"Amor"
Narra Narrador:
Ryan observaba a través de la ventana de la casa de la familia Børns aquella tormenta que no paraba de cesar. El día estaba culminando y la noche era fría, con mucha ventisca y las calles inundadas impidiendo que la mayoría de los autos circulen con suma normalidad.
Michelle vio al castaño con el semblante serio y callado, observando el paisaje tenebroso de afuera.
-no sé cómo regresaré a casa si la tormenta no disminuye -musitó levemente el castaño-
Ella no entendía cómo el castaño se dió cuenta que ella estaba en su cercanía pero se sentía avergonzada por haberle gritado hace unas horas atrás.
-no te preocupes, puedes quedarte aquí en casa. No conviene que salgas así y te arriesgues.
Ryan no quiso verla directamente a los ojos, aún seguía preocupado porque no podía avisar a su casa que al menos estaba bien.
-¿Y si Garrett llega y me ve aquí? -le pregunta algo preocupado-
Ella había pensado en aquella opción pero no le preocupaba.
-le diré que me ayudaste a traer a mi hijo a casa, no creo que se enoje por eso -se encogió de hombros-
Michelle llegó hacia él y apoyo su mano sobre su hombro para animarlo.
-¿Cómo está Alex? -voltea a decirle el castaño-
-ven -le hace una seña de mano y le señala que la siga hasta conducirlo hasta el cuarto del niño-
Ambos fueron hasta los dormitorios y del niño, quien descansaba en su cama.
-no tiene fiebre pero si tengo miedo que empeore y se engripe. -abrio la puerta y dejo ver el interior de la habitación de su hijo- tengo que chequear su estado para ver su evolución.
Alex estaba recostado durmiendo, respiraba con un poco dificultad pero no presentaba signos elevados de fiebre u otros síntomas.
-si descansa seguro ya mañana estará mucho mejor -menciono el castaño mayor-
Michelle cerró cuidadosamente la puerta de la habitación de su hijo para dejar que descansará tranquilamente.
Estando a solas en el pasillo de la casa ninguno se decía nada, solo un silencio incómodo los rodeaba.
-Ryan...
El ojos avellanas cabizbajo no quiso verla, puesto que sus últimas palabras le habían dolido.
-perdoname.
Él apenas elevó su rostro para verla y ver qué estaba muy apenada.
-¿Porqué? -se hacia el desentendido-
-primero, no debí gritarte. Y dos agradecerte porque me ayudaste a traer a Alex y Dottie bajo el diluvio torrencial.
El Ross apenas pudo sonreír porque sabía que ella por orgullo no reconocía muchas cosas y más cuando está enojada.
-Ok -se acercó lento hacia ella y tocó con su dedo su nariz- acepto tus disculpas.
Ella se quedó helada frente a su rostro sin saber que decirle.
-necesito tomar una ducha y cambiarme de ropa. -sugiere el Ross-
Ella parpadeó varias veces sintiendo su corazón abatirse contra su pecho.
-en mi habitación hay un baño y te puedo prestar algún pijama de Garrett.
Ryan se avergozo de sólo recordar la clase de ropa que usaba el susodicho Børns.
-por favor que sea un pijama normal y nada extravagante. -musitó leve-
-eso no te lo garantizo. -toco su pecho y lo guió hasta su cuarto-
Al entrar todo estaba perfectamente ordenado y limpio, le señaló la puerta del baño mientras ella buscaría ropa en el cómoda y placares.
Luego de encontrar algo para él que le pudiera servir, Ryan se adentró en el baño y se desvistió, quedándose desnudo. Entró a la tina y dejó que el agua caliente purifique su cuerpo.
Michelle mientras tanto estaba inquieta jugando con sus dedos algo nerviosa. No había olvidado que el Ross había intentado acercarse a ella hace unas horas atrás pero esa oportunidad se desecho cuando su hijo interrumpió.
Sentía tanta inquietud y camino lento, sin hacer tanto ruido para acercarse al baño que se situaba en la misma habitación. Trago grueso, se estaba sacrificando pero de a poco giró la perilla de la misma puerta, la abrió despacio dejando que el vapor escapará.
Sudaba internamente y espió por adentro de la habitación hasta ver al castaño de espalda siendo duchado con agua caliente que caía sobre su esbelto cuerpo. Nunca había imaginado que el Ross tenía un cuerpo formible y trabajado, a pesar que mucho ejercicios no lo veía haciendo.
Cuando vió que Ryan se quiso voltear para tomar el jabón, Michelle se escondió detrás de la puerta con su corazón agitado.
Suspiró rendida pero estaba aliviada que pudo verle desnudo apenas un tantito.
