10. Encuentros

Marinette

Desperté en un lugar donde la luz faltaba. Mis manos estaban atadas por detrás de una silla, y mis pies atados a las patas de madera. Alzé la cabeza y la moví a los lados, me dolía el cuello. Luego observé a mi alrededor. Todo estaba oscuro y apenas distinguí una puerta negra en la pared de enfrente.

La puerta se abrió y entraron dos hombres. Me desataron y me dijeron que los siga. Ví que uno de ellos tenia un arma. No me causó tanto miedo, pero debía ser cautelosa y prudente en mis movimientos. Caminamos por unos pasillos oscuros hasta que llegamos a una gran puerta amarilla. Tocaron la puerta. Yo ví por mi chaqueta.

- ¿estás ahí?- susurré lo más bajo posible.

- si- respondió Tikki.

- adelante- dijo una voz del otro lado. Uno de ellos abrió la puerta y me indicó que pasara. Cuando entre, ellos entraron detrás mío y cerraron la puerta.

La habitación estaba iluminada por un calendabro en el techo, había una gran ventana de vidrio al fondo, donde había un escritorio y un hombre detrás sentado en una silla. Otro estaba delante y ambos se voltearon a verme. Las paredes eran de un color concho de vino y había cuadros adornándolas. Sillones oscuros en el lado derecho y una gran televisión del lado izquierdo.

- Marinette Dupain Cheng, que gusto volver a verla- me dijo el hombre detrás del escritorio. Su cabello negro estaba bien peinado, tenía ojos marrones y vestía de traje, el que estaba delante tenía pelo castaño claro y ojos claros, y tambien vestía de traje. No me sorprendió.

- espero que mis hombres la hayan tratado bien- volvió a hablar. No respondí.

- oh claro, permítame presentarme- dijo el de pelo negro acercándose a mi. - soy Joan Montreau, ahora conocido por ser el líder del ataque donde usted estuvo presente- rió levemente extendiendo su mano, la cual quitó porque no le devolví el saludo.

- veo que anda tímida, porfavor tome asiento- señaló la silla libre a lado del otro tipo. Se fue a sentar donde antes estaba.

- estoy bien así-

- ¿perdón?- dijo Montreau. Me aclaré la garganta.

- estoy bien así- dije más alto.

- bien, si así lo desea. El caballero aquí presente es Pierre Dumont- lo presentó al otro que me miró.
- un gusto señorita Dupain Cheng-

- ¿qué hago aquí?- pregunté de una vez por todas.

- bueno señorita, es cierto que tiene buen gusto en la moda, y sabe diseñar. El asunto es que mi amigo Dumont está en una situacion económica no muy favorable y necesita mentes brillantes como suya para no caer en la ruina, otra vez- el otro rió.

- y tendría el honor de quedarse por un tiempo en la hermosa ciudad de Versalles para aprender más y ayudar a mi amigo, junto con otras excelentes mentes cuando las encontremos- concluyó Montreau, el pelinegro.

Metí mis manos en mis bolsillos. Entonces sentí mi celular. Lo prendí pero no hizo ruido. Bien.

- yo no me iré a ningún lado- dije. Ellos se miraron y luego rieron levemente.

- lamento decirle esto señorita Dupain Cheng, pero no tiene opción, y no se preocupe, la tratarán como a una dama, tal y como usted debe ser- habló Dumont.

- ¿y que hacen ustedes exactamente?- pregunté cambiando el peso de un pie al otro. Pierre se levantó y caminó por la habitación.

- yo era un reconocido diseñador de Francia, pero tuve graves problemas económicos y perdí todo por culpa de Gabriel Agreste. Le ofrecí un trato a mi amigo Joan si me ayudaba a recuperar lo perdido y todo ha iniciado de a poco, por pequeñas pero talentosas mentes. Para seguir obteniendo dinero, me metí en otro negocio que pagaba muy bien y que lo dejaré al recobrar mi fortuna. El que usted sea la primera y esté aquí es parte de ese negocio-

- yo por otro, pienso que no tiene que meterse en mis asuntos- habló Joan. Rodé los ojos.

- pues yo no me iré, me quedaré aquí. Usted...- señalé al que era Dumont - ... usted solo quiere vengarse robándose los diseños de Agreste secuestrando a sus modelos y reclutando a otros en contra de su voluntad. Y usted- señalé a Montreau - esta aún peor- hablé dando a entender mi punto de vista. Sus expresiones parecieron cambiar. En realidad, la de Montreau no, no reflejaba ninguna.

