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-¡Mierda!- bramó Astrid alejándose resignada de las rejas que las mantenían cautivas en un pequeño cuarto de madera. Sin embargo, luego de tomarse unos segundos para escudriñar las varas de hierro que estaban volviéndose sus enemigas, volvió a patearlas en otro inútil intento por salir.

-Los vas a enojar más, rubia.- le comentó Brutilda, quien estaba recargada de forma indiferente contra una pared de la pequeña cabaña.

La princesa lanzó un bajo gruñido al separarse nuevamente de las rejas y pasar desesperadamente sus manos por sus descuidados y despeinados cabellos, los cuales a duras penas mantenían viva sus características trenzas unidas detrás de su cabeza.

-¿Qué es lo que le van a hacer?- se cuestionó en un tembloroso susurro mirando al piso.

Quedaba claro para el otro par de féminas de quién hablaba.

-Estoy segura de que estará bien.- se animó Heather a afirmar, ganándose la atención de ambas rubias, en especial, la de Hofferson.

-¿Cómo es posible que estés segura de eso?- le interrogó con un toque de ironía.

-No sé, pero es algo que todos dicen siempre.- respondió la pelirroja encogiéndose de hombros, mientras subía tímidamente su mano para acomodar un mechón que se había soltado de su trenza.

-¡Esta gente se pone cráneos como máscaras!- le recordó la ojiazul frunciendo el entrecejo.

-Y les queda muy bien, ¿a mí se me verá así de cool con una de esas?- cuestionó la gemela, siendo ignorada por ambas, quienes sólo se sostenían las miradas entre ellas.

-¡Van a matarlo!- volvió a exclamar la princesa.

-¿Te digo algo, Astrid?- la calmada voz de la ojiverde contrastó con la alterada que proyectaba Hofferson- Yo creo que el amor es la fuerza más poderosa del universo.- opinó con una leve sonrisa y Brutilda tuvo que morder su labio inferior para reprimir su risa al ver la reacción facial de Astrid.

-¿Qué cosa?- murmuró anonadada la princesa ladrando un poco la cabeza, esperando haberse equivocado y que la chica no haya soltado una frase cursi en medio de su situación.

-Dije que el amor es la fuerza más poderosa del universo.- repitió Berserker ignorando por completo la indignación que recorría el cuerpo de la princesa como si fuera su propia sangre o venas- Así es como sé que salvaremos a Eret.- añadió convencida.

Ahora Thorton tuvo que llevar sus manos hacia su boca para no soltar una carcajada por su gran estupidez.

-¿Estás hablando en serio?- preguntó Astrid incrédula, lo joven trataba con todas sus fuerzas controlar las abominables ganas de abofetear su rostro para hacerla despertar y regresarla a la absurda realidad- Carajo, mi mejor amigo está siendo torturado justo ahora, ¿y tú quieres hablarme sobre amor?- reprochó cruzándose de brazos y clavándole su hacha con su filosa mirada.

-Esto se va a poner bueno.- musitó la otra rubia por lo bajo, mientras se deslizaba por la pared en la que estaba apoyada y terminaba sentada de piernas cruzadas, con una expectante mirada hacia las protagonistas del próximo espectáculo.

-Yo solo digo que entiendo por lo que estás pasando.- se defendió la salvadora manteniendo su serenidad.

-Ay, claro, porque te revolcaste en el pasto con mi hermano un par de veces.- soltó con rabia y sarcasmo- ¡Hiccup es mi...! Somos amigos.- se corrigió luego de una pausa al darse cuenta que iba a revelar lo que el castaño era en verdad para ella.

-Por favor, no sigas engañándote. Sabes cómo te ve siempre, te protege, se preocupa por ti, ¡vino con nosotros por ti, carajo!- discrepó la ojiverde de inmediato, sin poder ocultar su ímpetu- Fingimos que no sabemos, a veces nos convencemos que no sabemos, pero en el fondo lo sabemos.- agregó, claramente, refiriéndose a los sentimientos que reprimían hacia el otro.

Astrid, en un desesperado intento por conseguir algo de apoyo, miró a Brutilda esperando que contradiga a Heather.

-No puedo refutarla, hermana. No cuando ella tiene razón.- se negó al verse observada. La princesa soltó un resignado suspiro.

