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Nuestro grupo de protagonistas subía la montaña bajo la torrencial lluvia hacia un imponente castillo que se ubicaba en la cima como toda una impenetrable fortaleza abandonada. De repente, ya cerca de su objetivo, Camicazi resbala con la tierra hecha barro y cae de rodillas.

-Déjame ayudarte.- le dijo Astrid al acercarse y ayudarla a ponerse de pie.

-No podemos entrar.- la mayor tomó con preocupación el brazo de la joven princesa, mientras detenía a todos el equipo- ¿No lo ven? Esto es lo que la bruja quiere.- señaló entre dientes.

-Debemos meter a Patapez dentro o morirá.- arremetió Heather señalándoles la fortaleza que tenían a unos pocos metros al frente.

-Y no será el único. ¡No hay nada alrededor en kilómetros!- gritó Spitelout.

-Esta fortaleza fue el bastión del tirano más cruel de su época: Grimmel, el grimoso.- informó la hechicera empezando a caminar de nuevo y el resto la seguía.

Hofferson sintió una opresión en su pecho al descubrir que aquel fue el hogar de su déspota abuelo.

-Sí. O como lo llama Astrid: el abuelo.- se burló Patán, ganándose de paso una gélida mirada de parte de Hiccup.

Caminaron solo unos minutos más hasta que llegaron al lóbrego castillo. Los gemelos, maravillados con la idea de explorar un lugar tan digno de ser obra de Loki, utilizaron su fuerza como nunca para abrir las oxidadas rejas y el paso para sus amigos. Cuando ya todo el equipo estuvo dentro de la fortaleza, Astrid aún estaba bajo las rejas del patio frontal, se tomó su tiempo para respirar con calma y luego caminó hasta traspasar la puerta de hierro principal, ella daba pasos de forma parsimoniosa, miraba a todo a su alrededor con férrea atención y, mientras analizaba el macabro lugar, las últimas palabras que su madre le dijo antes de partir, azotaron su mente.

-No será fácil escuchar esto, pero debes hacerlo. La sangre de Grimmel, su espíritu, sobrevivió. En mí, en tu hermano y... En ti.- resonó la voz de Lagertha en su consciencia y un miedo alarmante la invadió.

-¡Oye, preciosa!- el llamado de Patán la sacó de su miedos y lo vió- ¿Qué esperas? Estamos en el tenebroso salón del trono.- le indicó y ella asintió, antes de seguirlo.

Tenía que dejar aquellos pensamientos atrás, porque estaba segura que jamás sería como su abuelo.

Jamás.

∞ ∞ ∞

Spitelout fue el encargado de aprovechar las cadenas que aún estaban postradas contra el suelo que está justo a pocos metros frente al oscuro y siniestro trono que le perteneció a Grimmel.

-Lo siento, amigo.- se disculpó el Jorgenson mayor con el príncipe cuando cerró las últimas esposa alrededor de su muñeca derecha. De esa forma, el rubio tenía sus dos muñecas y sus dos tobillos encadenados al suelo, por lo que sólo podía estar arrodillado, puesto que no podría ponerse de pie por el parco largo de las cadenas.

-¿Para qué crees que las usaba?- le cuestionó el ojiverde a duras penas, mirando las esposas que lo retenían.

-Grimmel sabía disfrutar.- se limitó a contestar el hombre y Heather, quien estaba arrodillada al lado de ambos, lo miró completamente disgustada.

-¿Cómo me veo?- preguntó Ingerman a la pelirroja.

-Como un dragón agonizando.- respondió ella sonriendo apenada.

El heredero de Galadawn le correspondió aquella sonrisa, pero casi al instante la borró, porque primero tosió fuertemente para finalmente retorcerse y expulsar un poco de sangre por su boca. Heather acarició su espalda mostrando algo de consuelo, mientras el resto del grupo lo miraron con pesar.

-Me va a pasar lo que les pasó a Bocón y a sus guardias.- les musitó entre quejidos- Y ustedes tendrán que detenerme antes de que...- no quiso terminar su oración y miró con temor a la chica a su lado.

-¿Qué?- la ojiverde lo incitó a seguir, pero él sólo negó- ¿Qué es lo que Bocón iba a hacerme?- exigió saber, mientras se ponía de pie y daba un paso hacia delante, enfrentando a Camicazi.

-Lo que Grimmel empezó cuando eras bebé.- contestó la mujer sentada sobre el trono.

