Un nuevo rumbo

Descripción de tu personaje:

Actualmente tienes 18 años. De pequeña sufrías mucho el maltrato de tus compañeros, nunca tuviste un amigo de verdad; por esto creciste siendo una chica insegura, tímida, pero con una fuerza de voluntad indomable. Tan fuerte por dentro, que nadie ha logrado que te derrumbes a pesar de todo el desprecio y la humillación que sufriste.

Esa actitud que tienes con los demás, mostrando tanta confianza y firmeza en ti, haciéndoles ver que no necesitas de nada ni de nadie para salir adelante, es tan sólo una máscara con el mundo exterior. Puede ser real, pero en tu cuarto sentada en la cama abrazando tu almohadón muchas veces te sientes sola, desamparada, a veces sin ganas de seguir, deseando encontrar en alguna parte alguien que te comprenda, que te ame tal y como eres.

Ya no quieres ser herida por nadie y tienes miedo de abrirle tu corazón al hombre equivocado, que sólo juegue con tus sentimientos. Quieres que alguien te descubra tal y como eres; alguien capaz de entregarse por completo cuando realmente ames a alguien.
Todo lo que ha sucedido hizo que sea muy difícil llegar a tu corazón.

Nunca supiste nada de tu padre y perdiste a tu madre a los 14 años. Estabas completamente sola, lo único que te quedó es dinero para seguir estudiando, entonces decidiste meterte a una academia militar. Tu sentido de la vida estaba desecho, ya que no pudiste hacer nada por tus padres, tal vez puedas hacer algo por tu país, o por lo menos puedes proteger a las personas.

Durante tres años aprendiste todas las tácticas de lucha, todos los puntos débiles de una persona; para dar golpes certeros y mortales, sin necesidad de gastar mucha energía. Te enseñaron también esgrima, todas las técnicas de manejo de la espada, tus puntos débiles para evitarlos y cómo usar la fuerza del enemigo a tu favor. El entrenamiento facilitó mucho a que tengas buenos movimientos y puedas derribar al enemigo fácilmente. Esto se debe a que si decidías meterte en el espionaje, podría ser necesario que te infiltraras como pirata, por lo que debes actuar como una.

Te enseñaron varios idiomas como el alemán, francés, inglés, italiano y japonés. Es básico para la supervivencia cuando te encuentres en alguna situación en un lugar extranjero.
Tu fuerza es admirable. Egresaste de la academia como una de las mejores militares. Tu destreza y agilidad eran superadas por unos cuantos hombres.

Prólogo

Soledad, la única fiel compañera que nunca te ha abandonado. Las personas en tu vida han sido siempre pasajeras, dañinas, venenosas.

A pesar de que siempre has dado lo mejor de ti con los demás, siempre terminan dándote la espalda. Tu vida era un constante ir y venir de personas envidiosas y oportunistas que sólo buscaban sacar ventaja de ti.

Dios sabe que lo has intentado. Lo intentaste tanto, te esforzaste tanto, y el resultado fue siempre el mismo.

Alejada de los demás, rechazada, olvidada, dejada de lado, sin importarles tus sentimientos. Sólo estaban cuando querían algo, luego ya ni se recordaban de tu existencia.

Varias veces te habías preguntado qué fue lo que tú o tus antepasados habían hecho para que tuvieras que cargar con todo ese sufrimiento.

Cada etapa de tu vida hasta ahora ha sido así. El hecho de que no te hayan querido nunca te ha lastimado mucho, tanto que ahora ya no duele, es normal, sólo tenerte a ti misma, contar sólo contigo misma, depender únicamente de ti misma; es algo completamente normal en tu vida.

Hasta ahora has podido superar todos los conflictos sola, inclusive el haberte quedado sin familia; pero sabes bien que llegará el día en que no podrás tú sola; y si ese día llega sin tener a nadie a tu lado para apoyarte, sabes que te derrumbarás por completo.

