C a t o r c e
La puerta de mi departamento es tocada con fuerza. Miré la hora en el reloj de mi mesa de noche, marcaban las 12:47 de la noche. Nadie, absolutamente nadie, en su sano juicio viene a visitar a alguien a estas horas cuando sabe que lo más probable es que el dueño de la casa esté durmiendo luego de un día muy pesado; pero esto solo lo hacen las personas normales, Jungkook no es una persona normal y por eso es que viene a mi casa a quitarme el sueño. Creí que había sido clara con él cuando le dije en su oficina que me estaba muriendo de sueño y que me iría a mi casa a descansar.
Siseé aún estando en mi cama, di varias vueltas sobre esta hasta que finalmente terminé levantándome con las pocas fuerzas que tenía. Tallé mis ojos mientras iba caminando a pasos arrastrados hasta la puerta, fui encendiendo las luces en el camino para que no me tropezara en la oscuridad. Abro la puerta y veo a Jungkook vistiendo algo muy diferente a lo común, siempre he estado acostumbrada a verlo con su pantalón negro y su camisa blanca; pero ahora estaba con unos jogger grises y un camisón enorme de color verde militar muy oscuro. Vi sus zapatos y calzaba unas zapatillas blancas con los cordones casi ajustados.
— ¿Qué haces acá a estas horas? —le pregunto mientras se me sale un bostezo.
—Es domingo. No me dejan estar en la oficina porque es "mi día de descanso" —utiliza sus dedos para formar las comillas. Pasa sin ningún permiso hasta mi sala y se sienta en el sillón más grande—. Ya encontraron el cuerpo.
—No me hables de eso. Quiero dormir bien y no con una imagen gráfica de un cadáver —tajo a la misma vez que levanto mi mano izquierda para callarlo.
Llegando hasta su lado veo que también trajo una mochila negra, de ahí sacó algunas carpetas que puso sobre el mueble y también otros aparatos que recién estaba viendo en mi vida. ¿Qué demonios era eso? Habían como una especie de brochas guardadas en un estuche, por otro lado, también habían unos tubos de ensayo muy bien sellado que contenían un polvo negro, parecía como si fuera carbón molido.
— ¿Qué es todo eso?
Jungkook sonríe de lado antes de mirarme. A su vez, se fue colocado los guantes de látex para luego sacar de un tarjetero una hoja doblada en cuatro partes.
—En la boca de Yi-seul se encontró una nota de suicidio. Pero las cámaras de seguridad nos revelaron que se trató de un grupo de chicos que la arrojaron al río —dice Jungkook muy emocionado por el descubrimiento. A este punto de mi vida no entiendo para qué sigo pregúntale cosas a este demente—. Te podría decir muchas más cosas, pero tú quieres dormir en paz.
Bufo mientras tuerzo mis ojos y camino hasta el otro mueble que queda al lado del que Jungkook tomó.
—Sin una taza de leche con chocolate ya no podré dormir. ¿Por qué viniste?
Jungkook deja todo lo que está haciendo, y a eso me refiero mover los adornos de mi centro de mesa para poner sus cosas raras sobre esta, piensa un poco mi pregunta y después de un corto tiempo se atreve a enconger sus hombros.
—Supongo que me gusta estar aquí.
— ¿Acaso no tienes casa?
—Define casa.
—Donde tienes tu cama, donde te quedas a descansar luego de tu trabajo. El lugar en donde tienes tu armario, un baño, una cocina —le dijo exasperada—. ¡Un puto lugar que tenga lo mismo que tiene mi departamento!
—No tengo una casa en sí, pero sí tengo guardadas mis cosas en un pequeño cuarto —responde muy natural. Frunzo más mi ceño hasta parecer que algo estuviera apestado en mi sala, Jungkook regresa a mirarme de manera inocente—. ¿Qué? La mayor parte de mi tiempo la paso en el departamento de homicidios.
—Ya me lo imagino.
Dejo a Jungkook solo en mi sala con la confianza de que no hará nada que más tarde yo me arrepienta y voy hasta mi cocina. De mis reposteros saco una barra de chocolate y también voy sacando los demás ingredientes para preparar una olla de chocolate caliente para mí, y también para Jungkook, si es que se le antoja. Voy silbando un poco a la misma vez que agrego la leche con los trozos de la barra de chocolate a la olla, la receta que iba siguiendo me la enseñó la mamá de Byul cada vez que se acercaban las fiestas navideñas y yo me ofrecía de cocinera para preparar el chocolate.
