Parte uno

La escuela secundaria Shinju era descrito por su alumnado como el mismísimo infierno, el apocalipsis personificado.

Claro que, esa era la opinión de cualquier alumno frente a su institución, pero mirándola con unos ojos más profesionales y perceptivos, uno se podía dar cuenta de que no es tan mala como cuentan los desdichados colegiales.

El sistema educativo era algo que se debía admirar, pues los docentes que trabajaban en aquel lugar eran personas bastante cualificadas y preparadas para la enseñanza, incluso algunos habían ganado premios debido a formar importantes personajes de Japón ya sean famosos empresarios, estrellas del béisbol, etc.

El edificio en sí era bastante grande, con bonitos y extensos jardines, aparte de que contaba con varias pistas y campos, ya sea de fútbol, rugby, una piscina para natación, y un majestuoso campo de béisbol, que por cierto, este último deporte era de los más practicados por los estudiantes, aunque solo los mejores de los mejores podían entrar en el equipo del instituto de béisbol.

Los que conformaban el club de béisbol tenían la oportunidad de poder jugar de forma nacional con otras instituciones y la grandeza de poder ganar el campeonato nacional de béisbol en Japón en la división de estudiantes.

Eso si es que llegaran al Koushien, que de por sí ya es una tarea complicada.

*Koushien: nombre del torneo de béisbol y del estadio dónde se juega*

La institución campeona podría gozar de un enorme trofeo dorado, el orgullo que aquello conlleva, y de una semana entera de vacaciones explorando un lugar a elección general de cualquier país con todos los gastos completamente pagados.

Obviamente la mayoría intentaba entrar y ganar por el premio de las vacaciones.

Bastante comprensible a decir verdad.

Sin embargo esta historia no se trata de la grandeza de un maldito instituto no señor...






RIIIIIING RIIIIIING RIIIIIING


Ese era el frustrante sonido que se escuchaba en aquella casi vacía y pequeña habitación, el ruido lo producía un despertador bastante arcaico, como los típicos relojes que daban pequeños saltitos de los antiguos dibujos animados.

No obstante el objeto no pudo continuar con su labor al ser apagado repentinamente por una mano que surgió entre las sábanas de una pequeña cama.

-Uuaaaaaah- fue el bostezo que salió de la boca de aquel muchacho mientras se frotaba la oreja y se rascaba un poco el trasero, perezosamente dirigió su mirada hacia el despertador para poder ver la hora.


-Mmm... aún es algo temprano... me quedaré un rato más en la cama- fueron los pensamientos del adolescente que se quedó mirando hacia el techo con una cara neutra.

Saitama era un chico de casi 16 años bastante sencillo, le gustaba comer, dormir, no hacer nada, entre otras cosas.

Un procrastinador de primerísima calidad.

Dejando de perder el tiempo el chico cerró inconscientemente sus ojos para volver a conciliar el sueño con falsas y vacías esperanzas de no tener que ir al colegio por algún milagro de Dios...











-¡¡¡VERGA LA CARTULINA!!!-

__________________________


A plenas 8 de la mañana en la ciudad de Kioto se podía ver a nuestro protagonista corriendo como si no hubiera un mañana, vestido con su pijama y con unas simples chanclas azules.

*Kioto: prefectura en Japón, algo así como una ciudad*

Un Saitama muy nervioso se dirigía velozmente a la papelería del señor Takahashi, un señor ya anciano bastante amable y sabio.

-¡Saitama muchacho!- fue el saludo que recibió el adolescente de una mujer de unos 30 años más o menos que se encontraba abriendo su puesto de panadería del barrio.

-¡Buenos días señora Yoshida!- le dio un saludo rápido a la mujer mientras proseguía su rumbo con cada vez más rapidez.

-Ese chico nunca cambia...- se dijo a sí misma la panadera con una pequeña risita mientras negaba con la cabeza.

Durante el trayecto Saitama fue saludado por más conocidos tales como el señor Matsumoto, que era el basurero, el oficial Yamada, que le ofreció un aventón en su moto que nuestro protagonista negó humildemente.

Finalmente y casi sin aire al haber corrido casi 2 kilómetros sin parar, llegó al ansiado puesto de material escolar, que por fortuna, estaba ya abierto y disponible para todos.

Limpiándose un poco el sudor de su cara y tomando respiraciones fuertes para calmar la adrenalina, se dispuso a entrar.

-¡Hola señor Takahashi!- el muchacho entró a la tienda un poco agitado y inmediatamente se dirigió al lugar donde se encontraba el papel, cartón entre otras cosas, para buscar y pagar el material que necesitaba urgentemente.

-Chico... ¿Otra vez?- fue la pregunta del dueño de la tienda mientras alzaba una ceja y se cruzaba de brazos, cual padre regañando a su hijo por una travesura.

Saitama solo se encogió de hombros dando a entender su respuesta y se dirigió a la caja del puesto con un cartón corrugado de tamaño mediano de color verde, en silenció lo dejó encima mientras se rebuscaba los bolsillos en busca de dinero para poder pagar el objeto.

-Hijo... sabes muy bien que no puedes seguir así- las palabras del anciano parecieron recaer un poco en el adolescente, que detuvo por un momento lo que estaba haciendo como si estuviese congelado, pero al cabo de unos segundos recuperó la compostura y de su bolsillo sacó un par de monedas.

-Son 110 yenes...- al parecer el dependiente estaba más interesado en haber visto esa reacción que en vender su propio producto, pensaba que ahora y tal vez, ese chico testarudo finalmente lo escucharía y dejaría de desperdiciar su juventud de una vez por todas.

Tras pagar la cartulina el muchacho se despidió del viejo y se dispuso a regresar su hogar un poco más tranquilo, realmente esas palabras recayeron un poco en él.

Negando con la cabeza aquella idea continuó su trayecto en silencio y calma, pues ya sabía que debido al improvisto dado, incluso siendo el hombre más rápido del mundo, llegaría tarde al instituto de todas maneras, así que no había porque esforzarse en algo inútil...


¡PAM!


Saitama lentamente bajó su mirada al sentir que había pisado algo blando y viscoso.

-Mierda...- y efectivamente eso fue lo que pisó.

__________________

-¡Es la cuarta vez que llegas tarde en lo que llevamos de semana Saitama!- el profesor de matemáticas del aula 2-B, el señor Nakano reprendió con firmeza la actitud de su alumno, a quien no había dejado entrar a su aula esta vez, provocando que los alumnos mirones observaran la posible discusión a través de los cristales de la puerta del salón.

-Perdone Nakano-sensei... tuve unos improvistos en la mañana y no pude llegar a tiempo- se disculpó nuestro protagonista con la cartulina en su mano izquierda mientras se rascaba la oreja con desinterés y con su típica mirada en blanco, como si esto fuera el pan de cada día.

-¿Es así? ¿Te persiguieron los perros de tu vecina otra vez o se te olvidó tu mochila?- comentó el docente con sarcasmo hacia sus anteriores, y según él, pobres excusas.

El chico solo se limitó a quedarse callado mientras miraba fijamente a los ojos de su maestro, éste último solo suspiró con cansancio y se inclinó un poco hacia el muchacho.

-Te seré sincero Saitama, últimamente estás faltando mucho a clases, llegas tarde, no entregas los deberes y tus calificaciones han bajado bastante... Tú no eras así... ¿Qué te paso?- esas palabras fueron dirigidas sin ningún tipo de intención escondida.

Realmente el maestro estaba preocupado por su ex-alumno estrella, en su primer año en la escuela superior demostró grandes capacidades en el ámbito de estudio.

*Escuela superior: última etapa en el instituto de los estudiantes en Japón antes de entrar en la Universidad, se divide en 3 años*

Pero cuando llegó a su segundo año, de un día para otro se empezó a descuidar y a no hacer nada y ahora se encontraba en la cuerda floja para no repetir el año y para no perder su beca.

Ante la pregunta dada el adolescente solo se frotó un poco las manos con culpa mientras bajaba la mirada un poco avergonzado, él realmente no tenía ninguna excusa para ello.

Volviendo a mirar a los ojos a su profesor, éste último solo miró con decepción al estudiante y lentamente se giró para abrir la puerta de su clase provocando que los chismosos volvieran a sus asientos como si nunca hubieran estado allí en primer lugar.

-Espero que no se vuelva a repetir... pasa- fueron las frías y directas palabras del docente, sin decir ni hacer nada más Saitama de inmediato obedeció y se sentó en su lugar al fondo en una esquina donde no había alma viviente, ganándose en el proceso miradas de burla y murmullos entre sus compañeros de clase.

Antes de entrar al salón el profesor Nakano suspiró nuevamente y se llevó sus dedos al puente de su nariz.

-Con lo listo que es ese chico y mira que es tonto...- se dijo a sí mismo con decepción ante el potencial desperdiciado de nuestro protagonista.

Recomponiéndose y inhalando procedió a entrar a su salón para reanudar su clase.

__________________

-Un menú de carne asada sin carne por favor- pidió el adolescente ganándose una mirada extrañada de la cocinera que sin preguntar nada más, se dispuso a cumplir su orden.

Tras el incidente de su retraso y tras acabar con las primeras clases del día ,Saitama se encontraba ya en la hora de comer.

La gente creía que pedir arroz era la opción más barata, pero un secreto que había aprendido el chico, era que si pedías el menú de carne de 400 yenes y le quitabas los 200 yenes de esa carne, podías comer ese mismo tazón de arroz pero acompañado por sopa de miso y encurtidos y con agua gratis.

Así que tomando su pedido ya hecho y entregado por la cocinera, se dispuso a sentarse en su lugar habitual del comedor con su charola en las manos, una pequeña mesa azul y vieja al fondo de la sala, dónde nadie se acercaba y por ende, nadie podría molestarle en su sagrada hora de comer.

-¡Saitama amigo!-

O eso quería pensar...

Antes de siquiera poder sentarse se le acercaron tres tipos más grandes que él, muy seguramente de tercer año.

El primero era un chico pelinegro con un aspecto bastante descuidado, la camisa del uniforme semiabierta, barba de varios días sin afeitar y de estatura promedio.

El segundo tenía un aspecto más rudo, pequeño y fornido, al parecer llevaba los pantalones mal puestos ya que se le podían ver perfectamente los calzoncillos.

El tercero y el que le habló a nuestro protagonista, tenía un aspecto más pulcro, con cabellera dorada y una mirada de superioridad que nadie le podía arrebatar.

No queriendo lidiar con esos simios imbéciles Saitama le ignoró y volvió a intentar sentarse tranquilamente, solo para ser detenido una segunda vez al sentir como le tomaban del hombro y por la fuerza le obligaban a girarse hacia ellos.

-¿Qué pasa? ¿No quieres hablar con nosotros?- el de aspecto descuidado le preguntó con burla mientras pasaba su brazo sobre los hombros de Saitama, como si fuesen amigos de toda la vida.

El adolescente ni siquiera se inmutó ante aquel gesto y solo se los quedó mirando fijamente, como si estuviera aceptando cualquier cosa que le pudieran hacer, ya sea humillarle o golpearle.

El pelinegro ya había intentando defenderse antes de esos tres y le dieron la paliza de su vida, así que no tenía sentido volver a enfrentarlos nuevamente.