Sólo pensarlo te entristece mucho, después de todo, también eres un ser humano, también tienes sentimientos, tienes sensibilidad; no eres de hierro, lastimosamente.
Lastimosamente tienes un corazón tan noble y puro, que ha sido roto tantas veces; que en estos momentos debe estar todo mal enmendando; pero sigue latiendo.

La esperanza de que todo cambiará algún día, es lo único que no pierdes nunca. A veces pierdes tus fuerzas, incluso tu voluntad cae, pero no la esperanza.

Es por eso que a pesar de todo el daño, tu corazón sigue viviendo. Fue dañado, y sanó; y de nuevo dañado, y volvió a sanar. Siempre dispuesto a amar. Aunque para evitar tanto daño has creado una gran muralla a tu alrededor, difícil de traspasar; hasta ahora nadie ha logrado pasar.

A estas alturas de tu vida te has cerrado mucho con los demás, te encerraste en ti misma para no ser más herida.
Habías aprendido a convivir con las personas sin apegarte a ellas, sólo para lo que necesitabas te les acercabas. Utilizas una máscara con ellas, así como ellas son hipócritas contigo.

Vivir así te ha carcomido un poco, porque te cuesta fingir que te caen bien sabiendo cómo son en realidad. Tu alma sincera sufría al tener que hacer eso para salir adelante en ocasiones, pero no quedaba de otra; después de todo había momentos en los que no podías avanzar sola, siempre se necesita de alguien, y en este mundo hay que aprender a sobrevivir. Si no los devorabas, te devoraban, si no los pisoteabas, te pisoteaban; esto fue lo que la vida te enseñó.

No te puedes engañar a ti misma, aunque varias veces intentaste convencerte de que así funcionan las cosas y así continuarán. Tu almohada sabe cuántas lágrimas has derramado por ser tan sensible, frágil, débil, por saber que esa persona en realidad no eres tú, es sólo una personalidad para escudarte del mundo.

Nunca supiste lo que es la amistad verdadera. Nunca te la dieron; aunque tú sí y te fallaron tantas veces.

Frecuentemente te miras al espejo y no te gusta lo que ves, porque aunque eres hermosa en tu niñez siempre se burlaban de tus defectos; nunca veían nada lindo en ti. No sabes lo que es ser halagada por alguien, nunca te habían elogiado por tu belleza. Ese mismo espejo, también refleja la pureza que hay en tu mirada.

En la calidez de tu hogar, eres una chica deslumbrante, risueña, amable, tierna, cariñosa, noble, tranquila; con tantas virtudes que cualquier hombre que te conozca de verdad se enamoraría de ti y diría: "¡Esa es la chica de mis sueños!".

Pero nadie te ha dado la oportunidad de mostrar ese lado tuyo, tan tierno y humano. Y pensar esto te anima, porque algún día alguien pasará esa muralla y conocerá tu verdadero ser, y verá lo valiosa que eres; se dará cuenta de que eres única, una en un millón; y sabrá que jamás conocerá alguien como tú. Descubrirá la gran mujer que eres debajo de esa apariencia un poco áspera y fría con los demás.

Cuesta mucho llegar a tu corazón, tanto que que escuchas críticas sobre ti de que eres fría e insensible; pero eso no es verdad, cuesta mucho llegar, pero no es imposible.

Y si un hombre sabe llegar a ti, una vez que veas que es realmente alguien que vale la pena y que está dispuesto a mover cielo y tierra por ti; en ese momento estarás dispuesta a dar todo de ti y entregarte por completo. Tienes tanto que ofrecer, tanto que dar; eres capaz de hacer a alguien la persona más feliz del planeta. Es sólo que, nadie más que tú sabe eso.

Está siempre latente la esperanza de que alguien te descubra. Sientes en el fondo de tu corazón que allá afuera está esperando por ti un hombre, tan especial como tú; y algún día de encontrarán. Tal vez ese día no llegue pronto; sólo queda esperar con paciencia.
Muchas veces saliste en el silencio de la noche a contemplar las estrellas; y tocando tus labios te preguntabas: "¿Cuándo será el día en que estos labios sean besados con amor?". Y un gran suspiro sale de tu alma.

