Capítulo 21: "Persecución"
Marcos siente que no puede quedarse con los brazos cruzados, sabe que algo anda muy mal, la vida de su amiga puede estar en peligro—Esos no son sus padres pero ¿Quiénes son? y ¿porque se la querían llevar?—Tina está completamente perpleja, pues nunca se imaginó algo como eso pero cierta alivies asedia sobre sus emociones, como si se marchara algo que representara una amenaza, aquel curioso sentimiento la hace sentir extraña, dando como resultado un nudo en su garganta. Enseguida escucha un sonido saliendo de la casa de su amigo, era Marcos sacando su vieja bicicleta.
—Ahora ¿Qué pretendes hacer?
—No puedo quedarme sin hacer nada, dejando que se marchen con esos secuestradores
—Pero ellos van en un vehículo y tú en esa vieja bicicleta ¡nunca lo vas a alcanzar!
—Lo sé pero tengo una ventaja
—¿Cuál?
— Vivo aquí y conozco cada esquina de este pueblo y de todos sus atajos— enseguida se marcha tan rápido como puede pedalear, Tina tan solo observa sin poder decir algo, Marcos corre y corre buscando en todo los sentidos en cortar camino, se mete en la aceras, jardines y terrenos sin medir el riesgo y peligro hacia los demás y hacia sí mismo, parece no importarle, su preocupación por Eva se hace más fuerte como si rescatara a una hermana pero él no lo siente así, él siente algo mucho más fuerte por ella.
Llega a la carretera principal, no cree que hayan ido muy lejos, es capaz que lo encuentre de frente pero a la distancia advierte una curiosa estela de humo—¿Estarán quemando basura?— ahora pasa a toda prisa un carro de ambulancia, comienza a preocuparse, piensa que esa ambulancia esté relacionada con ese humo y si hay humo es fuego y si hay fuego significa que hubo un accidente. Intenta en lo posible en no pensar que tenga que ver con ella pero cada vez su convicción se va desmoronando, observa correr dos patrullas de policía, la última vez que pasó algo así fue el incidente de los tres chicos muertos y las de sus padres
—¡Definitivamente tiene que ver con ella!— admite
llegando a la escena pasa una enorme curva esperando lo peor y adivinen ¡que! , todo lo que él imaginaba, terriblemente acaba de pasar, alguien cayó por el precipicio, su corazón late tan fuerte que tamborea sus tímpanos, se asoma y era el vehículo de los supuesto padres de Eva.
Una lagrima rosa su mejilla cuando ve dos camillas cerradas por una bolsa de plástico, significa que están muertos, gira y observa al detective Rodríguez hablando por teléfono, lo alcanza y le pregunta con desconcierto
—¿Qué pasó con Eva?
Aquel sujeto de tez sombría lo mira severamente pero no responde, sigue hablando por teléfono, pareciera que la presencia del chico no estuviera para él, Marcos siente que lo están ignorando como si fuera tan solo un niño llorando por un caramelo perdido, se molesta, vuelve una vez mas y con sus dos manos agarra su pesada chaqueta por las mangas y dice—¡Quiero que cuelgues ese maldito teléfono y me digas! ¿Qué pasó con Eva?— el detective ya no puede seguir ignorándolo, se fija en sus ojos lloroso como si esperara la peor respuesta de su vida—Aguarda Dilan te llamo más tarde— cuelga su teléfono y contesta —Ella sigue viva si es eso lo que quieres saber— lo expresa tan severamente como si tratara de culparlo. Marcos se alivia y vuelve a pedir información —¿Y en donde la tienen?— El agente camina y se detiene diciendo—La llevaremos a una clínica especial, será bien atendida, no te preocupes.
—¡Clínica especial! y ¿Cuál es esa clínica?
—Te dije que no te preocupes—expresa fastidiado sin querer seguir dando mas explicaciones y continua caminando.
Marcos siente que le están escondiendo algo, no es tan solo un simple accidente, no aguanta que lo tenga por lado como si no valiese, insiste— ¡Claro que me preocupa! es parte de mi familia y necesito saber ¿Qué fue lo que pasó?— el hombre se detiene y vuelve a él diciendo —Niño ¡tú a mí no me engañas! yo sé que esa chica no está aparentada contigo, ni con tu amiga, sé que ustedes me anduvieron mintiendo en algo o me están ocultando algo y quiero que me digas ¿Qué es?— el chico se queda callado sin saber que decir.
El detective por fin declara— ¡Bien! si no me vas a decir nada entonces yo tampoco estoy obligada a tener que responderte— se marcha el hombre montándose en su auto dejando al joven atrás.
El vehículo del detective se va junto con la ambulancia, Marcos siente que se la quieren quitar de nuevo — Es una cosa rara pero todos quieren llevársela—medita el chico, no quiere dejarla ir y se motiva a seguir corriendo en su vieja bicicleta.
Un carro ya sea una ambulancia y uno normal corren entre 60 o 70 km/h y él va a 22 km/h, es imposible que los alcance, además un vehículo no se cansa y se mantiene constante mientras que un humano de la edad de Marcos no va a mantener ese ritmo, pero parece que eso no le importa, tiene fe de que va a llegar a alcanzarlos.