Ryan volteo su vista y vio que la puerta apenas estaba abierta, no le dió importancia pero si imagino quien podría ser la curiosa, sonrió ladino y próximo a eso siguió a enjabonarse el cuerpo.
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-puedes dormir aquí, por el momento -le menciona la azabache y le trae una manta-
-¿En tu sofá? -enarca una ceja- En esta casa tan grande ¿No tienes una habitación para huéspedes?
-¿Huéspedes? Si a casa no viene nadie -se encoge de hombros- tú eres el que más nos visita.
Ryan se sentó en el sofá y recibió aquella manta.
-bueno, me conformaré con dormir aquí -se acomodó en el lugar- ¿Tu dormirás en tu cuarto?
-¿Por? -le devuelve la pregunta y nerviosamente acomoda su cabello por detrás de su oreja- estaré chequeando la salud de Alex, no creo que duerma. Pero tú puedes descansar, ya bastante me ayudaste hoy.
Ryan asintio y admiro su belleza en silencio.
Así que sin más que decirle lo dejó solo para que descansará. Quería escapar de allí ante que perdiera sus estribos y el Ross altere sus sentimientos y entorpezca todo.
Narra Ryan:
Después de qué Michelle me dejará sólo en el sofá me sentía solitario. Me quedaba tranquilo que al menos estaba cerca por si algo necesitaba.
No podía contenerme al tenerla tan cerca mío, intuía que teniendola así en cualquier momento le robaría un beso y ya poco importaba que recibiera un golpe de su parte.
Me recosté en el sofá y cubrí mi cuerpo con aquella colcha perfumada que ella me había entregado.
Pensaba internamente en que momento el clima allá afuera se iba a calmar.
Cerré mis ojos y traté de divagar mentalmente.
Corría a través de un desierto contra una tormenta de arena. Mi vista se casi se nublaba y el sol quemaba mi piel. Era como si me rostizara en una hoguera. Luche con todas mis fuerzas contra aquella tormenta para que no me derrote y cayera al suelo fatigado. Siempre en mente recordando las sabias palabras de mis amigos "para proteger a los tuyos". Con el pliegue del codo y las rodillas adoloridas de tanto meter el pie y sacarlo de la fondoza arena llegué hasta el centro de una ciudad abandonada y ruinas de las mismas.
Intenté por todos mis medios ver si al menos había gente con vida pero sólo escuchaba el silbido del viento que envolvía mi cuerpo.
Seguí buscando y lo único que pude ver a distancia era, que algo o alguien se movía entre los escombros. Tomé mi rifle y lo activé por cualquier situación extrema que se presentará. Con suma precaución observe a todo a mi alrededor pero parecía que la vida en esta ciudad era nula.
No sé cuánto pude alejarme pero ese alguien me seguía el paso pero no tenía intenciones de atacarme. Volví a girarme de talón y apunté con mi arma, sudaba de los nervios porque no tenía intenciones de matar a ningún ser vivo. Un pequeño ruido escuché y agudice los sentidos auditivos para chequear bien de dónde provenía. Lento me acercaba ahora hacia ese lugar luego de comprobarlo.
Hasta tener acorralada a aquella persona que se escondió detrás de unos escombros, con la punta de mi rifle moví aquel pedazo de material que me impedía el paso y el seguir con mi misión.
Al mover grata sorpresa me llegué, retrocedió unos cuantos pasos sorprendido y anonadado quedando en completo shock.
-¡Mich! ¡Alex! -exclame- ¿Que hacen ustedes acá?
Ella abrazaba al niño sin siquiera verme y en ningún momento trato de hacer algún contacto visual con mis ojos, la veía asustada. Cómo si fuera el terrible mal que amenazaba con su vida.
Él niño no entendía nada pero ella seguía sollozando suplicando que no los mate.
Para que tuviera más confianza en mi y me reconociera quité mi casco y desactive mi arma lanzandola bien lejos para así yo poder acercarme a ellos.
-Mich soy yo -me agache a su altura e intenté acariciar su mejilla pero ella cerró sus ojos aumentando la intensidad de desesperación y lágrimas-
-no nos mate -murmuro apretando ligeramente su mandíbula y no apartando al pequeño Alex en ningún momento-
-Mich por favor -mencione sintiendo una ligera opresión en el pecho- ¿No me reconoces? Soy yo, Ryan Ross.
En ningún momento quiso aceptarme y eso me dió miedo, solo la vi encogerse en el lugar y apretando su vientre dónde, si prestaba más atención tenía una leve herida al costado de su estómago y un paño que detenía la hemorragia.
-¡Mich! ¡Estás herida! Déjame ayudarte -intente por todos mis medios acercarme para jalar de su brazo, su piel se estaba volviendo pálida y estaba débil, por eso no podía abrir sus ojos- confía en mí.