A veces es tan fuerte el deseo de ser amada por alguien, que tu cuerpo se siente extraño, como si pidiera a gritos ser tocado, acariciado, tomado; con amor. Dejas volar tus pensamientos y tu imaginación para contrarrestar esos deseos. Es difícil contenerse tanto tiempo; y esa es tu única manera de controlarte.

Después de todo eres una mujer en plena juventud y tienes bajos instintos como todos; no es anormal que tengas esos sentimientos, y con el tiempo has aprendido a controlarte; te has adiestrado a ti misma para pensar lo menos posible en esas cosas.
No fue fácil, pero has logrado mantenerte fiel a tu moral, gracias a tu fuerza de voluntad.

Sólo te entregarás a aquel que te ame de verdad. Sólo a él te entregarás; y mientras tanto, tu cuerpo tendrá que esperar.

Capítulo 1

Ya terminaste tu entrenamiento en la academia, por lo que ahora queda decidir a dónde quieres ir. Siempre te ha atraído el mar, de pequeña te gustaba mucho ir a la playa y hasta ahora te relaja ver las olas y la hermosa puesta de sol.

Entonces decidiste ir a la "Deutsche Marine" (marina de guerra alemana). Tras el papeleo y demás cosas te asignaron a un buque escuela para familiarizarte con la marina y ahondar ciertos conocimientos que en la academia eran sólo teoría.

Tu formación allí duró unos tres meses, luego de los cuales debían asignarte a alguna unidad.

—Debido a tu gran capacidad, estás apta para ir al 2º escuadrón de fragatas, a cargo del almirante Gilbert Beilschmidt, bien hecho [Nombre], te deseo suerte —dijo el almirante Ludwig Beilschmidt, encargado del buque escuela; dedujiste que es hermano del tal Gilbert.
—¡Muchas gracias almirante, haré mi mejor esfuerzo! —te despediste y emprendiste tu viaje al 2º escuadrón.

Al llegar a la base en Wilhelmshaven, preguntaste por el almirante Gilbert y te mandaron a su oficina. Tocaste la puerta y escuchaste que dijo: —Adelante.

Al abrir la puerta, viste a un albino de ojos rojos, con cabello gris plateado; sentado en el escritorio y revisando unos papeles. De verdad era muy guapo. Sacudiste tu cabeza para apartar esos pensamientos y lo saludaste: —Buenas tardes Señor, soy [Nombre] y me asignaron a esta base como soldado.

Dejó los papeles y con un rostro muy serio te miró de arriba a abajo haciéndote un análisis visual. —¿Quién te envió aquí?
—El almirante Ludwig Beilschmidt, señor —respondiste firmemente.
—Kse, ese Ludwig, ¿acaso bromea conmigo enviando a una chica? —se paró del asiento y cruzando los brazos preguntó: —¿De verdad crees que una chica como tú puede ser apta de estar en una unidad tan prestigiosa como la mía? —su rostro seguía muy serio.

Sentiste una punzada en el pecho, trataste con todo tu ser de mantener la compostura y con mucha firmeza respondiste: —Sí lo creo, ¡y haré mi mejor esfuerzo señor!

—¡Ksesese! ¡Has pasado la prueba! —sonrió—. Ese tipo de trato es el que encontrarás en este lugar, no de mi parte, pero sí de los demás soldados, y como tal uno siempre debe mantener la compostura. No permitiré ninguna clase de comportamiento inadecuado, mi unidad se destaca por ser la más prestigiosa y asombrosa de la marina, por lo cual no tendré compasión de ti si veo que no sigues las reglas... —sonrió y te dio una palmadita en la cabeza—. Bienvenida a la unidad, soldado, espero ver tus virtudes en el entrenamiento de mañana.

