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Los obligaron a caminar unos minutos por el denso bosque, unos estaban atentos a todos los movimientos de sus captores, mientras que otros estaban concentrados en no peinarse sobre los pantalones. Llegaron a una fortaleza hecha de madera, curiosamente no tenían torres para vigías, sólo parecía ser un mediano muro para limitar su espacio; los hicieron cruzar la entrada y se percataron que en la materia de los árboles habían calaveras amarradas a los troncos.
Y, claro, también notaron todas las cabañas que conformaban un pueblo, pero ante lo intimidantes huesos, ese detalle era lo de menos.
-Spitelout.- un alto y fornido vikingo se abrió paso entre la multitud que se había formado a su alrededor y se acercó al pelinegro que, por el momento, lideraba la formación del equipo.
-Hey, Todd, ¿qué tal han estado?- Jorgenson trató de actuar con naturalidad, pero como única respuesta sintió su mejilla izquierda arder como el mismísimo Helheim.
El movimiento fue tan rápido que ni se dió cuenta del puñetazo, sólo las dolorosas consecuencias.
-¡Por Loki, esto se está volviendo interesante!- exclamó Brutacio emocionado.
-¡Y te mereces más por traicionarnos!- gritó el tal Todd, sin embargo, cuando se preparaba para noquear al ojiazul, una impetuosa voz femenina se alzó.
-¡Suficiente! Compórtate, Todd.- los rehenes y los Rompehuesos desviaron su mirada hacia la mujer que salía de la cabaña más grande. Era una mujer adulta, de cabello castaño y largo peinado en una especie de un par de trenzas y los ojos verdes. Ella caminó hasta colocarse frente a Spitelout- Ya te imaginarás mi sorpresa cuando Todd volvió y me dijo que vió a un grupo de Nuevo Berk conformado por un viejo, 7 niños y un imbécil que se veía igual a Spitelout Jorgenson.- le habló con voz peligrosamente pausada y calmada.
-Y ustedes mataron a ese viejo.- replicó Brutilda en un bramido defendiendo a su difunto mentor.
-Entenderás que nuestras medidas se han vuelto un poco más ofensivas al no tener una barrera mágica para protegernos, ni siquiera un ejército.- la mujer sólo desvió fugazmente su vista hacia la gemela y luego volvió a enfocarla en el hombre frente a ella- Estamos olvidados.- agregó entre dientes.
-Y lo siento muchísimo. Pero tengo que contarte muchas cosas.- se disculpó rápidamente el ojiazul, pero no conseguía apaciguar el fuego voraz expandiendo la rabia en el cuerpo de aquella imponente mujer.
-Llévenselo a mi cabaña y asegúrense de que no escape.- ordenó ella y dos vikingos se llevaron al sujeto en medio de protestas.
-¿Qué hay de los otros?- intervino Todd viendo con desdén al grupo de jóvenes y a la hechicera que iba con ellos- ¿Los quieres vivos o vamos preparando la hoguera?- cuestionó con una desquiciada sonrisa.
Aquella interrogante prendió las alarmas en la princesa, quien no tardó en dar unos pasos al frente.
-Soy Astrid Hofferson de Nuevo Berk.- reveló con solemnidad, firmeza y diplomacia; sin embargo, mientras Hiccup reprimió una sonrisa al verla actuar de esa forma, Camicazi negó temerosa con la cabeza- Soy la hija de la reina Lagertha.- añadió y la hechicera se golpeó la frente con su propia palma.
-Jovencita, aquí ningún título te servirá como escudo. El único título que vale aquí es el mío: soy la Jefa.- le contestó la castaña de inmediato.
-Mi hermano fue capturado de nuestro castillo.- la ignoró Astrid. Le importaba una mierda si ser princesa le servía o no, sólo quería tratar de negociar.
-¿Estás acusándonos?- reclamó la Jefa exagerando una expresión de sorpresa- No, espera, un momento. No fuimos nosotros, ¿cierto?- se giró hacia Todd, quien seguía a su costado.
-No, no fuimos.- negó él seriamente.
-No fuimos nosotros.- aclaró la ojiverde de inmediato frunciendo el entrecejo nuevamente hacia la rubia, quien rodó los ojos con hastío.
-Sabemos que fueron los sirvientes de la bruja, con ayuda de un dragón.- informó Astrid, los Rompehuesos murmuran entre ellos y Valka apretó sus labios junto con sus puños- Nos dirigimos más allá del Mar Destrozado a rescatarlo.- decretó cruzándose de brazos, pero las carcajadas que soltaron aquellos vikingos la desconcertaron.