-¡Mamá! -Alex abrazo a su mamá con lágrimas en sus ojos, se sentía igual de impotente por no poder ayudarla-
-¡Vamos! Que no hay tiempo -ella estaba mareada, no podía lograr ponerse de pie y hablar, la sangre empezó a escurrirse por el suelo-
-cuida de mi hijo -musitó con sus últimas fuerzas- es lo único y más hermoso que tengo en esta vida. -sus ojos lloraban y con sus manos llegó a acariciar el rostro del niño- te amo bebé.
Sentí que mi mundo se detuvo en ese momento, no podía hacer nada para ayudarla y Alex empezó a llorar clamando que su madre se repusiera.
Intentaría una vez más, cargarla con mis brazos y llevarla a una carpa de enfermería para que sanarán aquella herida profunda.
Aún desvanecida la cargue con mis brazos y traté de que Alex me siguiera el paso a mi lado.
-no te preocupes, salvaré a tu mamá -dije seguro observando su rostro pálido y sus manos inmóviles, su pecho levemente respiraba y eso me daba una pequeña esperanza de que pudiera salir con vida-
No sé que tanto me alejé de aquella ciudad abatida.
Al caminar de nuevo por el desierto infernal sentí que Alex empezaba a quejarse del sol y de un momento a otro se detuvo, atemorizado. Una gran ventisca de arena azotó el desierto y en las frondosa montañas pude visualizar otras personas, pero estás eran diferentes y para nada amigables.
-¡Rayos! ¡Los rebeldes! -masculle observando a muchos de ellos que nos tenían rodeados-
Los ví murmurarse entre manada y sonreír triunfante. Estaba desesperado porque ella comenzaba a quejarse y a escupir sangre de su boca.
-¡No tengo tiempo para sus juegos ahora! ¡Tengo que salvarla antes que... -empece a gritarle cuándo perdí la cordura-
Alex se escondió detrás mío y me observó que había tantos de mis enemigos que nos amenazaban con armas y rifles. A ellos no les importo mi advertencia, sólo se echaron a reír de mi.
Anime al niño a qué tomará valor y ambos escaparamos de ellos, pero al avanzar un pie hacia adelante algo me golpeó en la cabeza haciendo que cayera al suelo y Michelle sea lanzada delante de mi sobre el suelo, aún inconsciente y con una respiración débil.
Cuando abrí mis ojos y extendí mis manos para alcanzar la suya sentí una terrible impotencia porque estaba claramente dicho que no podía salvarla. Apreté los puños contra el suelo y mordí mis labios cerrando mis ojos de la frustración. No podía evitarlo, me sentía un inútil.
-Aaaah -escuche la voz de Alex gritar-
Al abrir mis ojos ví que los malditos mal nacidos habían sujetado a mi hijo y lo tenían sujetado de su cabello haciéndole sufrir. Su voz era desgarradora como para cualquier padre. Alex intentaba defenderse y patearlos pero estos los sujetaron del cuello con sus brazos para inmovilizarlos.
-¡Déjenlo! -quise levantarme para ayudarlo pero otra vez me golpearon, está vez era un dolor punzante en mi espalda-
Abatido en el suelo y con el pie de uno de esos malditos por encima de mi cabeza, me amenazaron poniendo un arma sobre mi cabeza. Veía delante de mi a Michelle tumbada en el suelo y con su mano extendida hacia la mía. Quise estar cerca de ella y tocarla, porque si sabía que moría por lo menos lo iba a ser a su lado.
-perdoname Mich por todo... Por no salvarte. Te amo -pense internamente cerrando mis ojos-
Escuché que un arma de gatillo pero abrir mis ojos esos hijo de puta habían acabado con ella de un tiro, voltee a mirar hacia otro lado porque no me atrevía a ver su rostro cubierto de sangre y lágrimas. Sentí mi pecho agitarse y mi vida cortarse en dos.
-ahora le toca a él.
Giré mi rostro en dirección a donde provenía aquella voz que ordenaba las ejecuciones y me quedé echo de piedra al ver cómo el más grandote lanzo a Alex por encima de Michelle con total brusquedad a pesar que era un niño. Él lloraba y suplicaba por su mamá.
Entonces otro de esos lo tomó de su cabello y con un rifle lo apuntó en su cuello.
-no por favor -suplique en voz baja y extendí mi mano para llegar hacia él- es solo un niño...
Hasta que abrió fuego...
-¡NOOOOO!... ¡MALDITOOOOS!...
Fin de la narración de Ryan.
Narra Narrador.
Michelle aún no podía dormir ya que estaba al pendiente de la salud de su hijo, así que aún se sentía avergonzada internamente por haber espiado al castaño cuando se estaba bañando en su baño.