El rubio solo se limitó a sonreír y tomó la botella de agua de la charola que llevaba su víctima en las manos, y a continuación abrió la tapa y puso la botella encima de la cabeza de Saitama.

Esta acción provocó que todo el contenido se le derramara por todo el cuerpo y hasta en la comida.

Volviendo a dejar la botella en su anterior lugar como si nada hubiera pasado el estudiante de tercer año le dio un par de palmaditas en la mejilla de Saitama con una sonrisa satisfactoria, el adolescente solo se limitó a cerrar los ojos con una molestia bastante notoria y tensó todo su cuerpo debido a la sensación del agua recorriéndolo.

Los tres estudiantes de tercer año estallaron en carcajadas mientras se chocaban los cinco entre ellos, tras calmarse el rubio se acercó a la oreja de Saitama tomándolo del hombro con mucha hostilidad, su expresión cambió completamente a una de más seriedad.

-No te quiero volver aquí- susurró al pelinegro, aunque no causó ninguna reacción hacia del ojimarrón por su parte.

Con esas palabras dichas, los tres bullys se retiraron a su mesa habitual.

Tras todo lo acontecido Saitama solo miró a su alrededor y observó que cada estudiante presente ni siquiera estaba viendo lo que había sucedido, cada uno estaban con sus asuntos, charlando con sus amigos o riendo, ignorando completamente cualquier acción que no esté en su círculo.

Dejando la charola en la mesa y por fin sentándose, el chico solo apretó sus puños con fuerza.

¿Por qué era tan débil?

¿Por qué nadie le ayudaba o le defendía?

¿Por qué le salía todo mal?

¿Por qué el mundo era tan injusto?

Eran unas pocas de las millones de preguntas que pasaban por su mente en ese instante, desde que tenía memoria la vida nunca la habría mostrado su lado bueno, hubieron noches en las que lloraba sin parar preguntándose porque la vida era tan injusta, porque Dios le castigaba de esa manera a él, una persona inocente que aún ni siquiera había vivido un cuarto de su vida.

Esas noches cesaron al darse cuenta de su debilidad.

Lo que en verdad le decepcionaba y le deprimía era el ser consciente de ello, pero aún así no poder hacer nada al respecto, no tenía ni la motivación, ni la disciplina, ni las ganas.

Removiendo esos pensamientos pesimistas y tomando un poco de aire, intentó ignorar todo lo sucedido y empezó a comer su comida lentamente, que estaba algo mojada debido al agua que fue derramada en ella anteriormente...

Y así la hora de almorzar fue transcurriendo con total normalidad...

__________________

-¡UFFFFFF!-

-¡AAAGHH!-

-¡GRRRRR!-

Esos eran los quejidos de esfuerzo que se escuchaban en aquel amplio campo, al parecer lo que se estaba llevando a cabo era el entreno diario del equipo de rugby escolar, que con mucha fuerza, daban placajes a escudos diseñados para ello.

Saitama no pudo evitar sentirse un poco intimidado ante la gran corpulencia de sus compañeros de club, que sin decir nada y sin quejarse sobre su estado, siguieron con su rutina.

Percatándose de la mala mirada dirigida a su persona por su propio entrenador, se giró con indiferencia a los vestuarios para poder cambiarse a su uniforme de entreno, pero antes de siquiera llegar a tocar el pomo de la puerta, una mano lo detuvo haciendo que el chico se girase para ver al responsable.

Con el ceño fruncido debido a la molestia, el profesor encargado del club de rugby, el señor Matsumoto, se quedó mirando a los ojos del chico con una gélida mirada, como si estuviera esperando alguna acción de parte de su alumno, que solo bajó la mirada.

Saitama sabía que debía disculparse por llegar tarde de nuevo, pero sinceramente no quería ni tenía ganas de hacerlo, pero antes de siquiera abrir la boca o hacer cualquier otra cosa, su sensei solo le miró con lástima y le dedicó las siguientes palabras.

-Saitama, muchacho, yo...- al parecer lo que quisiera decir, le estaba costando considerablemente, así que tomando un poco de aire, el señor Matsumoto finalmente dijo las palabras que quería comunicar.

-Lo siento chico, pero se acabó... Estás fuera- a Saitama le entró un pequeño escalofrío al escuchar aquella impactante noticia.

A pesar de no ser la primera vez que le expulsaban de algún club, sintió una fuerte y mala sensación en el pecho, admitía que tal vez no era el mejor jugador de rugby del mundo, pero simplemente le pareció bastante injusto y sin sentido, claro que, esto no se lo iba a decir en cara a su sensei ni en broma.

Tomando fuerzas para articular las palabras debido a la repentina sensación anterior, alzó su mirada y hizo su pregunta.

-¿Por qué?- fueron las únicas palabras que salieron de sus labios.

En todos sus años que llevaba como docente en aquel centro educativo, jamás había experimentado el tener tanta pena por un estudiante, y eso que había suspendido a varios, pero conociendo un poco de la vida de su alumno debido a su información académica, supo que el chico no tenía casi apoyo y tampoco nadie que le aconsejase cómo tomar el rumbo de su vida.

Con una inmensa pena, el entrenador le respondió.

-Chico... no estás hecho para esto- realmente no quería decirle más cosas hirientes y romper el poco espíritu que le quedaba al muchacho.

Lo único que pudo hacer nuestro protagonista fue asentir y alejarse lentamente ante la mirada de su sensei, para luego perderse en la multitud del pasillo.

-De verdad lo siento- fueron los últimos pensamientos de Matsumoto antes de volver a supervisar a su equipo.

___________________________

-¡Bien mocosos! ¡QUIERO VER ESOS TIROS!- gritó un hombre de unos cuarenta años vestido con un buzo azul.

El encargado del equipo de fútbol del instituto Shinju, el sensei Tanaka, estaba realmente emocionado por lo que estaba pasando en ese momento.

Debido a la falta de miembros en el club de fútbol, era muy habitual ver partidos dónde nuevos estudiantes intentaban debutar.

La mayoría no tenía éxito debido a lo exigente que era su sensei, que solo quería lo mejor.

-Disculpe ¿Usted es el que está a cargo del club?- Tanaka giró su mirada hacia la persona que le hablaba en ese instante.

Un chico de segundo año con cabello negro y una apariencia que no impresionaba.

Un chico más del montón.

-¡Ese soy yo! ¿Vienes a inscribirte?- le preguntó el hombre a nuestro protagonista con un tono intenso.

-Bueno, sí. 'Aunque tampoco es que hubieran muchas opciones...'- claramente Saitama dijo esto último en su mente.

-¡Pues llegas en buen momento chico! ¡Ahora mismo todos los novatos están jugando! ¡MUESTRÁME DE QUE ESTÁS HECHO!- dijo Tanaka gritando como loco y dando palmadas en la espalda de Saitama, que tenía una gota de sudor bajando de su cabeza.

Esperando un par de minutos para que acabase la primera mitad del tiempo, el profesor presentó brevemente al pelinegro para que jugase en un equipo.

Los que lo conformaban lo miraron mal y con pereza, ya estaban teniendo problemas debido al ser novatos, y uno más no serviría de ayuda.

Después de ese incómodo momento y tras acabarse el descanso, empezó la segunda parte del partido. A petición de todo el equipo Saitama se quedó como defensa con órdenes de no alejarse de su mitad de campo.

Nuestro protagonista miraba indiferente sin moverse de su posición como sus compañeros jugaban, ya estaba algo acostumbrado a que lo discriminasen o a que le dejasen siempre de lado.

Nunca entenderá el porqué todo el mundo hacía eso.

Él no había hecho nada a nadie jamás.

Aún así, era el marginado de la escuela, esa persona con quién nadie quería hablar.


...


¿Por qué?

-¡DESPIERTA IDIOTA!- el repentino grito dado por un compañero suyo hizo que el adolescente dejara de lado sus pensamientos para regresar al mundo real, bajando su mirada vio que la pelota se encontraba justo a sus pies.

Escuchó los gritos de su equipo pidiéndole que se la pasase a alguno, pidiéndole que no hiciera nada estúpido, algunos incluso insultándole.

Era como si todo estuviera en cámara lenta, veía con claridad los chicos del equipo contrario correr para arrebatarle el balón y vio con exactitud los movimientos de sus propios compañeros, que querían hacer lo mismo.

Inconscientemente todo su cuerpo se movió solo, manejando el balón con agilidad pero con poca técnica.

No obstante esa misma agilidad era la que compensaba su falta de técnica, con velocidad y seguridad se abrió entre los adolescentes esquivándolos y llegando a la mitad del campo.

-Nada mal... su talento no es nada del otro mundo, aún así se ha conseguido abrir paso gracias a su rapidez y agilidad- de momento Tanaka no tenía ninguna intención de acoger a nuestro protagonista en su club, ni a él ni a nadie de los que estaban jugando ahora.

Él quería un talento fuera de este mundo, no uno cualquiera que se podría encontrar en cualquier lugar. A pesar de eso siguió observando el encuentro por si pasara algo que le hiciera cambiar de opinión.

Saitama tenía su corazón latiendo a mil por hora.

¿Acaso iba a ser el fin de su desdichada era?

Fue inevitable llegar casi a la portería.

De nuevo, el tiempo se paralizó.

Ahora mismo delante de él se posicionaron dos escenarios, uno en el que el pateaba para conseguir un gol y conseguía entrar en el club de fútbol y otro dónde se la pasaba hacia su compañero de equipo que se encontraba a su izquierda para que lo haga él y así, perder todo el crédito.

Tomando un pequeño suspiro tomó su decisión.

Juntando toda la fuerza que su cuerpo poseía la concentró en su pie derecho para así dar un potente tiro.

Todos los allí presentes miraron con la boca abierta como el balón seguía su trayectoria, incluso el sensei Tanaka tenía sus ojos abiertos y estaba ansioso por lo que iba a pasar.


¿Acaso acababa de nacer una leyenda del fútbol?




PAM




-¡¡¡AAYYY!!!-

-¡A-Akane! ¡¿Estás bien?!-

-S-Sí, n-no te preocupes-

-¡T-Te está sangrando la nariz!-



Pues al parecer no.



Todos los allí presentes vieron al pelinegro con miradas en blanco, Saitama solo se llevó las manos a la nuca con culpa mientras sudaba un poco debido al nerviosismo, sin querer queriendo le acababa de dar un balonazo en la cara a alguien.

Algunos chicos incluso se acercaron para ver si la chica estaba bien.

Viendo como la adolescente se alejaba del campo para dirigirse a la enfermería Saitama solo miró la portería con una expresión vacía.

Tanaka se acercó al muchacho y le puso una mano en el hombro con cierta lástima.

-Lo siento chico, pero no estás dentro- inconscientemente estas palabras hicieron que la llama de esperanza que tenía nuestro protagonista se apagara por completo.

-Aún así he notado que tienes mucha fuerza explosiva ¿Por qué no intentas unirte en el club de béisbol? Estoy seguro de que encajarás enseguida- tan pronto como se apagó la esperanza del pelinegro se volvió a encender nuevamente.

Con una mirada determinada el chico asintió y se alejó del campus corriendo.

El club de béisbol era su última oportunidad, y no la pensaba desaprovechar por nada del mundo.

Les iba a enseñar AHORA MISMO de qué estaba hecho.



RIIIIIIIING



O mejor se los enseñaría luego de clases.

