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La fiesta parecía estar llegando a su punto más álgido, nuestro grupo de protagonistas se mezcló entre la multitud, cada uno en sus propios asuntos. Astrid aceptó el reto de Todd en una competencia de quién podría beber más tarros de hidromiel. Patapez tocaba su flauta muy contento con los demás vikingos que estaban encargados de que la música no faltase. Heather bailaba amenamente con los gemelos, hasta que vió su marca de la salvadora aparecer por sí sola; decidió dejarlo pasar y seguir disfrutando con sus amigos, quienes se estaban engullendo los bocaditos, mientras bailaban. Y los Jorgenson hacían "fuercitas" con Los Rompehuesos que querían medirse con ellos.
Cuando Hofferson ganó el reto contra Todd, puesto que el fornido vikingo se desmayó antes de volver a beber, se levantó esbozando una sonrisa arrogante y se alejó un poco del gentío. Ella sonrió de inmediato al ver a Hiccup observando la fiesta manteniéndose al margen, no dudó en acercarse a él cuando imitó su gesto.
-Recuérdame que tengo que agradecerles a los idiotas de los Jorgenson por decirme que son parte de mi familia.- le dijo sarcástico cuando ella llegaba a su lado.
-Sí, qué pedazo de información que nos hemos enterado hoy, ¿no?- opinó antes de apretar los labios en una fina línea, Haddock le alzó una ceja y la miró con curiosidad- Mientras hablabas con Valka, Todd nos ha puesto al tanto de todo y Spitelout sólo lo confirmó.- le reveló encogiéndose de hombros.
-Debo confesar que me alivia ahorrarme el tener que decírselos.- admitió rascando los cabellos de su nuca y mirándola de reojo.
-¿Cómo te sientes?- le cuestionó la rubia arrugando su expresión con preocupación.
-Muy raro. Pero estoy bien.- aclaró el castaño relajando su postura- ¿Y tú?- le devolvió la pregunta, mientras que inconscientemente y víctima de sus propios impulsos, levantó su mano izquierda y acarició con rapidez el flequillo de su amiga, quien se sonrojó ante el gesto.
-Muy rara.- confesó dedicándole una tímida sonrisa y luego ambos rieron.
-De seguro son por las ciruelas de la verdad.- afirmó el ojiverde confundiendo a la princesa.
-¿Las ciruelas de qué?- interrogó colocando sus manos en sus caderas.
-De la verdad.- repitió con una sonrisa burlesca- La fruta que sirvieron después del discurso de mamá. Cuando las comes es imposible evitar ser honesto.- informó cruzándose de brazos y alejándose un poco más de la multitud, Astrid no tardó mucho en seguirlo y hablar con más tranquilidad.
-Ah, claro.- murmuró para luego soltar un resoplido- No tenía ni la menor idea.- señaló ladeando la cabeza.
-¡Dioses! ¡Astrid Hofferson acaba de confesar que no sabía algo!- bromeó Hiccup con ella y la ojiazul rodó sus ojos antes de propinarle un puñetazo en su hombro, logrando que él lleve su mano a la zona golpeada- ¿Por qué siempre recurres a la violencia?- regañó reprimiendo un quejido.
-No es violencia, es comunicación.- se defendió la princesa esbozando una sonrisa arrogante. Después de un grato silencio entre ambos, decidió volver a sacar el tema que sabían que estaban evitando- Entonces... Eres un Rompehuesos.- dijo y comenzó a jugar con sus dedos distraídamente.
-Así parece.- respondió el guerrero alzándose sus hombros, tratando de restarle importancia.
-¿Quieres hablar de ello?- musitó ella suavemente enroscando sus dedos en la muñeca derecha del chico, en señal de apoyo. Gesto que el muchacho correspondió moviendo su mano para entrelazar sus dedos y reflejar en el verde de sus ojos una genuina gratitud.
-Por Thor, es que aún no puedo creerlo, todo lo que me ha dicho mamá acerca de nuestra familia, acerca de mi pasado, ha sido muy...- se detuvo para cavilar bien su siguiente palabra.
-¿Inesperado?- contribuyó la rubia en la búsqueda del adjetivo.
-Sí. Exacto.- concordó apretando con más fuerza su agarre- A pesar de la respuesta de mamá, aún me cuestiono por qué Bocón me mintió.- reveló desviando disgustado la mirada.
-Tal vez pensó que estaba protegiéndote.- ahora fue Hofferson quien desvió su vista con nerviosismo, mientras cambiaba el peso de su cuerpo sobre un solo pie.
Fue un movimiento fugaz, casi imperceptible, pero no pasó desaparecido para el ojiverde.
-¿Tú lo sabías?- se atrevió a preguntar haciéndole caso a su intuición.
-No...- negó de inmediato, sin embargo, su titubeo logró que Haddock entre cierre sus ojos con recelo- Pero lo sospechaba.- admitió ella en un hilo de voz y su corazón se estrujó al sentir el gélido aire chocar contra su piel cuando Hiccup soltó su mano.
-¿Y no me dijiste?- interrogó con un claro tono de disconformidad.
