Capítulo 31: "Una pareja explosiva y encantadora"
— ¡Mac!
—Hola Cristian ¿Eres tú?— suena un fuerte zumbido más una intercepción— ¿Aló? ¿Me escuchas? Se oye feo—Hola Mac— Eeehh... hola ¿Eres tu amigo?— Hehehe... digamos que tu amigo se halla indispuesto para hablar en este momento— ¿Qué? ¿Quién eres? ¿Y qué pasó con mi amigo?— Tranquilo, están bien pero todo depende de cómo te comportes— ¿A qué te refieres? ¿Qué les van hacer?— Calma, calma, no te alteres. Si quieres volver a ver a tus amigos, seguirás mis instrucciones— en ese momento la mano pálida de Mac tiembla y sus ojos se exaltan de la terrible sorpresa.
Hace un día atrás
— Ya lo intenté. Estoy cansado de llamarlo, de seguro perdió su teléfono
—Entonces debemos pensar en otra cosa
— ¿Qué otra cosa Rebeca? Llevamos días buscándolo y NADA, además somos cómplice de un fugitivo. Y no me digas que le preguntemos a la policía, es una idea peor.
—Ahss... Cristian ni siquiera iba a proponer eso.
— ¿Por qué nos abandonó? ¿Por qué? ¡Es tan egoísta!
—A lo mejor no quería que estuviéramos involucrados y por eso se fue
—Él es mi mejor amigo y haría lo que fuera por protegerlo
—Si Cristian y es muy lindo que pienses así pero ¿Qué podemos hacer nosotros? ¿Cómo harías para protegerlo?
—Lo saqué de mi casa antes de que lo atraparan
—Si pero solo fue suerte, tuvieron una moto pero ¿Qué pasará después? Cuando las cosas se pongan más difíciles
— ¡Como sea, haría lo mismo!
—Esos sujetos son unos asesinos. Si nos ven pueden matarnos
—Si no quieres ayudarme, será mejor que regreses a tu casa. Eres tan... Ahssss...— cierra sus manos y la suelta de golpe, vacilando de un sentido al otro
—Soy ¿Qué?— inquiere frunciendo el ceño
—Eres... nada...— gira la espalda el malhumorado y atorándose en palabras
— ¡Dilo!... Crees que, porque soy linda no me importa los demás, solo a mí misma ¿Verdad?
Cristian se queda callado ignorándola.
—Pues para que lo sepas, solo porque me junto con personas populares no significa que sea iguales a ellos. Mírate a ti, tú también eres una versión parecido, nunca creí que alguien como tu juzgara de esa manera a alguien como yo. ¡No es justo Cristian!
Avergonzado, baja la mirada al igual que sus hombros —Y ¿Bien? ¿No vas a decir nada?— dice la chica —Iré a buscar a mi amigo ¡YO SOLO!— se señala y se marcha — ¡Enserio no te soporto!— ruge Rebeca muy colorada cerrando sus manos. Mientras que el malhumorado joven iba caminando, ve una sombra al lado de la suya y era ella —Dijiste que no me soportabas— devuelve con una voz indiferente—Si, escuchaste bien— cruza sus brazos apartando su mirada— ¿Entonces?— inquiere Cristian entrecogiendo los parpados — No vine de tan lejos y me he metido en muchos problemas para que te deshagas de mi así de fácil— Hehehe... ¿Enserio?— sonríe el chico—Si— afirma sin mirarlo —Yo pienso que es por otra cosa— cierra los ojos y levanta las cejas— ¿Qué insinúas?— inquiere ella, de forma severa con la vista encima sobre su petulante expresión. Él se detiene y la mira con un gesto engatusador —Estas aquí por mi ¿Verdad?— ¡QUE!— exalta ella con la boca abierta— No te hagas la loca, tu sientes algo por mí ¿Verdad?— le agarra una mano y acerca su presencia junto a la suya —Cristian creo que el sol y la falta de sueño te ha afectado la cabeza— dice con una expresión incomoda en sus ojos— ¡Ya confiésalo!, si no puedes entonces dame un beso— cuando acerca sus labios, Rebeca se sonroja, gira la cara y le propina una fuerte bofetada.