____________________

El resto de clases fueron algo aburridas para el chico, lo único destacable quizás era el regaño que le dieron por traer la cartulina de color verde cuando le dijeron un millón de veces que la debía traer de color blanca.

Aunque tampoco es que le hubiera prestado mucha atención a su profesor sinceramente.

Aún así eso le costó treinta minutos más de quedarse en el aula como castigo.

Ya a las tres y media de la tarde y acabando finalmente el sufrimiento de tener clases, nuestro protagonista se dirigió rápidamente al campo de béisbol.

Aunque por fuera parecía tranquilo y calmado por dentro no lo estaba, aunque estando en su lugar nadie lo estaría, después de todo el béisbol era el deporte más practicado en Japón, por lo tanto en el equipo de la escuela solo debían estar los mejores.

Estaba algo nervioso de no entrar en el equipo por no ser suficientemente bueno, y aún más a estas alturas donde ya casi no se inscribía nadie al club de béisbol debido a las pocas vacantes que habían.

Pero rápidamente alejó esos pensamientos de su cabeza para centrarse en lo que estaba haciendo, debía mantener la cabeza fría si quería tener una oportunidad.

Tras unos minutos de caminata finalmente llegó a su destino.

Un clásico campo de béisbol donde se encontraban practicando varios estudiantes.

Tomando un trago de saliva y con una mirada decidida se acercó a quién parecía ser el entrenador, un hombre de mediana edad con el uniforme estándar de béisbol de la escuela secundaria, con firmeza la tocó el hombro para llamar su atención.

-¿Hmm? ¿Qué quieres?- el entrenador Tougou no tenía un buen humor en este momento, estaba teniendo un muy mal día hoy.

Primero, se perdió su café en la mañana cuando se despertó tarde sin querer por culpa de la puta alarma.

Segundo, un loco en patineta le tiró una piedra a su preciado auto cuando iba manejando hacia el instituto y le provocó una abolladura.

Lo intentó perseguir para darle una paliza pero no encontró al desgraciado.

Tercero y más importante, le dieron un montón de papeleo y por lo tanto estuvo casi todo el día en su oficina y por culpa de eso no vio y ni tocó ningún culo.

Así que no se sería nada raro mandar al carajo al chico si le estaba haciendo perder el tiempo.

-Bueno... quisiera unirme al club de béisbol- el chico dijo esto con una expresión seria.

El entrenador se le quedó mirando unos segundos para después de eso empezar a reír fuertemente y a carcajadas, esto llamó la atención de todos los integrantes del club haciendo que dejaran de practicar y se acercaran al lugar dónde se encontraban su entrenador y el pelinegro.

-¿En serio crees que puedes entrar al club así nada más? Vete a casa chico- se burló Tougou inclinándose al adolescente para intentar intimidarlo.

Tenían el Koushien en unos 4 meses si no perdían ningún partido y no podía darse el lujo de tener más novatos en el club.

-Deme solo una oportunidad- sin retroceder ante las palabras del sensei Saitama lo miró a los ojos sin miedo.

Pasaron unos segundos mirándose antes de que el hombre de mediana edad chasqueara la lengua con fastidio y se pusiera una mano detrás de su nuca.

-Bueno, admito que tienes bolas, pero a ver si esas bolas te sirven en el campo de juego. ¡Síganme todos!- Tougou se alejó hacia dónde estaban los bancos de descanso.

Con lo último dicho todos los adolescentes allí presentes asintieron dirigiéndose a dónde su sensei.

Todos se sentaron en los bancos, menos Saitama que se encontraba parado junto al supervisor.

-¡Bien chicos! ¡Les tengo una noticia! Este enclenque de aquí quiere unirse al club de béisbol, así que le daremos una pequeña prueba para ver si es digno o no ¡¿ENTENDIDO?!-


-¡¡¡SÍ ENTRENADOR!!!-


-Lo de enclenque estuvo de más...-


-De acuerdo niño, lo único que tienes que hacer es batear la pelota y anotar un punto, si acumulas tres strikes pasarás a ser lanzador, si eres eliminado después de eso se acabó ¿Entendido?- informó el entrenador al chico, que asintió rascándose la mejilla.

-Bien coge un bate y ve a pararte por allá, ya sabes cuáles son las reglas- Tougou le indicó al chico el sitio dónde se posicionaba el bateador.

Saitama cogió un bate y obedeció al hombre. 

Nunca había jugado béisbol antes en su vida pero sabía lo que se tenía que hacer.

Viendo que el chico estaba esperando con calma a que el lanzador se posicionara aprovechó ese momento para hablar con sus actuales alumnos.

-Bien, Matsuda eres nuestro mejor lanzador. Destrózalo- dijo el supervisor con una sonrisa sádica.

-¡Hai!-

Dicho esto Matsuda tomó un guante y la pelota de béisbol para posterior a eso ponerse en su sitio, Tougou se puso como receptor detrás de Saitama.

Nuestro protagonista tenía su mirada puesta en la pelota, como si fuera la cosa más interesante de este mundo.

El lanzador estaba intentando no reírse por cómo estaba posicionado el pelinegro.



Con esto dedujo que era la primera vez que el chico cogía un bate en su vida.

Matsuda tiró un lanzamiento un poco más bajo de lo normal debido a que con su postura actual, era casi imposible que el pelinegro tuviera tiempo de corregir la posición de su bate debido a que se encontraba demasiado arriba de la posición estándar.

Aparte él estaba cogiendo mal el bate.

Por estas cuestiones el primer strike vino junto a las risas y burlas de todo el equipo, incluido el entrenador, que atrapó la pelota y se la lanzó a Matsuda.

Tougou se acercó a Saitama limpiando una lágrima en su rostro debido a tanto reír, ese chico le había alegrado el mal día que tenía, así que a cambio le daría un par de consejos.

-Chico, así no se coloca uno, observa bien- tomando el bate del muchacho el entrenador hizo una postura básica de béisbol para el bateador y bateó al aire para que el chico viera cómo batear correctamente.

Saitama asintió y tomó nuevamente el bate dispuesto a proseguir con la prueba.

Tougou no esperaba que a pesar de su pequeña ayuda el chico pudiera hacer algo, después de todo la primeras veces que se batean siempre son las peores en cuánto a técnica.

Pero no se esperó que el chico tomara exactamente la misma posición que acababa de hacer hace unos instantes, era como si lo aprendiera viéndolo solo una vez.

Negando con la cabeza esa posibilidad continuó observando la práctica y retomando su posición como receptor.

-Parece que ya sabe posicionarse... El entrenador me dijo que vaya con todo, como es un novato lo confundiré con un slider para acabar esto lo más rápido posible- probablemente el slider y la curva eran los mejores tiros de Matsuda, llevaba practicándolos y dominándolos durante años, así que estaba seguro de que no iba a fallar.

*Slider: tiro de béisbol que consiste en hacer "deslizar" la pelota hacia el área del lanzamiento para confundir al bateador*

Sin embargo antes de tirar se fijó que en los ojos del pelinegro había un brillo rojo, como si fueran llamas.

Definitivamente tenía que dejar de tomar Monsters tan seguido.

Tirando con todas sus fuerzas el slider de Matsuda fue a una velocidad mayor a la normal de lo que tendría un slider común.

De nuevo, todo se puso en cámara lenta.

Saitama veía como la pelota se acercaba y movió su bate para golpearla, sin embargo, no se esperó que la pelota se deslizara hacia abajo.

A este punto era muy poco probable darle a la pelota puesto que el pelinegro ya tenía el impulso del bateo y era casi imposible detenerlo a tiempo...



BUM



-¡¿Cambió la dirección de su bateo?!- en un instante el muchacho pareció bajar su bate y le consiguió dar a la pelota, que salió volando por la fuerza ejercida en el bateo.

-I-Increíble-

-Un Home Run...-

-Nah, seguro fue un golpe de suerte-

-T-Tienes razón ¡Seguro fue solo suerte!-

El sensei sabía que eso no fue suerte, con una mirada totalmente concentrada Tougou observó al muchacho con curiosidad.

Esto ya era más interesante.

Saitama sin perder tiempo soltó su bate y empezó a correr por las bases para anotar un punto.

-Q-Qué rápido...-

-¿Acaso era un atleta?-

-¡Guau!-

Viendo la velocidad del muchacho y cómo llegaba a la cuarta base rápidamente Tougou solo esbozó una sonrisa en su cara.

-Interesante...- debía admitir que el chico tenía potencial, una hazaña cómo la que acababa de hacer era inimaginable para los novatos e incluso para algunos bateadores profesionales.

Estaba pensando seriamente en hacer que se uniera al club, pero aún le quedaba la segunda parte...

-Bien chico, ahora te toca ser lanzador, dame el bate y ponte esto- Tougou le entregó a Saitama un guante de béisbol marrón clásico junto a la pelota que le arrebató a Matsuda de las manos, éste se lo puso y se colocó en el lugar del lanzador.

-Perdóneme entrenador- dijo el adolescente haciendo una reverencia como disculpa.

-¡Tch! No hagas más el ridículo... Lárgate- dijo el entrenador sin piedad haciendo que Matsuda asintiera con algo de decepción y se vaya a sentar con los demás.

-Bien. Ken, te toca. Intenta no cagarla como hizo tu amigo ahora mismo- dijo Tougou señalando con la cabeza al lanzador, que solo agachó la suya propia.

Ken solo asintió con una sonrisa confiada y cogió el bate que estaba en el suelo y se posicionó.

Tougou se puso detrás de éste dispuesto a ser receptor.

-Bien, considerando que es un novato hará un lanzamiento normal, que sea bueno bateando no significa que sea bueno lanzando- Ken estaba analizando al pelinegro en su cabeza, que tomó una posición estándar de lanzamiento, sin nada especial o algo que destacar.


FIUSH


-Strike uno- exclamó Tougou con una sonrisa devolviéndole la pelota a Saitama.

-¡No pude reaccionar a tiempo a su bola rápida! !¿Cuánta fuerza tiene ese baboso?!- pensó Ken sudando un poco debido al nerviosismo y con una expresión seria.

Viendo como el pelinegro con una mirada neutral comenzaba a posicionarse para otro lanzamiento Ken analizó la situación.

-Su posición es la misma que antes, así que lanzará una bola rápida, no sé si podré reaccionar a tiempo, así que batearé un segundo antes de lo que haría normalmente- teniendo en cuenta el tiempo que le tomó batear hace unos segundos Ken ya tenía calculado el tiempo que debía esperar ahora.

Viendo como el muchacho tomaba impulso para lanzar la pelota el bateador tensó sus músculos, listo para la acción.

-¡Bien! ¡Aquí viene!-


BUM


-Strike dos-

-¡Imposible! ¡¿Cambió su lanzamiento a mitad de tiro?!- decir que Ken estaba impresionado era poco, en un momento lo que parecía ser otra bola rápida pasó a ser un slider.

El supervisor del club estaba con los ojos abiertos sorprendido de lo que acababa de presenciar, no solo acababa de aprender a tirar un slider de la nada, si no que también cambió de lanzamiento durante el tiro.

-Ese pelele tiene mucha flexibilidad y fluidez en su cuerpo, esa misma fluidez es lo que le permite cambiar de dirección cuando batea y cambiar de lanzamiento cuando él quiera sin perder el impulso... Ese chico es muy talentoso- definitivamente tenía que estar en su club.