-El ritual para desterrar tu alma a un reino de perpetuo sufrimiento. - reveló finalmente Patapez captando otra vez la atención de Berserker- Sólo la fuerza Camicazi pudo detenerlo. Ella destruyó a Grimmel, te rescató y salvó al mundo.- relató un brevísimo resumen.

-¿Y luego qué?- intervino Brutilda mirando a la aludida.

-¿No hubo fiesta de celebración?- quiso saber Brutacio también en dirección de la burglar.

-Bueno, sí, todos terminados ebrios.- confesó la hechicera esbozando una ligera sonrisa- Aunque no duró muchos días la celebración, luego descubrimos aquí, en este mismo castillo, unos pergaminos que contenían más información de la profecía.- añadió cultivando intriga en el equipo, en especial, de los más jóvenes.

-¿Más información?- repitió Hiccup inquisitivo.

-Al parecer, Grimmel decidió ocultar un punto clave en la profecía de la salvadora, seguro creía que deshaciéndose de ella apenas nazca, el resto ya no tendría sentido.- dedujo Camicazi encogiéndose de hombros.

-¡Y qué es lo que ignoramos, mujer, habla ya!- exclamó Patán al borde del suspenso.

-Cuando la guerra se desate entre la magia blanca y la negra, la salvadora no peleará sola, sino que tendrá dos protectores que lucharán a su lado para protegerla. Ellos están denominados como los Protectores de la Magia. Uno digno de activar y poseer la armadura mágica de la Coraza Draconiana y otro con el alma más pura para ser capaz de entrenar y montar dragones.- relató desbordando la curiosidad y fantasía en el grupo.

-¿Dragones dijiste?- preguntó Haddock totalmente atraído por aquella parte de la profecía.

-Amigo, los dragones están extintos.- le recordó Brutacio con obviedad.

-Eso no es cierto.- discrepó Camicazi de inmediato- Hace muchos años, cuando la mayoría de su especie logró librarse del control de la magia oscura que los dominaba, los dragones, siguiendo su naturaleza independiente y salvaje, optaron por ocultarse de los humanos y así nació la leyenda del Mundo Oculto, un lugar donde habitan lejos de nosotros.- informó y un brillo aparecía en los vívidos ojos verdes del castaño.

-¡Un segundo! Soy lenta y me perdí.- habló Tilda alzando su mano- ¿Cómo que la magia oscura dominaba a los dragones?- interrogó extrañada.

-Bueno, su especie fue creada a raíz de magia negra.- contestó con simpleza la ojiazul- Nacieron como criaturas malignas, pero ellos mismos se liberaron del mandato de los líderes oscuros y ya no sirven a nadie más que a los de su especie.- añadió solemne.

Sin embargo, antes de que alguien hablara nuevamente sobre la profecía de la salvadora y sus protectores, Patapez volvió a toser sangre y, nuevamente, fue el centro de atención.

-¿Y no tienes algún hechizo? ¿Tú podrías...?- le preguntó Hofferson a la hechicera, mientras hacía gestos "mágicos" con sus manos.

-Explotar sus entrañas. Un momento del dolor más intolerable jamás causado, seguido de la muerte.- respondió ella.

-Bueno, ya. Sólo podías haber dicho que no.- bufó rodando los ojos y luego los fijó fríamente en Spitelout- Todo esto es tu culpa.

-Disculpa, ¿por qué dices eso?- cuestionó el mencionado frunciendo el entrecejo.

-¡Nos enviaste a una estúpida búsqueda de un estúpido artefacto que ni siquiera existe!- señaló la rubia enojada- Y ahora estamos en un castillo embrujado y Eret está a medio mundo de distancia.- agregó entre dientes.

-¡Claro! Eret, tu querido hermano.- contestó el hombre con sarcasmo- Y mientras, tu prometido Patas de Pececito es devastado por un demonio.- señaló al ojiverde, quien jadeaba estrepitosamente.

-Por favor, no digas devastado.- pidió Patapez por lo bajo.

Aquellas fueron las últimas palabras que se pronunciaron, antes de que un sepulcral silencio invada aquel salón del trono. Pasaron las horas y entraron al anochecer, asaron la carne que los gemelos lograron hurtar de las bolsas que colgaban de los caballos y ahora comían cada uno sentado por su lado. Heather estaba todavía arrodillada junto a Ingerman, Camicazi lo observaba con atención mientras comía sobre el trono, Patán jugaba con la comida con los Thorton, su padre comía plácidamente algo apartado y Astrid miraba a un desanimado Hiccup, quien estaba sentado a las escaleras del trono.