Él cae de trasero al suelo — ¡ENSERIO TE VOLVISTES LOCO!— grita la chica con la cara roja y la mano extendida, Cristian se soba la mejilla sin verla, suspira molesto —No quiero que lo vuelvas hacer ¡OISTE!— señala la joven. En ese momento interrumpe una tercera voz riendo —Hehehe... buen intento galán pero no estas a la altura— sale de la sombra Bartolomé aplaudiendo suavemente. Rebeca se ruboriza frunciendo el entrecejo con más fuerza —Y tú ¿Qué haces aquí? — inquiere con una voz severa—Pequeña no te arrugues que eso daña tu linda cara. Vine a proponerte algo— Y vas de nuevo, estoy cansada de decirte...— No es eso encanto, no me mal interpretes— extiende su palma— Entonces ¿Qué?— Vine a ayudarlos—Sonríe curveando las cejas— ¡Que!— exclama Cristian desde abajo —Sí. Escucharon bien, tengo un plan para que vuelvan con su amigo— advierte colocando sus manos en sus bolcillos.
—Y... ¿Qué te hace pensar que vamos aceptar tu ayuda?— inquiere Rebeca recogiéndose de brazos—Bueno por el simple hecho de que tengo un plan y ustedes lo dudo, no saben a dónde ir y a lo mejor, al final terminaran odiándose uno al otro, yendo a un rumbo diferente sin saber el camino ¿O me equivoco?
Cristian se queda mudo, mordiéndose los labios y Rebeca piensa achicando los ojos con un gesto muy poco convencida — ¿Por qué debo confiar en ti? Me engañaste la primera vez y además ¿Por qué te interesa ayudarnos?— Encanto...— No me digas encanto— interrumpe —Ok está bien, pequeña, ahora soy un hombre nuevo, quiero enmendar lo mal que te hice pasar en el pasado y si encontrar a ese chico es importante para ti, entonces para mí también lo es. Tan solo dame la oportunidad— une sus palmas en señal de ruego —Mmmm... no lo sé—rasca su barbilla viendo al vacío— ¿Que te cuesta decir, si? es la única opción que tienes— Cristian se levanta pasando por desapercibido, ni siquiera la chica le consulta la decisión como si estuviera al mando—Okey acepto, pero... solo nos hablaremos para buscar a Mac, ya después no quiero volver hablarte ¿Esta claro?— señala con fuerza la dolida joven —Como el agua pequeña— sonríe de forma seductora. Cristian no estaba del todo cómodo con tener que asociarse con él pero no le quedaba de otra, hace un intento para entrar en la conversación diciendo —Y... ¿Cuál es tu plan?...
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Hace tres horas
En una enorme quinta se hallaba Mac durmiendo como un bebé en una suave cama de algodón y ceda, era tan reconfortante aquel sueño, lleno de paz y comodidad, tenía mucho tiempo que no dormía así tan placenteramente, en su claro rostro se veía un brillo de tranquilidad como si todas sus angustias y preocupaciones se fueran desvaneciendo de sus recuerdos como un sueño. Por un momento suena los llantos de un bebé, eso lo despierta, entre abre los ojos y ve la claridad de la luz del sol esparciéndose por toda la habitación, gira a ver el reloj y son las nueve de la mañana.
Estira sus brazos junto con un bostezo y luego saborea sus labios, pestañea unas cuantas veces, quería volver a dormir pero el llanto de la pequeña se lo impedía, al otro lado de su habitación se hallaba el cuarto de la hija de Robert. Como todo bebé ha semanas de haber salido al mundo, llora pidiendo atención.
Mac adormilado entra a su cuarto, llega a la cuna y ve a la frágil criatura extendiendo sus pequeños brazos y pies colorados, llorando — ¿Qué tienes pequeñita? ¿Hambre? — Inquiere con ternura, cuando la levanta nota un fuerte hedor por debajo de su pañal —Deoooz que fuerte, necesitas un cambio — dice alejando su nariz.
