Visita a Elías

Volví al piso después de mi encuentro con Sam en las escaleras. Entramos en la casa intentando no hacer ruido para no despertar a nadie. Él me indicó con señas que se iba a quedar a dormir en el sofá, así que se quedó en el salón. Entré en mi cuarto, no menos confusa que cuando había Sam me había besado. No había sido mi primer beso, incluso yo ya había tenido un novio con el que había durado medio año, pero éste había sido diferente. Seguramente era por la situación en el que estábamos, en la que al día siguiente puede que ni siquiera estuviésemos vivos por culpa de Gamma. No sé, me sentía rara. 

Antes de entrar en la cama me di cuenta que en ese momento no tenía ganas de dormir, ni siquiera me encontraba muy cansada. Además tenía demasiadas cosas que pensar, como el recuerdo en el que aparecía Steve de parte del Director Olsen, con lo cual dudaba mucho poder conciliar el sueño.

Pensé en irme a dar una vuelta por la ciudad, aunque descarté rápidamente esa idea. Gamma podía estar buscándonos y, además, no sabía moverme por la ciudad y podría perderme por sus innumerables calles. Por supuesto, también caí que a esas horas no debería haber muy buen ambiente por la calle y mucho menos gente de fiar.

Tras meditarlo algunos minutos, decidí irme al cuarto en el que estaba Elías. Me iba a doler verle así pero puede que descubriera cómo poder despertarlo. Si no podía dormir...¿Qué menos que intentar ayudar a mi amigo?

Entré en su cuarto lo más silenciosamente posible, aunque dudaba mucho que se despertara con mis pisadas. Me acerqué a él, que estaba en la misma postura en la que lo habíamos dejado. Estaba más blanco comparado con el momento en el que lo conocí y eso que era ya pálido de por sí. No parecía dar señal de estar sufriendo ni tener ninguna pesadilla. Más bien parecía estar durmiendo tranquilamente y eso hacía que estuviese incluso más preocupada.

¿Cómo habían conseguido ponerle en ese estado? ¿Esa última vez en la que se comunicó conmigo y se cortó drásticamente sería cuándo le hicieron que estuviese en esa especie de coma? Sin embargo, en ese momento parecía estar sufriendo, y mucho.

Puse mi cabeza sobre su pecho, para ver si respiraba. Efectivamente, lo hacía. Era una respiración tranquila y profunda, como la que tiene un niño pequeño cuando duerme. Su pulso era normal también.

-A ver si despiertas ya. Tienes que echarme muchas broncas por todo lo que he hecho mal desde que nos separamos.- le susurré cerca del oído- Así funcionábamos, yo metía la pata y tú me venías a ayudar. Si ahora tú no me buscas cada vez que hago tonterías que ponen mi vida en peligro...¿Quién lo va a hacer? Así que si me pasa algo será tu culpa por no venirme a ayudar. Tú eres el que va a incumplir tu rol, no yo. Por eso, tienes que despertar ya. Por favor...

Sabía que aunque yo le hubiese dicho eso no lo habría escuchado o, al menos, no daba señales de lo contrario. Me quedé mirándolo, tal vez con la esperanza de que despertara si se sentía incómodo por mi mirada. Ya sabía que era una estupidez pero hacía cualquier cosa, por muy tonta que fuera, para ver si respondía a mi presencia. 

Tras haberlo observado fijamente un minuto , me di cuenta de que tenía una cicatriz en el rostro. No era muy visible pero ahí estaba, más concretamente en su mejilla derecha. Seguramente se la haría en sus entrenamientos, en sus peleas con Gamma o en su huida. Pensar en ésta última opción hizo que pegara un pequeño respingo. Yo ya había visto a alguien con un gran corte en la mejilla...fue en el recuerdo que vislumbré por culpa de Theo. Aquel niño...

Me quedé sin aliento por unos segundos. Tenía el corazón a cien y se me empezó a nublar la vista. Sentía un escalofrío por mi cuerpo. Era una sensación muy mala y agobiante.

Miré a Elías con más detenimiento. Nunca lo había visto como lo estaba haciendo en ese instante. Todo cuadraba: Sus acciones, su preocupación por mí, esos ojos azules y la seguridad que sentía cuando estaba con él.

Pero ésto tenía un fallo: ¿Por qué no me había reconocido? Es decir, cuando me vio por primera vez debía haber tenido algún arrebato de alegría pero, sin embargo, no mostró nada de eso. Es verdad que me ayudó con Oliver pero, conociéndole, hubiera hecho eso con cualquiera de nosotros. Además, está la cuestión de que no me había dicho que era él. ¿Tal vez no se acordaba de mí? Podría ser posible, al igual que yo no me acordaba de él antes pero ,aun así, no me cuadraba eso.

Tal vez todas las emociones de esos días me estaba afectando. Tenía demasiado estrés, tensión y sueño acumulado. Parecía estar volviéndome loca y no me sorprendería.

Intenté ordenar mis pensamientos poco a poco. Intenté pensar que aquello era imposible, que sólo había sido producto de mi imaginación, que no tenía ni pies ni cabeza la teoría...Sin embargo, era incapaz de descartarla del todo. Había algo que me lo impedía pero no sabría decir el qué.

