[C3] CROSSVIVAL 3: Un trío imperfecto
Bienvenid@ al tercer CROSSVIVAL de esta antología. Esta vez contamos únicamente con 3 participantes (haciendo la historia más corta). A pesar de eso, los personajes también dieron una buena presentación. Pido disculpas de antemano a los autores en caso de que su personaje actúe extraño. Cabe destacar también que, por falta de tiempo, no me dio tiempo de revisar errores en la redacción, así que espero no encuentren muchos ^^".
Recuerda encender la música antes de comenzar a leer. ¡Que lo disfrutes!
Una joven de piel blanca se levantaba sin saber muy bien qué ocurría. Se sentía confundida, ofuscada. Miró a su alrededor, llevándose una mano a la cabeza con un gesto de dolor. ¿En dónde estaba?
A su alrededor todo parecía devastado. El cielo gris, ventanas rotas, vestigios de autos abandonado. El solitario viento agitaba su largo cabello. No había nadie. O eso parecía... eso hubiese deseado.
—¡Oye tú! —escuchó la voz de un muchacho—. Tú, la de ojos grandes.
Grasce, se llamaba, y se giró asustada para ver al dueño de aquella voz. Era un joven de rasgos europeos, cabello rubio y ojos azules. No se diferenciaba mucho de ella. Sin embargo, había algo que le causó temor. Bajó su vista a las manos... estaban repletas de anillos.
—¿Q-quién eres tú? —respondió ella, con timidez, bajando la mirada.
El muchacho, que no debía sobrepasar los veinte, se acercó a ella con celeridad. La sujetó de la camisa con ambas manos y la levantó como si fuese una pluma, hasta la altura de su cara.
—Puedes llamarme Vicarius —dijo él, hablándole muy de cerca, tanto, que podía sentir su aliento.
Grasce apartó la mirada del rostro, y de ese olor desagradable, haciendo un mal gesto. Tenía miedo, no sabía que estaba pasando. ¿La habrían secuestrado?
—No pareces haber sido tú quien me metió aquí... pareces ser una perra cualquiera —dijo Vicarius, analizando a la chica con la mirada, muy de cerca—. ¡Dime qué sabes!
Agitó con fuerza a Grasce, en el aire, haciéndola emitir un grito que se convertía en sollozo. No respondía, no porque no quisiese, sino porque ella tampoco lo sabía.
—¡Tsk! No sirves —continuó el joven, y la soltó... pero no con suavidad, sino con fuerza, para azotarla contra el suelo.
Grasce cayó y sintió el fuerte impacto, convirtiéndose en un mareo repentino por el aire escapando de sus pulmones. Emitió un grito ahogado, inaudible, que se perdió en la inmensidad de la soledad que los rodeaba. ¿Por qué estaba pasando esto? ¿Por qué a ella? Si tan sólo hubiese seguido practicando karate, tal vez ahora podría defenderse.
Mientras ella se lamentaba en el suelo, Vicarius andaba de prisa de un lado a otro, sin ir a ningún lado, como león enjaulado. Tenía una mano puesta en la barbilla mientras murmuraba palabras inaudibles de forma constante.
—¿Cómo puede ser esto posible? ¿Será una misión de mi capitán? ¿Qué debería hacer ahora?
Hablaba rápido, pero constante, y no fue sino hasta después de una sarta de deducciones —seguramente erróneas— que volvió a dirigirse a Grasce.
—Bueno, por si las dudas no puedo dejar evidencia...
Clavó su mirada en ella. La joven lo miraba aterrada, alejándose, arrastrándose de espaldas entre los escombros de una ciudad muerta. Hasta que...
—¡Detente! —gritó una voz femenina.
Vicarius levantó la mirada, con curiosidad.
Cerca de ahí, sobre el toldo de un viejo autobús, yacía una mujer joven. De piel morena, cabello largo y ojo marrón, imponía su presencia. Era esbelta, atlética. Su nombre era Jazmin.
—¡Al fin! —dijo Vicarius—. ¿Y tú podrás decirme qué está ocurriendo aquí?
La mujer apuntaba al hombre con una vieja tubería, como si lo amenazara. Se veía segura de sí misma, pero Vicarius, acostumbrado a sentir el temor en sus enemigos... sonrió.
—Me temes, ¿no es así? —preguntó él, con una sonrisa burlona, como si ya hubiese ganado desde el principio.
La mujer alzó la frente, miró al chico con superioridad, pero no respondió. A decir verdad, él tenía razón. Tenía miedo, porque sabía que estaba en el mundo humano. Sus capacidades estaban limitadas, pero... no por eso iba a permitir que alguien le hiciese daño a otra persona frente a ella. Además, un humano no debería ser mucho problema para ella sola, ¿verdad?