- señorita Dupain- habló Dumont con un diferente tono de voz. - yo soy muy amable con quienes me respetan, y quienes están dispuestos a trabajar correctamente, no quiero verme obligado a tomar otras medidas con usted- habló serio. Me cruzé de brazos.

- yo no trabajo para delincuentes en contra de la ley y ya le he dicho que me quedare aquí- y por primera vez, Montreau había sonreído, más bien, reído.

Dumont puso una expresión de enojo.

- ¿le digo algo? Usted vendrá conmigo quiera o no, y le enseñaré a respetar a los adultos- dijo acercándose a mi.

Cuando el castaño estuvo parado enfrente mío, supe lo que iba a hacer. Levantó rápidamente su mano, pero yo lo agarré de la muñeca a tiempo.

- ni se atreva- entoné. Sin embargo, no ví venir la otra, y me abofeteó, haciendo que lo soltara. Escuché a Montreau reírse. Yo me sobé la mejilla.    

- ¿sabes Pierre? Estoy seguro que ella será la mejor de todos- dijo cesando su carcajada.

- ¿Por qué lo dices?- antes de que le respondieran, una sirenas retumbaron en los oídos de todos.

Estaba aliviada, era la policía, significaba que arrestarlos sería más fácil. Tenía que idear un plan para salir.

- ¿qué rayos esta pasando?- se quejó Dumont y miró a los dos guardias en la puerta. Ninguno dijo nada.

- llama a Dotch, debería estar haciendo guardia abajo- ordenó Joan a uno de ellos. Uno cogió uno de esos radios (walkie talkies).

- Dotch responde, hay policias afuera- habló el que era medio pelirrojo.

- Dotch no se encuentra aquí- contestó otra persona que sonaba conocida.

- revisa las cámaras y micrófonos- dijo Dumont. Montreau hizo ver en las computadoras varias pantallitas. En algunas no se veía nada, como si las hubieran roto.

- hola caballeros- saludó un joven por una de ellas. Traté de disimular mi sopresa y mi sonrisa.

- ¿quién eres? ¿que hiciste con mis hombres? ¿trajiste a la policía?- cuestionó Joan molesto.

- Chat Noir, caballeros, y sí, los traje. Pero temo decirte que tus hombres ya no están a tu disposición- dijo con su típica sonrisa.

- tengo todo un ejército en este edificio- dijo Montreau.

- tenías, se ha ido achicando. Muchos recuperarán la conciencia detrás de una celda. Y ahora, iré por ustedes- dijo y golpeó con su bastón la cámara. Yo debía salir, Ladybug podría ayudarlo.

- ¿puedo ir al baño?- Joan y Pierre me miraron extrañados.

- ¿es en serio?- rió Pierre incrédulo.

- ya saben que cada cierto tiempo al mes, las mujeres...-

- ¡bien, bien! ve- me interrumpió Joan. - hay uno a lado, llévenla- le dijo a los dos guardias.

Salimos y vi que la puerta del baño estaba a pocos pasos. Me volteé cuando iba a abrir la puerta. Me di cuenta que ambos estaban armados. Entré al baño y cerré con seguro.

- Tikki, debo transformarme-

- ¿eso no revelaría tu identidad?-

- no creo tener otras opciones- me encogí de hombros. Y de pronto, toda la luz se fue. Estaba a oscuras. Era seguro que el edificio completo estuviera así.

- ¡Tikki, puntos fuera!- exclamé. Salí dándole una patada a la puerta. Con mi yoyo amarré a ambos y los llevé afuera. Los policías me miraron aliviados.

- ¡Ladybug! Que bien que llegaste- escuché. Los dejé a su alcanze y volví adentro.

Era algo difícil, ya que Chat era el de la vista nocturna. Corría mirando a todos lados, pero me detuvé se golpe por chocar con alguien bruscamente.

- ¡mi lady!- exclamó mi compañero. Sonreí y me paré. Estiré mis brazos intentando localizarlo.

- ¿donde estás?- reí. Me cogió la mano para guiarne mientrad corríamos.

- me alegro que hayas llegado, aquí está Marinette Dupain Cheng, la perdida-

- ah, lo sé- dije sonando tranquila.

Llegamos a lo que suponía que era la puerta donde antes me encontraba. Escuché unos disparos que sonaron al frente nuestro.