Cálmate Ken! ¡Aún te queda una oportunidad! Solo debo fijarme en cómo coloca sus brazos y manos para darme cuenta de que tiro usará- pensó Ken tomando respiraciones para poder concentrarse, lamentablemente era lo único que el bateador podía hacer.

-Parece que quiere lanzar otra bola rápida...- pensó Ken viendo la posición del pelinegro.

Justo unos instantes antes de lanzar la pelota del todo a medio lanzamiento Ken pudo ver el verdadero lanzamiento del adolescente marginado debido a la posición de sus brazos y de sus manos.

-¡Bien! ¡Un slider!- el bateador iba a aprovechar de que los sliders eran algo lentos para darle a la pelota con todas sus fuerzas y así eliminar al pelinegro.


No obstante la fluidez y flexibilidad de Saitama no solo se limitaban a sus brazos, sino también a sus manos y dedos.


-¡Aquí vamos!- pensó Ken viendo como Saitama lanzaba la pelota con todas sus fuerzas.


En otras palabras.


BUM


Es completamente impredecible.


-Strike tres. Estás fuera Ken-

-¡Estaba en posición de slider! ¡Pero lanzó una bola rápida! ¿Siquiera es posible eso?- Ken le dio una mala mirada a nuestro protagonista que solo se quitó el guante y se rascó la oreja con indiferencia, como si esto fuera un juego para él.

Aunque realmente Saitama solo usó la cabeza y dejó que su intuición le guiase para jugar, y funcionó.

-Nada mal, sabía que sus oponentes le superaban en cuánto a experiencia por demasiado, así que los engañó múltiples veces para tomarlos por sorpresa y acabar con esto rápidamente- pensó Tougou viendo como el chico se acercaba a él.

-Es muy talentoso para el béisbol. Sin embargo...-

Tougou vio unas gotas de sudor recorriendo la frente del adolescente.

-Le falta resistencia...-

-¿Falta algo más que deba hacer?- preguntó Saitama con una mirada en blanco. Nuestro protagonista no se esperó de que el entrenador lo cogiese por los hombros y le empezara gritar en la cara.

-¡CHICO! ¡ÚNETE A ESTE CLUB Y LLEVÁNOS A LA VICTORIA EN EL KOUSHIEN PARA GANAR ESE JODIDO VIAJE!-

-...Ok-

-¡Bien Muchachos! ¡Tenemos un nuevo miembro! ¡Denle la bienvenida a... ¿Cuál es tu nombre?-

-Es Saitama...-

-¡Denle la bienvenida a Saitama!-

-¡¡¡SÍ ENTRENADOR!!!- dijeron todos los adolescentes haciendo una reverencia al unísono hacia el ojimarrón, que solo sintió una gota de sudor bajar por su frente.

-Qué raros...-

-¿Qué tal si hablas un rato con ellos y así se conocen?- propuso Tougou a lo que el chico solo le hizo un signo de 'OK' con sus manos.

-¡Eso que hiciste fue impresionante!- comentó un chico con la cabeza rapada.

-Que sepas que te dejé ganar Saitama- dijo Ken con orgullo y una expresión seria en su cara.

-¡No seas amargado Ken!- Matsuda apareció de repente regañando a su compañero por su actitud.

-Jódete-

-No ¡Jódete tu!-

Los dos comenzaron a insultarse haciendo que algunos chicos se rieran.

-¡Hola Saitama!- el pelinegro giró su mirada para ver a un chico con pelo negro, ojos oscuros y un físico promedio, nada destacable, igual que él.


-Hola...-

-Me llamo Katase Shouya, pero si quieres llámame Shouya ¡Espero que nos llevemos bien!- dijo el chico con una sonrisa tendiéndole la mano a nuestro protagonista, que aceptó el gesto.

Tougou se acercó dónde los chicos estaban platicando con una sonrisa.

-Bueno, ya has conocido al equipo. Te presentaría a nuestro manager, pero un idiota le dio un balonazo en la cara y le dijeron que se debía quedar en casa- expresó el entrenador pasándose su mano por su cara con frustración.

Al recordar lo que había sucedido hace unas horas antes, el cuerpo de Saitama se puso rígido y se puso a sudar por el nerviosismo causado por no querer que descubran que el 'idiota' era él.

-¿Oye... estás bien?- preguntó el sensei a Saitama con una mirada extrañada.

-S-Sí, estoy bien...-

-Cómo digas... cambiando de tema, hasta que aumentemos tu resistencia te quedarás de calientabancas junto con Katase en el equipo- comentó Tougou.

Saitama se giró para ver a Shouya sonriéndole y levantándole el pulgar con positividad, el pelinegro podía jurar que hasta un aura de luz lo cubría, nuestro protagonista se giró nuevamente con incomodidad fingiendo no haber visto eso.

-¡Bien! ¡A entrenar!- gritó Tougou a sus alumnos.


-¡¡¡HAI SENSEI!!!-


-Espera... ¿Yo también?- Saitama pensaba que comenzaría a entrenar el día siguiente o algo así, no tenía ni el uniforme de béisbol.

-¡Ya saben que hacer! ¡Katase! ¡Ayuda a tu compañero flacucho con su entrenamiento!- gritó el entrenador señalando al susodicho.

-¡Sí señor!-

-¡VAMOS, MUEVAN ESOS CULOS GORDOS!- con esto último dicho todos volvieron a su rutina.

Viendo que Shouya le estaba señalando que lo acompañara nuestro protagonista obedeció y así los dos empezaron a trotar alrededor del campo, al parecer era el calentamiento.


...



-Oye, tienes que enseñarme eso que hiciste con el bate para darle a la pelota- dijo Shouya mirando con una sonrisa al ojimarrón que se empezaba a ver algo cansado.

-No fue para tanto... solo le di y ya- dijo Saitama entre suspiros, llevaban apenas dos vueltas al campo y ya le estaba empezando a faltar el aire.

-¡Aún así fue impresionante! ¡Seguro que mañana cuando venga Akane la sorprenderás!- exclamó Katase exhalando e inhalando aire, no se veía tan cansado como Saitama.

-¿Quién ¡Uff! es Akane?- preguntó el futuro calvo con dificultad.

-Es nuestra manager-

-Entonces ya la sorprendí antes... espero que no haya visto que fui yo quién le partió el orto...-

-¡Queda una vuelta!- informó el calientabancas mirando a su compañero con una sonrisa.

Tras un par de minutos los dos acabaron con el calentamiento para desgracia de Saitama y comenzaron a hacer ejercicios cardiovasculares para aumentar la resistencia de éste mismo.

Cuando acabaron de entrenar los dos permanecieron hablando sentados en el banco un rato sobre cosas triviales, incluso se les unieron varios miembros del club.

A pesar de sentir algo de incomodidad en el principio, Saitama se adaptó a la charla y no quedó a un lado.

Inconscientemente una sonrisa adornaba su rostro.

Era la primera vez que podía hablar a gusto con otras personas de su edad.

_______________________

Con sudor en su cuerpo pero con una expresión alegre nuestro protagonista finalmente se retiraba a su hogar.

Estaba muy feliz de poder entrar en el club de béisbol y aún lo estaba más cuando sus compañeros de club, exceptuando a algunos, no le trataron diferente.

-¡Oye tú! ¡Dame tu dinero!- se escuchó una voz proveniente de un pequeño callejón sin salida, bastante parecido a los de los FanFics de Naruto.

Al escuchar esto el pelinegro no pudo evitar sentir curiosidad por lo que acababa de oír.

Acercándose a dónde se generó el ruido con precaución llegó a la escena que estaba buscando, sus tres bullys personales por excelencia estaban acosando a un pobre chico rubio con gafas en aquel callejón sucio.

Vio con pena como golpeaban al pobre muchacho y le quitaban su dinero, y no teniendo suficiente de eso cogieron su mochila y empezaron a romper las hojas de sus cuadernos.

No pudo evitar sentirse identificado con él en cierta manera.

Realmente quería ir a ayudarlo, pero dudaba que incluso los dos juntos pudiesen vencer a esos tres gorilas, solo uno ya le causaba muchos problemas.

Saitama vio que justo en la entrada del callejón se encontraba convenientemente un cubo de metal con lo que parecía ser orina dentro, tal vez podría tirarle el cubo a la cabeza a alguno de los tres.

No, eso haría que automáticamente él fuese su víctima de por vida.

Además cuando él sufría esos abusos ¿Quién le ayudo?

Nadie.

Nadie le tendió su mano y nadie le preguntó si se encontraba bien.

¿Por qué tendría que preocuparse él de lo que le hagan a otra persona?

Tomando su decisión el ojimarrón dio media vuelta y continúo su camino a casa.

Seguro el chico estaría bien.

Tampoco es como si le importase realmente.


-C-Cuidado con el anillo ¡Fue un regalo de mi papá antes de que muriera!- dijo el rubio con desesperación al ver como cogieron de su dedo lo último que le quedaba de su padre.

-Me sabe a mierda tu papaíto JAJAJAJA-

-Oye ¿Y si piso el anillo para ver si se rompe?-

-¡Buena idea!-

-N-No...-

-¡Que te calles rubia de mierda!- gritó el pelinegro con pequeña barba dándole un golpe en la cara al chico haciendo que le sangrase la nariz y la boca.

Riendo y colocando el anillo en el suelo levantó su pie listo para despedazarlo, haciendo que el rubio empezase a llorar en silencio.

-¡Bien a la 1 a las 2 y a las...-

-Papá... perdón-


¡SPLASHHHHHHH!


De repente los tres chicos fueron mojados por lo que parecía ser pipí, enojados vieron que el responsable de ello era nada más y menos que el pobre diablo de Saitama, que tenía una mirada decidida junto con el cubo en sus manos.

-¡A POR ÉL!-

De repente los tres comenzaron a correr persiguiendo a nuestro protagonista que aprovechó ese pequeño momento para tirar el cubo hacia la cara del que quiso pisar el anillo haciendo que se le enrojeciera la zona alrededor del ojo por el golpe.


De manera inevitable.


Posterior a eso el pelinegro corrió lo más rápido que pudo siendo perseguido por los tres alumnos de tercer año dejando a la víctima sola en el callejón.


La vida.


El rubio que había sido agredido solo soltó más lágrimas mientras recogía el anillo que se encontraba en el suelo y lo abrazaba con todas sus fuerzas poniéndose en posición fetal ahí mismo.


Siempre será injusta.

____________________

En las calles de Kioto, Japón, se estaba llevando acabo la persecución del siglo, todos las personas que se encontraban por las calles ignoraron lo que estaba pasando, tres jóvenes persiguiendo a otro.

Saitama corría rápidamente para intentar perder a los adolescentes con su velocidad, pero mientras más se exigía para correr más rápido, más se cansaba.

Atravesaron varias calles, sin querer empujaron a varias personas, e incluso tumbaron sin querer algunos puestos independientes que se encontraban por la zona.

Inevitablemente nuestro protagonista se cansó casi por completo, sus piernas le estaban empezando a fallar y le faltaba el aire.

Así que, con sus últimas fuerzas tomó un último impulso de velocidad y adelantó a los bullys para esconderse en un callejón detrás de un contenedor de basura, así logró perderlos de vista.

