Capítulo 34: "Perdido por segunda vez"
Hace Cinco Horas
— ¡MAC ¿EN DONDE ESTA? ¿Dónde LO TIENEN— SUELTENME— se escucha un golpe y luego una respiración agitada — del oscuro pasillo se escucha una oxidada perilla, destapando una luz y son arrojados—Mac, Mac, Mac— susurraba Cristian ahogado de dolor en el suelo, estaba tan golpeado que le costaba levantarse — Oohhh Cristian ¿Qué te hicieron?— lamenta Rebeca agachada, sobándole la espalda y cabeza —¡Esos perros!— murmura el joven magullado entre dientes y toce —Tenemos que llevarte a un hospital— alega observando sus heridas — Rebe...— vuelve a toser —¿Dime?—atiende con su manos posada en su rostro— Si voy a morir quiero que sepas que yo te...— enseguida se escuchan un silbido metálico más unos gritos —¿Qué está pasando?— inquiere ella observando encogida la ventanilla de la puerta.
<< Disparen fuego >> suenan las balas << ¿Sigue vivo?>> <<¡No puede ser!>> <<Espera, no, no, NOOOOO HAAAA>> vuelven a sonar los disparos y las balas caer en chasquidos, hay silencio, mucho silencio, ahora se escucha unas pisadas muy pesadas aproximándose. Rebeca está asustada, hay algo allá afuera lo suficientemente poderoso para derribar a varios guardias bien armados, arrastra a Cristian a un rincón oscuro — ¿Qué sucede?— inquiere débil —No lo sé— expresa ella atento a lo que viene.
De la ventanilla se descubre una sombra negra, a pesar de ser hostil tiene cierta cortesía porque gira la perilla con delicadeza, no abre, se escucha otro silbido metálico y una raya brillante se traspasaba con chispas naranjas sobre la puerta hasta desaparecer, esta cae y por fin se ve al ser entre la oscuridad, no se logra distinguir los detalles, solo un bulto negro, Rebeca tiembla abrazando a Cristian como si le protegiera. A continuación en la parte inferior de la sombra se percibe una línea brillante como un azul plateado, la figura se acerca lentamente y la pobre joven se contrae del miedo, siente su sombra encima, cierra sus ojos esperando el temible destino, hasta que...
—Nuestro objetivo no está acá. Me acabo de encontrar a dos jóvenes— <<Entendido... Gsss... >> Rebeca levanta la vista estremecida y lo primero que ve es a un hombre alto, de cuerpo fornido, brazos fuertes como el hierro sosteniendo una gruesa espada como la de los samurái, luego en su rostro grueso y barbudo viril percibe una mirada tierna y amable, le daba cierta tranquilidad al ver sus ojos, como si viera a un padre — ¿Estas bien jovencita?— dice el sujeto con una voz gruesa, ella asiente sin girar la mirada —Rebe... quien... es...— languidece el pobre Cristian a unos pasos de ceder —¡Cristian!— exclama sacudiendo sus hombros —Nooo...— suspira sollozando —Tu amigo necesita atención medica—guarda su espada, se agacha y recoge al joven, Rebeca se sorprende por la amable atención de ese extraño— Sígueme...
Saliendo de las celdas, se estremece por ver a todos los guardias esparcidos en pedazos por los pasillos — ¿Acaso este hombre hizo todo esto?— piensa en un aire asqueada.
Seis horas después
En otro lugar, muy lejos de la mansión se hallaba Mac — ¿Hermana?— Nima sonríe en un tono diabólico — ¿Pensabas que eras el único?— No, bueno si pero no, no sé qué decir. Estoy confundido — se soba la frente —Es comprensible que andes así pero ya pronto conocerás la verdad— Mac se queda callado en un tono cauteloso, Nima frunce el ceño — ¿Qué tienes? ¿Por qué me miras así?— No lo sé, es como si esperara de ti algo malo— arroja su vista hacia las sabanas —Es extraño pero no tiene sentido ¿Verdad?— Nima se entrecoge de hombros y levanta una ceja —Si, es extraño— Además no deberías temerle a tu hermana, somos familia y hay que estar unidos ¿No?— sonríe de forma forzosa.