-Es una misión suicida.- rió brevemente la castaña.
-Si nos dejas ir, estoy segura de que mi madre les pagará el favor.- volvió a ignorar el desafortunado comentario- Y puedes quedarte con Spitelout, es un sujeto muy odioso.- añadió alzándose de hombros.
-¡Oye!- escuchó el reclamo de Patán a sus espaldas para defender a su padre.
-No pierdas tu tiempo, Ast, no tienen ni un poco de misericordia.- intervino Hiccup en un arrebato, lanzándole una gélida y penetrante mirada a la Jefa.
Tras sus palabras, un tenso silencio inundó en la pequeña aldea, la mujer mantuvo la mirada sobre Hiccup por mucho tiempo, lo cual inquietó a Astrid. Por otro lado, Heather miró disimuladamente la Varita Suprema que sobresalía de uno de los bolsillos de Camicazi, así que con la sutileza, discreción y agilidad de un gato, la tomó entre sus dedos y la escondió rápidamente entre su brazo y la tela de sus ropas.
-Lleven a esos 3 jóvenes a una celda, a las señoritas en otra y a la mujer enciérrenla sola.- ordenó la ojiverde con autoridad, sin despegar sus ojos cual bosque de los esmeraldas del joven- Pero a él déjenlo aquí.- sentenció estremeciendo a la princesa, quien no tardó en protestar.
-¿Qué? ¡No!- exclamó exaltada, pero antes de que pueda dar un paso hacia ella, dos vikingos la tomaron por los brazos y empezaron a arrastrarla lejos, mientras que Haddock sólo mantenía su postura estoica, como Bocón le habría dicho que le hubiera gustado a su padre verlo imponente ante un adversario- ¡¿Qué le van a hacer?!- seguía gritando ella tratando de soltarse.
-Nos vamos a divertir.- le sonrió la Jefa de lado.
-¡No! ¡Suéltenme! ¡Suéltenme!- exigía la ojiazul, retorciéndose con ferocidad, pero aquellos musculosos vikingos lograron sacarla del lugar.
-Ya sabes qué hacer.- fue lo último que le dijo la Jefa a Todd, antes de darle una última mirada al castaño y darse media vuelta para alejarse.
∞ ∞ ∞
-Déjame decirte que te ves radiante, los años no te han envejecido.- fue lo primero que le dijo Spitelout cuando ingresó a su cabaña.
-Tu sí te ves más viejo.- arremetió la mujer severamente, pero con un atisbo de sonrisa en sus labios.
-Auch, directo al ego, cuñada.- expresó él con exagerado dolor, mientras llevaba una mano a su pecho.
-No te atrevas a llamarme así.- amenazó levantando un dedo acusador hacia él y lo fulminaba con la mirada- Nos abandonaste, dijiste que hablarías con Ragnar y Lagertha para que nos perdonen, pero solo nos han dejado olvidados para pagar el castigo que Estoico estuvo dispuesto a condenarnos para sobrevivir.- señaló furiosa y entre dientes, mientras se acercaba lentamente a él.
-No me recuerdes lo que hizo mi medio hermano por su gente, yo estuve ahí.- bramó Jorgenson devuelta- Valka, por los dioses, ni siquiera tuvimos tiempo de respirar después de derrotar a Grimmel; tuvimos que hacer muchas cosas para que Nuevo Berk surja y luego Ragnar, Alvin y yo fuimos a buscar la...- empezó a explicar, pero la mujer lo interrumpió.
-Coraza Draconiana.- completó ella colocando sus manos en sus caderas y alzando una ceja.
-¿Cómo lo sabes?- interrogó él entrecerrando sus ojos.
-Vivimos en el bosque y los rumores corren rápido.- contestó con obviedad rodando los ojos, pero luego esbozó una arrogante sonrisa- Además, los dragones escuchan.- añadió enigmática y confundiendo al pelinegro.
¿Acaso ella dijo dragones?
¡Hola hola, genteeeeeeee!
Espero que les haya gustado este segundo capítulo de hoy, ambos los hice con mucho cariño para ustedes 🖤.
Dios, estos muchachos salen de un problema para meterse a otro. Al menos, Valka ya ha hecho su aparición en esta historia, ¿creen que estemos cerca de conocer qué le pasó a nuestro querido Estoico? ¿Cómo será el reencuentro de madre e hijo?
Bueno, eso es todo por hoy...
¡Nos leemos pronto! 🤍
A_Hiccstrid
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