Capítulo XXI

   —¡Llegué! ¡Lu...Llegué! 

—¡Cuánto te extrañé! ¡Qué alegría, amiga!

—¡Yo noooo!...¡Mentira!...Un montonazo.

Me abrazó tan fuerte que casi no me deja respirar. De golpe recordó los regalos que trajo y empezó a sacarlos de un enorme bolso.

—¿Y  lo tuyo con Ignacio? -preguntó como al pasar—¿ cómo va?

¡Bien!...¡Muy bien!...Me parece, que pronto seguiré tus pasos por la senda de matrimonio.

—¡No!..¿Tan fuerte te picó el aguijón del amor?

—Parece que sí Laura. Aunque al principio no lo quise aceptar estoy enamorada, dije bajito —para que el universo no interfiriera—

-¡Pero gritalo al viento! ...¡Al fin mi felicidad va a ser competa! ...Podré verte feliz a vos también.

Y nos abrazamos llorando, esta vez de alegría.

—Tengo todo el día para vos, elegí el destino.

—Sabés que el vivero es mi lugar. Manuel trabaja hasta tarde, así que te voy a mostrar todas las fotos y videos que saqué y te voy a preparar unos platos bárbaros que aprendí a cocinar.¿Vamos?

—¡Esto está espectacular! ¿Qué es, Lau?

—¡La última cena antes de la ejecución!...Y es la mejor. Dejemos de hablar pavadas y contame que locura hiciste estos días en que no estuve para cuidarte.

—¡Bueno!...Mirá. Estuve pensando en seguir tu mal ejemplo y a lo mejor casarme.

—¿Si? ...¿Es en serio, o te burlás de mí?

—¡Cómo me voy a burlar, si me siento como una tonta!...Lo extraño, tengo ganas de hablar con él y,me parece que me gustaría levantarme a su lado.

—-¡Lucía!...¡Por fin! Era hora de despertar. ¿Y que dice Ignacio?

—Está haciendo muchos planes que me incluyen, esperemos que no se arrepienta.

—¡Ni loco! Desde el primer día vi como te miraba. ¡Está irremediablemente perdido! Yo te devuelvo el favor y te salgo de madrina. Tengo una calas rosadas de las que te gustan, para el ramo y también...

—Pará ...no cocines tan pronto. Todavía no hay nada en firme, a lo mejor son muchos planes.

—Bueno, ¡Demasiado hablar de vos, Lucía! ¡No seas egoísta! A otra cosa...¿Miramos fotos?





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