21. Baile

No se como describir el vestido de mi querida peliazul, asi que lo pongo aqui😅

Marinette

Quisiera que este día se congelara. Mañana es el baile, el bendito baile que todo el mundo ha deseado. Algunos lo quisieron para estar con sus parejas o novios, pero la gran mayoría solo para anunciar definitivamente las tan amadas vacaciones. Yo no quiero ir, pero debo porque Alya me ha insistido estos últimos meses y de seguro me la hubiera pasado peor de lo que ya estoy si hubiera negado.

Suspiro con pesadez y entierro mi cabeza en la almohada. No quiero pensar en nada. No quiero hacer nada. Bueno, solo una cosa, dormir por siempre.

- aunque quisieras, no puedes- escucho una voz a mis espaldas. Me volteo y miro a Tikki.

- ¿eh?-

- estas pensando en voz alta- me dice.

- ups- es lo único que sale de mi boca.

- ¿no se supone que tendrías que juntarte con Alya en este momento?- me pregunta.

Prendo mi celular para ver la hora y no puede tener más razón.
- ¡rayos! ¡Tikki, puntos fuera!- grito y me transformo.

Salto rápidamente por la ventana de mi casa y corro por los techos pasando desapercibida. O eso pienso yo. Me meto en un callejón, miro a los lados y, como no hay nadie, me destransformo. Salgo caminando de ahí como cualquier chica normal y me dirigo a la biblioteca. Allí ya esta Alya, nada raro que ya haya llegado.

- hasta que apareces- ríe.

- hola a ti también- respondo sarcástica.

- geezz, que amarguete, definitivamente tienes que ir al baile- un escalofrío recorre mi cuerpo.

- ajá, debo ir al lugar donde menos quiero asistir- menciono sujetando mi cabeza.

- eso te relajara, y más te vale dormir esta noche- me advierte sacando un libro de su mochila. Ruedo los ojos, si ella no fuera, yo no tendría ni medio motivo para ir.
- bueno chica, ¿vas a investigar o que?- me pregunta.

- sigo creyendo que el orígen de los animales y la vida no ayudara a desenmascar a Ladybug- replico.

Pasamos horas leyendo, o eso fue lo que intenté los primeros veinte minutos. Tuve que distraerme y relajar mi mente observando los pasillos de la biblioteca. Me quedé dormida en poco tiempo. Ojalá hubiera durado para siempre. Pero en mi sueño, la voz de Alya resonaba cada vez con mas fuerza hasta que me despierta.

- ¿que hora es?- pregunto entre bostezos.

- cerca de las seis. Necesitabas descansar y terminé de leer mis libros. Y los tuyos- me contesto mientras se paraba. Me quedo mirando un rato.

- ¿qué?-

- ¿vas a pasar la noche aqui?- cuestiona divertida. Con pesadez me levanto y juntas regresamos a mi casa. Íbamos a hacer una pijamada, para ir mañana al baile. La peor noche de la vida.

- ya, quita esa cara- me susurró mientras subíamos al departamento.

Al entrar, mis padres nos recibieron con la merienda preparada y una sonrisa. No tenía hambre, pero decidí comer para no preocuparlos.

Al ponerme la pijama y acostarme en mi cama supe que faltaba demasiado poco para mañana. Pero que el dia y la noche serian largos.

Autora

- no te pases- escuchó la peliazul al sentir que su cuerpo se agitaba.

- despiértate Marinette, ¡son las once de la mañana!- exclamó Alya jalándole del brazo.

- es Sábado- se quejó la azabache.

- me importa un bledo, es el día del baile y hay que iniciar ya- insistió la morena.

- faltan más de seis horas-

- como quieras- la de puntas rojizas tomó el celular de la peliazul.

- supongo que necesitaré a Adrien para que me ayude a levantarte- suspiró.

Marinette abrió rápidamente los ojos y salió disparada de la cama al baño.