De sólo recordarlo se ponía avergonzada.
Para olvidarse intentaba directamente ir hacia la cocina y prepararse algo caliente para tomar y relajarse.
Se detuvo cuando bajo las escaleras y se encontró con que el castaño se removía en el sillón y murmuraba algunas cosas.
Tanto fue su preocupación que fue a ver qué le pasaba... Hasta llegar a él y arrodillarse. Lo zamarreo para despertarlo de su pesadilla.
-Ryan, Ryan...Ryan -empezo a hablarle- ¿Estás bien? Despierta, estás...
El castaño, quien sudaba empezó a abrir sus ojos de a poco. Con su pecho que subía bajaba en todo momento se quedó sin habla a aterrorizado.
Narra Ryan:
-Mich -musite levemente-
Aún no podía creer que al abrir mis ojos la tendría frente a los míos. Estaba ilesa y sana. Gracias al cielo me sentí más tranquilo de que solo fue una horrenda pesadilla.
-Ryan... -mencionó suave y acarició mi mejilla, no sé que tanto se detuvo a ver mi rostro o si era yo quién en silencio admiraba su cara y sus facciones femeninas-
Con mi mano llegué lento hacia su rostro para apreciar y acariciar su piel. No pude siquiera responderle, sentía esa horrible necesidad de tocarla.
Ella cerró sus ojos dejándose llevar por mi tacto y la ví morder sus labios. Labios que eran tan fáciles de caer en la tentación.
Con mi mano la atraje hacia mi rostro y la besé, dulce y tierno, lo menos apresurado posible, quería sentir el sabor de su boca. Al principio se negaba pero empezó a corresponder de a poco a mi.
Abrimos nuestros ojos y ninguno de los dos dijo algo al respecto. Cómo no escuché alguna objeción de su parte ya con ambas manos la tomé de sus mejillas e intenté besarla una vez más, está vez un poco más demandante. Me daba cuenta que esto no era una necesidad o por desesperación, sino porque estaba loco, enamorado de ella.
Nuestras narices se rozaron mientras nos besábamos y ella no había nada como para detener toda esta situación. Pensé que si no me detenía tal vez nadie lo hiciera, después podríamos avanzar en esto y no me imagino hasta donde podríamos llegar. No quisiera que luego me odiaran o se arrepintiera.
-Mich pégame -mencione entre sus labios, mientras mordía los suyos-
Ella se despegó de mi boca y sonrojada, tomo una bocanada de oxígeno.
Me senté en mi lugar y acomodé su cabello por detrás de su espalda, enrede mis manos con la mías para intentar apartar su cabello. Ella se sentó junto a mi lado y su rostro se puso a un lado de mi.
-no haré nada Ryan -musitó con una leve sonrisa con un tono bajo y sensual, me estaba excitando-
Tomé su rostro nuevamente y acaricie su cuello dejando besos en él, pequeños besos. Ella echo su cabeza hacia atrás y sus ojos en blanco.
-aaaah
-sabes que si no me detienes luego no podré hacerlo -le hice recordar y empecé con mis manos a tocar su senos por arriba de su playera-
-no me importa, no te detengas -gimio sintiendo mi tacto acariciarle su pecho-
Una de sus manos llegó hasta rozar mi entrepierna, dónde mi intimidad estaba excitada y crecida culpa suya, no sé cómo le hizo pero empezó a fregar su mano para mastubar mi miembro.
Enarque una ceja y en un movimiento rápido la recosté en el sillón, quedando arriba de su voluptuoso cuerpo por debajo del mío, a mi merced.
La sujete de ambas manos para no dejar que escapara, me agaché hasta su rostro y lo besé apasionadamente, nuestras respiraciones estaban agitadas. Se removió un poco para que la liberé y con sus manos tocó el mío que estaba sonrojado. La vi sonreír ladino y llevar sus manos hacia mi playera y quitarla quedándome con el torso desnudo y a su disposición. Lo mismo hice yo, con mi mano arranque su playera de tirante, estorbaba mi vista. Vi que no tenía sostén así que me facilitó mejor las cosas, sonreí de verla tan vulnerable debajo de mis brazos y como deleitaba ver mi cuerpo tocando mis brazos. Enredó sus piernas en mi cintura haciendo que su intimidad choque con la mía por arriba de la pela de ambos pijamas. Sus brazos se colgaron de mi hombros para atraer mi rostro al suyo y besarla nuevamente. Me sentía desesperado porque tenía tanta energía y ganas de poseerla. Urgía meterme adentro suyo.
-Ryan hazme el amor -ordeno mi ama y sabia que debía hacerle caso-
Asentí sin responderle verbalmente. Alcanzó con algunos gestos. Porque lo que ella quería también lo ansiaba hacer.
