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Minutos antes...

Mientras que nuestro grupo de nuevos amigos llegaron al mismo abismo que se anteponía a la barrera, Spitelout los guío hacia la Gran Entrada, justo en el lugar donde sí se hallaba un hermoso puente de mármol para llegar al otro lado.

Todos cruzaron con calma sobre sus caballos y se creó un gran hueco en la barrera para dejarlos salir. Sin embargo, se llevaron una gran sorpresa al ver la base de vigilancia completamente vacía.

-Oye, Torsti viejito, creí que habías dicho que aquí habían guardias del castillo.- comentó Brutilda con desilusión.

-La armería está intacta, si escaparon fue rápido.- opinó Hiccup en cuanto entró a una de las pequeñas construcciones que estaban a los lados de la entrada.

-Oigan...- dijo cierto rubio, pero nadie le tomó atención.

-Jamás abandonarían su puesto.- defendió el más viejo del grupo a sus colegas ante el comentario de Haddock.

-¡Oigan!- los volvió a llamar Brutacio con más ímpetu y, esta vez, sí captó la atención de todos- Miren esto. Pintaron el muro con pintura roja y nos dejaron un mensajito, de repente ya no tenían más cartas para un correo.- les señaló un muro cerca de las construcciones.

-No creo que sea pintura, Brutacio.- musitó Astrid, quien al igual que Hiccup, había bajado de su caballo para inspeccionar el lugar.

-Nos paramos en el umbral...- intervino el príncipe aún sobre su caballo y la princesa lo vió sorprendida de que sepa dracónico, pero le asintió para que siga leyendo- Contemplamos el vacío, somos testigos de su gloria. Él es el eterno, el sanador de mundos...- se detuvo cuando un sismo los sacudió, pero luego se detuvo y continuó- Mientras despierta de su sueño inmortal en las profundidades, el heraldo vendrá.- terminó y, esta vez, un terremoto inició.

El grupo trató no tambalear, pero el movimiento fue demasiado fuerte, hasta que de un momento a otro, se detuvo.

-¡Dilo otra vez!- pidió el gemelo emocionado tras unos minutos de un intranquilo silencio y todos se miraban desconcertados.

Los demás suspiraron antes de seguir con su camino.

∞ ∞ ∞

-¿Estoy viendo bien?- cuestionó Hofferson al grupo cuando cabalgaban a campo abierto y vieron a cierta pelirroja caminar a unos metros de ellos.

-Hay que admirar que es persistente.- rió su mejor amigo.

-No, va a terminar muerta. ¡Hey!- refutó la rubia, antes de gritarle y apresurar a su caballo para llegar a ella- Oye, ¿qué te dije?- le preguntó en un tono severo.

-¡Tú no me mandas, princesa!- Helga se giró para encararla- Aquí afuera no.- aclaró ante la mirada de burla de los Jorgenson.

-Me cae bien. ¿Si nos la quedamos? Además, cocina delicioso.- intervino Patán con diversión.

-¡Cállate, Patán!- le gritaron ambas mujeres en dispuesta y su padre rió.

-No hay tiempo para sus peleas sin sentido.- habló un enojado Torsteinn- Eret no tiene tiempo, no me interesa si se caen bien o no, ahora todos estamos en esto y acá fuera, en el mundo más allá de la barrera, si no están despiertos en todo momento, ¡les juro que no sobrevivirán!... ¡Ahg!- justo cuando el mayor terminó su emotivo discurso, una flecha impactó en su espalda y la atravesó. El impacto fue directo en el corazón y murió al instante cayendo del caballo.

Los jóvenes se sobresaltaron y asustaron para ver que detrás de ellos había un grupo armado.

-¡Rompehuesos!- les advirtió Spitelout, antes de mover las riendas de su caballo y alejarse con él, el resto no tardó en imitarlo, mientras que Helga los miraba sin saber qué hacer.

Astrid rodó los ojos y le ofreció su mano.

-¿En serio? ¡Gracias!- agradeció la ojiverde, mientras tomaba su mano extendida y era ayudada a subir en el equino.

-¡Justo por esto no puedes venir con nosotros!- regañó la ojiazul.

A pesar de que sus caballos corrían lo más rápido posible, fueron alcanzados por los equinos del grupo que los perseguían. Hiccup no tardó en lanzarles pequeñas navajas que tenía en su compartimiento, Astrid hubiera deseado ayudarlo con su arco y flechas, pero teniendo a Helga detrás de ella, no era posible.