- ¡fuera! ¡se los advierto!- la melena rubia de Chat me llevaba hacia donde se encontraban Joan y Pierre. Lanzé mi yoyo hacia donde creí que estaban. Agarré a alguien.

- ¡espera mi lady! ¡soy yo!- me había equivocado.

- ups- sonreí. Le dí vueltas hasta escuchar como chocó con ellos.

La luz había regresado. Chat tenía con su bastón quieto a Pierre. Me acerqué a Joan que estaba inconsciente.

- la policía ya viene, iré por Marinette- dije y salí antes de que Chat me detuviera. En uno de los pisos más altos me destransformé y me tocó bajar por las escaleras.

Al estar en el primer piso, Chat fue el primer en abrazarme. Escondió su cara en mi cuello.

- al fin estás aquí. ¿estás bien?- preguntó.

- si- dije. Salimos y entré en el carro del oficial Roger. Al llegar a la comisaría, Roger me llevó a la enfermería. No tenía nada malo, y  mis padres por fin entraron a abrazarme.

- ¡Marinette! ¿cómo estás?-

- ¿te hicieron algo esos hombres?-

- ¿adónde fuiste?-

- ¿qué querías decir con esa carta?-

- ¿cuál era el problema?-

- estás pálida, ¿tienes u...?-

- ¡tranquilos!- los interrumpí. - me siento bien, en serio. Ladybug me encontró en uno de los últimos pisos y me llevó al primero antes de retirarse. Estoy bien-

Me pasé horas explicándoles el problema, mis sospechas, adonde fuí, y lo que pasó en aquel edificio. Incluso les hablé de Clara, pero no les dije que ella sabía de mi huída. Era de madrugada para cuando terminé de hablar. Estaba cabeceando.

Papá me dijo que tenía que hablar con el oficial Roger, igual mamá, asi que me quedé dormida en la cama de la enfermería. Lo malo era que no logré dormir tanto, puesto que estaba incómoda. Cuando me levanté, vi a Chat sentadó a un lado mío. Mi cabeza estaba encima de sus piernas.

- ¿sigues aquí?- le pregunté adormilada.

- vine a verte-

- oh gracias- bostezé y luego recordé algo.

- oh no, dejé mis cosas en la calle- quería decir, mi mochila.

- aquí está- la puso a un lado de la cama. Lo miré confundida.

- ¿cómo...?-

- yo, caballero de la noche buscando a su princesa en apuros...-

- no estaba en apuros- murmuré.

- patrullaba París. Ví a esos hombres meter a una mujer inconsciente en el carro sin sus cosas. Las recogí y los seguí. Llamé a la policía luego. Así es como estamos aquí-

- gracias mi caballero- le dije.

Chat me abrazó yo lo abrazé devuelta.

- extrañaba esto- me susurró.

Al escuchar la puerta abrirse, salió corriendo a una velocidad impresionante a la ventana antes de irse. Mis padres, finalmente, me llevaron a casa.

Adrien

El regreso de Marinette hizo todo más facil para Alya, Nino, y para mí. Se incorporó sin molestias al colegio, y ninguno de nuestros compañeros la molestaron con preguntas.

- ¡Adrien!- gritó Plagg desde mi hombro.

- ¿qué pasa?- le pregunté parándome del asiento del parque.

- mi queso- suspiré. Le dí un pedazo.

- ¿mejor?-

- mucho mejor- me dí cuenta que el negocio de los Dupains estaba cerca, y fuí allá. Vi a Ethan esperando para pagar su orden.

hola Marinette- saludé al entrar.

- hola Adrien- Ethan se volteó y rodó los ojos.

- hola- le sonreí inocentemente.

Marinette no estaba en su puesto de trabajo, por lo que le pregunté si quería salir. Ella me respondió asintiendo con una sonrisa, y antes de salir, le guiñé el ojo a Ethan, que solo frunció el ceño molesto.

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Lectores!!!! Les pido perdon por dejarlos con tanta intriga pero la verdad no tengo excusa pero ya pude al fin subir este cap. Me quede sin inspiracion por un tiempo y fue fatal. Pero ya, espero que les guste y tratare de subir lo mas pronto posible.
Disfruten, voten, comenten, gracias por todo su apoyo 💖💖
Hasta el siguiente capitulo
Miraculousteen

(Aqui una sorpresita Adrinette.
♨ No es mía la imagen)

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