- ¡nada que ver!- exclamó cerrando la puerta. Alya soltó una carcajada.

Cuando Marinette terminó de asearse, bajó a desayunar, con su amiga a su lado. Decidieron pasar un rato viendo películas y relajarse hasta que llegue una hora decente para arreglarse.

- mira eso, dice que inicia a las siete y parece que medio instituto esta aquí- comentó Nino riendo.

Adrien sonrió de lado. Venir no era su mejor decisión. En especial, sabiendo que su padre podría akumatizar a cualquiera. Rayos, como deseaba quitarle el bendito broche.

- supongo que hay que entrar ¿no?- mencionó y se encaminó el hotel donde se había hecho el baile.

- parece que nuestras señoritas aún no llegan- comentó el moreno sacando su celular.

- ¿te olvidas? rompí con la mía- dijo con un tono de sarcasmo el modelo.

- si, y eres un idiota por eso, pero se arreglará hoy-

- lo dudo- bufó el rubio. Se arrimó en la línea del bar y colocó su cabeza en su mano.
- ¿hay alcohol?- le preguntó a su mejor amigo.

- solo es para los maestros, ellos son mayores de edad- contestó.
Adrien paso la mirada en el hotel.

Muchos estudiantes ya estaban bailando, otros conversaban, texteaban o reían. Habían varias parejas dándose besos mientras manifestaban su baile. También logró divisar a Ethan, conversando con algunas chicas. que ponían ojos de cachorro al verlo. Suspiró. Era probable que sería la noche más dura de su vida.

**
- ¡Marinette! ¡¡apúrate!!- gritó Alya perdiendo la paciencia.

- ya voy- seguía repetiendo la peliazul hasta que al fin salió.
- ¿me veo bien?-

- no seas tonta, ¡por supuesto! ahora vamos- la morena le dió el pequeño bolso a Marinette y la cogió del brazo.

- ¡esperate! ando con estos- apuntó a sus zapatos.

- ni te quejes. Yo estoy usando verdaderos tacones, los tuyos son diminutos por tus protestas- replicó Alya y salieron del departamento despidiéndose de los padres de Marinette.

La mamá de Alya ya estaba afuera y las llevó al baile a ambas jóvenes. Cuando llegaron, le agradecieron y entraron. Creyeron por un minuto que eran las últimas en llegar.

- Nino llegó como hace una hora- se quejó la morena.

- el mundo se acaba-

- ya, vamos- dijo Alya y empezaron a buscar a su novio. Lo encontraron en una esquina conversando con su mejor amigo. Marinette tragó duro.

- ¡llegamos!- saludó Alya y le dió un beso a su novio.

- era hora- respondió Nino.

- tuvimos... complicaciones, pero ya esta todo arreglado- sonrió.

Adrien era el único que no prestaba atención a la conversación. Verla a Marinette con ese vestido blanco lo dejó casi boquiabierto. Tuvo que apartar la vista para poder concentrarse en lo que ocurría a su alrededor.

- Alya, vamos- dijo el moreno tomándole de la mano.

- ¡eh! ¿adónde van?- les preguntó la azabache.

- a bailar- contestaron y desaparecieron en la multitud.

Marinette y Adrien se quedaron solos. Un momento un poco, no, muy incomodo para ambos.

- iré tomar algo- dijo esta con prisa y trato de no correr hasta la línea de bar.

Pidio un vaso de agua. Algo tranquilo y simple. Cuando lo termino, vio con el rabillo del ojo a alguien sentarse a su lado. Se giro y el joven le sonrio.

- estás hermosa Marinette- la nombrada se sorprendió. Ethan nunca la llamaba por su nombre.

- um, gracias- respondió.

- ¿no te parece raro pedir agua en un baile?- preguntó con un pequeño tono de burla, pero la azabache no perdió su compostura.

- ni modo beberé alcohol-

- pero hay gaseosas-

- simplemente quiero agua- el castaño sonrió.