A una hora después de haber despertado estaba en el enrome balcón de la casa observando el cielo, atrás aparece Robert con dos tazas de café en sus manos — ¿Quieres? — Gracias— por unos segundos se mantienen en silencio, solo hablaba la brisa y las aves más el sonido de los gruñidos de Darwin jugando balón con Víctor en el jardín y el suave arome del roció de las hojas —Mac— gira Robert — ¿Si? — Inquiere sin dejar de ver el jardín — ¿Tienes amigos? — Bebe un sorbo de café, respira profundamente y dice —Seré honesto, solo tuve un amigo en mi vida— ¡Un amigo!... Vaya, esa persona debió ser muy especial para que haya sido el único en ganar tu amistad— Mac se mantiene callado, Robert absorbe otro trago y sigue — Y ¿Qué pasó? — ¿Qué pasó? — Arruga el cejo el chico —Sí. ¿Qué pasó después? —Eee... no lo sé, a lo mejor regresó a casa. Sera lo mejor, estar separado— se aparta Mac
— ¿Por qué? — inquiere el señor desde la distancia. Mac sin girar responde —Porque no quiero que otros sufran por mí— Robert se mantiene callado, medita, sin oír respuesta sigue caminando al interior de la casa hasta que escucha —Oye Mac— se detiene — ¿Si? — Voltea sin verlo a los ojos —Si tu amigo tuviera un problema y te abandonara, sabiendo tú que te necesita ¿Qué harías? — Bueno yo, yo, haría lo que fuera por prestarle alguna ayuda aunque no lo quiera — ¿Por qué? — Porque eso hacen los buenos amigos, están juntos en las buenas y se apoyan en las malas — Exacto y si tu amigo estuviera en la misma situación que tú ¿Acaso lo abandonarías aunque te lo pidiera? — No — ¿Por qué? — Enseguida Mac baja la cabeza con los ojos aguados y contesta —Porque uno solo no puede llevar una pesada carga, se necesita de otro para aligerar el peso — Robert afirma con la cabeza sin decir nada.
Mac se restriega los ojos —Pero no es lo mismo— insiste —Para él si— Entonces es un tonto — No Mac, el ayudar a otro no es una tontería. Tonto es, en no aceptar esa ayuda — Mac se queda callado, siente un punzón en el pecho como si fuera una estocada —De todas forma. Lo hecho, hecho está— suelta con un suspiro— Pero puedes remediarlo— atiende Robert— El pasado no se puede cambiar pero el presente si, lo estás viviendo ahora, tan solo da el siguiente paso para remediarlo con el futuro— Mac aparta la mirada —No puedo Robert. No insistas— No puedes o ¿No quieres? Al final de cuenta, tú tomaras la última decisión. Todo depende de ti pero recuerda, no dejes que el orgullo o el miedo te hagan errar el siguiente paso— se marcha Robert entrando a la casa.
Mientras tanto estaba los tres jóvenes conversando sobre el plan — ¡Debes estar BIEN DROGADO para pensar que es una buena idea! — Posa sus manos sobre la cintura la irritada chica —Por favor pequeña ¡Claro que es un buen plan! —Exclama Bartolomé cruzándose de brazos — ¿Verdad Don Juan? — Inquiere mirando a Cristian — Eee... no, no es tan mala la idea, eso... creo— balbucea rascándose la nuca— ¡QUE! ¡TU TAMBIEN! Ahss... estos hombres enserio están enfermos— refunfuña.
—Además, es el único plan que tenemos— continúa el simpático joven extendiendo sus palmas— Y ¿Qué te hace pensar que funcionará? — Bartolomé se le acerca, acorralándola, la mira directo a los ojos, acercando sus labios hacia los suyos como si le fuese a dar un beso de palabras, ella se aleja un paso, sintiendo su aliento perfumado —Mi pequeña, piensa, ¿Qué es lo más importante y lo único que le queda? —Rebeca se queda callada, observando sus labios y solo aparta la mirada como si le rechazara ese beso de palabras —Entonces si funcionará. Tan solo vamos a jugar a los secuestrados, ustedes fingen, él se lo cree, viene y al final todos felices. Así de simple— Es que no sé, me parece tan extraño tu plan— se contrae Rebeca dudosa en lo que cree— De todas formas no contestará el teléfono— interviene Cristian —Tranquilo, eso es lo de menos. Llegaremos a comunicarnos con él, no se preocupen— en ese momento Cristian comenzó a sentirse extraño por esa aclaratoria —Rebeca puedo hablar un momento contigo, asolas— cruza su mirada seria con la de su rival, ella afirma y se apartan— ¿Qué pasa? — No confió en él. Es muy extraño lo que dijo— Si pero es la única manera de llegar a él, si no lo hacemos nunca lo encontraremos— ¡Pero dijiste que es una mala idea! — Si ya se lo que dije pero...— baja la mirada — ¿Pero qué? — Tal vez hay que darle otra oportunidad, quizás haya cambiado — ¡Yo no lo creo así! — ¿Entonces qué propones? —Cristian se queda callado — Está decidido— afirma la chica.
