo efecto en Jungkook, quien poco a poco fue irguiéndose en su asiento.

—Bueno, estoy aburrido. Búsquenme un caso nuevo. —Todos, incluyéndome, fruncimos el ceño luego de escucharlo.

—¿Qué? —inquiere Namjoon.

—Jungkook, ¿quieres trabajar en un nuevo caso luego de este? —le dice Joo-kyun incrédula—. ¡No jodas hombre, vete a descansar!

—Tú me prometiste que estarías de vacaciones luego de este —sonrío forzosamente mientras me cruzo de brazos. Jungkook sonríe de lado.

—Estoy jugando.

Jungkook se levanta peligrosamente para caminar hacia mí y tomarme de mis brazos a la par que deja un casto beso en mis labios. Los chicos no pueden ignorar aquello y escandalizarse dentro de la oficina, y bueno, les entiendo porque, después de mucho tiempo, Jungkook y yo al fin nos hemos besado.

Y pese que anoche haya ocurrido algo más que besos inocentes, me sorprendió bastante que Jungkook haya tomado la iniciativa de besarme frente a sus amigos. Estaba estática en mi lugar y no respondía a todas esas palabras que me estaban dirigiendo.

Jungkook tuvo que abrazarme por detrás y apoyar su mentón en mi izquierdo para verlo sonreír relajado y señalándome a los chicos con su mirada.

—¡Ustedes se desaparecen un día y nos traen con esto! —espeta Joo-kyun con un tono de voz casi de enojo y asombro—. ¡Jeon Jungkook! ¡¿Qué le hiciste a la nena?!

—Nada que ella no haya querido.

—Qué repugnante eres —bufo—. Jungkook y yo ya somos novios...

—Aunque no me lo haya pedido formalmente —replica el chico que está detrás de mí—. Así que yo lo haré: Blake, seamos novios.

—¿Está bien? —digo confundida. Jungkook y yo nunca acordamos que para ser novios debíamos de preguntárnoslo.

Y eso que hizo él claramente no es una propuesta de noviazgo. Cómo se nota que soy su primera novia.

Jungkook salió por un momento de la oficina sin decir nada y dejándome a mí con tres personas curiosidad y sedientas de saber cómo es que llegué a este punto con Jungkook, quizá para ellos es un misterio.

****

Toqué dos veces la puerta hasta que esa voz grave me dio permiso de pasar. Entrar a esa oficina me daba repelús. Ese lugar significaba para mí tantas cosas, y ninguna de ellas eran buenas, pues mis recuerdos me llevan a los años en lo que debía de buscar a mi padre para me diera un poco de dinero y pudiese comer solo en casa o sino en la cafetería que estaba cerca de la estación. Nada bueno sucedía aquí dentro, o él perdía la cordura conmigo o yo lo hacía con él cuando trataba de llamar su atención.

Seok-jun me mira neutro, sus iris están muy fijos en mí y en mi lenguaje corporal, el cual no le transmitía ningún mensaje. Actuábamos como dos animales que están en un mismo territorio y están esperando a que el otro haga algo para reaccionar de inmediato.

La razón por la cuál vine aquí a enfrentar a este ser que se hace llamar mi padre es para anunciarle de mi relación con Blake y mi trabajo. Luego de ello, me iría tan pronto como pueda para no estar ni un segundo más cerca de él.

—Tengo novia. —Es lo primero que le digo. Seok-jun baja su mirada y sonríe a medias.

No era exactamente lo que yo esperaba como reacción, pero hasta ahora vamos bien, no se avecina ni una discusión.

—Me imagino que es la chica de siempre —dice con su voz relajada, misma que ahora era la cosa más aterradora para mí—. Felicitaciones, entonces.

—Se llama Blake. Parece una chica superficial, pero es inteligente y muy empática con los demás —continúo hablando—. La quiero mucho. Tanto como para alejarme de ti si es tú decides hacerle algo o intimidarla.

Papá comienza a reírse mientras se levanta de su silla. Rodea su escritorio y se sienta en medio de este con el rostro hacia un lado.