-¡¿Dónde está ese maldito?!-

-No debe de haber ido muy lejos-

-¡Cuándo lo encuentre le partiré la boca!-

Desafortunadamente se encontraban diciendo esto justo en el lugar dónde el pelinegro estaba escondido, Saitama estaba absolutamente concentrado en no hacer ningún ruido.

-¡Búsquenlo por aquí!-

-¡Sí!-

Viendo que estaban yéndose de ese lugar, el adolescente no pudo evitar sentirse más tranquilo al ver que se había salvado.

Pero...

No se había percatado que una araña había bajado por una telaraña hacia su hombro.



-¡¡¡PUTA MADREEEEEE!!!-


Al escuchar tremendo grito varonil los chicos se miraron entre sí y asintieron, ya sabían dónde se encontraba su víctima preferida.

Saitama solo pudo maldecir para sus adentros por condenarse a sí mismo de una manera tan patética, oficialmente odiaría a las arañas de por vida.

Era un juramento de vida.

-¡Ahí estás imbécil!-

-¿Te crees muy gracioso no?-

No hubo forma de que no lo encontraran, viendo que no podía hacer nada más, el pelinegro alzó sus brazos dispuesto a defenderse.

Solo alcanzó a darle un puñetazo a uno haciéndole sangrar en la boca antes de que los tres al mismo tiempo lo tumbaran al suelo y lo empezarán a golpear en todos lados, pero eso no lo detuvo de lanzar un que otro golpe cada vez que podía.

Ni él mismo sabía porque le había ayudado a aquel chico en primer lugar.


Tal vez porque le recordaba a él.


Tal vez por capricho.


O tal vez él simplemente era un idiota.

__________

-¡Toma esto villano! ¡No dejaré que lastimes a los inocentes!- un Saitama de 4 años estaba viendo su programa favorito en su televisión.

SIIII! ¡Gracias Superman!- el niño estaba absolutamente maravillado con lo que veía, una persona capaz de salvar a todas las personas y ser capaz de derrotar a monstruos solo con un golpe.

-¡A comer!-

-¡Ya voy mami!-



...




-Oye mami...-

-¿Hmm?-

-¿Crees que algún día yo pueda ser un superhéroe y también salvar a las personas?-

Una pequeña risita se escuchó.

-Claro que sí, pero primero tienes que comer mi pequeño Superman-

_________________

O tal vez...



Él quería ser un héroe aunque sea por una vez.



Los párpados de Saitama le estaban empezando a pesar y sus articulaciones le estaban comenzando a no responder adecuadamente.


¿Cuántos golpes había recibido ya?

¿Qué acaso esos gorilas no tenían ya suficiente?


A pesar de todo eso sabía que esta vez no debía rendirse, no podía simplemente decir me rindo esta vez y dejar que se saliesen con la suya como siempre.

Esto se acabaría de una vez por todas, de una manera u otra.

-¡Uff! Veo que no eres un blandengue después de todo- le dijo el de aspecto más culto, que tenía unos pequeños moretones en la cara.

-Creo que se merece que le dejemos en paz de ahora en adelante ¿No?- comentó con sorna el pelinegro descuidado, tenía algunas heridas en la cara pero nada demasiado grave.

El último solo soltó una carcajada como respuesta, a pesar de tener el labio partido.

Los tres se alejaron lentamente del callejón dejando a un muy malherido Saitama que estaba en el suelo, tenía múltiples moretones en la cara y le sangraba la ceja izquierda y la nariz.

-Aún... a-aún no he terminado-

Los tres se giraron al mismo tiempo para ver al ojimarrón levantándose con dificultad y con un brillo de determinación en sus pupilas.


-Ese chico está loco...-


Ese fue el pensamiento en común pasó por la cabeza de los tres adolescentes.

Pero antes de que alguien hiciera o dijera algo más...


-¡EEEEHH!-


-¡Mierda, un oficial!-

-¡Corran!-

-¡Chingue su madre agente!-


Los tres chicos se fueron corriendo lo más rápido que pudieron dejando de nuevo solo en el callejón al pelinegro, que se quedó parado en la misma posición.

Nuestro protagonista solo vio dos siluetas acercarse hacia él, cuando se acercaron más se pudo dar cuenta de que eran el señor Takahashi y el oficial Yamada.

-¡Saitama muchacho! ¡¿Estás bien?!- le preguntó Yamada ofreciéndole sus hombros para que el adolescente se apoyase y no pierda el equilibrio.

-No pasa nada... estoy bien- habló el chico limpiándose algo de sangre que estaba cayendo hacia su ojo y apoyándose en el oficial.

-Chico... no gastes más fuerzas hablando, en mi casa tengo hielo y algunas vendas, luego nos explicarás lo que pasó- dijo el dependiente con seriedad, haciendo que Saitama asintiese.

Y así los tres empezaron a avanzar lentamente en las calles de Kioto.

_______________________

-¿Entonces dices que por eso te peleaste con esos tres?- los tres se encontraban en la pequeña pero acogedora casa tradicional del señor Takahashi bebiendo té junto a galletas.

-Sí...- respondió un Saitama ya vendado con el uniforme hecho un desastre junto a su típica mirada en blanco.



-¡Qué desvergonzados que son! Mira que lastimar a un pobre chico así...- dijo Yamada con pena y apretando sus puños.

-Jamás creí que diría esto pero... estoy orgulloso de lo que hiciste Saitama- el adolescente solo sonrío ante las palabras del anciano mientras se rascaba la nuca con algo de pena y vergüenza.

-Pero no por eso te vayas a meter en peleas todos los días ¿Oíste?- le dijo Takahashi al adolescente haciendo que asienta con una sonrisa.

Y así los tres pasaron la tarde platicando mientras merendaban a gusto.

Risas de felicidad se escuchaban en toda la casa.

_________________________

Saitama ya estaba acostado en su cama al caer la noche, pero había algo diferente que lo caracterizaba de las otras mil veces que estuvo en esa misma posición, y era la enorme sonrisa que adornaba su rostro.

Finalmente hoy había conseguido no solo unirse a un club y conocer a nuevos compañeros, sino que también se había superado a sí mismo defendiendo a aquel muchacho.

Este era el inicio de un nuevo Saitama, uno mucho mejor que el anterior.

Tenía un millón de cosas más que pensar pero mejor decidió dormir.

Debía guardar energías si quería darlo todo en el entrenamiento de mañana.

______________________

-¡Bien! ¡Así se batea! ¡Saitama te faltan dos vueltas más!-

-¡Uff! ¡Sí Entrenador!- respondió el mencionado que estaba trotando junto a Shouya a su lado, que a pesar de que se veía mejor que el ojimarrón también estaba algo cansado.

Tras el tedioso día de clases que pasó el pelinegro, éste tuvo que ir directamente hacia el campo de béisbol para entrenar, al parecer entrenaban casi todos los días a excepción de los Lunes y los Miércoles, algo comprensible puesto que el Koushien se acercaba y no podían darse el lujo de hacer el vago.

Al menos Saitama agradecía el hecho de que le dieran su uniforme de béisbol ese día, trotar con el uniforme de la escuela era un infierno por el calor que le daba.


Tuvo un entrenamiento muy bueno sin ningún inconveniente.


Solo había un problema...


-¡Lo están haciendo muy bien! ¡Tomen algo de agua!-

-G-Gracias Nanao-senpai-

-M-Muchas gracias senpai-


Y ese problema era la manager, llevaba todo el día evitándola para ahorrarse el sermón que seguro le daría por darle sin querer con el balón, y realmente no estaba de humor para charlas feministas sobre porque no hay que lastimar a las mujeres.

-¡Bien! Ya hemos acabado Saitama ¡Vamos a tomar algo de agua!- exclamó Shouya con felicidad al haber acabado finalmente su entreno.

-Ve tú si quieres... yo haré una vuelta más- realmente no quería hacerlo, quería descansar un poco después del tedioso entreno que tuvo, pero si así evitaba estar con esa chica mejor.

-Como quieras...- esa respuesta realmente le extrañó un poco a Shouya, era como si Saitama estuviese evitando a su amiga a toda costa...


Nah, seguramente eran cosas suyas.


-¡Akane! ¡Un poco de agua por favor!

-¡Claro! ¡Aquí tienes Shouya!-

-¡Gracias! ¿Podrías guardarle también un vaso a mi amigo?-

-¡Por supuesto! Dime quién es para dárselo cuando lo vea-

-El de pelo negro, es el que está allá trotando ¿Lo ves?-

-¿Uh?...-


Por una pequeña fracción de segundo los azules ojos de la chica coincidieron con los marrones de nuestro protagonista, que solo desvió su mirada para no seguirla observando.

Los ojos de la adolescente se entrecerraron con sospecha.

-¡Puto Shouya! Espero que no me haya reconocido...- pensaba el chico con nerviosismo siguiendo su trote, cuando acabó su entrenamiento tuvo la suerte de que fue su compañero calientabancas quién le entregó su vaso con agua.

Tras terminar de entrenar el sensei Tougou llamó a todos para sentarse al banco como hacía cada día.

Saitama tuvo que sentarse lo más alejado posible de esa chica, que cada vez que podía lo penetraba con la mirada como si estuviese viendo su alma.

-¡Bien mocosos! ¡Lo han hecho muy bien todos! En dos semanas aproximadamente tenemos nuestro primero partido oficial contra la escuela Tendai, así que espero desde este momento que todos trabajen el triple de duro ¡¿Entendido?!- gritó el hombre con los brazos cruzados.


-¡¡¡HAI SENSEI!!!-


-¡Bien! Eso fue todo, váyanse a casa ya, no soporto ver más sus caras...-


-¡¡¡SÍ ENTRENADOR!!!-

________________________________

Tras recoger sus cosas y darse una pequeña ducha en los vestuarios que tenían disponibles, Saitama se encontraba saliendo del campo de béisbol hacia su casa en vez de salir con amigos como harían normalmente los adolescentes un viernes.

No tenía planes realmente aparte de hacer la tarea de matemáticas y leer algo de manga junto a unas galletas.

Pero ¡Ey! Seguía siendo Viernes y al menos no tendría que ver ese instituto un segundo más durante todo el fin de semana.


Un problema resuelto.


-¡Eh! Saitama ¡Espera un momento!-


Y uno nuevo empezaba.


Nuestro protagonista se giró para ver quién le había llamado, que resultó ser Shouya que se encontraba acompañado de la pelirroja, que tenía una mirada en blanco.

Podría haberse girado y haber corrido directamente a su casa para evitar la conversación que se avecinaba, pero de todos modos eso solo sería retrasar lo inevitable, así que tomando aire, esperó a los adolescentes.

-¡Gracias por esperarnos Saitama!- dijo Shouya con una sonrisa.

-No es nada...- dijo nuestro protagonista con apatía sintiendo la pesada mirada de la adolescente en su cara.

-¡Ah! ¡Por cierto! ¡Ella es Akane Nanao! Es nuestra manager. Akane, él es Saitama, es de quién te hablé- Shouya presentó a los dos adolescentes.

Akane solo cambió su mirada a una más amigable junto con una muy dulce sonrisa.

-Es un gusto Saitama-

-S-Sí, también es un gusto...-
















-¡ME GOLPEASTE CON LA PELOTA!- gritó enfurecida Akane señalando acusatoriamente a Saitama sorprendiendo a Shouya por la repentina escena.