El detective anda contento por haberla capturado, él está seguro de que esa chica es la responsable de todas las muertes incluyendo la del accidente, se pone a pensar en todos las pruebas y ella puede ser la pieza que falta para cerrar el caso. Rodríguez es un hombre frió en cuanto a emociones, muy analítico y observador, nada pasa por alto, además tiene una larga lista de casos resueltos por él, parece tener un don en cuanto a su oficio ya que siempre pareciera que está a un paso adelante, no iba a permitir que un chico interfiriera con su larga lista de logros y su intachable reputación en su trabajo, ese es su mayor orgullo, resolver lo inexplicable.
Para su infortunio tuvieron que detenerse ya que había una cola, por esa pista suelen haber accidentes por partes de los motorizados que son muy inconscientes a la hora de manejar que suelen estrellarse con otros vehículos y generarlas—Maldición y eso que pensaba llegar temprano—se queja, sin poder hacer nada, solo esperar.
Marcos sigue corriendo— No puedo pararme porque si no, me voy a cansar y será peor—piensa. Desde lejos ve la cola y divisa la ambulancia pero claro esas camionetas no necesitan hacer esas colas, muchos vehículos escucha la sirena y se mueven a un lado pensando que iban a atender a los hombres accidentados que en realidad si fue así, sale un hombre de la ambulancia con un bolso de primeros auxilio, Rodríguez se molesta —¿Pero qué carajo estás haciendo?¡Tenemos que seguir!— No puedo dejarlos así, si quieren sigan ustedes yo tengo que esperar a que llegue la otra ambulancia— advierte el paramedico —¡Maldición has lo que quieras!— se marcha con la ambulancia atrás.
Marcos sigue corriendo, seguro al saber a dónde se dirigen, no es tonto pero tampoco es flash así que sigue manteniéndose cerca, los vehículos toman un desvió subiendo una colina sin ningún problema pero para el chico si es un problema ya que el esfuerzo es el doble y está muy cansado, sus piernas tiemblan, su corazón palpita con rapidez y está muy agitado bañado en sudor —Tengo que subir, no me importa estar cansado tengo que hacerlo— se motiva, sube y sube pero lamentablemente la vieja bicicleta ya no aguanta más el esfuerzo, se parte la oxidada cadena y cae al suelo, le cuesta levantarse por lo cansado que está pero logra ponerse de pie y continua el resto del recorrido a pie.
Comienza a ponerse oscuro y ese lugar no estaba muy alumbrado que digamos, algunos postes iluminaban pero otros no, la zona él no la conoce y menos de noche, es vulnerable a todo posible riesgo de robo, pero eso no lo desmotiva y continua caminando.
Al llegar el detective a su destino, sacan la camilla de Eva, está dormida con una boquilla de aire en su boca, la tienen amarrada por si despierta y se vuelve peligrosa. Rodríguez entra a su laboratorio y se encuentra con el forense que era el hombre con que él hablaba por teléfono, también traen los cadáveres pero eso no parece de gran importancia para el detective.
—¿Quién es ella?—pregunta el forense inquieto
—Es la pieza que falta
—Pero no está muerta, se encuentra dormida
—Si lo sé pero no quiero llevarla al hospital, no todavía
—¿Por qué no lo hiciste?
—Porque ella es una amenaza
—¿Una amenaza? ¿Y por eso la trajiste hacia mí?
—Me dijiste que un cabello no da la información suficiente sobre el ADN al igual que la sangre, aquí tienes toda la sangre que necesitas
—¿Ella es la chica del cabello violeta?
—Estas en lo correcto
— ¡No puedo creerlo! y ¿que quieres saber?
—Quiero saber quién es ella en realidad, de dónde viene y que cosa especial posee que la hace involucrar en todos los incidentes que han ocurrido
—Entendido
Aquel forense cuyo nombre es Dilan se la lleva a un salón sin la compañía del detective, extrae su sangre y hace las pruebas. Pasan los minutos, Eva se encuentra sola en un cuarto oscuro—¿En dónde estoy?¿cómo llegue aquí?—pregunta. De repente escucha la voz de Uno diciendo—¡Nos van a descubrir!
— ¿Descubrir? ¿Quién nos va a descubrir?
—Los hombres que nos trajeron acá
—Pero no veo a nadie y tampoco veo nada, solo escucho tu voz
—Aún sigues dormida, ¡te tienen dormida!
—Pero... ¿como despierto?
—Me tienes que liberar— responde con un tono siniestro Uno
—¿Liberar? ¡no quiero hacerlo! no quiero dañar a nadie
—Entonces te van a dañar a ti pequeña cobarde
— Solo quiero salir de aquí
— También yo pero tú no lo lograras, yo sí, ¡libérame!
Eva se sentía entre la espada y la pared, sabía que tenía que salir de allí pero con sus propios medios y no las de Uno, no sabe que hacer, tenía miedo de querer hacer algo malo pero también se estaba cansando de que todo el mundo la use como si fuera algún objeto Bélico, ya no quería seguir siendo usada, al parecer Uno no está pero siente un fuerte sentimiento que viene con todos los horribles recuerdos que vivió, cada vez se hace más fuerte, quiere compensar todo lo que le hicieron, hacerles pagar por todo su sufrimiento, al principio sus sentimientos de miedo y confusión se van transformando a unos más fuerte e insoportables, aquellas emociones que van alimentando a su guardiana que son el odio y la sed de venganza, Eva encontró la manera de despertar, abre sus ojos pero en este caso Uno por fin logra abrir los suyos...
Continuará...
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