—¿Por quién me tomas, Jungkook? —pregunta—. Yo no me entrometería con algo que te hace feliz al parecer. Si me lo permites, quisiera conocerla. Una cena los tres.

—¡Es exactamente eso a lo que me refiero! —Espeto a voz fuerte. Eso a papá no le gustó y cambió su gesto—. Blake no tiene porqué relacionarse contigo. Si te lo dije es solo para que lo sepas y nada más.

El jefe se queda callado unos minutos y asiente para darme la razón. Se disculpa conmigo y regresa a su asiento.

—También vengo aquí para pedir unas vacaciones. Son las primeras que tomaré luego de años.

—Puedes hacer lo que quieras, Jungkook —dice un semblante casi triste—. Al final y al cabo solo me lo estás diciendo para que lo sepa, ¿no?

Y con esa frase comprendí que Seok-jun se había ofendido por lo que le había dicho antes. No por nada utilizó mis palabras en mi contra. Lo miro unos segundos antes de que tome la decisión de irme.

Cuando yacía bajo el umbral de la puerta, una voz grave y quebrantada me detiene:

—Felicidades por cerrar el caso y por tu noviazgo, hijo. Estoy orgulloso de ti.

No regreso a mirarlo, porque mi orgullo puede más que mis otras emociones; pero el corazón del ser humano es tan delator que ante sentimientos fuertes comienza a latir y logra que las pulsaciones se eleven a más de 130. Tampoco agradezco sus palabras, solo me voy y regreso a mi oficina para acercarme a Blake y abrazarla, en ella descargo esas emociones que me provocó Seok-jun.

Poco después, Blake y yo nos fuimos de la estación para visitar la tumba de Taehyung —así como lo quiso ella—. La que más hablaba era Blake contándole cómo sucedieron las cosas luego de que él se fue de este mundo. De vez en cuando ella soltaba unas cuantas lágrimas, las cuales yo secaba con mi dedo. Después, ella misma me animó a hablarle a la tumba; pero yo seguía manteniéndome escéptico a la idea de que realmente Taehyung pueda escucharme.

Tengo muchas cosas para decirle, pero ya es tarde para contárselas.

Blake dejó unas cuantas flores delante de su tumba antes de levantarse del suelo y caminar conmigo a la salida. Ahora iríamos a desayunar algo para luego regresar a casa. O mejor dicho, regresarla a casa mientras que yo me iba a la estación por unas cosas que había olvidado.

Durante nuestro desayuno pude abrirme un poco más con Blake sobre lo sucedido con mi padre. Le hablé sobre las emociones que sentí y cómo había percibido sus palabras. Ella lo comprendió y no hizo nada más que darme su apoyo con palabras motivadoras.

No obstante, una frase que me dijo fue la que me golpeó tan fuerte que mis sentimientos de habían vuelto confusos:

—Yo digo que hagas las pases con tu padre —me dijo durante nuestro abrazo—. No me pediste una solución; pero solo ponte a pensar unos minutos en imagínate si un día de estos u hoy te dicen que tú papá ha muerto...

«No sabes cuándo sea la última vez que lo veas» —completé su diálogo con esa oración que me marcó en la memoria.

Blake sabe mucho de aquello. Sus padres murieron por ella y no se sabe con exactitud qué es lo que ahora Blake recuerda de su niña de hace años y que no le haya dicho a sus padres.

Luego de que había batallado con Blake en su departamento para que me dejara ir, pues ella prefería que me quedara con ella a pasar el rato —hasta me chantajeaba con besos—, llegué otra vez a la estación de policía y subí a mi oficina para sacar a mis calaveras de su estante. Sin embargo, nunca conté con que Mireu, después de mucho tiempo, se encontrara ahí dentro.

Ella notó que me tensé con su presencia, por ende sonrió amable y se acercó a mí.

—Es bueno verte, Jungkook. —Me dice una voz más cantarina de la que tenía. Era como si su voz hubiese cambiado por completo—. No creí verte hasta luego de mucho tiempo... Un mes tal vez.

—¿Qué hacías en mi oficina? —Fue lo primero que pregunté.