-¡FUE SIN QUERER LOCA DE MIERDA!- claramente Saitama no se quedó atrás y encaró a la chica, que solo frunció más el ceño mientras una vena se formaba en su sien.

-¡¿CÓMO QUE LOCA DE MIERDA CABRÓN?!- los dos juntaron sus frentes y se empezaron a mirar con intensidad para intimidar al otro.

Shouya que estaba viendo todo eso tenía una gota de sudor bajar de su cabeza al ver la pelea de esos dos, podía jurar de que sus ojos salían rayos.


-Jeje... ¡Bien! ¡Ya es suficiente!- dijo el calientabancas con nerviosismo separando a los chicos que todavía se miraban de forma desafiante.

-¡Hmph! Cómo sea... te veré más adelante Shouya-dijo Akane con un resoplido y algo fastidiada mientras reanudaba su andar de manera rápida haciendo que Shouya suelte un suspiro pesado.

-Creo que no le caigo bien a tu amiga...-

-Perdón por ella... no suele ser así, supongo que tendrá que ver con el balonazo ¿No?- preguntó Shouya haciendo que Saitama asintiera con incomodidad y con su expresión neutral.

-Lo suponía... sé que no lo hiciste a propósito... ¡Ya sé! ¿Quieres salir con nosotros a ver los fuegos artificiales esta noche? ¡Así Akane verá que no eres mala persona!- propuso Shouya con una sonrisa y una positividad inmensa.

-No creo que ella quiera verme la cara allí...- sinceramente él tampoco quería verla, sería problemático estar discutiendo con la pelirroja todo el tiempo en vez de disfrutar del festival de Hanabi.

*Festival de Hanabi: festival de fuegos artificiales*

-Bueno, ella no tiene que saber que tu vas a estar allí Jejeje- dijo el ojinegro con una sonrisa maliciosa mientras se frotaba las manos como si fuera un villano de dibujos animados.

-Creo que eso lo empeoraría más aún...- dijo Saitama inexpresivo y rascándose la oreja .

-¡No digas bobadas! ¡Te esperaremos en el parque Nanasegawa a las 7! ¡No lo olvides!- informó Shouya antes de empezar a correr para poder alcanzar a Akane.

Saitama solo se cogió el puente de la nariz con los dedos y suspiró con cansancio.

Su mala suerte era digna de ser presenciada.

________________

-Papi Papi ¡Cómprame ese peluche!-

-Guau...-

-¿Por qué todo es tan caro?-

El Festival de Hanabi era una ocasión muy especial para los habitantes de Kioto, había de todo.

Parques de atracciones.

Puestos de juegos.

Puestos de comida.

Y por supuesto, unos hermosos fuegos artificiales que se podían contemplar al final del festival.

Se podía ver a nuestro protagonista caminando sin muchas ganas hacia el parque que le había indicado Shouya, iba vestido con una simple camisa verde y unos pantalones azules.

Era lo mejor que un huérfano como él se podía permitir.

Con las manos en los bolsillos vio a Shouya sentado en un banco junto a Akane charlando, el chico iba vestido con un kimono azul y sandalias tradicionales japonesas.

*Kimono: vestimenta tradicional japonesa hecha de seda en forma de T*

Pero Saitama abrió sus ojos cuando vio a la pelirroja, que iba con un peinado diferente y llevaba un yukata rojo también con sandalias tradicionales.

*Yukata: vestimenta parecida al kimono pero mucho más ligera*


¿Desde cuándo las chicas se veían tan lindas?


Espera...


¿Desde cuándo esa grosera le parecía linda en primer lugar?


Negando con la cabeza esos pensamientos Saitama se acercó a los dos adolescentes.

-¡Hola Saitama! ¡Sí viniste!- saludó Shouya levantándose del banco con emoción y pasando su brazo alrededor de los hombros del ojimarrón.

-Yei...- Saitama no estaba muy emocionado al parecer.

-Un momento... ¡¿Era él a quién estábamos esperando?!- Akane le estaba dedicando una mirada sombría a Shouya, que tragó saliva nervioso con una expresión pálida.

-Ehhh... ¿Sorpresa?- Shouya no sabía muy bien que decirle a la ojiazul, que seguía con su ceño fruncido y con las brazos cruzados.

-Ni que fuera el diablo... entremos de una vez al festival y ya- Saitama quería terminar con esto lo antes posible, no sabía ni porque fue en principio, supuso que ver los fuegos artificiales era mejor que leer manga todo el día.

Los tres empezaron a caminar lentamente por la feria, Shouya estaba un poco incómodo debido a que cada vez que podían Akane y Saitama se mataban con la mirada o discutían por cualquier estupidez.

Eran como agua y aceite.


-¿En serio ni siquiera te vestiste bien para el festival?-

-No todos tenemos dinero para un kimono loca...-

-¡Que no me llames loca idiota!-

-Pues deja de joderme-

-¡No tienes remedio!-


Sí, era como mezclar agua y aceite.

-Mierda, debo hacer que esos dos se lleven bien cueste lo que cueste...- a Shouya no le gustaba la idea de que sus dos amigos no fuesen amigos.

-La pregunta es ¿Cómo lo hago?... ¡Ah! ¡Ya sé!- como si fuese el Grinch a Shouya se le enmarcó una sonrisa malvada en el rostro como si fuese el peor villano conocido.


-¿Por qué no jugamos en algunos puestos?- propuso el ojinegro haciendo que Akane y Saitama dejaran de discutir por un momento.

-Me parece bien- dijeron los dos al mismo tiempo, haciendo que se mirasen mal otra vez y empezaran a discutir de nuevo.

-¡Te destruiré en los puestos! ¡¿Cómo que me destruirás?! ¡Deja de repetir todo lo que digo! ¡Vete a la mierda! ¡Demonios!-

Shouya solo se golpeó la frente con la palma de su mano al ver como Akane le jalaba la oreja a Saitama y éste le jalaba las mejillas a la chica con fuerza.

____________________

-¡Bien! ¡Otro tiro perfecto para el joven!- nuestro trío de adolescentes se encontraban en un puesto de tirar pelotas con las manos y acertar a pequeños objetivos.

-¿No que me ibas a destruir?- dijo Saitama con sorna y una sonrisa viendo como Akane no le había dado a nada salvo al aire y él tenía una racha perfecta.

Un aura depresiva rodeaba a la pelirroja que tiró la pelota con fuerza haciendo que rebotara y le diera a Shouya sin querer en la cara haciendo que Saitama se riera.

-JAJAJA ¿A quién me recuerda?- se rio el adolescente viendo que la escena del balonazo se repetía pero en Shouya, que también se rio inconscientemente.

-¡N-No se rían bobos! ¡Vamos al tiro con arco! ¡Allí verás de que estoy hecha!- declaró la ojiazul con determinación y una mirada desafiante hacia Saitama que solo negó con la cabeza.

-No soy tan tonto, sé que ese es tu territorio, así que no iré. Solo acepta tu derrota y ya- dijo el ojimarrón apuntando otro tiro.

-¿Qué? ¿Acaso no hay huevos?- dijo Akane con una sonrisa y cruzándose de brazos y diciendo la palabra mágica que activa el espíritu de lucha de cualquier hombre.

Saitama solo se paró en seco con la mirada ensombrecida.

-Como imaginaba... En fin, vamos nosotros Shouya- dijo la pelirroja tomando al mencionado del brazo y alejándose del puesto.



-Espera...-

-¿Hmm?-


-Acepto el desafío...-

Akane solo sonrió al ver esa cara.

________________

-JAJAJA ¡No me puedo creer que hayas lanzado el arco en vez de la flecha! ¡Y para colmo le diste al dueño en la cara!- dijo Akane riendo a más no poder sosteniéndose la barriga de tanto reír con una mano, en la otra llevaba un peluche de Pikachu que había ganado en el puesto.

-¡Cállese nojoda! ¡Al menos YO sí le di a ALGO!- exclamó el pelinegro enfadado y con una vena en la sien haciendo que la adolescente dejara de reír y hiciera un puchero.

-¡Repite eso baboso!-

-¡Con gusto te lo repetiría un millón de veces LOCA!-

-¡Que no me llames así coño!-

Shouya que estaba viendo esa escena solo rio con fuerza viendo a sus dos amigos discutir nuevamente por otra tontería.

Él jamás en su vida había visto esa cara de Akane, ella siempre es amable con todo el mundo y apenas dice groserías, pero Saitama parecía sacar ese lado oculto que ella tenía, uno que ni en un millón de años pensó ver.

Eso solo aumentó sus ganas de hacer que esos dos fueran amigos.

El calientabancas en kimono esbozó una sonrisa siniestra mientras observaba como Akane quería estrangular a nuestro protagonista.

Ya era el momento de que su magnífico plan se llevase a cabo.

-¡Chicos! ¿Por qué no vamos todos a la noria?- dijo Shouya extendiendo sus brazos para separar a los dos adolescentes.

*Noria: rueda de la fortuna, rueda gigante, rueda moscovita o como lo llamen en su país*

-Bueno ¿Por qué no?- dijo Saitama encogiéndose de hombros.

-Sí, está bien- asintió la ojiazul con la manos en sus caderas.

-¡Pues vamos allá!- dijo Shouya levantando su puño como si fuera el protagonista de un shonen.

_______________

-Bien, ahora les toca a ustedes- Akane y Saitama se encontraban en la cola para subirse a la noria, anteriormente habían pagado las entradas junto con Shouya para subirse los tres, pero a último momento Katase les dijo que debía ir al baño y que no pasaba nada si subían los dos.

-¿No deberíamos esperar a Shouya?- preguntó el adolescente con una expresión indiferente y con las manos en los bolsillos.

-Bueno, me dijo que nos iba a esperar hasta que bajemos así que supongo que no- dijo la pelirroja sobándose el brazo con incomodidad ante la idea de estar sola con nuestro protagonista.

Saitama solo asintió y así los dos subieron a la atracción, al cabo de pocos segundos cuándo la noria se llevó de gente ésta empezó a girar lentamente.

Los dos adolescentes se encontraban en un silencio algo incómodo, puesto que estaban solos y no es como si hubieran convivido demasiado, eran conocidos como mucho.

Akane vio como el chico veía el paisaje con tranquilidad sin prestar atención de la existencia de la chica.

Inhalando un poco de aire la pelirroja asintió para su adentros.

-Oye...-

-¿Hmm?-

-Te gusta... ¿La pizza?-

-Sí...-

-Genial...-

La ojiazul no pudo evitar sentirse un poco tonta por el pobre intento que hizo de hablar con el adolescente, que seguía en su mundo.

Pero antes de que Akane pudiera abrir la boca nuevamente Saitama se le adelantó.

-Jamás había visto la ciudad desde esta altura... es hermosa- dijo el pelinegro sin apartar la vista.

A Akane le pareció un poco extraño lo que Saitama acababa de decir.

-¿No te habías subido a ninguna atracción antes o qué?- preguntó la chica.

-Hace años que no venía al festival...-

-¿Qué? ¿Por qué?- preguntó con curiosidad la pelirroja.

¿Por qué no iba a venir nadie al festival?

Literalmente era cuando la gente se venía relajar de sus problemas y a disfrutar olvidándose de todo, eso la incluía a ella.

-Bueno... solía venir todos los años con mi madre cuando era más pequeño, supongo que con el tiempo se me quitaron las ganas de venir- dijo Saitama con cierto sentimiento de tristeza.