Y hablando de mis navidades cuando era niña, recordé la navidad del año pasado. El primero de diciembre había tomado un vuelo con Yoongi hacia Nueva York, ahí pasamos la navidad con unos amigos influencers que había hecho mediante eventos de marcas publicitarias y fiestas de conocidos, ellos nos recibieron en su casa y nos quedamos hasta la primera semana de enero, la fiesta de Año Nuevo también fue una locura, el Time Square era la atracción de todos los neoyorquino con todos los artistas que asistieron antes de que dieran la medianoche. Ese mes fue toda una maravilla para mí y para Yoongi. Luego, cuando regresamos a Seúl, la familia de él con la mía se juntaron en mi casa para que abrieran todos los obsequios que nosotros les habíamos comprado en nuestro viaje; Yoongi se fue por regalarle cosas algo muy sencillas a su familia mientras que los míos gritaban lo muy costosas que eran: collares con diamante, rolex originales, ropas de marca y uno que otro aparato electrónico. Añadiendo el juego de laboratorio que Ha-young me había pedido ni bien se enteró que iba a viajar a Nueva York.
Hablar de las fiestas de fin de año siempre me ponen muy nostálgica.
Pero ahora el olor del chocolate que emanaba desde la olla fue lo que me devolvió a mi realidad, olía riquísimo que hasta logré que Jungkook se asomara por la puerta de la cocina y oliera tal y como un sabueso lo haría.
— ¿Qué es ese olor? —pregunta acercándose cada vez a mí.
—Chocolate, ¿lo conoces?
Jungkook siseó antes de volver a irse a la sala. Sonreí de lado al sentirme tan bien por hacerlo molesta aunque sea un poco.
Dejo que el chocolate se siga preparando luego de que le agrego un poco de leche condensada y lo haya mezclado con los demás ingredientes. Bajo las llamas de la hornilla y me voy hasta donde está Jungkook, lo miro esparciendo aquel polvo negro que estaba guardado en el tubo de ensayo, el cuál me hace estornudar cuando su olor llega a mis fosas nasales.
— ¿Qué es esa cosa? —inquiero intentando no volver a estornudar, pero vuelvo a hacerlo.
—Es un polvo químico. Con esto podré sacar las huellas dactilares de la nota —dice con suma concentración en exparcir el polvo sobre el papel—. Los del equipo de basquet, tu novio y su otro amigo todavía están en investigaciones. De aquí sacaremos quienes están involucrados realmente.
Me acerco un poco más a Jungkook a la misma vez que cubro mi nariz para ya no seguir estornudando y me siento a su lado para ver todo el procedimiento de levantamiento de huellas dactilares. Lo primero que pasa por mi mente es el por qué Jungkook está haciendo si tiene a su propio personal que haga este tipo de cosas en un laboratorio especializado para este tipo de cosas. No me arriesgo a preguntarle porque tal vez me vendría con una de sus “respuestas obvias” —que no son tan obvias para mí porque yo no soy él—, es por ello que me mantengo callada y observo como si fuera una practicante de Jungkook. No obstante, algo realmente curioso y extraño llama mi atención cuando empiezo a ver las letras azules de la nota, el polvo negro había tapado todo eso y recién ahora podía verlos junto a las huellas incompletas que aparecían en los extremos de la hoja de papel; acerco un poco más mi mirada y entrecierro mis ojos para finalmente descubrir que era muy poco probable que aquella nota la había escrito un hombre. La letra de aquella nota parecía ser tan delicada y un poco cursiva, era casi imposible que todos los sospechosos se dieran su tiempo para recrear una nota suicida con la escritura de una mujer.
—Aquí tenemos la primera huella —dice Jungkook, sacándole con cuidado la cinta adhesiva para tomar la huella.
— ¿Puedo decirte algo que tal vez te interese? —pregunto apretando mis labios entre sí.
—Habla.
—No creo que esa nota la haya escrito un hombre —respondo. Jungkook regresa a mirarme confundido luego de que haya guardado la primera huella dactilar en una bolsa de plástico. Por mi parte muerdo mi labio inferior un poco nerviosa—. La letra no parece la de un hombre.
La cara que pone Jungkook me dice que no puede llegar a creerme lo que estoy diciendo, pero estoy ciento por ciento segura de que esta vez tengo la razón en lo que estoy diciendo. Parpadeo un par de veces hasta provocar que Jungkook se ría en mi cara sin razón alguna.
—No puedes decir eso. —Contesta burlón.