Quité mi pantalón pijama para quedarme en boxer y me agache a su entrepiernas para quitar el suyo, ver su piel delicada y suave más su braga color rosa me ponía loco, de solo imaginar que tan mojada estaba para recibirme.
Baje su ropa interior hasta su rodilla para exponer ante mi vista su vagina, me quedé inmóvil observando como un idiota. Imaginaba tantas cosas que podía hacerle. Lo primero sería lubricar su zona para luego meterme en ella.
Fin de Narración de Ryan.
Narra Narrador:
Ryan con sus manos sujetó su cintura haciendo que la chica desesperadamente tomé de sus cabellos y lo induzca a su intimidad, para que metiera su boca y lengua dentro de ella. Pudo lograrlo haciendo que ella sintiera una corriente de placer y se retorciera aferrandose al sofá.
-Aaah -cerro sus ojos al sentir que la lengua del Ross jugaba con su clítoris y hacia remover varias sensaciones placenteras- mmm...
Gimió varias veces hasta que el Ross se detuvo y apartó su rostro de su intimidad para subir hasta la altura de su cuello depositando un camino de besos con un líquido saliendo de su boca, de manera triunfante.
-sigues siendo igual de deliciosa -blasfemo el castaño con una leve sonrisa y limpiando con su puño su boca lo sobrante de aquel líquido y lamiendolo-
Ella volvió a aferrarse a su hombro y a su cintura, Ryan metió su mano por medio de ambos cuerpos y saco su pene, que estaba bien erecto y bastante excitado. Para tomarlo y agitarlo un poco, él también había mojado su bóxer pero ahora eso no tenía importancia.
Con su mano acomodó su pene con la estrecha íntimidad de la chica, antes de entrar en ella vio quiso apreciar aquel momento observando su rostro y ver cómo sus ojos se ponían en blanco, echando su cabeza hacia atrás.
Hasta que de una estocada y despacio se metió en ella sintiendo un placer recorrer por su cuerpo, sus manos se entrelazaron a la suya y empezó a moverse, para poder cogerla gozando con éxito que por fin era suya de nuevo.
-Aaah -gruño el Ross observando que la azabache volvió a aferrarse a su espalda y así clavar sus uñas en él-
-mmm -volteo su rostro sonrojado sintiendo las estocadas del castaño entrar a su sexo-
Ryan empezó a moverse y a gemir de placer, bajó leve su rostro para alcanzar a llegar a la altura de su pecho e intentar besar sus senos.
Michelle no podía con tanto placer que se movía pelvicamente para sentir más los movimientos y estocadas del castaño.
Para no estar siempre en la misma posición ahora ella intercambio de lugar y dejo al castaño recostarse en el sofá para que relajará su espalda.
Puso erecto su pene hacia arriba con sus manos y se paso por arriba de su cuerpo, abriendo sus piernas y poder acomodarse arriba de su intimidad. Ahora ella manteniendo el control de la situación metió aquel pene adentro de su vagina y empezó a moverse arriba de él, mientras el Ross permanecía callado y sujetando su cintura y aumentará el ritmo de la penetración.
Ryan veía su cuerpo desnudo y como ella tenía el control en él, como disfrutaba ver sus facciones deleitar el sexo que le daba.
Michelle cuidadosamente acercó su rostro al suyo y con sus manos mordió sus labios para darle algo más placentero.
Empezó a moverse más rápido arriba del castaño sintiendo el pene adentro suyo hasta que su cuerpo se tensó, su cabello caía y nublaba la vista del castaño, pero este ágilmente lo corrió para poder ver más con detenimiento y apreciar cada segundo del acto, ya presentía que él también estaba llegando a su final.
-¡Ay Ry! ¡sigue por favor! ¡Cógeme! ¡Quiero sentirte maldita sea! -menciona una vez que llegó al orgasmo y unió sus manos a las del castaño-
Ryan cerró sus ojos también sintiendo que un líquido fluía de sus testículos, y al ver que ella cayó rendida ante su pecho ya exhausta, eyaculó todo su semen adentro suyo sintiendo el mismo placer del orgasmo salir de su cuerpo.
Sus respiraciones eran agitadas y estaban sudados, ella no quería apartarse del castaño, así que él la abrazó y acomodó su cabello dejándolo atrás de su espalda.
Mientras tanto...
Detrás de la puerta principal alguien había escuchado todo acerca del encuentro sexual entre Michelle y Ryan. Frunció su ceño y quiso intentar abrir aquella puerta y acabar con todo pero algo vino a su mente...
Por más que razonara, las palabras del Urie habían dejado su semilla dentro suyo y no había nada que él pudiera hacer para evitar que dos personas que estaban predestinadas a amarse, él las alejará.