—Sí, creo que si— suspira el chico no muy animado —Pero... — sube la frente — ¿Quiénes eran esos hombres que me buscaban?— Mac, pronto sabrás todas las explicaciones en su debido momento, por ahora confórmate en saber que tienes a una hermana ¿Está claro?— Si— Excelente, tu ropa está en el closet a tu derecha. Vístete, dentro de un rato vamos a cenar y quisiera presentarte a alguien— Mac asiente —Nos vemos hermanito, no tardes— le guiña el ojo y cierra la puerta con fuerza.
********
Mientras tanto estaba Rebeca en una sala más pasiva, sin ser amenazada o maltratada pues era una habitación de espera parecida a una clínica, después de tantos días pudo reconciliar un cómodo sueño acostada en los asientos negros de hospital — ¡Jovencita!— entre abre los parpados y ve a una enfermera de piel pálida, cabello recogido castaño, usando anteojos — ¿Cómo se llama? — Eehh... Rebeca Bermúdez— recita de forma lenta — ¿Es la acompañante del joven?— Si— ¡Bien!— escribe en su cuaderno la fría enfermera — ¿Cómo sigue?— inquiere restregándose con sueño los ojos —Está mejor pero necesita reposar unos días, sufrió muchos golpes casi padece una hemorragia interna y cerebral, es un joven con mucha suerte. Llegaron a tiempo— sigue escribiendo — ¿Puedo verlo?— la enferma medio le ve sin perder de vista su cuaderno —Ahorita está durmiendo pero sí...—Señala con la vista— Solo siga ese pasillo, es en la habitación número 323— Gracias— A la orden — se marcha en tono indiferente.
Rebeca se levanta y camina pasando las puertas hasta ver la señalada, gira la perilla y ve a su amigo acostado, entra y cierra, el sonido de la cerradura lo escucha— ¿Quién es?— inquiere lentamente —Soy yo— camina ella hasta verlo de frente —Me alivia escuchar tu voz— ¿Cómo te sientes?— Siento como si me hubiesen secuestrado, amarrado y golpeado ¿O estoy exagerando?— sonríe de forma débil —Si, estas exagerando — ríe levemente la chica acariciando su cabeza. Transcurren unos segundos de silencio —Lo lamento— arroja él — ¿Qué lamentas?— La traición de Bartolomé —Ooohh... Cristian, no lo lamentes ¡Espero que a ese idiota le venga algo peor! Si lo vuelvo a ver le voy a patear tan fuerte las bolas que las va a saborear por la lengua, hasta vomitarla — Uuyyy... espero estar contigo en ese momento, quisiera ver a alguien escupiendo sus pelotas— ríe y Rebeca se echa a carcajadas.
En ese momento alguien más entra y era el enorme sujeto que los salvó —Buenas ¿Cómo sigues?— Cristian por un momento no captaba quien era hasta que por fin se acordó— Ando mejor— dice en forma privada —Que bien. Quisiera hablar con ustedes si me lo permiten— Rebeca y Cristian se vieron extrañados pero aceptaron guardando cierto temor— Si, está bien— dice la chica. El hombre se acerca directo hacia las ventanas, observando la calle de abajo, estaba anocheciendo y las luces de la ciudad se estaban iluminando, posa sus dos manos detrás de su espalda, gira y dice — Ustedes, porque...— suspira— ¿Qué hacían allí? ¿Por qué fueron capturados?— Rebeca sin ganas de dar explicaciones pero al mismo tiempo debía hacerlo, se lo merece ya que fue quien los salvó —Estábamos buscando a un amigo— el sujeto frunce el ceño —Por favor quisiera que me seas más clara ¿Quién es su amigo?— Bueno, Eehh... era la persona que andaban buscando lo que nos capturaron— el sujeto se soba el mentón— Ya veo. ¿Cómo se llama su amigo?— Mac.
— ¿Por qué lo querían capturar?—No lo sé— dice Rebeca en tono suave sin querer dar más explicaciones, al no poder seguir exigiendo más respuesta suspira diciendo —Bien, cuando se mejore su amigo pueden regresar a...— alguien toca la puerta, se dirige hacia ella, Rebeca escucha a la enfermera << Unos policías vienen a buscar a esos jóvenes >> —Entiendo, ahorita nos vemos— cierra la puerta. La chica se estremece asustada y Cristian se contrae un poco —Por favor no, nos entregue. No hicimos nada malo— el sujeto se recoge de brazos diciendo —Entonces quiero que me cuentes toda la historia para creerles, ¡La verdad! ¿Quién es ese fulano Mac? Y ¿Por qué lo andan buscando?