-Me siento muy mal por él, por amar a alguien que no puedo amarlo de vuelta.- señaló Berserker sosteniendo su mirada sobre la aludida, quien sintió una nueva ola de ira azotándola ante la falsa declaración.

-No sabes una mierda sobre mí.- arremetió de inmediato- O de él.- añadió.

-Tienes razón, tal vez no los conozco lo suficiente.- aceptó ella con simpleza y luego sonrió de lado- Pero sí sé cómo saldremos de aquí.- insinuó y sacó de su manga la Varita Suprema que llevaba escondida.

Ambas ojiazul no evitaron separar sus labios por el asombro.

∞ ∞ ∞

Antes de que Spitelout tuviera si quiera la oportunidad de abrir su boca y preguntar por qué carajos había dicho "dragones", pues se suponía que estás magníficas criaturas no se dejaban ver y, sobre todo, estaban extintas hace unos años; pero Valka volvió a hablar.

-La armadura mágica. ¿La encontraste?- cuestionó y él sólo negó algo aturdido- ¿Dónde está Ragnar ahora?- volvió a preguntar con curiosidad.

-No lo sé.- soltó el pelinegro en un frustrado suspiro, desviando fugazmente su vista por la agonía de no tener una respuesta sensata- Él se sacrificó para darnos tiempo de huir cuando unos muy salvajes dragones nos encontraron, pero no sé si logro sobrevivir. Alvin y yo seguimos el camino de regreso a Nuevo Berk, pero tan solo un par de días después, unos trolls nos emboscaron y nos separamos. Tampoco sé si él logró escapar.- relató con la voz cargada de culpa y preocupación.

-¿Él está con los trolls, entonces?- preguntó la castaña en un hilo de voz.

-Si es que aún está vivo.- respondió el ojiazul decaído.

∞ ∞ ∞

-Ya me cansé de esperar.- se dijo así misma Camicazi cuando la paciencia se le agotó, así que buscó su varita en el bolsillo de su vestido y se dió con la ingrata sorpresa de que ya no la tenía. Rápidamente pensó en Heather, quien fue la última en estar a su costado- ¡Ay, mierda!- exclamó enojada.

∞ ∞ ∞

-Creo que casi lo tengo.- aseguró la cocinera del grupo apuntando a la cerradura de las rejas que las mantenían prisioneras- ¿Salí Gadú?- recitó titubeante, pues ni siquiera sabía si era un hechizo que existía.

-¿Se te acaba de ocurrir?- interrogó Hofferson a su lado, mientras entrecerraba sus ojos y la ojiverde le sonría con nerviosismo.

-Sigue intentando, tal vez en unos cuantos años, encuentres el verdadero hechizo.- se burló Thorton a unos pasos detrás de ellas.

Heather rodó los ojos, decidió ignorarlas y volvió a mirar con determinación hacia su objetivo.

-Salí Gadú.- volvió a recitar, esta vez con seguridad, y fue sorpresa para las tres que ahora sí logró derribar las rejas.

-¡Muévanse, ya!- ordenó Astrid luego de unos segundos que se quedaron congeladas de la impresión. Sin embargo, ella recordó cuál era su motivo para salir con rapidez de su prisión y fue la primera en correr. Cuando llegaron nuevamente al centro de la aldea, las rubias tomaron sus armas, las cuales los Rompehuesos habían apilado contra un árbol, mientras que Heather se quedó con la Varita Suprema. Una vez que estuvieron armadas, las jóvenes formaron una especie de círculo chocando sus espaldas.

-No queremos herir a nadie y nadie quiere salir herido.- les dijo la salvadora a los vikingos que las rodearon, todos alertas a sus reacciones y listos para atacar.

-Los voy a herir si es necesario.- aseguró la princesa mirándolos con rabia.

-Y les va a doler, ella es excelente causándole dolor físico a las personas.- advirtió Brutilda con una cínica sonrisa de admiración.

-Sólo queremos a nuestro amigo. ¡¿Dónde está?!- exigió Astrid.

-¡Aquí estoy!- la voz del Haddock se alzó entre la multitud y Astrid giró hacia él para verlo atado e inmovilizado contra el tronco de un árbol. La rubia abrió una salida entre los Rompehuesos que la rodeaban y, empuñando con una fuerza férrea su hacha, se acercó a Todd, pues era el que estaba custodiando a su mejor amigo.