Negó ladeando su cabeza y omitió el echo de entrar a su hogar y arruinar aquel momento. Pensó y recordó que él nunca estuvo enamorado de aquella mujer, no tanto como el Ross. Si la quería pero no podía retenerla si ella lo amaba a él, sabiendo ahora la verdad le daría la libertad que sea feliz y se haría el desentendido de la situación. Fingirá sorpresa si ella algún día se decidía a confesarle aquella verdad. Esperaba que al menos el Ross fuera más sincero con sus sentimientos y no jugará con aquella mujer y la hiciera sufrir, porque sino lo odiaria más. Así que sin más, siendo las tres de la mañana prefirió regresar a su vehículo y volver a la oficina.
.....
Michelle estaba recostada en el sofá desnuda y siendo cubierta por una colcha que levemente dejaba al descubierto su espalda. Ryan estaba sentado en el mismo, en silencio, está vez estaba vestido con su bóxer y parte de la colcha que cubría sus rodillas. Su torso al descubierto.
Ella en silencio beso su piel por su cintura haciendo que este voltee a verla y acomodé su cabello por detrás de su oreja.
-te amo Mich -dijo Ryan seguro de sus palabras impresionado a la muchacha-
-Ry -apenas musitó sin poder creer lo que escuchaba de sus labios luego de tantos años sin verle-
Ryan estaba meditando y se sentía ridículo, mentiroso. Sabía que ella siempre le pidió sinceridad y a pesar que trataba, estaba intentando abrirse a su corazón sin darle miedo.
-Mich escúchame. -ordeno el Ross sin verla, cerrando sus ojos- no he sido del todo sincero contigo y si no te cuento esto que tengo oprimido en el pecho desde que volví a verte no merezco tu amor y nada de ti.
Michelle se recompuso y trato de cubrirse con la manta, se sentó a su lado. Asustada por lo que diría el Ross, internamente también lo amaba pero no lo admitiría así a la ligera. Temía que Ryan luego de hacer el amor estuviera arrepentido.
-todos estos años en lo que desaparecí no estuve en la casa de mi abuela.
-¿Que? -abrio sus ojos tan sorprendida, busco su playera y se la colocó- entonces ¿Dónde te has metido todos estos años?
Ryan sintió una ligera opresión en el pecho a lo que conllevaba hablar de su pasado y todo el daño, dolor que sentía en su alma.
-me había enlistado en el ejército.
Michelle asimiló aquella información y se acercó a él.
-¿Cómo pudiste hacer eso? -dijo para si misma sin poder creerlo e imaginarse por todo lo que habrá vivido-
-cuando estaba en secundaria y pensé que podía repetir el último año, mi padre me inscribió en el ejército como castigo. -empezo a relatar el castaño cabizbajo y juntando sus manos entre si-
-pero tú aprobaste todo, no me acuerdo que te hayas llevado alguna materia pendiente. -mencionó la azabache tratando de recordar, se sentó a su lado y ambos se cubrieron con la colcha para no tomar frío-
-si, fue así pero ya estaba inscripto. Una vez terminado el colegio me fui allá, al campo de concentración. Ahí fue donde aprendí a luchar contra la soledad, a ejercitarme y defenderme. Primero pensé que estaría dos años pero no fue así. -nego ladeando su cabeza-
Ella no sabía que decirle, dejaría que terminara el relato.
-cuando habían terminado aquellos dos años, lastimosamente nos llamaron a varios de nosotros para reforzar a varios escuadrones caídos en el medio oriente. Y allí nos enviaron...
Michelle se quedó sin habla, no imaginando la experiencia horrenda y sufrida que Ryan había tenido allí.
-fueron tres años más que tuve que soportar de ver caer a mis compañeros, ver la penurias y miserias de la gente, el sufrimiento ajeno y como el campo de batalla no se terminaba jamás. -sus ojos salieron lágrimas de dolor- más cuando uno de mis mejores amigos murió frente a mis ojos para defenderme. Sentí tanta impotencia que... -Ryan apretaba sus puños, ya mas calmado añadió- milagrosamente me salvaron. Sino ya hubiera acabado muerto allí.
-¿Ahí también conociste a Keltie, tu novia? -pregunto sería y curiosa de saber
El castaño asintio levemente.
-Si, pero ella pertenecía al cuerpo médico del ejército. No luchaba.
Michelle agachó su cabeza y aunque le doliera lo que diría próximamente, saco su propia conclusión.
-Entonces ¿fue ella quien salvó tu vida? -indago la azabache-
Ryan asintio levemente.
-Algo así -respondio y luego observó su rostro que estaba triste y entonces la abrazó-
-bueno, agradezco que algún bien te hizo, por lo menos en que no dejo morirte. -musitó leve la azabache-
-Kelt fue un gran apoyo tanto emocional como psicológica para mí, me hubiera vuelto loco de solo recordar todo lo acontecido.