El pelinegro adulto era quien lideraba la huída, sacó su hacha cuando vió que un Rompehuesos lo había alcanzado, chocaron metales un par de veces hasta que el rufián habló.

-¡¿Spitelout?!- lo nombró y el aludido dió un respingo- ¡Se suponía que estabas muerto!- dijo y él tragó grueso.

-No soy yo, amigo, te confundes con alguien más.- contestó nervioso.

Con el gran objetivo de que nadie llegue a escuchar su conversación, Jorgenson volvió a atacarlo con su hacha, en este intento, logró derribarlo. Pero no pudo celebrar su hazaña, pues se dió cuenta que frente a ellos había otro acantilado al lado de otro río.

-¡¿Qué hacemos, qué hacemos, qué hacemos?!- chillaba Patapez aterrado.

Los demás esperaron una respuesta por parte del, ahora, mayor y más experimentado del grupo, pero este no respondió. No tuvieron de otra que seguir montando hasta caer del risco.

-¡Siiiiii!- exclamaron los Thorton al caer, mientras que en el borde los Rompehuesos celebraron su muerte al verlos desaparecer en las aguas.

∞ ∞ ∞

-¡Eso estuvo de locos!- gritó Brutilda una vez salieron del agua ayudando a su caballos, el único que asintió entusiasmado fue su hermano, quien exprimía todo el agua posible de sus rastas.

-¡Va a la lista de las mejores sensaciones en esta jodida vida!- anunció feliz.

-Será mejor que no montemos por un tramo a los caballos.- intervino Hiccup acariciando el hocico de su equino- Deben estar cansados de esa persecución, aturdidos por la caída y el golpe y todo eso. Además, estamos mojados.- enumeró y los demás asintieron.

Cada quien tomó las riendas de su caballo y caminaron a sus lados regresando al sendero.

-Quería pedirte disculpas por cómo me comporté en la fiesta, fui infantil y...- Astrid quiso pedirle perdón a Patapez cuando estuvo caminando con él a su lado, pero el rubio la interrumpió.

-No, tranquila, entiendo que no quieras casarte con alguien que apenas conoces; yo tampoco estaba contento.- confesó el príncipe.

-¿Ah, no?- cuestionó la ojiazul fingiendo estar ofendida.

-Bueno, eres una persona muy hermosa, pero creo que debes estar enamorado antes de comprometerte a pasar el resto de tu vida con alguien.- argumentó nerviosamente el muchacho y ella rió amargamente antes de volver a lanzar otra pregunta.

-¿Y nuestra responsabilidad de unir al Gran Reino?- soltó en un suspiro.

-Algún día tú y yo estaremos a cargo y, cuando llegue ese día, no tendremos que hacer las cosas como nuestros padres.- respondió él con simpleza.

∞ ∞ ∞

Un par de días pasaron, en ese transcurso del tiempo, Spitelout fue encargado de llevar al grupo de jóvenes al hogar de Camicazi que mencionó la reina. Justo observaron unas contrucciones de vigilancia, fue cuando todos bajaron de sus caballos y supieron que habían llegado.

-¿Seguro que este es la aldea que mencionó mi madre?- interrogó Astrid con desconfianza al ver que la entrada estaba completamente desolada.

-Princesa, esta es la entrada a Bog Burglar.- aseguró Jorgenson.

-¿Y a dónde se fueron los vigías?- habló Hiccup mirando a todos lados.

Patán y los gemelos iban a adelantarse a cruzar la entrada de la aldea, pero una mujer castaña y de ojos azules se les adelantó y redondeando los 50 años; se paró en medio de la entrada para evitar su paso.

-¡Perfecto! Sólo esto me faltaba.- se quejó la hermosa mujer mirándolos despectivamente.

-¿Qué pasó aquí?- le preguntó rápidamente Hiccup.

-Mucho.- también le contestó de inmediato ella cruzándose de brazos- Y si no tienen cuidado, les pasará lo mismo.- añadió en modo de advertencia.

-Buscamos a la hechicera Camicazi.- intervino Astrid dando un paso al frente y captando la atención de la castaña- Mi nombre es Astrid Hofferson, mi madre es Lagertha, me envió para buscarte. Me dijo que hace años se unieron y pudieron derrotar a la magia oscura, el mundo lo necesita otra vez. Necesita la magia blanca.- informó, mientras aquella mujer la analizaba de arriba a abajo con la mirada.