Sin embargo, Mireu otra vez parecía ser esa chica que buscaba algo de mí para luego irse satisfecha. La conocía bien, eso era todo.

—Te estás tomando atribuciones que no te corresponden. —Digo controlando la molestia que quiero sacar.

—¿Acaso ya te olvidaste de lo que teníamos? —Mireu piensa que logrará seducirme con su tacto en mi rostro y su voz sumisa.

—Nunca tuvimos nada —contesto—. Ya vamos más de un año con lo mismo. ¿Cuándo vas a aprender?

—¿Y tú cuándo vas a entender que no me importa lo que digas? —Contraataca—. Recuerdo todas las veces que me decías lo mismo, pero siempre terminábamos acostándonos en tu oficina.

Saco la mano de Mireu de mi rostro ni bien veo que se acerca a mí con intenciones de besarme. Voy directo a la puerta y la abro. Ella se cruza de brazos y se queda en el mismo lugar.

—No me voy a ir.

—Entonces yo lo haré.

Paso de ella y hoy directo a mi biblioteca de madera oscura para tomar a María Antonieta y a Napoleón. Ellos se venían conmigo a casa. Regresarán cuando yo vuelva a trabajar. Asimismo, también saco unos libros de anatomía humana que estaba leyendo cuando me sobraba el tiempo en mi trabajo; tengo pensado acabarlos en estas vacaciones que tomaré con Blake en donde sea que ella quiera llevarme de paseo.

Mireu se sienta en la silla de mi escritorio y comienza a ver cómo voy metiendo todo en una caja mediana. No intenta nada hasta que ambos escuchamos que el teléfono de mi oficina suena, ella contesta y comienza a hablar con esa persona diciéndole que estoy ocupado con ella y que no podía atenderme en ese instante.

Conozco a Mireu, lastimosamente, y por eso sé que está hablando con alguien importante para mí como para que no deje de mirarme en toda la llamada con esas vibras de maldad.

Finalizando la llamada, que no duro más de un minuto, Mireu se levanta de su asiento y tumba la caja de cartón al suelo.

—Ahora sales con Blake —me dice, celándome.

—Dime una razón lógica por la que debería de importarte.

—¡Porque tú eres mío, Jungkook! —las lágrimas falsas de Mireu salen luego de que ella me haya dado un empujón—. Me estoy muriendo por ti, pero tú no pareces notarlo. ¡¿Por qué no simplemente me quieres como yo te quiero?!

—Porque lo tuyo no es cariño —contesto rápidamente—. Antes podíamos acostarnos y hacer lo que sea, pero era porque sabía que eso molestaría al jefe. Me gustaba verlo molesto luego de que se entera a que nosotros follábamos aquí en el trabajo. Además, por mucho tiempo me dediqué a mí mismo y aprendí a estar solo; pero la sociedad de mierda nos obliga sí o sí a estar con alguien porque de otro modo seremos vistos como personas extrañas que odian socializar. No fuiste la única mujer con la que estuve antes de Blake o de Daeyeon o de ti, hubieron muchas, y sin embargo no las ves aquí pidiéndome que las ame. —Mireu se queda en silencio mientras que sus iris tiemblan y no dejan de mirar a los míos—. ¿Crees que nunca me he dado cuenta de que tú también te acostabas conmigo para buscarme problemas con mi padre solo porque a ti no te dio el puesto que a mí sí? No seamos ridículos, Mireu. Ya deja de llorar.

—¡¡No es obsesión!! —Mireu no paró de llorar y de humillarse que llegó al extremo de arrodillarse frente a mí—. Jungkook, yo de verdad te quiero. Tú solo estás encaprichado con esa niña.

—No discutiré más. Quiero que te vayas ahora —sentencio, evadiéndola una vez más y caminando a la salida.

Mireu siguió persiguiéndome para decirme lo mismo de antes una y otra vez. Podré interpretar a veces la mente humana, pero juro que nunca entenderé porqué hay personas que prefieren sufrir y arrastrarse como sanguijuelas en situaciones que nunca estarán a su favor; en el caso de Mireu sería su obsesión conmigo.