Akane solo se mordió el labio inferior intentando procesar la información de su cabeza.

Habían dos posibilidades, o su madre ya no quiere venir al festival o falleció.

No queriendo tocar terreno sensible Akane cambió de tema.

-Entiendo... Oye, quería pedirte perdón por ser tan grosera y mala contigo, pensé que solo eras un idiota que  quería molestarme sin razón... me equivoqué contigo- se sinceró Akane con una sonrisa y con las manos en sus piernas sosteniendo su peluche de Pikachu.

-Disculpas aceptadas-

-¡Esta es la parte dónde también te disculpas imbécil!- claro que Saitama tuvo que mandar el bonito momento al carajo con su actitud indiferente.


RIIIIING


Antes de que Akane pudiera pulverizar a nuestro protagonista su teléfono sonó haciendo que Saitama tuviera unos momentos más de vida.

La pelirroja con una mala mirada hacia el pelinegro tomó su teléfono y contestó la llamada.

-¿Hola?-

-¡Akane!-

-¿Qué pasa Shouya?-

-Me sabe fatal, pero tengo algunos inconvenientes y debo irme a casa un momento-

-¿En serio?-

-¡Sí! ¡No te preocupes por mí! Regresaré a tiempo para que veamos los fuegos artificiales, pero hasta que vuelva ¿Por qué no pasas el rato con Saitama de mientras?-

-...Está bien-

-¡Bien! ¡Los veré más tarde! ¡Adiós!-

-Ya...Adiós-


CLICK


-¿Le pasó algo a Shouya?- preguntó Saitama con curiosidad.

-Tiene que irse a casa...- respondió Akane con una mirada en blanco.

-Vaya...- fue lo único que dijo el adolescente volviendo a mirar el paisaje con atención.

Akane no estaba segura si quería pasar el festival con nuestro protagonista, después de todo apenas se conocían y aún con eso no se llevaban muy bien del todo.

Además seguramente él tampoco querría...

-Oye Akane, ya que Shouya no está ¿Quisieras pasar el festival conmigo?- le preguntó Saitama tomando por sorpresa a la chica, que abrió un poco los ojos debido a la propuesta.

Inconscientemente una pequeña sonrisa adornó el bello rostro de la pelirroja.

-De acuerdo...-

__________________

-¡VERGA! ¡SU PUTA MADRE! ¡MIERDA!- los dos adolescentes se encontraban en puesto de tirar pequeñas bolitas de metal con una escopeta de feria, los dos se cambiaban los turnos y maldecían en voz alta cada vez que fallaban, y tomando en cuenta que no habían tumbado ni una sola bolita desde que empezaron llevaban maldiciendo e insultando desde que comenzaron a jugar.

-Perdonen chicos... ¿Podrían por favor no gritar?- dijo el dueño del puesto con nerviosismo.

-¡USTED CÁLLESE VIEJO LESBIANO!-

-Mamá ¿Qué significa eso?-

-No los escuches cariño... esas son palabras del diablo. Aléjate de esa chusma-

-¡Sí mami! ¡CHUSMA CHUSMA PFFFF!-

-¡TE VOY A MATAR MOCOSO!-

-T-Tranquila Akane-

-¡ESE NIÑO ME ESCUPIÓ! ¡SUELTÁME SAITAMA!-

-¡C-CORRAN! ¡NO PODRÉ DETENERLA POR MUCHO TIEMPO!-

-¡NO SOY UN ANIMAL SALVAJE!-

___________________

-¡No sabía que también te gustaba Shuumatsu No Valkyrie!- exclamó Akane con estrellitas en sus ojos, ella y Saitama se encontraban cenando en un puesto de hamburguesas después del incidente del niño que escupió a la ojiazul y tras jugar en algunos puestos más.

-Tampoco hace falta que lo grites a los cuatro vientos...-dijo el pelinegro algo sorprendido de la cantidad de comida que consumía Akane, fácilmente ella comía el doble que él.

-L-Lo siento... es que no había conocido nunca a nadie que le gustase Shuumatsu...- dijo Akane con cierto pesar, ella había intentado hablar de la obra con sus compañeras de clase pero enseguida la tacharon de rara, así que dejó de hablar de sus gustos con otras personas.

-Yo tampoco... al fin puedo desquitarme del guionazo que le hicieron a Tesla con otra persona-

-¡¿DISCULPA?! ¡Beelzebub merecía ganar! ¡No ganó por el guion!-

-¡¿Cómo que no?! ¡Se nota demasiado que forzaron la derrota de Tesla! ¡Él si merecía ganar!-

-¡QUE NO!-

-¡QUE SI!-

-¡QUE NO!-

-¡QUE SI!-

-¡QUE NO!-

-¡QUE NO!-

-¡QUE SI! ...Espera ¿Qué?-

-¡Te engañe JAJAJA!-

-¡Carajo!-

__________________

-Ya casi es la hora de los fuegos artificiales... ¿Hay noticias de Shouya?- preguntó Saitama a la pelirroja, los dos se encontraban en el mismo parque dónde se encontraron para ir al festival.

-No, sigue sin contestarme... si no viene lo mataré el Lunes...- respondió la chica con un aura terrorífica viendo su teléfono y sosteniendo su pobre peluche con fuerza.

-Pobre cosita fea...- pensó el ojimarrón sintiendo pena por Katase.

Saitama vio como Akane pasó a tener una expresión algo triste, normalmente le daría igual y seguiría con lo suyo, pero por alguna razón que él desconocía no ignoró lo que estaba pasando en ese momento.

-¿Estás bien?- preguntó Saitama haciendo que Akane soltara una sonrisa algo triste mientras se sentaba en un banco.

-Sí... es solo que... siempre paso todos los años del festival con Shouya y no esperaba que este año fuera diferente...- dijo Akane con sinceridad haciendo que Saitama abriera un poco los ojos al darse cuenta de la situación.

Aparte de Shouya ella no tenía amigos.

-Bueno... al menos no estás sola ¿No?- dijo Saitama haciendo que Akane se sorprendiera y abriera ligeramente los labios.

-Yo... perdón por ser tan desagradable contigo. Y SÍ, también siento lo del balonazo- expresó el pelinegro con una mano en su nuca frotándosela, Akane pareció algo asombrada por un momento pero se recompuso.

-Te perdono- dijo Akane con una sonrisa.

-Gracias... Entonces que me dices ¿Amigos?- la pelirroja vio como Saitama le tendió la mano y no tardó mucho en responder el gesto con felicidad.

-Amigos...- 

BOOOOOM

Se escuchó una pequeña explosión que ocasionó que los dos chicos se voltearan viendo como los fuegos artificiales ya habían empezado.

Akane y Saitama contemplaron en silencio el evento, los dos observaban maravillados los fuegos con una pequeña sonrisa.

Al cabo de unos minutos los fuegos se acabaron y se escucharon vitoreos y gritos de emoción de las personas.

Los dos adolescentes de segundo año se miraron en silencio un par de segundos, hasta que de repente Akane extendió su mano en la que tenía su peluche hacia el pelinegro.

-Toma, te lo regalo. Considéralo una ofrenda de tregua- dijo Akane como acto de buena fe.

No es que Saitama fuera un gran fan de Pokémon, pero aún así aceptó el peluche dándole las gracias a la pelirroja, además él nunca negaría nada que fuera gratis. 

Shouya observó esta escena desde la distancia con una gran sonrisa en su rostro, tenía pensado volver para ver los fuegos artificiales con ellos pero no quiso interrumpir el momento que tenían los dos adolescentes.

Finalmente sus dos amigos ya eran amigos.

Finalmente consiguió que el inexpresivo Saitama tuviera una sonrisa plasmada en su cara.

Finalmente Akane ya no estaba tan sola.

_____________________

-¡Sigan así muchachos! ¡Con esta racha el Koushien solo será un juego para ustedes!- gritó Tougou hacia el equipo de béisbol que se encontraban en su banco habitual.


-¡¡¡SÍ ENTRENADOR!!!-


Un mes había pasado desde que nuestro protagonista se unió a este club, el tiempo pasó volando para todos sin excepción, acababan de tener un partido en su campo con otra escuela visitante y ganaron de forma aplastante. 


-¡Lo que hiciste al final fue una locura Saitama!-

-¡Cierto! ¡Gracias a ti ganamos!-

-Pfff... no fue para tanto...-

-¡No mates el momento de gloria de Saitama Ken!-

-Chúpame las bolas-


Todos los miembros del equipo vitorearon a Saitama que solo se rascó la nuca un poco avergonzado por tener tanta atención.

-¡Sin embargo no por eso quiero que se confíen! ¡Tienen que entrenar aún más duro si quieren lograr levantar esa copa! ¡¿Entendido?!- 


-¡¡¡SÍ!!!-



...



-¡Has estado genial Saitama!- dijo Shouya con emoción caminando junto con el mencionado y con Akane hacia los vestidores masculinos.

-Tampoco exageres...- dijo el inexpresivo adolescente con una gota de sudor en su cabeza.

-¡Pero Shouya tiene razón! ¡Jamás había visto a alguien moverse así!- exclamó Akane con estrellitas en sus ojos y un pequeño rubor en sus mejillas, la primera vez que vio a Saitama jugar realmente se sorprendió de su enorme talento, pero en este último partido pudo ver todo lo que el pelinegro podía ofrecer.

-Como digas... ¡Uff! ¡Qué calor! ¿Les importa esperarme hasta que me cambie?- dijo Saitama a lo que sus dos amigos asintieron.

Sin siquiera inmutarse o mostrar algo de vergüenza nuestro protagonista se quitó su camisa mostrando un abdomen y pectorales algo tonificados y se la puso alrededor de su cuello.

-Ahora vuelvo- informó Saitama.

-¡De acuerdo amigo!- dijo Shouya con su característica positividad.

El ojimarrón se retiró hacia los vestidores dejando a Katase y Akane solos.

-¿Entonces que opinas del nuevo capít... ¿Akane?- Shouya estaba a punto de hablarle a su amiga acerca de la serie que veían juntos llamada 'The Good Doctor', pero la pelirroja se encontraba con la mirada perdida y con un gran sonrojo en su rostro.

-Dios... Recuerdo que antes era muy delgado... pero ahora está más... ¡NO! ¡No pienses así de él!- Katase se estaba alejando lentamente de Akane al ver como esta hacía gestos raros y negaba con su cabeza todo tiempo.

Al cabo de unos minutos Saitama salió ya vestido y los tres continuaron su marcha hablando de cosas triviales, aunque la pelirroja solo se mantenía callada y estaba algo alejada de los dos chicos, a nuestro protagonista le pareció un poco rara la actitud de Akane.

Era como si los estuviera evitando.

Después de lo ocurrido en el festival los dos finalmente hicieron las paces y se hicieron amigos, realmente se sorprendió de lo mucho que tenían en común, siempre solían salir los tres juntos a algún sitio, a veces incluso ellos dos solos cuando Shouya no podía salir.

Claramente eso no quitaba que a veces discutían por tonterías mínimas, eso era un habito que nadie les podía arrebatar.

Pero últimamente Akane se comportaba un poco extraña cuando estaba él, a veces lo golpeaba sin razón alguna, se enfadaba cuando no salían ellos dos solos y a veces incluso se enojaba cuando Saitama no lo apoyaba si tenía alguna idea cuando salían, su amiga estaba teniendo esa actitud desde la semana pasada.