—Bueno, puedes consultarlo con un especialista o pedirle a cada sospechoso que te escriba el mismo texto y compares la letra.
—Mejor ve a preparar tu chocolate para que te vayas a dormir. —Me ordena ya un poco más serio que antes, no entiendo qué es lo que le había molestado.
Regreso a la cocina más molesta de lo que Jungkook podría estar en estos momentos. No entiendo qué es lo que le pasa, hay personas que dicen que los sucesos que pasan en nuestra vida ayudan a formar nuestro propio carácter, si esto lo ponemos en la situación de Jungkook, recordando todo lo que él me confesó de su hermano y madre, puedo llegar a empatizar un poco en su comportamiento; pero debían de haber más cosas en él que lo hayan llevado a ser la persona que es ahora. Su comportamiento sale de lo que es normal, sólo se preocupa por sí mismo y busca controlar a su modo a las demás personas, esto lo he podido observar en la forma en cómo manipula a sus amigos para que hagan lo que a él se le plazca, hasta conmigo lo ha hecho; otro comportamiento es que no llega a entender que los sentimientos del resto, es como si fuera una maldita piedra. Debía de haber una etiqueta exacta que identificara a Jungkook a la perfección.
Echo los ingredientes que faltaban para el chocolate, lo revuelo un poco más antes de apagar la hornilla y sacar dos tazas de enormes para Jungkook y para mí. También saco una bolsa de malvaviscos para adornar las tazas de chocolate cuando terminó de servir todo el contenido. Finalmente salgo de la cocina para devolverme a la sala y sentarme al lado de Jungkook, él se sorprende —o eso creo— cuando ve la taza de chocolate para él, le da un primer sorbo y la deja a un costado.
Sigo mirando en silencio todo el proceso que Jungkook hace para sacar todas las huellas que encuentra del papel. En el lado izquierdo encuentra tres huellas y dos al lado derecho. Todo parecía ser normal hasta ese momento, sólo eran un par de huellas; pero todo el rumbo de su investigación cambia de sentido cuando ve que el polvo de color negro va marcando otras cosas más que no son las huellas dactilares.
— ¿Podrá ser? —sospecha para sí mismo cuando la escritura de “Mejor”.
— ¿Qué sucede?
—Marcador invisible, eso es lo que sucede. —Masculla sonando frustrado.
Jungkook suelta con amargo todo lo que ha estado tomando y se quita los guantes de látex hasta tirarlos al suelo. Coloca sus manos en sus ojos mientras que no deja de mover su pierna.
Era raro que ahora sintiera que Jungkook sabe que las cosas pueden ir mucho peor a partir de ahora. Era como si todo lo horrible todavía no sucede, pero no tardará en explotar en cualquier momento, y sólo Jungkook es el indicado para detener todo eso. Es por eso se siente de esta manera justo ahora.
¿Y qué es eso malo?
No podría describirlo, pero hasta yo siento miedo de que en casi dos semanas se hayan encontrado cuatro cadáveres por el momento, todo indicando al mismo suceso y al mismo asesino. Tengo mucho pánico del siguiente paso que podría dar este criminal siendo tan sigiloso con sus actos y siendo más astuto que Jungkook, ¿quién me promete que en cualquier momento no seré yo quien luego se encuentre muerta por las mismas causas de muerte que las otra chicas? Además, el hecho de que sólo el asesino esté matando a mujeres de mi universidad es bastante aterrorizante. Debería de alejarme lo más que pueda de este caso, es más, debí de alejarme de todo este caos cuando aún tenía oportunidad de escapar; ahora corro el riesgo de no saber cuando es que seguiré viviendo ya que fácilmente yo podría ser la siguiente víctima. Y Jungkook jamás se arriesgaría a sacrificarse por mí si es que un día estoy en peligro, creo que ni siquiera tendría el recato de ofrecerme protección ante cualquier cosa.
Observo Jungkook un poco más calmado y disfrutando de la taza de chocolate al igual que yo.
Necesitaba asegurarme de que estaba siendo protegida por Jungkook en esta misión. De lo contrario tendré que despedirme de él cuanto antes.
—Jungkook... —Pronuncio su nombre de manera suave.
— ¿Qué?
— ¿Qué es lo que pasará luego de todo esto? —Pregunto temerosa.
—Sé específica.
— ¿Crees que viviré para descubrir el desenlace de todo este caso? —Vuelvo a preguntarle, esta vez siendo un poco más directa, así como me lo pidió.