-¿Cuánto le queda?- preguntó Haddock a la mujer que estaba por sobre su hombro derecho- Antes de perderlo.- añadió al no recibir respuesta.

-No mucho. En algún momento después de la media noche, perderá el control.- contestó con un atisbo de tristeza en la voz.

Justo después, Astrid dejó su comida en el suelo y suspiró hondo antes de hablar.

-Ya sabemos qué tenemos que hacer.- habló firmemente captando la atención de todos y la pelirroja se levanta al oírla-  ¿Qué fue lo último que Bocón te pidió que hicieras?- cuestionó a su mejor amigo, quien endureció su mirada cuando la miró para responder.

-Matarlo.- soltó en una voz gutural- Es el príncipe de Galadawn, se armará una guerra.- le recordó bruscamente.

-Ya sabíamos que no debía venir y ahora tengo que decidir entre salvar a Eret y esperar a que Patapez se convierta en una especie de monstruo.- argumentó la princesa tratando de buscar una salida rápida al problema y bloqueando todo tipo de relación emocional que tenga con el príncipe.

-Oigan, deberían poner eso en sus votos.- se burló Patán.

-¡Bodas de sangre!- exclamó Brutacio muy entusiasmado, mientras miraba sonriente y  con ilusión al techo, mientras separaba sus manos abiertas frente a su rostro.

-Hey, ese sería un gran título para un libro, hermano.- habló Brutilda dándole un codazo, no tan amistoso, al rubio que terminó en el suelo.

-Ella tiene razón.- intervino Patapez levantando por fin su mirada para verlos- Tuve una experiencia así una vez, sé que no soy lo bastante fuerte para resistirlo, no quiero lastimarlos... Pero lo haré.- sentenció al final severamente.

-Si su alteza tiene tanta prisa, debería hacerlo ella misma.- arremetió Berserker contra Hofferson, quien tomó rápidamente su hacha de su espalda.

-¿No crees que no lo haré?- cuestionó desafiante dando un paso hacia ella.

-Yo no.- habló el Jorgenson mayor- Matar a alguien que no está tratando de matarte, no es algo fácil de hacer.- dijo e Hiccup posó su mirada en él por unos instantes.

-Por favor...- Heather se volteó hacia Camicazi- Eres la hechicera más poderosa con vida, tú destruiste a Grimmel, ¡tiene que haber algo que puedas hacer!- rogó desesperada.

-Cuando era joven, más o menos a tu edad, Grimmel era listo y curioso, era una gran promesa para ser un gran rey...- empezó a relatar- Sin embargo, fue secuestrado por miembros de una olvidada y muy antigua secta: La Orden del Dragón...- de repente, sonaron relámpagos estruendosos de la tormenta- La bruja Sersi lo quebró, convirtiéndolo a sus retorcidas creencias y dotándolo con grandes poderes.- terminó apretando sus manos en puños.

-¿Qué tipo de poderes?- se animó el castaño del grupo a preguntar.

-Magia oscura.- respondió con rapidez- El punto es que La Orden del Dragón practicaba magia prohibida contra la naturaleza, si un hechizo existe que puede extraer este tipo de maldad, creo que sé dónde podría encontrarlo.- les informó con una sonrisa de lado.

Tal vez Patapez si tiene salvación después de todo.


































































¡Hola hola, genteeeeeeee!

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 💙

Qué capítulo tan cargado de intensidad y emociones, ¿no? Ya tenemos el segundo dato de la profecía en que relata la existencia de "Los Protectores de la Magia", parte que nos interesa, porque le corresponde al Hiccstrid y, por ello, es el título de esta historia.

Además, las cosas se complican cada vez más para todos nuestros protagonistas y siguen las discusiones entre todos. Sin embargo, ahora todos deberán trabajar para no tener otra víctima de la magia oscura que los rodea.

Y, por último, hay un pequeño guiño a un libro real que es "Bodas de Sangre" de Federico García Lorca. Es solo un pequeño dato que quería mencionar y no dejarlo pasar simplemente.

Bueno, eso es todo por hoy...

¡Nos leemos pronto! 🥰





















































































A_Hiccstrid

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