Ella no dijo nada, no hablaba de sus sentimientos hacia la rubia sino lo que ella aporto a su vida cuando él estaba en aquella situación en plena oscuridad y soledad.
-cuando volví a la ciudad tenía la mentalidad planificada en poder rehacer mi vida. Lo primero y doloroso fue enterarme que mi padre había fallecido.
Ella también recordó aquel hecho.
-pensabamos que ibas a estar en su funeral, él cuál Spens asistió. Pero no estuviste. -decía un voz baja- ya veo porque esa pequeña mentira que nos decías que todo este tiempo estabas en la casa de tu abuela incomunicado me parecía extraña. Sería incongruente que tú no asistiera al funeral de tu padre junto a tu abuela.
-lo siento por mentirte todo este tiempo, no quería hacerte sufrir ni en aquel momento ni ahora... -Ryan volvió a abrazarla hundiendo su cabeza en su hombro desnudo y dejando un beso en él- sabía que si te decía harías cualquier loca para detenerme.
-Y lo iba a hacer -con su mano la chica la acercó a su rostro y acarició su mejilla- no te hubiera permitido que te fueras bajo ninguna circunstancia.
-lo sé, fuí un idiota. Culpa de eso me perdí el nacimiento y crecimiento de mi hijo. -menciono el Ross agachó la cabeza apenado-
Ella lo abrazo fuerte para darle su apoyo y condolencias al castaño, que lo perdonaba pero no quería verlo sufrir.
Él volvió a verla a su rostro y acarició su piel.
-me siento un adolescente. Pensé que ya a esta edad tendría mis sentimientos más dominados pero no puedo. -espeto el castaño- No quiero alejarme de ti ni mucho menos de Alex. Los amo con todo mi corazón a ambos.
Ella no sabía si llorar de la emoción o no, así que le devolvió el gesto dándole un pequeño beso en sus labios para sellar aquel mágico reencuentro.
-enseguida vuelvo -ella se puso de pie y fué a la cocina para preparar algo para tomar-
Mientras tanto Ryan no quería estar solo esperando por ella así que fue a seguirla.
Ella trataba de asimilar todo lo que Ryan le había contado, sintió que era una horrible persona por juzgarlo sin saber su situación y pasado tanto como ahora se lo había contado. Se sintió triste y con ganas de llorar, mordiendo sus labios mientras veía como el agua se calentaba sobre el fuego de la estufa.
Ryan la vió sola y pensativa así que cuidadosamente la rodeó con sus manos, sorprendiendola, apoyó su cabeza por su hombro y depósito un beso sobre su cuello.
-¿Que sucedió? -insiste en saber el castaño con una voz suave-
-nada, estoy preparando algo de café para ambos. -dijo ella sin mirarlo pero admiraba la demostración de amor que él le brindaba-
-¿Y? ¿Porque estás muy seria? -pregunta el castaño algo preocupado-
Michelle acomodó su cabello por detrás de su oreja, jamás quiso romper su abrazo con él.
Así que él la giró para tenerla frente a sus ojos y cara a cara, averiguar por estaba tan callada.
-despues de que me contarás toda tu experiencia en el ejército me siento uns mierda de persona, por pegarte por juzgarte y por enojarme contigo tantas veces.
Su cabello cayó por delante de su rostro pero el castaño sonrió levemente, con su mano la acercó al suyo y besó su mejilla tomándola desprevenida.
-no te pongas así ¿Cómo ibas a saber vos todo lo que pasé? -ella abrió sus ojos y vio un brillo especial en sus ojos, haciendo que su estómago se revuelva de mucha emociones- es inimaginable que tú lo supieras.
-pero te pegue muy feo muchas veces -mordio su labios y sintió aquellos brazos del Ross ponerse cerca de los suyos-
-tus cachetadas me reiniciaron la vida, te lo agradezco -le devolvió el gesto con una leve sonrisa-
Ella lo abrazó y hundió su rostro su pecho, sin decirlo quería decirle lo arrepentida que estaba por haberlo abofeteado y negó ladeando su cabeza. Ryan tocó su rostro.
-Mich... el agua -observo que el agua por detrás de ella romper a hervor-
Michelle se separó y desesperada se volteo para apagar el fuego de la estufa.
Ryan admiró a la mujer ver como ella preparaba un café para ambos, sacó de la nevera dos cuadrados de pastel de chocolate con el cuál compartió con el castaño para tomar algo juntos.