Jungkook otra vez detiene todo lo que hace y deja su taza de chocolate sobre la mesa antes de acomodarse un poco mejor en el sillón.
— ¿Sientes que vas a morir? —Encojo mis hombros al no saber la respuesta—. Nada malo te pasará.
— ¿Cómo estás tan seguro?
—No lo estoy; pero añadiré un nuevo punto en nuestro contrato que te brindará tu protección durante este caso —finalmente anuncia. Al principio no puedo creérmelo del todo—. Hablo en serio.
Algo dentro de mí saltó de felicidad cuando oí hablar a Jungkook. Sonreí de lado mientras que seguía con ese contacto de miradas con él.
No obstante, todo termina cuando se me da por bostezar y mirar hacia otro lado. Jungkook vuelve a ponerse los guantes con cuidado antes de ir guardando cada cosa que sacó en su mochila.
— ¿Ya te irás? —le pregunto luego de ver que ha dejado impecable mi mesa de centro.
—No. Solo que ya no tengo nada más que hacer con esto además de llevarlo al laboratorio y que me muestren el manuscrito invisible. —Responde ligero. En su voz podía escuchar un deje de cansancio, pero creo que yo solo era la única.
Jungkook toma su taza con chocolate y se va hasta la mesa de comedor de mi casa junto a su mochila. Para este punto de la madrugada yo ya estoy muy cansada y puedo sentir cómo es que el sueño me va ganando, paso de Jungkook junto a mi taza de chocolate para depositar lo que sobraba de mi bebida en la olla donde lo preparé.
—Volveré a dormir —aviso un poco adormilada. Camino hasta donde está Jungkook y continúo hablando—. Creo que no te agradecí por haberme salvado cuando Sheldon trató de atacarme, así que gracias.
—Era mi trabajo. No quería ser cómplice de asesinato y arrestarme yo solo.
—Buenas noches, Jeon. —Doy media vuelta y me pierdo hasta llegar a la puerta de mi habitación.
Vuelvo a meterme entre mis cobijas para volver a sentirme abrigada y esperar a que esta misma sensación me arrullara hasta dormirme.
***
Jungkook tuvo la genial idea de sacarme de mi casa cuando tenía mi primera clase en línea a las ocho de la mañana, la razón por la cuál estaba con él justo ahora se desconoce absolutamente puesto que él mismo no me ha querido decir nada de nada. Pero no podía quejarme, el Internet de la oficina de Jungkook era mucho mejor que la mía y casi nunca tuve algún problema con mis clases; si debería de esperar por las noticias que Jungkook me tiene a cambio de su Internet, pues debería de remplateármelo muy bien y aceptar lo que tengo justo ahora.
La puerta se abre abruptamente y veo a Jungkook con Taehyung y Namjoon entrando a la oficina haciendo todo un escándalo que no me deja escuchar mi clase.
—La niña está estudiando —dice Jungkook a sus amigos mientras me señalaba.
—Hola, Blake —me saluda Namjoon pasando detrás de mí y acariciando mi cabello.
—Hola —respondo trato de seguirle el tema al maestro y tomar nota de lo que decía.
Los tres detectives que ahora estaban acompañándome siguieron en su conversación sobre un problema que tenía Taehyung. Jungkook era el que menos participaba en la charla, pero cuando lo hacía siempre tenía un argumento muy directo que dejaba en silencio a sus amigos. Los tres trataron de bajar su voz lo más que podían para no molestarme a mí, sin embargo, el ruido de sus bisbiseos era más molesto que escucharlos hablar en voz alta.
Por suerte mi clase estaba a nada de acabar y ya luego tendría un receso de diez minutos antes de entrar a mi taller de dibujo.
El maestro se despidió de todos nosotros y finalmente acabó con la reunión. Bajé la tapa de mi laptop con fuerza y regresé a mirarlos a los tre muy molesta.
— ¿No podían simplemente callarse? —espeto molesta. Jungkook suelta una risa baja mientras mira a sus otros dos compañeros.
La puerta de la oficina vuelve a abrirse llamando la atención de todos. Ahora era Jin quien había entrado buscando a Taehyung.
— ¿Es cierto que tienes una amante?
Taehyung cubre sus ojos cansado mientras que yo los abro de par en par. Entonces de esto era lo que ellos estaban hablando mientras yo tenía mis clases, me sorprende mucho que el oficial Kim Taehyung sea de ese tipo de hombre teniendo a una esposa y a una hija pequeña a quien está cuidando.
— ¿Qué?