Le volví a mirar y, esta vez, le cogí la mano. Puede que estuviese equivocada con mi extraña reflexión pero no dejaba de ser mi amigo de todos modos. De repente, sentí como una corriente eléctrica que me recorrió desde mis dedos hasta la cabeza, sintiendo en esa última parte una gran punzada, que hizo que le soltara la mano y me cogí con ambas la cabeza y cerré los ojos. 


Me encontraba en algo parecido a un vestuario de un gimnasio. Tenía incluso unos bancos y unas taquillas, todo ésto en un gris metálico que hacía que la estancia fuera más fría y sobria. No parecía que hubiera nadie en ese momento, aunque encontré señales de que sí que había habido, tales como una toalla en uno de los bancos, unas zapatillas en una taquilla abierta...

De repente vi un espejo y, con gran asombro, me reflejé en él, pudiendo ver mi aspecto. Y sé que parece muy obvio pero lo importante no era que me reflejara en un espejo, si no que ¡Me encontraba con mi aspecto normal! Seguía teniendo dieciocho años, cosa extraña si yo estaba en un recuerdo. Siempre había tenido mi aspecto de niña pequeña y todo era más difuso. Sin embargo, esta vez no era así. Además, en todos los recuerdo yo lo vivía como si fuera una peli en primera persona. Pero en éste yo podía moverme y hacer lo que yo quisiera.

Empecé a escuchar voces que venían detrás de la puerta cerrada de la estancia. Parecían ser mucho y venían rápidamente para esa especie de vestuario. Me escondí detrás de una de las taquillas. No tenía muy claro que pudieran verme pero por si acaso.

La puerta se abrió  entraron unos cuantos chicos. Los conté y eran cuatro chicas y cinco chicos, de edades similares y entre los once y catorce más o menos. Me sorprendí al ver que uno de ellos era mi hermano Elijah. Estaba riéndose a carcajadas e iba acompañado de una chica pelirroja y llena de pecas y un chico que reconocí como mi amigo de la infancia, Theo. Fue cuando caí que así se llamaba también el del Escuadrón Delta y que eran muy similares.

  —Hoy el entrenamiento ha sido duro, ¿Eh?— opinó un chico rubio, que estaba sacando una botella de agua de una de las taquilla.

  — Tú que eres muy quejica — respondió otra de las chicas, también rubia y muy similar al anterior.

  — Me encanta cómo muestras el amor hacia tu mellizo, Bonnie — dijo con una sonrisa la chica pecosa. Tenía unos ojos azules muy bonitos y profundos.

Entonces entendí que esa chica rubia era Bonnie y el otro era Jason. Verlo ahí con tanta vida y tranquilidad era un poco perturbador después de lo que pasó.

  — Hablando de hermanos...¿Qué tal está tu hermana? — preguntó  uno de los chicos, que estaba sentando junto a otra pelirroja. Sin embargo, ésta parecía mucho más seria y guapa que la otra.

— Muy bien, Maxon, aunque hecho de menos que no podamos estar tanto tiempo juntos como nos gustaría debido a este programa —respondió Elijah. Sabía que se refería a mí.

— Dentro de poco se unirá a nosotros, así que no te preocupes —expresó Theo.

-Eso es un poco difícil ya que no tiene poderes, como ya sabes, Theo—recalcó mi hermano. Ambos se quedaron mirándose seriamente, aunque no sabría decir el por qué de esa mirada.

Es extraño que diga que no tenga poderes debido a que ya los había demostrado ante de que nos viniésemos a Rusia. Sin embargo, parecía que Elijah no quería revelar ese dato. ¿Tal vez para protegerme?

— Bueno, vamos a cambiar de tema —propuso Jason. Acto seguido, puso su brazo sobre el hombro de un chico delgado y moreno, que había estado en silencio todo ese rato  y que pareció ponerse tenso cuando Jason se acercó a él— ¿Algo que decir sobre la paliza que te he dado en el ring, Oliver?

—Que ya te la devolveré algún día —contestó el joven Oliver.

— Seguro que sí. Hay ganas en el grupo de que por fin pierdas una pelea. Eres demasiado egocéntrico— habló la chica de antes.

— En verdad todos sabemos que estás enamorada de mí, Alice, ¿Por qué no lo admites? —dijo Jason, acercándose a ella. Ella le sacó la lengua como respuesta y Bonnie le dió una colleja a su hermano.

Así que ella era la tal Alice...

— Deberíamos salir ya para el siguiente entrenamiento. No hay tiempo para estas conversaciones sin sentido —explicó esa chica que estaba con Maxon con desdén.

— A veces me preguntó cómo podemos ser amigas, Sasha —suspiró Bonnie—pero tiene razón.¡Vamos!

Todos salieron de la habitación, juntos y pareciendo una pandilla de amigos normal

¿Qué había pasado para que luego esos compañeros lucharan entre ellos, intentando matarse los unos a los otros? ¿Dónde estaba Alice?


No pude ver nada más, ya que se fue disipando todo poco a poco...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top