Rebeca suspira vencida y confiesa —Nuestro amigo no es una persona cualquiera, no sé si me va a creer o no, pero él tiene poderes como los superhéroes, lo incriminaron de la muerte de sus padres, los hombres que le andaban buscando, Cristian le quiso ayudar a escapar y luego me metí para ayudarlos, al final nos acusan de cómplice y él se separó de nosotros, nos tuvimos que esconder mientras que lo buscábamos y luego fuimos capturados por un simpatizante de ellos y fue allí donde nos vimos. Por favor le digo la verdad, no somos ningunos criminales...
*********
Están los dos hombres uniformados, esperando impaciente en el pasillo, la enfermera les avisó que saldrían en un momento, alguien abre a la puerta y era el fornido sujeto con la chica a su lado —Lo siento niña, como quisiera a verlos ayudado— Rebeca se hallaba nerviosa y cabizbajo, los agentes la esposan — ¿Y el otro?— dicen— Él está malherido. Tendrán que recogerlo en una ambulancia— uno niega alegando —Mandaré a alguien para que le vigile, cuando se recupere nos lo llevamos— Bien— asiente.
Rebeca con una mirada triste gira hacia atrás y ve a su rescatista guiñándole el ojo. En la patrulla la chica espera sentada observando correr los autos y la gente, aceleran, mientras que bajaban a la primera transversal, cruzando la avenida principal, minutos después de a ver agarrado esa pista, escucha a uno de los guardias — ¿Y ese enmascarado?— gira y ve a un motorizado de traje negro blandiendo una espada, los guardias se ponen nerviosos y aceleran en luz roja — ¿Quién ese ese sujeto?— No lo sé pero nos está persiguiendo— Rebeca se agacha como si esperara algo.
El motorizado acelera a su lado izquierdo, manteniendo la misma velocidad del carro, luego desacelera y desde el retrovisor se ve atacando las ruedas traseras, uno de ellos saca una pistola —Debemos enfrentarlo— el vehículo pierde velocidad, raspando el asfalto con las ruedas desinfladas, frenan en un semicírculo, el que hace de chofer saca su pistola, abren los dos las compuertas y se cubren con ellas — ¿En dónde está?— dice uno — ¡Desapareció!— exclama el otro. De sorpresa uno percibe una sombra grande detrás, se escuchan unos quejidos ahogados —Ramón— suelta su compañero nervioso, exalta los ojos al ver a su colega tirado en el suelo — ¡Ramón! ¿Estás bien? — atiende el policía desde su lugar, ahora la misma sombra lo cubre y se da cuenta quien es, se escuchan unos disparos más un quejido ahogado.
Rebeca andaba encorvada por debajo del asiento trasero, escucha que alguien abre la puerta —Ya puedes salir— se descubre la cabeza y ve al enmascarado guardando su larga espada — ¡Vamos! No hay tiempo— alarga la mano y ella la coge siendo jalada— ¿Te has montado en una moto?— asiente recogiendo un casco mientras se montaba atrás — ¡Bien!— se escucha el estruendoso rugido de la enorme moto y parten en caballito.
— ¿Qué pasó con Cristian?— inquiere sofocada por la velocidad —No te preocupes ya me encargué de eso...— se corta la voz por el fuerte rugido del motor.