—Una chica muy hermosa, de buen cuerpo vino junto a Taehyung en su auto y ambos se besaron. Namjoon los vio y ahora están juzgándolo por ser un infiel —dice Jungkook en resumidas palabras.
—Genial, ¿algo más que quieras decir, Jeon? —Replica Taehyung, fastidiado.
Jungkook lo mira por unos segundos, ladea un poco su cabeza y muestra la mirada más falsa e inocente del mundo.
—Infiel.
—Promiscuo —contraataca Taehyung.
Jungkook bufa para sí mismo. Pocos minutos después Taehyung se levanta de su asiento y se va de la oficina de Jungkook junto a Namjoon y Jin detrás de él para seguir preguntándole sobre su infidelidad. Sonrió de lado al recordar lo que antes pensaba de todos ellos cuando tuve la oportunidad de conocerlos, creía que ellos, al ser detectives, eran un poco más serios y estrictos con lo que hacían pero tal parece que terminaron siendo más divertidos que Jungkook.
Y hablando de él, me siento enfrente suyo esperando a que me diga por qué es que me había sacado de mi casa un lunes por la mañana.
— ¿Ahora qué?
—No sé, tú me trajiste aquí. Creí que algo había sucedido —le respondo—. Creo que hasta tu trabajo te está agotando cuando estás solo en tu oficina, ¿solo me trajiste para que te haga compañía?
—Así es.
—Bueno... Espera, ¿qué?
No sabía que Jungkook disfrutaba de mi compañía. Tampoco es que hayamos formado un lazo inquebrantable durante estas dos semanas que han transcurrido desde que nos conocimos, a penas y puedo acertar en algunas cosas personales de Jungkook. Puedo volver a confirmar lo que siempre digo: Jungkook es extraño.
No intento darle vueltas al asunto debido a que no creo que Jungkook se exprese con toda libertad conmigo, así que lo mejor es dejarlo pasar y seguir con lo que importaba. Al menos para él.
— ¿Y hay algo nuevo en la investigación? —Inquiero juntando mis manos sobre el escritorio de Jungkook.
—Mejor pes etmek —suspira cansado—. Al final tenías razón, la nota la escribió una chica y las huellas que saqué no pertenecen a ninguno de mis sospechosos.
— ¿Qué idioma es ese? —Jungkook encoge sus hombros—. ¿Y tienes a alguien en mente?
—La chica Hye-jin y la otra amiga de Yi-seul.
La oficina se queda en silencio. Ninguno de los dos sabe qué decir, por mi parte yo regreso a donde estaba mi computadora para seguir con mis clases. Jungkook volvió a irse de su oficina dejándome sola otra vez.
****
Era imposible que algo se me estuviera escapando en este caso. He hecho hasta lo imposible para encontrar respuestas a este caso, ningún ha sido más inteligente que yo, ni uno solo; pero ahora parece que están con ventaja porque no hacen nada más que burlarse de mí con las pistas que me van dejando.
Vuelvo al primer piso de todo la estación de policías con dirección al almacén de pruebas clasificadas. Sin embargo, mi mirada vaga por toda la recepción del lugar y observar a la chica que era amiga de Yi-seul llorando en una de las sillas.
La chica vestía unos jeans sueltos con un hueco a la altura de sus rodilla. Traía un polo holgado rosa metido dentro de sus pantalones para que se le marcara un poco mejor su cintura, y a pesar de que todavía no estemos en la temporada de invierno, también vestía su suéter de lana tres tallas más grandes que su talla normal. Y para finalizar todo su atuendo, en la cabeza llevaba un gorro de lana junto a sus lentes redondos.
— ¿Se te ofrece algo? —Pregunto cuando estoy cerca de ella.
—Soy Lee Hyun-joo —dice con su voz temblorosa—. Quiero declarar algo para el caso de Kim Yi-seul y Son Sunhee.
Mis ojos muestran lo muy impresionado que estaba, o eso es lo que trataba de mostrar, voy con esta chica hasta una sala de interrogaciones. Ella pasa primero y se sienta muy temerosa en la silla de metal color gris.
— ¿Qué es lo que quieres declarar?
La chica vaga por el lugar con su mirada, intenta calmarse y arregla sus gafas antes de reparar en mí.
—Yi-seul y yo somos amigas de un chico llamado Kim Min-hyuk. Él también forma parte del grupo social al que pertenecía Sunhee —dice la chica tratando de utilizar mucho el lenguaje no verbal con sus manos. Literalmente no puede dejarlas quietas mientras va hablando—. Una vez, luego de la muerte de Sunhee, Min-hyuk nos dicho que él estaba seguro de que Jaesang la mató y que Yoongi había sido su cómplice.