Nuestro protagonista ignoró ese comportamiento y siguió con lo suyo, lo que en verdad le preocupaba era que desde ayer Akane los había estado evitando, tanto a él como a Shouya cuando se acababan las clases, como si tuviera algo que ocultar.

Saitama tuvo la extraña sensación de que algo estaba pasando.

Pero un pequeño sonido alejó al ojimarrón de sus pensamientos, Akane tomó su teléfono y al cabo de unos segundos se expresión se volvió triste y oscura.

-C-Chicos m-me tengo que ir un momento... Continúen sin mí...-sin dejarles tiempo a responder a los dos pelinegros Akane se marchó a paso apresurado dejando a Saitama y a Shouya con expresiones preocupadas.

-Oye... ¿Tú sabes que le pasa?- le preguntó Saitama a Shouya que negó con la cabeza.

-No... desde ayer ha estado muy rara- exclamó el ojinegro bajando la mirada con algo de tristeza.

Saitama le puso una mano en el hombro a Shouya queriendo reconfortarlo, pocos segundos después los dos retomaron su andar hacia sus hogares.

______________


Akane se encontraba caminando hacia la parte de atrás del Instituto, dónde normalmente los profesores aparcaban sus autos y se reunían a charlar.

La bella ojiazul estaba andando con la mirada vacía y con ligeros temblores en su cuerpo, cómo si tuviera miedo de algo.

Cuando llegó a su destino Akane no pudo evitar sentir asco y repulsión ante la escena que estaba presenciando.



-¡D-Deja de tocarme!-

-¿Sí? ¿Y qué es lo que harás? Ambos sabemos que estás en la cuerda floja... Además ¿A quién creerían más? ¿A una don nadie que acaba de empezar a impartir clases o a un reconocido entrenador de béisbol?-

-Y-Yo...-

-¡Entrenador! ¡Ya déjela!-

Tougou se giró al escuchar esa voz y sonrió para sus adentros al ver que era Akane, haciendo caso a la pelirroja el hombre de mediana edad soltó a la pobre profesora que salió corriendo del lugar de inmediato con miedo.

-Ya te estabas tardando niña...- de repente el entrenador tomó con brusquedad uno de los pechos de la chica haciendo que ésta cerrara los ojos con fuerza y apretara sus puños.



Akane quería llorar y gritar en ese instante, quería alejarse de ese depravado con todas sus fuerzas, pero sabía que no debía hacerlo, así que solo se quedó callada, aguantando el brusco tacto que el hombre le daba a sus tetas.

Después de unos minutos Tougou dejó de manosear los pechos de la chica, con una sonrisa en su rostro chasqueó los dedos en la cara de Akane haciendo que ésta abriese los ojos rápidamente por el ruido del chasquido con algo de temor.

-De momento eso será todo niña... nos vemos otro día...- sin decir nada más el entrenador se alejó del escenario dejando a Akane sola.

La muchacha solo se quedó parada en ese mismo lugar durante unos minutos, todo su ser le rogaba que llorara, pero ella negó ese instinto casi de inmediato.


Debía ser fuerte.


Akane volvió a caminar hacia su nuevo destino con lentitud...

______________


-Disculpe... Quisiera ver a Aiko Suzuki...- Akane se encontraba en el Hospital de la Ciudad de Kioto, tras el horrible momento que acababa de pasar con ese viejo pervertido debía venir al hospital sí o sí.

-Claro, espere un momento- dijo la recepcioncita reconociendo a la ojiazul, ya era costumbre que la adolescente viniera casi 5 días a la semana al hospital a visitar a la misma persona, aunque tampoco la culpaba, ella en su lugar haría exactamente lo mismo.

Tras unos minutos de espera la recepcionista le dio el permiso a Akane haciendo que ésta asintiese y se adentrase en el hospital.


...


La pelirroja se encontraba frente a una puerta mientras respiraba pesadamente, tras calmarse unos segundos abrió el portal dejando ver a una mujer pelirroja acostada en la cama y conectada a una máquina.

Parecía estar en coma.

-Hola Mamá...- dijo Akane con tristeza mientras se sentaba al lado de su madre en una silla que se encontraba allí. 










-Yo... te extraño mucho Mamá... Te echo mucho de menos...-

_________________________

-Vamos allá...- se dijo a sí misma la ojiazul entrando a su casa, después de estar unas horas con su madre la pelirroja sintió que era el momento de volver a su hogar, a pesar de que no quería hacerlo.

Akane se adentró en la sala con sigilo intentando no hacer ningún ruido, ella no quería que él sepa que llegó tar...

-¿Dónde estabas niña de mierda?- Akane se giró con miedo viendo a un hombre castaño y gordo tumbado en el sofá con varias botellas de cerveza alrededor, parecía como si no hubiera bañado desde hace días.

-Y-Yo... lo siento mucho Papá. E-Estaba visitando a Mamá y...-

-¡ME IMPORTA UNA MIERDA QUE VISITES A ESA PUTA!- gritó de repente el hombre tomando a la chica del cabello y estampándola al suelo con fuerza haciendo que ésta gritase de dolor.

-¡P-PAPÁ! ¡ME DUELE!- 

-¡TE DIJE QUE A LAS CINCO TE QUERÍA EN CASA!-

-!P-PERDÓN! ¡N-NO LO VOLVERÉ A HACER!-

-Eso espero... sino despídete de tu privilegio de salir fuera con tus amiguitos- el castaño soltó a Akane haciendo que la chica se tomara la cabeza con sus manos por el dolor causado.

-¡Ahora vete a tu cuarto desgraciada!- no lo tuvo que repetir dos veces ya que la ojiazul corrió lo más rápido que pudo hacia su habitación.

El cuarto de Akane era algo pequeño, con paredes amarillas y algunas cosas básicas, como un armario, una cómoda y por supuesto una pequeña cama individual.

Apenas entrar a su cuarto la adolescente cerró la puerta rápidamente y se echó a su cama.


Así es la vida.


SNIF SNIF


La vida no tiene piedad con nadie.


Las lágrimas de la chica salían en grandes cantidades de sus ojos mojando sin querer su almohada que estaba abrazando con todas sus fuerzas.


Ni siquiera con los inocentes.










Odio mi vida.

E-En verdad la odio.

_______________________


YYYYYYYYYYYYYYY CORRRRRRRRRTEEEEEEEEEEE

SIUUUUUUUUU aquí está la primera parte de este sabroso (Two-shot) me quedó algo largo pero aún así estoy satisfecho XDDDD.

Como vieron les dije que no sería la típica historia de ntr, que suelen ser de 'Venganza a los Ntr' o solo de sexo y ya. A mi personalmente los de 'Vengaza a los Ntr' no me gustan demasiado.

¿Por qué?

Simple, la trama es esta, el chico culpa a la Waifu del NTR por no denunciar a la polícia por el abuso que está sufriendo y la Waifu se culpa a sí misma y el prota acaba con otra, en otras incluso torturan al violador y a la Waifu.

Osea mano, normalmente los Hentai Ntr no tienen sentido XDDD, solo están hechos para mostrar escenas de sexo, así que si decides darle un cerebro al prota para que se de cuenta de que su 'novia' podía denunciar a su violador, hay que darle un cerebro también a la Waifu ¿No?

También hay otros dónde ponen un OC que ayuda al prota a olvidar a su Waifu y a conseguir otra chichona.

¿Por qué no ayudas a la Waifu también en vez de dejarla sufriendo XDDD?

En fin.

Cómo les prometí quise hacer esta historia un poco diferente, dando contexto a las situaciones y creando una historia propia.

Tendría que dedicarme a hacer mangas de béisbol o hacer mangas de romance con Waifus del Ntr Nmms XDD.

Muchos se preguntarán porque escogí a Saitama y no a otro personaje... realmente solo me dieron ganas de ponerlo porque me pareció divertido XDDD nada más, podría haber puesto a cualquiera en verdad.

Hablando de Saitama, tuve que hacer un cambio en su actitud puesto que se trata de su versión adolescente y por ende este Saitama sí tiene más emociones que el que todos conocemos, aún así al principio me pareció que le faltaba algo...

Y eso era desarrollo.

Así que si se habrán dado cuenta Saitama es huérfano y salvo muy pocas personas que ve de vez en cuándo realmente no tiene nadie con quién hablar o alguien que le aconseje en su vida.

Para destruirlo más le puse tres chicos que lo molestaban casi diariamente.

¡PERO OJO!

Eso no significa que Saitama sea el típico llorón que se queja de su vida y se vuelve refachero de la nada, de hecho se menciona que Saitama se defiende de sus bullys si le intentaban golpear, además de que aunque lo niegue le gusta ayudar a la gente y lo hace por instinto XDDDD.

Aún así sigue siendo humano y también a veces se pregunta del porqué de las cosas e incluso se menciona que en el pasado solía llorar por sus desgracias, aunque luego se le quitó esa maña, claro que esta faceta no la verá nadie nunca, Saitama es algo reservado con sus pensamientos XDDD.

Ahora con Shouya realmente este prota del Ntr me cayó mucho mejor que los otros, puesto que en la obra original de su Ntr este si sospecha algo de su entrenador y le advierte a Akane, pero lamentablemente cuando quiso tomar cartas en el asunto Akane ya estaba perdida.

Mala suerte.

Akane menciona en la obra que Shouya es muy positivo y alegre, así que quise reflejarlo como el típico prota de shonen para mi deleite personal XDDDDD.

Con Tougou quise escribirlo como el típico profesor gruñón pero que se siente orgulloso de sus alumnos, para dejarles la sensación de que en esta historia no es tan mala persona para que luego se revele como el monstruo que es.

Sip.

Y ahora con el plato fuerte, que es Akane, quise escribirla como la típica chica educada y dulce pero que en verdad oculta su lado grosero y malhablado XDDD, también quiero mencionar que elegí este Ntr para escribir porque el diseño de Akane me parece buenísimo.

En mi opinión Akane es de las Waifus más bonitas que he visto, a pesar de que sea un Ntr XDDDD.

Si se dieron cuenta Akane es una persona un poco desconfiada hacia los demás y que tiene muchos problemas que prefiere ocultar para no preocupar a sus seres queridos, y eso se nota en la actitud de 'Estoy bien, no tengo problemas' que tiene.

Como vieron la escena del entrenador con Akane se repite pero en diferente contexto, normalmente en los Ntr la causa del porque la Waifu se vende suelen ser sin sentido con algunas excepciones, y además cuando es el caso de que se venden por tonterías no denuncian ni nada.

Lamentablemente así es la lógica de los dibujos porno chinos.

No se cómo el creador pudo crear tal monstruosidad.

Como curiosidad, cuando estaba escribiendo el momento que tiene Akane con el entrenador LES JURO que me dolía el pecho de tan solo escribirlo.

¡Y NI SIQUIERA PASÓ NADA GRAVE!

Ósea solo la manoseó y ya, pero aún así me dolió mucho escribir eso.

Soy muy cruel.

En esta primera parte Saitama fue más el protagonista, pero en la segunda parte se centrará más en Akane y se explicará del porqué hace lo que hace.

En fin eso sería todo, si tienen preguntas no duden en hacerlas.

¡¡¡ARRIVEDERCI!!!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top