********
—Bienvenido señor Mac, venga, aquí está su asiento— dice un elegante señor añoso de traje de etiqueta arrastrando una silla —Muchas gracias— profesa de forma tímida. La mesa se hallaba sola y era bien larga, lo suficiente como para veinte invitados —La señorita Nima vendrá en unos minutos— advierte el señor observando un antiguo reloj de bolsillo— ¡Mac!— exclama una voz femenina— Ya llegó— suspira el señor, gira y la ve vestida de un hermoso vestido vino tinto, tan fino, elegante, pulcro, resaltando su curvilínea figura, descubriendo sus hombros y parte de sus pechos, estaba muy bien maquillada, sus pómulos eran rojizo, el maquillaje de sus ojos era tan bien detallado estilo egipcia, remarcando tanto sus parpados que resaltaban sus ojos, sus labios parecían dos deliciosos caramelos de cereza, provocaba saborearlos, sus cejas depiladas y marcadas le regalaban una mirada seductora pero a la vez rescatada, a parte olía esquicito, el perfumo era tan profundo que te extasiaba a unos buenos recuerdos pero al mismo tiempo te hacía sentir nervioso, su cabello fino era tan liso y brillante pero a la vez rebelde que emanaba una energía atrayente deseando acariciarla, enmarcando su ovalado rostro —¡Estas muy guapo!— exclama alegre mientras esperaba a que el mayordomo le arrastrara la silla —Gracias— profesa el joven titubeante— Vistes que tu hermana tiene buen gusto para la ropa de caballero— Mac observa su prenda de seda blanca y brillante de etiqueta, luego sus pantalones negros de vestir y al final sus mocasines italianos reflejando la luz de los bombillos.
—Señorita Nima ¿Qué desea para empezar?— inquiere el elegante señor —Harry quisiera comenzar con algo suave para nuestro invitado ¿Mac que te gusta beber?— Eeehh... me gusta el refresco de naranja— Nima se queda callada y en segundos se echa a carcajadas —Hay hermanito, sí que eres gracioso. Dale lo que pide y a mí me traes un vino de Château d'Yquem el más fino de la reserva. Hoy es un día muy especial— observa al joven —Si señorita.
— ¿Cómo te sientes?— Bien. Eso creo— No hablas mucho ¿verdad?— Mac niega con la cabeza un tanto nervioso —Dentro de un rato vendrá alguien muy especial, él es la razón de que estés con nosotros y conmigo. Te explicaremos todo, lo suficiente como para que no nos veas como unos extraños ¿Si?— el tímido chico asiente. Transcurren unos minutos de silencios y luego pregunta —Quisiera saber una cosa— Nima presta oído — ¿Qué pasó con mis padres o nuestros padres? — enseguida llega el mayordomo colocando las copas y llenándolos con lo solicitado, Nima bebe un poco de su fino vino para humedecer su lengua y dar alguna escusa —Delicioso— exhala con sus labios más rojos y brillantes, Mac espera la respuesta bebiendo sin ganas de probar la gaseosa de naranja —Mac— suspira desanimada—Hermanito. Tu madre casi nos...—Se escucha que alguien abre la puerta — ¡Mi señor! Sea bienvenido— exclama el mayordomo — ¡Ya llegó!— dice la joven con un brillo en su mirada. Mac gira a ver quién es pero no lo distingue por la oscuridad del fondo, se escuchan unos taconeos, de la luz se rebela su figura negra pues es Bersatán —Buenas noches a todos, lamento la demora— sigue caminando al asiento bañado en oro y el más grande de todo el comedor —Buenas noches mi querido y reluciente maestro— medio se inclina Nima como si hablara con un príncipe —Ya llegó mi hermano, la pieza final— Mac se paraliza un poco al ver a ese joven elegante y reluciente, de presencia superior, de aroma potente y maravillosa, de mirada severa y ojos hermosos— Excelente— sube la vista a ver al quebradizo chico —Bienvenido Mac...
Continuará...
Si te gustó el capítulo no se te olvide de votar, eso me ayudaría mucho. Muchas gracias ^^
Hola mis queridos "Protylectores" espero que hayan disfrutado el segundo capítulo de este año y para todos los que vienen después, mis cordiales agradecimientos. Siguiente intriga: Rebeca y Cristian fueron rescatados por alguien ¿Quién será? Les doy una pista, "ya saben sobre él" fin de la pista jeje... ahora ¿Cómo harán para rescatar a su amigo? El pobre Mac está sentado con las dos personas que cambiaron su vida, quiere saber sobre sus padres ¿Qué le contara Nima? ¿Le dirá la verdad? ¿Confesará lo que le hizo a su madre? Y ahora ¿Qué le dirá Bersatán? ¿Mac se le unirá a ellos? Todo eso lo sabrán en los siguientes capítulos, un saludo ^^
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top