Te dejó un poco confundida todo lo que hizo, pero simplemente respondiste: —¡Sí, señor!
La sección que le corresponde a los marines es bastante amplia, en una parte están las habitaciones de los hombres y el baño; y en otra parte están las habitaciones de las mujeres y el baño. El comedor era el que separaba ambas secciones de hombres y mujeres. Luego de acomodarte en tu cuarto fuiste para darte un baño.

—Tsk. ¿Con que ésta es la nueva? No le veo nada especial.
—Tal vez se acostó con el almirante para conseguir un lugar en una unidad tan prestigiosa, no veo otra razón.
—¡Jaja! Puede ser, ya que algunos marines tienen fama de ser unos cerdos; y tiene que serlo para meterse con ésta.

Varias chicas que estaban en el baño criticaban en voz baja tu llegada, recordaste las palabras del almirante y actuabas como si no escucharas nada. En el fondo te dolía, pero esta es la vida que escogiste ya que lo habías perdido todo, y no te iban a arrebatar las ganas de dar lo mejor de ti en este nuevo rumbo en tu vida. 

«Hmph, por mí que sigan hablando, no impedirán que dé lo mejor de mí» —pensaste.

Fuiste a acostarte después del baño y estando ya apunto de dormir, pensabas que ese Gilbert es una persona un poco extraña, es como si hubiera presentido que los comentarios hirientes podrían afectarte. 

«Mañana demostraré que merezco estar aquí...»

Escuchaste la sirena y te levantaste rápidamente, eran como las 4 de la mañana. Te vestiste pronto, les dio 15 minutos para desayunar y luego debían estar en el predio de entrenamiento. El almirante ya estaba esperando y fuiste la primera en llegar.

—Muy bien, eres muy puntual, como me gusta —sonrió.
—Gracias, señor —respondiste en posición firme.

Llegaron un poco después todos y el almirante comenzó a dar las instrucciones. 

—Muy bien, ya que todos ustedes han llegado recién deben estar conscientes de dónde se encuentran parados, por eso hoy haremos un arduo entrenamiento para ver en qué condiciones se encuentran; deben dar lo mejor que tienen, tanto aquí como en el campo de batalla y de acuerdo a su desempeño se les asignará a cada uno el labor que mejor concuerde con su perfil. ¿Entendido?
—¡Señor, sí señor! —respondieron todos en coro.
—Bien, soldados, hora de empezar, ¡a correr!

Tenían que hacer unas 10 vueltas al lugar, que tenía más o menos 2 kilómetros de perímetro. Estabas acostumbrada a esto así que no perdiste el ritmo y lo lograste sin problemas.

—Bien, veo que algunos apenas lo lograron, ¡pero no es hora de cansarse! ¡Ahora vienen los obstáculos! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! —gritó con fuerza el almirante.

El terreno de obstáculos no tenía nada nuevo, por lo que también te fue fácil terminarlo.

—Veo que varios de ustedes necesitan mucho más entrenamiento para estar al nivel de la unidad, ¡así que deben esforzarse! Ahora es momento de duelo con espadas, ya conocen las reglas, ¡comiencen!

Las peleas fueron mixtas, debido a que el enemigo puede ser de cualquier sexo. Tuviste varias peleas y ninguna la perdiste. El almirante miraba fijamente todos tus movimientos, lo dejaste un poco sorprendido.
Así pasó el día y al final de las peleas la única que quedó en pie fuiste tú.

—Muy bien, debido al no tan buen rendimiento que tuvieron algunos, deben seguir entrenando antes de que se les asigne alguna labor, los demás deben ir a mi oficina mañana temprano para darles sus correspondientes labores. Es todo por hoy, pueden retirarse.

Te diste la vuelta para irte pero alguien te atajó, era el almirante. —[Nombre], quiero hablar contigo.