-¿Y qué querías que te dijera, Hiccup? ¿Que tenía el presentimiento de que, de hecho, eres lo mismo que prometiste destruir?- se defendió cruzándose de brazos, como siempre lo hacía cada vez que sus escudos que le brindaban seguridad se veían amenazados. Esa amenaza tiene nombre y apellido: Hiccup Haddock.- Confieso que en algún momento sopesé mucho en decirte, pero...- trató de dar sus argumentos, pero el chico la interrumpió.
-Pero callaste.- le reprochó enojado y cerrando sus puños.
-El mejor escenario era que hubieras pensado que estaba loca. El peor escenario era romperte el corazón.- dijo con una voz apagada, mientras su expresión se arrugaba de la tristeza.
-Es obvio que eres la experta en romperme el corazón.- contestó el ojiverde decepcionado, antes de darle la espalda y alejarse lo más rápido posible.
-Hiccup, espera.- pidió la princesa en un inútil intento de detenerlo; no obstante, Haddock solo la ignoró y siguió con su camino- Mierda.- murmuró al estar completamente sola.
∞ ∞ ∞
Por otro lado de aquella aldea en medio del bosque, el príncipe heredero de Galadawn hablaba solo, mejor dicho, ensayaba lo que planeaba decirle a cierta jovencita pelirroja con un mechón negro y una peculiar marca en el inicio del antebrazo. El rubio practicaba entre balbuceos y titubeos, teniendo siempre en mente a aquella chica que se ha robado el protagonismo de sus pensamientos y lograba que su corazón galope como un caballo desenfrenado cada vez que la veía.
-Yo pensé que íbamos progresando, luego vino mi posesión y ahora te sientes incómoda conmigo. ¡Lo entiendo! Traté de enviarte a otro reino, o eso creo, y...- decía dándole la espalda a la fiesta, hasta que una voz que reconoció al instante le hizo dar un respingo.
-¡Patapez!- lo llamó Heather cuando se acercó a él y el susodicho giró a verla asustado- ¿Con quién estabas hablando?- cuestionó desconcertada al no ver a nadie más.
-¡Con nadie! No, absolutamente, nadie.- chilló rápidamente, víctima de sus nervios y comenzó a jugar con sus dedos delante de él- De hecho, estaba a punto de buscarte. Yo solo quería recordarte que lo que pasó en el Antiguo Berk no fue mi intención, yo...- la incipiente seguridad que surgía en su pecho, desapareció al mismo tiempo en que Heather lo interrumpió.
-Ví cómo mataste a tu hermano.- informó la pelirroja cruzándose de brazos y con voz severa, logrando que el rubio entre en un fugaz estado de shock.
-¿Cuándo?- logró pronunciar Patapez después de unos segundos.
-Cuando quise besart... Cuando pude sacar al demonio.- se corrigió de inmediato la salvadora.
-Te dije que de niño estaba enfermo, debí decir poseído.- aclaró él en medio de un incómodo carraspeo- Mi hermano era mi héroe, lo amaba más que nadie.- añadió nostálgico acomodando su gorro en un sobreesfuerzo de mantener la postura.
-¿Entonces no fuiste tú quien mató a tu hermano y tampoco eras tú en Antigüo Berk?- interrogó escéptica, mientras alzaba una ceja.
-¡Era mi cuerpo, pero no era yo!- exclamó vehemente y la chica levantó el mentón.
-¿Y quién eres?- volvió a cuestionar de forma neutra.
-Supongo...- sus ojos se desviaron apenados de los de ella. Se tomó un tiempo para respirar y volvió a conectar el verde contra verde- Supongo que aún trato de averiguarlo.- contestó determinante y alzando la barbilla, demostrando su orgullo de librar una de las peleas más eternas y duras de los seres humanos.
-Está bien. Avísame cuando lo sepas.- respondió la chica suavizando su mirada y dedicándole una comprensiva sonrisa.
Aquella sonrisa despertó nuevamente las esperanzas del rubio, quien comenzó a sentir calor en su mejillas cuando quedó perdido en el bosque de su mirada.
-Será, ejem, será mejor que ayude a Camicazi a evitar que Patán y los gemelos sigan arrasando con la mesa de los bocaditos.- dijo a gran velocidad entre pequeñas trabas por sus nervios y pasó por su lado para alejarse lo más pronto posible de ahí.
-Disfruta de la fiesta.- logró decirle risueña, antes de perderlo de vista.
Sin embargo, cuando iba a regresar a la fiesta, sus ojos ahora divisaban a cierta princesa recargada en un árbol lejano, se notaba que estaba frustrada, confundida e incluso algo lastimada. Heather frunció los labios cavilando sus opciones: su corazón le decía que vaya a consolarla, mientras que su razón le recordaba que debía mantener la distancia.
Pero, ¿quién le hace caso a la razón hoy en día?
¡Hola hola, genteeeeeeee!
Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 🤎
¿Qué les pareció el momento de Hiccstrid? ¿Qué tal esos roces entre Patapez y Heather? ¿Será que Hiccup y Astrid arreglen su situación? Pista: estamos a nada de sus confesiones. 😆
Bueno, eso es todo por hoy...
¡Nos leemos pronto! 💖
A_Hiccstrid
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