Rebeca se devuelve diciendo —Bien, usaremos tu plan— ¡Excelente!— sonríe Bartolomé.
Los tres se dirigen a un oscuro callejón con una puerta oxidada en la entrada —Las damas primero— señala el inquietante joven abriendo la puerta con su brillante sonrisa. Cuando entran ven en un rincón oscuro a tres grandes sujetos, eran robustos, sudorosos, de aroma a gasolina y un poco a violín, ropa gastada y de aspecto intimidantes — ¿Quiénes son?— inquiere nerviosa. Bartolomé camina al frente diciendo —No se pongan nerviosos, nos ayudaran a buscar al chico. Relájense— siguen caminando, los tres hombres se quedan viendo a la linda chica silbando, actuando como obreros de construcción—Mamita enserio me paras cuando te veo caminando —Sonríe uno —Sí. Con un cuerpo como ese, ya no tendré hambre en las noches Hahahaha...— ríe el otro, Rebeca ignora asqueada aquellos comentarios.
—Bien, ya se está haciendo de noche y mis amigos tienen que hacer su trabajo, será mejor que se queden.
— ¡Ni muerta!, NI A TORTURA, Jamás me voy a quedar en este lugar y menos con esos tres animales que tengo atrás— cruzas sus brazos a medio paso de irse, alguien le sujeta la mano —Tranquila pequeña, yo te protejo, te lo prometo— dice Bartolomé con su voz profunda, guiñándole el ojo de forma seductora —Rebeca se sonroja un poco, en lo más profundo de su ser no le desagrada estar cerca de él, tan solo le daba miedo demostrar que todavía le importa.
—Si Rebeca— afirma Cristian — tienes razón, será mejor que...—Espera—se voltea el chico —Tal vez sea más seguro quedarnos—vacila juntando sus palmas— ¿Qué? Pero acabas de decir...— Si, si, si se lo que dije. Pero a fin de cuenta no sabremos en donde quedarnos— ¿De qué estás hablando? Podemos quedarnos en un hotel, es más seguro— Pero más costoso, recuerda que soy la única que carga tarjeta mí estimado— Cristian baja los hombros con un suspiro de rendición, inhala un poco de aire y exhala — Ahsss... Está bien, si quieres quedarte para que te violen, es tu problema— Ahss... Cristian enserio tienes la mente cochina, menos mal que apareció Bartolo— declara bajando la voz y sonrojada a la vez. Bartolomé levanta el pecho todo sobrado por escuchar aquellas palabras, le hace una señal de "loser" a su rival a espalda de la chica. Cristian chita de la rabia, frunce el ceño y profesa con los puños cerrados —Está bien, ¡adiós!— sale el joven — ¿A dónde vas? — Persigue Rebeca— A cami... olvídalo, ¡no es tu problema! — Rebeca se pone roja, arruga la cara, gritando— ¡BIEN ADIOS!— cierra la puerta con fuerza, lo suficiente para que suelte polvillo de óxido.
Mientras caminaba notaba en la calle a muchas parejas tomadas de las manos, todos menos el, se irrita y agarra otro camino, continua y ve una plaza con más enamorados en cada rincón, unos viendo la fuente, otros charlando como riendo y algunos haciendo lo suyo (Solo Besándose no piensen mal xD). Chita de la rabia por la cruel realidad que cargaba. Desde hace muchos años le gustaba Rebeca, era la primera y la única chica que le atrajo, pero a diferencia de las otras ella le ignoraba, sabía que existía pero no le daba la mayor atención. En los campeonatos cuando ganaban, recibía todos los halagos de sus admiradoras y eran muchas pero Rebeca ni saludaba, tan solo veía desde los estrados sin dar la mayor importancia. En ocasiones solían conversar pero nunca salía de un "Hoy está muy soleado o lluvioso", "¿Qué tal te pareció el partido?" como también "¿Qué hora son?" siempre lo mismo, pues sentía un poco de pena tener que llamar su atención, su enamoramiento lo hacía sentir inseguro y no sabía porque.