Se apartaron un poco de los demás y dijo: —Estuve observando atentamente tus movimientos, y además fuiste la ganadora el día de hoy, has entrenado bastante para tener esa condición. Hay algo que quiero proponerte —se puso muy serio y tratando de hablar más despacio continuó—. Nuestra misión principal en tiempos de guerra es atacar por mar, pero debido a que en estos momentos estamos en paz, nuestros objetivos son la seguridad marítima, especialmente proteger a los navíos de los piratas. Como veo que estás muy apta para un combate verdadero, mi propuesta es que te infiltres en uno de los barcos para poder arrestar al capitán y a toda su tropa. El que últimamente ha estado causando muchos estragos es un francés, rubio, de estatura media, eso es todo lo que pudimos averiguar de parte de los que han sido atacados. Debido a que estamos escasos de buenos espías, no hemos podido comenzar con esta misión antes.

Te quedaste atónita, apenas habías llegado y ya te estaban encargando una misión tan importante. Estabas muy feliz de ver que todos tus esfuerzos no habían sido en vano. Tus padres, desde donde sea que estén, seguro estaban muy orgullosos de ti.

Viendo que no respondías nada, dijo: —Soldado, ¿estás dispuesta a asumir este reto? Si no te crees capaz de hacerlo, sólo dilo —Su mirada reflejaba un poco decepción.
—¡Estoy más que dispuesta, señor! —respondiste—. Sólo dígame qué debo hacer, señor.
—¡Ksesese! Esa es la actitud de una verdadera guerrera. Concuerdas perfectamente con las virtudes prusianas, eso me agrada mucho —sonrió—. Verás, lo que hoy es el ejército alemán es descendencia del poderoso ejército del gran Reino de Prusia, que poseía ciertas características...
—Como la valentía, el coraje, la abnegación, la rectitud, la puntualidad... ¡y muchos otros grandes valores! —interrumpiste emocionada.

Te miró sorprendido. —Vaya, veo que te los sabes todos, eso es bueno...

—¡Si! He leído sobre el soberano ejército de Prusia y admiro mucho todas las virtudes, y por más que reciban muchas críticas negativas de parte de las personas que no saben lo que es poner el alma en la batalla, yo sigo admirando esa fiereza que tenían. Era tanta la bravura de los prusianos, y de sus antepasados; que crearon la frase "Furor Teutonicus" para referirse a ella. De verdad que admiro mucho incluso a las antiguas tribus prusianas... —hablabas tan emocionada, porque ellos tenían el verdadero espíritu de lucha que tú querías llegar a tener.

El almirante guardó silencio por un momento, luego cruzando los brazos, dijo: —Cada vez me sorprendes más, eres la primera persona que conozco que habla de esa manera del ejército de Prusia, creí que era el único idiota que los admiraba tanto. ¡Ksesesese! —rio felizmente. Fue la primera vez que viste su rostro alegre y te pareció tan lindo, nunca pensaste que él podía tener esa clase de expresión, pero mantuviste la compostura y sonreíste tímidamente.

—Tienes un gran potencial, [Nombre]. Si sigues todos esos principios triunfarás en mi unidad. Y ya que estaremos trabajando hombro a hombro en esta misión, puedes dejar tanta formalidad conmigo y simplemente llamarme por mi nombre —se notaba que estaba muy feliz por encontrar otra persona que comparta sus mismos pensamientos.
—¡P-pero...! ¡E-eso sería una falta de respeto! ¡N-no puedo hacerlo! —respondiste muy nerviosa.

Él se rio de tu reacción y te sonrojaste un poco. —Eso queda entre nosotros, ¿si? Nadie más tiene porqué saber lo que vamos a hacer y por tanto frente a ellos, actuaremos como si no pasara nada, pero durante la misión no hay ningún problema —te guiñó un ojo.
—De acuerdo... Señor Gilbert —respondiste. Era muy penoso para ti decirle sólo por su nombre sabiendo que era tu superior.
—Ese es un buen comienzo. Descansa bien que mañana comienza nuestro trabajo —se despidió dándote una palmadita en la cabeza y se adelantó.

Te quedaste desconcertada pensando en todo lo que había pasado en tan poco tiempo. Al parecer el destino, luego de tanto sufrimiento, te tenía preparado algo especial, momentos llenos de aventura que estaban por comenzar.

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