Llega a un punto de nuestra conversación en donde ella deja ese lado suyo sumiso y vergonzoso para volver a ese que es agresivo y grosero. Se acercó a mí para darme una cachetada y golpearme varias veces el pecho mientras que yo trataba de sujetarla de las muñecas para detenerla.

—¡Eres un maldito infeliz! —Grita ella—. ¡Lo eres todo para mí y yo no soy nada para ti! ¡Tienes la culpa por haberme enamorado!

Aquella última frase me trajo un recuerdo de lo que viví con Blake, cómo mi comportamiento fue similar al de Mireu en este momento culpándola de que mis sentimientos hayan confundido sus acciones. No obstante, en el caso de Blake, ella sabía que estuvo mal su trato y lo reconoció, ambos tuvimos la culpa; pero aquí no era recíproco, solo era Mireu quien había confundido todo.

—La única culpable aquí eres tú —digo entre dientes y sin dejar de mirar los ojos marrones de Mireu—. Tus sentimientos fueron los que te engañaron y ahora quieres culparme. Desde el primer día que te vi puse una distancia contigo, no sé de qué forma pude haberte enamorado. A no ser que aquello solo ha sido producto de tu obsesión.

Mireu finalmente se suelta de mi agarre y se abalanza hacia mí para besarme. Por suerte esquivo muy bien sus labios y logro que ella solo me de un beso en la mejilla.

La empujo hacia mi sofá mientras que le voy gritando todo lo que es como persona, que nunca más deseo verla en mi vida y que entienda con el tiempo esta obsesión. Agarro mis cosas para irme, salgo de mi oficina y noto a todos mirándome en silencio y con sus rostros de preocupación y tensión.

—¡¡Me mataré si no me amas, Jeon!! —Vocifera Mireu como última opción para retenerme.

Los que están cerca reparan en ella, sus rostros parecieran que le estuviesen diciendo «¿Qué es lo que acabas de decir?».

—Utilizar la amenaza de morir por alguien si la deja significa que has caído tan bajo que no te queda dignidad alguna —le respondo al borde las escaleras—. Culparme de tu muerte no hará que cambie de opinión, pues yo sé que no hice nada para dañarte, el daño te lo haces tú sola. No te provoques más humillación.

Para evitarme cualquier otro tipo de amenaza y chantaje por parte de Mireu, bajé rápido las escaleras del edificio para irme. Llegando al parqueadero me sentí más liberado. Había sido algo inexplicable, como si se tratara de un mal presentimiento del cual preferí huir antes que enfrentarlo.

Estando dentro de mi auto intenté comunicarme con Blake para explicarle lo que sucedió, pero no me cogía la llamada. Deduje que podría estar molesta por las cosas que le dijo Mireu, así que dejé de insistir y solo le envié un mensaje muy corto en donde explicaba muy bien las cosas.

Encargándome de aquel detalle, manejé hasta un boulevard cercano a la estación para almorzar algo allí. Discutir con Mireu me había devuelto el hambre.

****

En toda la tarde me encargué de limpiar un poco mi departamento y lavar las sábanas de mi cama. Olían un poco mal y yo no podía tolerarlo. Dejé todo lo que eran aparatos electrónicos distractores lejos de mí para avanzar más rápido en mi tarea. La única que ve lo utilicé fue para llamar a Jungkook a su celular y luego al de su oficina en donde me contestó la víbora de Mireu.

Terminando la limpieza a las siete de la noche, me duché y me cambié para ponerme mi pijama. Jungkook no vendrá esta noche desde que no regresó en la tarde a mí casa, así que de una vez fui a ponerle seguro a mi puerta para no estar preocupándome de aquello antes de dormir. Me senté en medio de mi cama y revisé todos los mensajes nuevos que tenía de Jungkook, Hayoung, Byul y de un número desconocido. Este último me había dejado como diez mensajes.

La curiosidad me invadió y me me metí primero a ese chat con ese número desconocido:

+82 154 682 4573

Maldita la hora en la que llegaste a nuestras vidas
13:06 p.m.

Bueno, era un gran inicio de conversación. Esperaba algo peor. Es mentira. Esto es extraño.

¿Quieres que te cuente algo, Blake?
13:06 p.m.