- es un país libre. ¿quisieras bailar?- preguntó de repente. Marinette dejó el vaso.

- en realidad-

- vamos, será divertido- dijo y sin esperar respuesta, la condujo a la pista de baile.

La juntó a su cuerpo incrementando la incomodidad y molestia en la peliazul. Esta buscaba a su mejor amiga con la mirada para ver si la sacaba de ese apuro. Pero en vez de eso, divisó al rubio. Este parecía buscar a alguien, y cuando sus ojos esmeraldas la encontraron, ella apartó la vista.

- Ethan, creo que, me quiero sentar, eso- contestó intentando salir de la situacion.

- pero aún no termina la canción- dijo sonriente mientras acercaba su rostro al de la peliazul.

- pues, no importa, talvez podríamos bailar en la próxima- contestó Marinette pensando que no existía una "próxima" en su punto de vista.

- ¿que tal una bebida? te iré a ver una soda- dijo el castaño y la soltó.

Marinette caminó en la dirección contraria de su acompañante y se sentó en una silla. Tomó aire con la cabeza en sus manos.

- ¿cansada? acabas de llegar- escuchó al frente suyo.

Alzó la vista y vió a Adrien sonriéndole. Ella se encogió de hombros. Se quedaron en silencio. Marinette se paró y lo vió a los ojos.

- Adrien, ¿a que vienes?- preguntó sutil.

- supongo que hablar- contestó.

- ¿me vas a decir por qué terminaste conmigo? por que hace semanas que he querido saber- insistió cruzándose de brazos.

- Mari...- Adrien no encontraba las palabras para excusarse

- mejor olvidalo, creo que es mejor que cada uno vaya por lo suyo- habló y se giró para irse, pero el rubio le agarró del brazo.

- espera, no te vayas- la atrajo hacia él, provocando que sus rostros queden a menos de un metro de distancia. Oh, cuanto había extrañado aquello. Marinette sintió sus mejillas calentarse.

- A-Adrien- tartamudeó. El nombrado la acercó más.

- ¿sabes lo mucho que he extrañado verte con ese color? ¿o qué te pongas nerviosa?- susurró.

La peliazul apretó los labios. Puso sus manos sobre el pecho del joven para alejarlo.

- para- murmuró. - ¿por qué juegas conmigo?- acusó frustrada. Adrien suspiró.

- primero dices que no podemos seguir juntos, y luego quieres besarme, ¿qué sucede contigo?- cuestionó con lágrimas amenazando el maquillaje. El joven le tomó la mano.

- no lo entiendes-

- ¡entonces dímelo! ¡explícame!- exclamó no muy fuerte para llamar la atención.

- Mari-

- si dices que fue por mi bien estás muy equivocado- bufó apuntándolo con el dedo. - porque me he pasado todo este tiempo llorando en mi cama preguntándome que hice mal- una lágrima rodó por su mejilla. Adrien la limpió con su dedo pulgar.

- perdóname- suplicó con voz quebrada. - quería protegerte Mari, porque mi padre es nuestro enemigo- le susurró. Ella abrió grande los ojos.

- ¿e- él e- es...?-
- si, y necesitaba alejarme de ti para que no se enterara que eras Ladybug. Reconoció mi anillo, pudo haber hecho lo mismo con tus aretes- la peliazul se quedó atónita.

- no sé que decir- dijo con voz temblorosa. Adrien sonrió levemente.

- ¿me perdonas?- ella rió.

- tuviste que decírmelo, ¿cómo has podido vivir con él? ¿tu padre sabe que eres Chat Noir?- el rubio asintió. La joven azabache se quedó confundida.

- ¿y cómo es qué no te lo ha quitado?- Adrien se encogió de hombros.

- bueno, dejando eso de lado- Adrien la acercó a su cuerpo.

Antes de que Marinette protestara, el rubio plantó sus labios sobre los de ella.

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