Ambos bebían y compartía un café juntos. No hablaron ni sacaron el tema que iba a pasar luego de que hicieran el amor. No dejaban de verse a los ojos al hablar y Ryan se sentía mucho más tranquilo que ahora se había sacado un peso de encima. Hablaron de tema tribales y hasta que la tormenta culminará, decidieron ver una película en Netflix. Ambos en el sofá, abrazados y enfocados en la trama hasta que ella en algún momento se durmió en su pecho. Ryan acaricio su cabello pero no quería dormirse. Quería recordar y apreciar aquel momento, su corazón estaba brincando de felicidad.
Antes de que él saliera nuevamente Ryan se había cambiado de ropa y perfumado. Se quedó observando el amanecer mientras la azabache dormía placenteramente sobre el sofá.
La tormenta había cesado y las canaletas que anteriormente estaba inundadas ahora estaban secas llenas de hojas, en el patio había pequeños charcos de agua y mucho barro.
-Ry... -escucho la voz entrecortada de la muchacha, que estaba entredormida- ¿Ya debes irte? ¿Qué hora es?
-van a hacer las 7 de la mañana Mich... -responde el castaño y voltea a verla para caminar hacia ella y tocar su mejilla y acariciarla- no quisiera irme pero debo volver a casa, deben de estar muy preocupadas por mi.
Ella cerró sus ojos aunque internamente no deseaba que se fuera no podía detenerlo.
-ah que lo dices, Garrett no vino a casa.
Ryan se separó de ella y dejo de tocar su tacto.
-que no te extrañe, hubo una gran tormenta ayer y la ciudad estaba casi toda inundada y con destrozos.
Ella hizo una mueca, estaba preocupada. Así que se recompuso y se sentó en el sofá.
-Alex... -ella tapó su boca y se puso de pie-
Con prisa subió por las escaleras hasta llegar a una de las habitaciones, dónde precisamente descansaba Alex en su cuarto.
Ryan la acompañó y se detuvo al verla cuando ella conforme, confirmo que el niño seguía durmiendo plácidamente. Su respiración era leve puesto a qué estaba dormido.
Ambos entraron a su habitación tratando de hacer el menor ruido posible hasta que solo basto con que Alex abriera sus ojos y se encontrará con los orbes de su madre y del castaño.
-mami -musitó el niño en voz baja admirando a su madre-
Ella se puso se cuchillas al suelo para abrazar a su amado hijo y aliviada porque su progenitor ya no corría riesgo de enfermarse.
-¡mamá me ahogas! -exclamo el niño cerrando sus ojos-
Ryan a una corta distancia admiraba a su hijo y lo amaba tanto como a la mujer que jamás dejo de querer.
No entendía como, pero Ryan se sentía tan feliz de tener cada vez a su familia más cerca. Podría sentir su alma y corazón hacer un vuelco y llenar aquel amargo vacío existencial si sólo los tuviera a ellos en su vida.
.........
El sol comenzaba a asomarse y Garrett Børns se encontraba adentro de su vehículo fumando un habano y observando el amanecer con total tranquilidad frente a las oficinas de trabajo.
A la hora siente que alguien toca su vidrio con el ruido de las llaves.
Voltea a ver con los tan sorprendido.
-¡Brendon! -penso internamente-
Él saludó a través del vidrio y sonrió.
Garrett abrió su puerta de copiloto y dejo que el azabache se siente a su lado.
-¿asi que fumando habano? -observo detenidamente y vio una caja de puros abierta- ¿Desde hace cuánto no he visto fumar?
-es uno de mis pocos placeres que tengo en la vida. -saco uno de su boca para poder hablar y exhaló el humo de sus pulmones-
-y yo pensaba que eras un aburrido. -tomo uno de aquellos puros y se sirvió uno-
Garrett apreció aquella grata compañía del Urie, a pesar que quería estar sólo, no se sentía tan vacío porque Brendon llenaba en el aquel hueco.
Saco su encendedor para prender el habano que ahora Brendon tenía en su boca para luego así, ambos disfrutaban del placer de fumar antes de entrar a trabajar.
-¿Que sucederá si Till nos descubre? -inquiere saber Brendon algo preocupado-
-nada, le daré uno. Son su marca favorita de puros. -contesto el Børns-
-jajaja tú sabes todo. -rio por lo bajo el Urie-
-a mi nada se me escapa Brendon.
Garrett al lado del Urie se sentía tan tranquilo y se olvidaba de aquel suceso de había presenciado.
Sin decirle que sucedió, Brendon le hablaban tantas tonterías que le alegraba su amarga existencia, sin querer observó por la ventanilla que el sol asomaba por la ciudad, aquel que siempre lo identificó al Urie como su sol porque jamás lo había dejado solo en su vida ni en sus peores momentos.
-Continuara-
Aquí el segundo capítulo de los que prometí, espero que les haya gustado. Hasta la próxima ❤️
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