No entiendo qué ve Jungkook en ti. No eres para nada su tipo, y sin embargo, lo tienes contigo
13:06 p.m.

Jungkook prefiere mujeres como yo, no tú.
13:07 p.m.

Es tan patético sin crees que Jungkook te aguantará por años. Solo se está divirtiendo contigo para no sentirse solo
13:07 p.m.

Luego de que te deje, él va a estar conmigo.
13:07 p.m.

Estoy tan segura de ello 🙂
13:08 p.m.

Que cuando llegue ese día me reiré en tu cara.
13:08 p.m.

Por mientras solo disfrútalo. Muy poco te durará la felicidad
13:08 p.m.

Y si no me crees, te digo de una vez por todas que por Jungkook haría hasta lo imposible. Sé más cosas de él que tú y te juro que algunas te sorprenderán
13:09 p.m.

No hacía falta sobrepensar tanto para saber que se trataba de Mireu; nadie está más obsesionada de Jungkook que ella. Hasta puedo reconocer su forma de hablar por las veces que la he tenido que escuchar hablar.

No me causaba nada sus mensajes, no tenía miedo. Solo sentía bastante pena y vergüenza por ella. Debe de estar tan afectada como para creer que sus amenazas influirían en algo. No obstante, no puedo evitarme preguntarme de dónde sacó mi número telefónico.

Tomé captura de sus mensajes y se los envié a Jungkook antes de eliminar la conversación y bloquear su número.

Seguí tomándome mi tiempo para contestar los otros mensajes hasta que el toque de mi puerta me desconcentró. Eran las ocho con diez de la noche. Antes de levantarme de mi cama le envié un mensaje a Jungkook para saber si era él el que estaba afuera.

Luego escuché cómo intentaron insertar la clave de la puerta, lo supe por el ruido que hacía este cuando se escribía mal el código. Miré una última vez mi celular para ver si Jungkook me había contestado, pero no había nada.

Me levanté de mi cama alzando la voz mientras preguntaba quién era. Observé por la pantalla de la cocina para saber de quién se trataba, pero esta persona estaba cubierta totalmente de la cara. No podía ni mirarle el cabello.

Sin embargo, sus manos tuvieron toda mi atención cuando noté algo particular en sus manos: sus venas se le marcaban y sus uñas eran asimétricas, mostraban indicios de mordedura con dientes.

Temblé un momento en mi sitio antes de ir a la puerta y mirar por el rabillo de la puerta. Ahora veía el cabello, era una combinación de gris y platinado; pero reconocía esas ligeras ondas.

Abrí de una vez la puerta para quitarme toda duda de saber si era o no esa persona que creí que era. Pensé que me equivocaría, pero al estar tanto tiempo con Jungkook, tuve que aprender algo de todo esto.

Había crecido unos pocos centímetros, se cambió el color de cabello; pero seguía manteniendo el mismo rostro: ojos pequeños, mismo en los que ví cierto deje de emoción; piel pálida, naríz fina. Sus labios estaban cubiertos por un cubrebocas negro.

Traía puesta una bandana negra que recogía su cabello, un hoodie negro con capucha que cubría un poco su rostro y unos pantalones negros que se ceñían bien a sus delgadas piernas. Asimismo, tenía puestas esas zapatillas negras converse que una vez le pregunté solo porque sabía que no le gustaban.

Me planté en medio de la entrada sin saber cómo reaccionar ante la presencia de Yoongi en mi casa. Lo único que venía a mi mente era preguntarme por qué carajos está aquí y si sería capaz de combatir con él estando sola y sin Jungkook o cualquier otro policía que me proporcionara protección.

—Ya estoy de vuelta, amor. —Sin permiso alguno, me tomó muy fuerte entre sus brazos mientras que me decía en voz baja lo mucho que me había extrañado.

*****
Solo vengo a recomendarles que para la parte de la conversación entre Jungkook y su padre lo lean con Daddy de Coldplay para sentirlo más ;)
También les recomiendo buscar la traducción de la canción por si no la entienden del todo <3

Nos vemos al otro capítulo ✌🏻

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