— ¿Cómo es que se los dijo a ustedes y no a nosotros? —replico.
La chica vuelve a quedarse muda, vuelve a mirar a todos lados y me veo en la obligación de chasquear mis dedos para llamar su atención.
— ¿Cómo es que les dijo eso? —Vuelvo a repetir mi pregunta.
—Mis amigos y yo tenemos la costumbre de ir al parque de Seongdong-gu para reunirnos y... Drogarnos —musita lo último ocultando su cuello entre sus hombros—. Él estaba ya un poco ido de la realidad y como anécdota nos dijo sobre lo de Jaesang y Yoongi.
—Esta declaración no puede ser válida debido a que el sujeto estaba con sustancias alucinógenas en su organismo —contesto exasperado. Cuando creía que ya tenía algo nuevo, todo de va a la mierda.
— ¡No! ¡No! —la chica se levanta de su asiento nerviosa y asustada—. Esa noche Yi-seul y yo no nos habíamos drogado, por lo que al día siguiente volvimos a preguntarle a nuestro amigo sobre este asunto. Él al final nos contó que luego de que Jaesang y Yoongi salieran de prisión preventiva, otra vez todo su grupo se reunió y ambos eran los que más se miraban de una forma sospechosa, casi como si fueran cómplices. Luego los vio hablando muy lejos de todo su grupo y los gestos que hacían, según él, eran bastante rígidos. Yi-seul, esa noche que fue a verme, me contó que trató de buscar a Yoongi y a Jaesang el día anterior de su muerte, luego me dijo que para ella, Yoongi fue quien mató a Sunhee. —La chica vuelve a llorar. Se toma su tiempo para volver a hablar, espero a que diga algo más peor solo veo cómo es que saca su celular del bolsillo de su pantalón—. Esa misma noche que se estaba regresando a su casa me escribió que sentía que alguien la estaba observando, como si la estuvieran siguiendo.
Reviso la conversación que me muestra esta chica. Efectivamente estaban los mensajes de sospecha de Yí-Seúl con que estaba siendo perseguida por alguien. Pero luego de que Hyun-joo respondiera sus mensajes, "Yi-seul" responde que estaba bien y que solo había sido una falsa alarma; pero en realidad ella ya estaba muerta y la persona que respondió a su mensaje fueron las mismas personas que la mataron.
—Ahora yo siento lo mismo —confiesa la chica—. Siento que soy perseguida por alguien cuando estoy en la calle. No quiero morir, no de la forma en cómo lo hicieron con Yi-seul.
Hyun-joo continúa llorando en el mismo lugar, tiembla del miedo hasta ya no poder más y acercarse a mí para suplicarme que la protegiera. Hay ciertos límites que mi trabajo me establecía, como por ejemplo involucrarme en la vida de un testigo —Blake no cuenta—. No sabía cómo decirle a esta chica que no podía hacer mucho por ella y que era mejor que esperara a por su muerte.
—Será mejor que me acompañe hasta la salida.
—No quiero morir, no quiero morir —se lamentaba cada vez que daba un paso. Escucharla era un martirio.
Finalmente le ordeno a un oficial de policía mandar a la chica a su casa. Ambos se van en una patrulla y se alejan de la estación de policías.
Voy al almacén de pruebas recolectadas, paseo entre los miles de estantes de metal que hay en el lugar hasta que a la sección de armas homicidas.
Mientras que voy encontrando la jeringa, pienso seriamente en la posibilidad de que Jaesang y Yoongi hayan hecho aquel asesinato. Ambos eran mejores amigos, no sé si todavía lo son, puede que ambos hayan participado en este asesinato si es que Yoongi le confesó a su mejor amigo que era uno de los tantos amantes que Sunhee tenía. Como castigo, Jaesang lo obligó a ser cómplice del asesino de Sunhee en el laboratorio y ahora ambos están tratando de salvarse la espalda.
Pero todavía recuerdo el interrogatorio de Jaesang, él no tendría el valor de matar a Sunhee aun así se le diera la oportunidad. Se escuchaba muy dolido y asustado, hasta te daba esa sensación de querer creerle.
Pero todas las personas tienen la capacidad de mentir.
Lo único para que quisiera a las personas muertes con vida es para que me dijeran toda su vida y cómo es que su asesino los mató.
*****
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top