-¡Suéltenlo!- le gritó entre dientes.

-Creo que no podemos hacer eso, no sin el permiso de nuestra Jefa.- le respondió tranquilamente el fornido vikingo.

-¡Voy a derretir tu cara, Todd!- trató de intimidar Heather con la varita en alto al ver que Astrid no conseguía nada. Sin embargo, ahora la siniestra calma del aludido se enfocó en ella.

-Tenemos un dicho para las personas con amenazas vacías: Son máscaras perfectas.- contestó con una sonrisa arrogante y le arrebata la varita. Otros dos vikingos se acercaron a Brutilda y Astrid para también quitarles sus armas; a esta última la agarraron con brusquedad para llevar sus manos a su espalda e Hiccup se retuerce enojado.

-¡Hey, cuida cómo la tocas, idiota!- le gritó enfurecido, mientras se desamarra las manos con discreción.

Unos pausados aplausos lograron causar un sepulcral silencio entre todos, las miradas se desviaron hacia donde provenían y cayeron en cuenta que la Jefa caminaba lentamente hacia ellos; la ojiverde dejó de aplaudir cuando se detuvo frente a Hofferson.

-Aplaudo tu espíritu, princesa...- le dijo mientras cursaban sus miradas desafiantes e Hiccup divisó una daga en la cintura de Todd- Pero deberías relajarte.- terminó esbozando una hipócrita sonrisa.

Fue ese instante en el que Hiccup logra desatarse, coge con gran velocidad la daga de Todd y se coloca detrás de Valka para poder poner la hoja de metal contra la piel de su cuello.

-Estuve esperando esto desde hace mucho tiempo.- gruñó contra su oído.

-Qué adorable.- soltó la mujer en un bufido para después moverse con rapidez, tomarlo del brazo y jalarlo hacia delante haciendo que el menor suelte la daga y caiga con brusquedad frente a ella. El castaño soltó un quejido por el dolor en su espalda, pero se reincorporó de inmediato colocándose de pie frente a ella- ¡Vamos, ven aquí!- lo provocó con soberbia y él volvió a gruñir.

Fue Hiccup quien lanzó el primer golpe, Valka logró bloquearlo a duras penas e intentaba devolver el ataque; ambos disputaban una pelea muy feroz y pareja, hasta que ella consigue someterlo de rodillas.

-¡Basta! ¡Ya, por favor!- gritó Astrid desesperada tratando de soltarse del vikingo que aún la retenía con fuerza, no importaba si lastima a sus muñecas en el proceso, tenía que ayudarlo; Hiccup volteó a verla preocupado y Valka aprovechó para tomarlo de los hombros y empujarlo contra el suelo. Se colocó sobre él, toma la daga a unos pocos metros de ella y, cuando estuvo dispuesta a terminar con su vida, sus orbes esmeraldas divisaron aquella cicatriz.

-No es posible.- susurró en un volumen casi inaudible mirando con asombro al chico debajo de ella.

-¡Déjalo!- volvió a exigir Astrid.

El desgarrador grito de la rubia hizo reaccionar a Valka, quien se levantó rápidamente, retrocediendo un par de pasos torpemente, e Hiccup se pone de inmediato de pie mirándola desconcertado. Todos los presentes veían anonadados esperando las próximas palabras de la Jefa.

-Llévalo a mi cabaña.- le pidió a Todd señalando con su cabeza a Hiccup y, otra vez, fue la primera en dejar la multitud.
































































¡Hola hola, genteeeeeeee!

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 💛

Sí, sé que tardé unos días en actualizar, pero les pido que no se sorprendan cuando lo haga más seguido, porque los tiempos sí me dan jugando en contra y cuando deseo ponerme a escribir, estoy tan cansada que me cuesta un poquito 🤭.

Sin embargo, me gustaría muchísimo que me vayan comentando si les está gustando la historia, cómo les pareció este capítulo, qué creen que va a pasar en los siguientes capítulos. Los estaré leyendo con mucho gusto 👀.

Bueno, eso es todo por hoy...

¡Nos leemos pronto! 💗







































































































A_Hiccstrid

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