Vicarius, sin dejar de sonreír, levantó la palma de su mano hacia arriba y un resplandor rojo comenzó a arremolinarse sobre esta. Alrededor de esa luz, era como si la realidad se distorsionara. Comenzó a avanzar hacia la joven que yacía sobre el autobús. Mientras tanto, Grasce aprovechó para levantarse y salir corriendo a ocultarse, detrás de un auto viejo.
Al ver esa extraña energía, el corazón de Jazmin comenzó a latir con fuerza. ¿Este hombre venía de los reinos angélicos? No... no podía ser posible. Utilizaba una magia extraña, y no tenía ningún atisbo de divinidad en él, sino todo lo contrario. Su semblante reflejaba la ira, el odio. ¿Debería huir? ¿O enfrentarlo? La lógica le decía que huyese, pero ¿cómo podría...?
Vicarius llegó hasta estar frente a ella, observándola hacia arriba. Levantó una ceja de forma provocativa y entonces la adrenalina de Jazmin se disparó. Con un grito de guerra se lanzó hacia él con un gran salto, blandiendo la tubería de metal para golpearlo, pero... antes de que siquiera cayese, quedó suspendida en el aire.
El muchacho se echó a reír y agitó su mano para lanzarla a volar. Impactó contra el metal.
—¿Eso era todo? Creí que tendrías más —dijo él, guardando ambas manos en los bolsillos—. Si tú tampoco puedes ayudarme, entonces también morirás.
La cabeza de Jazmin maquinaba soluciones de prisa. No podía comunicarse con los reinos angélicos... algo estaba sucediendo. Tal vez... estaría en otro mundo. Parecía la opción más lógica para ella.
—E-espera —dijo Jazmin, levantando una mano para marcar el alto a Vicarius.
Él se detuvo, más por curiosidad que por piedad.
—¿Unas últimas palabras?
Jazmin sonrió, adolorida. No... no pensaba decir sus últimas palabras. No ahora. Apretó bien su mano contraria a la que levantaba y lanzó un puñado de polvo y suciedad a la cara de Vicarius.
Lo tomó por sorpresa, él gritó, momento que ella aprovechó para correr hacia Grasce, pero entonces... algo pasó, algo que heló la sangre de los tres presentes.
Un ruido muy fuerte, un estruendo. Había sonado como un rugido. El rugido de un león multiplicado por mil. La tierra vibró y lo hizo todavía más cuando recibió el peso de algo que debía ser colosal para hacerla temblar de esa manera. Al dirigir la mirada al origen, lo vieron.
Era enorme, de escamas rojas. Tan grande que cualquier edificio en pie le quedaba corto. Sus ojos, apenas visibles desde el nivel del suelo, bien podrían ser del tamaño de una persona, igual que sus dientes... y sus garras. Era un dragón. Uno de verdad, como los de las leyendas antiguas.
Tanto Vicarius, como Jazmin y Grasce se quedaron paralizados. Jazmin fue la primera en reaccionar. Ya había visto dragones antes, pero eran un poco diferentes a este. No cabía duda de que debía estar en otro mundo. Y sin pensarlo dos veces, corrió hasta donde Grasce, la tomó de la mano y la llevó a encontrar un escondite, lejos de la mirada de la criatura. Sabía que tendría escasos segundos, antes de que su visión detectaste a las hormigas moviéndose.
—¡JA! —rio Vicarius—. ¡Tienen que estar jugándome una broma! ¡¿Esto es real?!
El dragón rojo clavó su mirada en él. Su presencia era tan intimidante, que ni siquiera el hombre pudo evitar tragar su saliva.
La cabeza del gigante descendió. Parecía que lo hacía lento, pero en realidad se debía a la gigantesca proporción de tamaño.
Pronto, observaba a Vicarius frente a frente, con sus barbas al ras de la tierra. El viento que emanaba de sus narinas era tan fuerte como una ventisca leve.
El joven estaba paralizado, pero pronto recuperó el movimiento. Levantó sus manos y frotó sus ojos. Agitó su cabeza y, al deducir que lo que veía era real, optó por hacer una prueba más. Blandió suavemente su mano para sentir la realidad de su entorno, las cuerdas de la realidad... y entonces se percató. Este dragón... esta criatura... era real. Y no sólo eso... él también.
—No... —dijo Vicarius, asustado, dando un paso atrás—. No, no, no. Esto no puede ser posible.
Una curiosa mirada draconiana se dibujó en las fauces de la legendaria criatura. Vicarius trató de moverse, pero entonces lo notó. Era como si su peso hubiese aumentado, como si la realidad lo estuviese oprimiendo. Él extendió ambas manos, como si tratase de repeler una magia invisible, pero poco pudo hacer contra eso.
—¡No voy a caer tan fácil maldita bestia! —gritó Vicarius.