-Que entre.- pidió otra voz detrás de la hostil anfitriona- Es quien dice ser, Alexa.- anunció otra mujer rubia y de ojos azules de unos 54 años, quien salía detrás de ella.

-¿Cómo lo sabes?- interrogó con desconfianza su hermana.

-Porque me recuerda a su madre.- contestó con una amplia sonrisa,   acercándose a la princesa, quien también sonrió al darse cuenta de que era ella a quien buscaban. Estaban frente a Camicazi, la última hechicera.

-Mi hermano, Eret, fue secuestrado por un...- quiso informar Astrid, pero no sabía con exactitud qué fue lo que se llevó a su hermano, así que la otra ojiazul habló por ella.

-Dragón.- reveló Camicazi alterando al grupo.

-¿Dijo dragón?- preguntó Patapez.

-Tu hermano está vivo. Es prisionero de la bruja Sersi, quien habita más allá del Mar Destrozado. Los monstruo que fueron a Nuevo Berk son sus sirvientes.- les informó la hechicera severamente.

-¿Dijiste más allá del Mar Destrozado?- le preguntó Spitelout y ella asintió- Mierda.- gruñó.

-¿Qué?- cuestionó Hofferson.

-Princesa, he viajado por todo el mundo, he visto muchas maravillas, pero no conozco a nadie que haya cruzado el Mar Destrozado, los mapas terminan ahí.- le dijo frustrado el pelinegro.

-Y hacia allá tenemos que ir, más allá del borde del mundo. Es la única forma de...- Camicazi iba a convencerlos que esa era su destino, pero la persona al final del grupo llamó mucho su atención, tanto que no pudo seguir hablando para contemplarla con asombro.

La hechicera relamió sus labios antes de acercarse a la aturdida ojiverde, pues ahora era el centro de atención de todos.

-¿Qué estás haciendo?- interrogó algo alterada cuando Camicazi estuvo al frente de ella, tomó su brazo derecho y, aprovechando que tenía un vestido de manga corta, posó su mano sobre la cara interna de su antebrazo y luego la quitó; para sorpresa de todos, ahora se encontraba un distintivo símbolo vikingo como si de un tatuaje se tratara.

-No deberías estar aquí, pero me alegra mucho verte, Heather.- saludó ella con una sonrisa de lado, antes de volver a pasar su mano por su antebrazo y ocuktar de nuevo aquella marca.

-¿En serio dijo...?- Astrid ni siquiera pudo acabar su pregunta por la impresión.

-No, estás equivocada. ¡Ese no es mi nombre! Yo no soy...- la cocinera llevó sus manos a su pecho y se detuvo antes de completar su oración- Yo no soy nadie.- declaró con desilusión.

-Tú eres Heather Berserker, futura emperatriz, poderosa hechicera de todos los reinos y eres la última esperanza contra el mal que viene a destruirnos a todos. Eres la salvadora.- decretó Camicazi con autoridad y firmeza.

-¿Qué?- fue lo único que atinó a decir la joven en disputa, ¿quién dijo que era?
























































¡Hola hola, genteeeeeeee!

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 🤍

¡La primera gran bomba ha detonado!

Helga es Heather; Heather el Helga. Estoy segura que casi nadie lo sospechó, porque absolutamente nadie comentó en algún capítulo la posibilidad de ello y eso me agrada bastante. Significa que pude ocultar bien a la salvadora y quería que fuera una gran sorpresa para la historia.

Ojalá le haya gustado esa sorpresa, al igual que su marca nórdica, me encantó el diseño y el significado. (Ustedes sólo imaginen que está en su antebrazo y no en el dorso de la mano, por favor)

Y sólo me quedan 2 cosas por decir, antes de irme rápido a la universidad:

1. Si este capítulo llega a 20 votos, la próxima semana habrá doble actualización. Y, por favor, denme el crédito de la sorpresa, nadie se lo esperaba JAJAJAJA.

2. El día de ayer inicié otra vez un nuevo ciclo de la universidad y hemos empezado con fuerza 🙃, así que es posible (no estoy diciendo que vaya a pasar necesariamente) las actualizaciones se demoren un poquito más. Sin embargo, tengo un buen colchón de capítulos ya escritos, espero que me ayuden a mantener el ritmo, si no es así, me esperarán un poco más de lo debido.

Bueno, eso es todo por hoy...

¡Nos leemos pronto! ❤️‍🔥











































































































A_Hiccstrid

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