Pero hubo un día en que todo fue diferente, el día en que Rebeca se acercó a hablar con el —Hola, Cristian — Hola Rebeca— se levanta el chico estremecido con un balón en la mano por la inesperada visita — ¿Me puedo sentar?— señala tímidamente —Sí, claro— le da su espacio en el banco — ¿Quería preguntarte una cosa?— baja la mirada jaloneando un mechón de su cabello, con sus mejillas ruborizadas — ¿Si?— Inquiere atento pues presentía lo que venía— Eeehh... el chico pálido que se la pasa contigo ¿Cómo se llama?— Cristian se sentía extraño e incómodo y responde —¿Hablas de Mac?— Se llama Mac y ¿Cómo es el?— Eeehh... bueno no habla mucho, solo conmigo y nos gusta las mismas cosas— Así y ¿Qué cosa le gusta?— gira su atención en el —El bueno, tiene sus gusto hacia los comics y los videojuegos pero es infantil ¿No? Hehehehe...— se sonroja tratando de ocultar su secreto— ¿Enserio? Que genial— susurra. — ¿Solo viniste a preguntarme eso?— inquiere desanimado —No— gira la cabeza— Como él no me conoce y tu si, quería pedirte un favor— ¿Qué favor?— Rebeca baja el tono diciendo —Eeee... quisiera que nos acompañes al cine— En un solo golpe ,el corazón de Cristian se parte en mil pedazos, quedó tan lastimado que se enfada de lo dolido y se levanta diciendo— ¡No!— ¿Por qué no?— No quiero ser parte de esto, ¡No para mí!— se marcha —¡Espera!— voltea la mirada dolida, fingiendo estar molesto —No será una cita, solo... quisiera salir con ustedes ¿Si? Y no se preocupen por los boletos, yo se los pago. Por favor di que si— suplica de palmas la linda chica. Cristian celoso seguía insistiendo pero luego se le ocurrió << Mac suele ser inseguro con las mujeres, si le digo que la invitación era para mí desistirá. Tan solo debo aprovechar este momento para conquistarla, si tal vez funcione. Lo lamento mi amigo pero la vi primero >>
—Hehehe... menuda tontería— suspira Cristian recordando, mientras caminaba rodeando la plaza ve un puesto de rosas y se acordó del golpe que le propinó ella por actuar como un patán, ya era hora de arreglar las cosas, se decide en comprar una, la más roja que tenía la señora. Regresa practicando la disculpa.
Cuando está a unos pasos de su escondrijo escucha al fondo en medio de una zona oscura —No se preocupen. Todo va conforme al plan— distingue quien es y era Bartolomé, hablando por teléfono. Aprovecha la situación de que no lo ha visto y se esconde detrás de un conteiner —Si, no se preocupen. Mañana le entrego lo que están buscando, vengan preparados porque ya conseguí a las dos perfectas carnadas, créanme que le costará resistirse— unos segundos de silencios —Si, aja, bien... eehh... ¿Se refieren a la carnada?— Tranquilos, me encargaré de ellos, no presentarán ningún problema, eso se los garantizo— Cristian queda perplejo, Bartolomé les está tendiendo una trampa —Debo avisarle a Rebeca— susurra. Se marcha lentamente agachado, sin hacer ruido pero cuando gira se tropieza con alguien, lo levantan jaloneándole su cabello—Miren con quien nos encontramos— eran los cómplices de Bartolomé—Suéltame— pide Cristian aferrando los dientes, resistiendo el dolor...
Continuará...
Si les gustó el capítulo no se olviden de votar, eso me ayudaría mucho. Muchas gracias :-)
Hola mis queridos "Protylectores" espero que la hayan pasado bien esta semana. Volvemos con Cristian y Rebeca ¿Creen que me olvidé de ellos? Claro que no, es hora de que tomen el protagonismo en los siguientes capítulos, pobre Cristian la única chica que le gusta le atrae a Mac y aparte serán victimas del plan de Bartolomé su ex novio. Siguiente intriga: ¿Qué pasará con él? ¿Qué pasará con ella? ¿Qué hará Bartolomé? ¿A quién le va a entregar a Mac? ¿Qué hará Mac? Y ¿Cómo pasará? Todo eso lo sabrán en los siguientes capítulos, un saludo ^^
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