Sus ojos se tornaron de rojo, su cabello comenzó a teñirse de negro. Gritaba, con las manos extendidas, como si luchase contra algo. El dragón lo observaba de cerca, con sus dos ojos clavados en él. A la distancia, Grasce y Jazmin observaban la escena, aterradas.
Una energía roja y negra comenzó a envolver a Vicarius, como un remolino. Al darse cuenta, el dragón frunció su gigantesco ceño y comenzó a abrir sus fauces, con furia. Sin poder moverse, Vicarius comenzó a darse cuenta de que una llamarada se iluminaba en el interior.
—¡Maldición! ¡¿En dónde diablos estoy?! —gritó él, dejándose dominar por la furia, algo no muy recomendable para una situación como esta. Por su mente, pasaban muchas cosas. Salvarse era lo primordial, pero no encontraba una manera.
Quizás si hubiese afrontado esta realidad desde una perspectiva distinta, hubiese podido hacer algo más, pero ahora... Ahora había algo más que se encendía en él.
Una serie de recuerdos invadieron su mente, recuerdos y emociones de una vida que hasta hace poco había olvidado. Y ahí, con las manos extendidas frente a sus propios demonios, encaró la muerte... y se reconoció a sí mismo.
—Al fin... libre —murmuró.
Una sonrisa se dibujó en su rostro. Cerró sus ojos y se dejó consumir por las llamas de la bestia. Fue rápido, y ni siquiera se molestó en ralentizar el tiempo a su alrededor para alargar su vida unos segundos más. Para él, el último segundo había valido la pena más que nada más.
Tras el increíble espectáculo, los ojos del dragón escudriñaron los alrededores.
Jazmin abrazaba a Grasce, ayudándola a mantener la calma. En realidad, ambas lo hacían. Jazmin se preguntaba cómo es que habría llegado aquí, pero si lograba salir con vida, se aseguraría de cuestionarlo en los Reinos Angélicos. Los arcángeles tenían que prepararse más en caso de que una criatura como esta lograse llegar a su mundo. O acaso... ¿este sería su mundo?
Rápidamente despejó de su cabeza ese horrible pensamiento. No, no podía ser este su mundo, de lo contrario, sus esperanzas de una buena vida como humana se habrían perdido.
Tras unos minutos el dragón decidió que no había nada más de interés en la zona y extendió sus colosales alas para emprender vuelo. El viento se extendió como un vendaval mientras lo hacía, alejándose hacia el cielo, hasta perderse de vista en el firmamento.
Jazmin respiró aliviada.
—Debemos irnos de prisa, encontrar un lugar seguro. ¿Cómo te llamas? —preguntó ella.
—Soy Grasce —dijo la chica, aún temerosa.
Jazmin le dirigió una sonrisa.
—Grasce, yo soy Jazmin. —La ayudó a levantarse—. Vamos, juntas encontraremos una forma de salir de aquí.
Grasce correspondió la sonrisa y ambas caminaron, atentas de sus alrededores, buscando algún indicio, alguna pista que les dijese.... en dónde rayos estaban.
Y así lo hicieron. Con la experiencia de más de 1800 años de vida de Jazmin, seguro que encontrarían la manera. ¿Qué pasaría con ellas, o con Vicarius? Eso... es algo que sólo El Creador sabe. El día de hoy, la estancia de estos crossvivors en este mundo, había terminado.
Y llegamos al final del tercer CROSSVIVAL y último de la temporada. Si los personajes te han gustado, o te has quedado con ganas de saber más sobre ellos, no dudes en visitar sus obras de origen. Si te gusta mi forma de escribir, por supuesto, también te invito a leer las mías ^^. Por desgracia, Sombra de Fuego será retirada de Wattpad de forma indefinida (para preparación de su edición física), sin embargo, Lluvia de Fuego seguirá ahí, esperando para ser leída.
En fin, vamos a los participantes.
1. Jazmin Ishkran, 21/1866 años. De Relatos Angélicos , por RogmaryPerezP
2. Grasce, Scott 17 años. De Anti Perfect , por SyraMateoLeyva
3. Jason Vivaldi (Vicarius), 19 años. De Saga Increíble , por ShadowSays
¿Qué personaje te gustó más? Se vale dejar comentarios a los autores.
Este será el último CROSSVIVAL de la T1. Ya no se manejará por "meses" sino por Temporadas. Por ejemplo, todos los que participaron en este mes, significa que han participado en la Temporada 1 ^^.
No sé cuando vaya a llegar la segunda temporada, pero también constará de 3 CROSSVIVALS semanales (con cambio de temática), cuyas inscripciones se abrirán los sábados y domingos. Mientras tanto, no duden en compartir esta pequeña antología para que más personas puedan conocer a sus personajes de una manera distinta.
¡Muchas gracias a todos por su participación! Y no es un adiós, sino un hasta luego :D
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